¿Qué dirán Ludmila, Aurora, Nelly,
Angélica? ¿Qué será de sus 14 pequeños que las acompañaron en la huelga de
hambre para arrancar libertades democráticas a la dictadura militar?
En vísperas de la Navidad de 1977,
retomando la tradición de conseguir amnistía política para presos y perseguidos
y ante una tramposa convocatoria a elecciones generales, las esposas de mineros
bolivianos en Catavi y Siglo XX, desafiando la modorra de las fiestas,
organizaron un masivo ayuno para reclamar por la libertad de los presos
políticos y el retorno de los exiliados.
En el sexenio 1946-52 fueron las movimientistas
las que lucharon por una amnistía de Noche Buena; por doce años, de 1952 al 64,
lo hicieron las mujeres falangistas. Luego tocó luchar contra las militares
¿Podrían hoy las familiares de los opositores perseguidos atreverse a una
acción similar? ¿Cómo las calificaría García Linera? ¿“Sirvientas del
imperialismo”? ¿Les daría Evo Morales una audiencia?
¿Cómo reaccionaría Gringo Gonzales
ante el arzobispo que abrió la sede para albergarlas? ¿Diría que los curas y
monjas que apoyaban ese ayuno deberían ocuparse de sus parroquias y no de
política? ¿Respetaría Carlos Romero a las iglesias que cobijaron cientos de
huelguistas? ¿Ordenaría sacarlos violentamente? ¿Qué maskin tape compraría
Sacha Llorenti para callar a Xavier Albó?
¿Son “traficantes de la muerte”
diría Gisela López a los médicos y enfermeras que atendían a los cientos de
huelguistas, mientras el movimiento se extendía por todo el país? ¿Cuál sería
el rol de Teresa Zubieta, apoyar a quienes luchan por más democracia o firmar
la Acción Popular para criminalizar las protestas de los galenos?
¿Podría mediar en el conflicto
Gabriela Montaño o reiteraría que “no es no” y cerraría toda vía al diálogo,
igual que Susana Rivero, igual que Adriana Salvatierra? ¿Tendrían alguna
esperanza de volver los expulsados en estos once años?
¿Qué nueva frase de odio saldría del
Ministerio de Comunicación? ¿Les dirían periodistas de pacotilla a reporteros
de El Cóndor, Fides, Altiplano que trasmitían comunicados de los huelguistas?
¿Qué calificativo le esperaría a Página Siete si, como Presencia, recibiría a
los de Derechos Humanos en huelga de hambre?
¿Acaso no fueron perdonados
guerrilleros que habían puesto bombas, otros que fueron combatientes? ¿Por qué
condenaron a Leopoldo Fernández sin examinar los extremos de los provocadores
en la masacre del Porvenir? ¡Le sería más fácil ser amnistiado en el siglo
pasado que en el socialismo Siglo XXI!
¿Por qué no hay perdón para los
acusados de una conspiración que nadie pudo probar en un proceso perverso?
¿Podrían sus familiares ocupar la catedral de Santa Cruz, esperar un rasgo de
compasión?
¿Se atrevería Joan Manuel Serrat a
firmar la carta de adhesión de artistas en todo el mundo apoyando a los
ayunadores bolivianos? ¿Lo acusarían de colonialista? ¿Podrían las
organizaciones kataristas denunciar al Pacto Militar cocalero y abrir otro
piquete?
¿Qué rol cumpliría el jefe policial oculto
en una concentración partidaria? ¿Se excusarían de reprimir, como hicieron
policías de los 70 o diría alguna otra estupidez como en los últimos días?
Tantas preguntas inútiles.
Ellos olvidan la Historia, yo no. ¿Y
vos?