lunes, 26 de marzo de 2018

Coca y chutos


Publicado en El Deber
 250318
            El Presidente Evo Morales anunció “mano dura” contra los contrabandistas después del asesinato de funcionarios públicos que apoyaban el decomiso de vehículos ingresados ilegalmente a Bolivia por la frontera con Chile. Mano dura, más armas, endurecimiento de las penas por estos delitos.
            Sin embargo, poco o nada se dice de la demanda de los llamados “chutos” que los pobladores contemplan cotidianamente en zonas rojas como Challapata en el este del Departamento de Oruro y, sobre todo, en las zonas productoras de coca.
            En el Chapare habría que indagar quiénes compran estos autos, con qué dinero, quiénes son los intermediarios, cómo llegan desde Sabaya hasta la selva.    El corazón estratégico en la geopolítica continental es un rostro sin ley.
            En los Yungas paceños también proliferan los cocales, no sólo en las zonas tradicionales de Coripata o en La Asunta o en los sembradíos pequeños que tenían las familias, sino en los cerros, en los antiguos espacios forestales, en las viejas huertas frutales.
            En Yanacachi, en Chulumani, Puente Villa, en las comunidades y pequeños poblados no se consiguen naranjas o limas; por ahí asoma alguna plantación de café, y caen plátanos podridos, crecidos sin prevención de plagas. Las plazas están invadidas por gremiales que venden todo tipo de plásticos. Los locales de comida carecen de control sanitario y pululan enjambres de moscas y mosquitos en los recorridos.
            Impresiona en todas las zonas cocaleras la cantidad de vehículos chutos. Si el Chapare ya es un espacio capturado por los grupos del para-poder y sin presencia estatal, Sud Yungas está en el mismo peligro. La Policía Nacional, los agentes de tránsito, y también los fiscales, contemplan impotentes cómo el más fuerte impone sus deseos.
            Un turista puede demorar hasta una hora en ingresar al centro del pueblo de Chulumani porque hay chutos en todos los rincones, estacionados al gusto del cliente, con frecuencia con gente ebria en su interior. Los viejos vecinos ya ni se quejan, “así nomás es”; mientras los desperdicios cubren el trayecto y los olores alejan toda gana de disfrutar lo que fue un refugio para nuestros abuelos.
            Llama la atención la falta de normativa en las gasolineras; de hecho, hay más de una construida a medias como tantas obras de esta década. Los vehículos legales no encuentran combustible en lunes en la mañana porque los chuteros cargaron todo el fin de semana.

EL DESARROLLO SALVAJE

            Hace algunos años, organizaciones no gubernamentales con respaldo del gobierno central intentaron mejorar las condiciones de la vida cotidiana en Los Yungas, la zona que está en el imaginario paceño como proveedora de cítricos, café, té y de paisajes paradisiacos.
            Hasta los años ochenta, la coca era un producto más. La represión desmedida- que terminó con el linchamiento de policías en Chulumani-, las vejaciones a productores de coca y a sus esposas y familias- la ineficaz política de sustitución de plantaciones y otros intentos, han dejado a la zona más afectada. Actualmente se murmura del crecimiento de plantaciones de marihuana, invadiendo inclusive haciendas privadas.
            Los antiguos vecinos, los más letrados, han partido a otros destinos. Los más débiles ven cómo otros toman sus tierras, sus caseríos.
            ¿Hacia dónde va ese modo de vida?
            En los indicadores de Desarrollo Humano, de Salud, de Educación, no aparecen mejoras visibles. En cambio, los poblados han perdido su placidez, su opción de ser grandes ofertas turísticas como han logrado otros pueblos, como Toro Toro o Curahuara de Carangas.
            Una falsa idea de la acumulación inmediata, del goce diario sin pensar en el futuro, del consumismo como idea de progreso, y de hacer lo que se quiere sin respetar la norma- siguiendo el ejemplo de las máximas autoridades- está hipotecando el futuro de los Yungas.

NADIE INVESTIGA

            Es prohibido parquear un vehículo chuto en la plaza central de Coroico y la Intendenta, una decidida afroyungueña, toca su pito de advertencia si alguien se atreve a ingresar con una vagoneta indocumentada. No puede hacer nada más, no es su función investigar el origen de los vehículos. Sólo quiere que en su pueblo se vea más orden.
            En cambio, en otra capital, la de Sud Yungas, Chulumani, hay ocho o nueve chutos por uno con placa, cuya legalidad tampoco es segura porque entre los conductores se prestan esos latones que sacan y ponen sin dificultad. Es una máscara para poder salir a la ciudad; en los caminos vecinales nadie controla.
            Una profesora maneja su vagoneta chuta aunque es consciente que es algo ilegal y que es un mal ejemplo. Cuenta que la compró en U$ 2.000 en frontera y que el mediador la trajo desde Pisiga, pagando en la tranca de Koani en la carretera Oruro- La Paz U$ 200. Después la ingresó por Quime, dando algunos pesos en las trancas interprovinciales, Inquisivi, por Cajuata, Irupana, Chulumani.
            La mayoría de los vehículos llegan hasta Caranavi y al norte paceño, a otros poblados benianos. Hay como “un acuerdo” de manejar ahí sin legalidad y con un “compromiso” de no salir de la zona.
            Es difícil de entender por qué el Estado Plurinacional convive con esas expresiones que no sólo le restan ingresos económicos, sino que son la fachada de otros negocios más oscuros.
            En Chulumani prefieren no hablar mucho, ni los policías y no está abierta la Fiscalía. ¿Qué hace la Autoridad de Hidrocarburos? ¿Quiénes son los dueños de las gasolineras?
            Lo único cierto es que los sábados las canchas de pasto sintético financiadas por el Ministerio de la Presidencia y el programa “Evo Cumple” están llenas de autos chutos.
            ¿Alguna autoridad pondrá el cascabel al gato?



viernes, 23 de marzo de 2018

EVO, UN SIMPLE MORTAL


            ¡Pobre esa madre gestante! Está obligada a contemplar la cara de Evo Morales cada que desayuna los yogurts de Lacteosbol que recibe por al subsidio prenatal. Una acción social que antes del estado plurinacional era más restringida, pero a la vez sin ningún culto a la personalidad del presidente de turno.
            Cada usuario del Teleférico se debe tragar la figura sombreada del dirigente de los cocaleros del Chapare, repetida decenas de veces en los vagones, en las plataformas de ingreso, en las noticias sobre acontecimientos o festejos. Desde las marchas por el 21F también se desplegó un inmenso afiche que bordea la principal avenida que une el casco urbano con Obrajes. ¿Qué más colocarán ahora en los nuevos tramos? Ningún alcalde de La Paz puso su sonrisa para acompañar todas las mejoras en la Avenida del Poeta, ahora desarbolizada y destrozada por el sistema de cables.
            En el complejo de ministerios del antiguo edificio de correos cuelga otra gigantografía con Evo de azul entremezclando las ansias por la causa marítima con el color del oficialista Movimiento al Socialismo. Desde varias esquinas y callejuelas se divisa el rostro de Morales, feliz.
            En cambio, desparecieron los letreros en la carretera a Sud Yungas porque fracasó el trabajo de los militares para mejorarla. Unos menos entre decenas de estampitas engrandecidas acompañando obras que antes del 2006 cumplían los municipios autónomos.
            Una falla notoria es la fotografía que tapa la fachada del Ministerio de Defensa en la histórica Plaza Abaroa cuyo centenario en 2017 nadie recordó. Ahí, se ve a un hombre con notorio sobrepeso que sobre sale de la camisa, muy distante del deportista que desea gimnasio y sauna en su palacio.
            Decenas de edificaciones llevan su nombre. Llama la atención el caso de colegios, incluso hace poco se inauguró uno como escuela Álvaro García Linera. Hasta el 2005 era prohibido rendir esos elogios a personas vivas, menos si eran autoridades. ¿Qué será de esa normativa, cuándo la anuló el Ministerio de Educación?
            Este culto al Jefazo es propio de regímenes no democráticos. Nadie encuentra poses de Ángela Merkel en los despachos oficiales alemanes. Ni siquiera una figura épica como Fidel Castro aprobó estatuas o bardas con su recuerdo.
            Quieren hacer creer que Evo Morales es un semi dios, olvidando su naturaleza humana, tan frágil como cualquiera, tan polvo como los otros mortales. No está a salvo de accidentes ni de epidemias, como Hugo Chávez o Tancredo Neves. ¿Quién lo reemplazará entonces?
            También se intenta impulsar un neo mesianismo olvidando los trágicos finales de esas experiencias en el continente como el brasileño Antonio el Conselheiro o los cristeros mexicanos. En otra ocasión detallaremos cómo de mal les fue a los mesianismos indígenas en estas tierras.
            ¿Cuánto costará borrar todas esas caritas después del cambio de gobierno el 2020?
¿Qué impuestos serán destinados a sacar las plaquetas? Como dijo Luis Carlos Galán, los pueblos recuerdan a los políticos que cambian estructuras, no a los que más se retratan.

sábado, 17 de marzo de 2018

TRENES FANTASMAS


            ¿Por qué en los planes del Estado Plurinacional no ingresa el transporte ferroviario? ¿Por qué en los informes del Presidente Evo Morales no se toca el estado de las ferroviarias históricas? ¿Qué pasó con la Empresa Nacional de Ferrocarriles, la única de las capitalizadas que dejó de interesar al gobierno desde 2006?
            En alguna otra ocasión ya formulé esta pregunta que preocupa a pocos bolivianos; los partidos políticos no tienen una propuesta al respecto. La historia de los trenes en Bolivia tiene más sombras que luces, a pesar de su enorme importancia desde 1870 a 1930 para la exportación de la plata, del estaño y de los minerales que daban de comer al país, también de petróleo hasta los años 50, en menor medida de productos agropecuarios y de pasajeros.
            Las empresas privadas, principalmente la Bolivian Railway, complementaron sus inversiones en trochas y estaciones con la plantación de eucaliptos en diferentes poblaciones del altiplano, en La Paz, en Oruro, en Potosí, en Cochabamba que hoy aún son espacios verdes. También crearon barrios rodeados de jardines y en algunos casos de centros deportivos, como en la Avenida Vázquez de La Paz, en Uyuni, en Uncía.
            Los ferroviarios se convirtieron en la triada más importante del proletariado ilustrado en las duras luchas de los años 40, junto a mineros y a fabriles y hasta 1987 mantuvieron un puesto central en las organizaciones sindicales nacionales. El apoyo de los ferroviarios en más de una ocasión definió una victoria obrera.
            Entre 1956 y 1964 el Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR, nacionalizó la empresa inglesa y creó ENFE, aunque no era parte de su programa en 1952. El deterioró del sistema ferroviario por la crisis de precios en los minerales, la competencia de las carreteras y otros asuntos fue heredado por la empresa boliviana.
            En 1985, quebrada y casi en pedazos- los viajeros podían comprobar ese extremo- ENFE, en sus dos ramas, la andina y la oriental, fue capitalizada por sucesivos grupos empresariales de Estados Unidos y de Chile, en un proceso que fue trasmitido por la televisión y ampliamente difundido.
            En algún momento, ya durante el régimen del Movimiento Al Socialismo, MAS, la red oriental pasó a manos de Carlos Gil Ramírez, empresario paraguayo venezolano ligado al poder chavista, quien amplió poco a poco su poder económico en Bolivia. En los informes oficiales, del 22 de enero y del 6 de agosto no se habla del tema, como sí se dan cifras sobre caminos, aeropuertos, comunicaciones.
            Recién en el informe presidencial de este año, Morales se refirió al transporte ferroviario, concretamente a la vía férrea Montero- Bulo Bulo, sin decir nada del cobro de los envíos de YPFB, cifras analizadas por Francesco Zarrati, uno de los pocos preocupados en este vacío. Morales habló del Tren Bioceánico sin indicar cómo pasará por Bolivia, quién será el dueño del negocio.
            La Agenda 2025 tampoco da importancia a los trenes, pero dice: “Bolivia no recibe propinas a cambio de regalar su petróleo, su gas, sus minerales, su agua, sus bosques y su biodiversidad. Bolivia es un país que se hace respetar”.
            Mensaje que aparentemente no toca a las empresas venezolanas, como tampoco importa a las chinas o a las rusas.

PELIGROSOS PURITANISMOS



            Desde hace unos meses el mundo contempla el surgimiento de peligrosos puritanismos envueltos con papel celofán, aparentemente correctos, desde campañas del neofeminismo, las sectas disputando el poder político en Latinoamérica, la era Trump y el fortalecimiento de los sectores derechistas europeos.
            Contemplamos resultados perversos, quizá porque las luchas por los derechos de las mujeres y por los derechos de las minorías llevaron el péndulo a extremos o porque no consideraron otras sensibilidades o porque se asumió que los derechos de un grupo podían o debían estar por encima de los demás. Hay datos duros y dolorosos como el creciente número de feminicidios e infanticidios- en una disputa por ser cada vez más sádicos y salvajes- pero no hay respuestas convincentes para explicar ese espiral.
            Las últimas campañas feministas para denunciar el acoso sexual y laboral están acompañadas por discursos alarmantes que hacen pensar en el fin del amor atávico heterosexual, los espacios para la seducción y el coqueteo, el romanticismo. No sólo hay preocupación entre las filósofas francesas o mujeres fantásticas como Catherine Deneuve, sino entre hombres que a lo largo de su vida mostraron su defensa de los derechos humanos.
            ¿Cómo podrán iniciar una relación amorosa los jóvenes del futuro? Carlos Decker llama la atención en su último artículo, como ya lo hizo William Ospina desde Colombia.
La campaña contra el piropo, por ejemplo, es obviamente un asunto contra una forma latina, poco usual en Alaska o Escandinavia, pero ahora prohibido- hasta por ley. ¿Cuántos cumplidos son realmente ofensivos?
            Hace poco una presentación en París cambió letras de la ópera “Carmen” por ser “machista” y hay quienes quieren enterrar el tango, los pícaros vallenatos, las baladas latinas, borrar la Maja desnuda y ocultar cuadros que detallan el vello del Monte de Venus como homenaje a la Creación.
            En Centroamérica, que no acaba de salir de las cicatrices de las guerras, surgen con demasiada fuerza sectas pentecostales con sus estandartes de combate contra las expresiones del homosexualismo como primer punto en sus programas de gobierno. ¡Y están ganando elecciones! Ataques al amor libre como pecado horrible.
            Los avances derechistas en la liberal Europa, también en Rusia y en otros continentes, no sólo son por un renovado sentido de esa “patria” invadida por forasteros, sino contra la muerte de Dios, de los dioses, de las creencias en lo trascendental.
            Extremos producen extremos, como enseñan desde hace tres mil años los físicos. Algo de los discursos que perseguían igualdades liberadoras, ha fallado y ha provocado esta avalancha totalitaria. Es increíble que, en el nuevo siglo, escenas en películas, diálogos, prácticas que en los años setenta eran compartidas sin estridencias y escándalos, hoy son mal vistas. El lector puede comprobar esto en las películas de aquella época y las actuales.
            Un nuevo miedo se apodera de la Humanidad. El miedo a lo sencillo, el miedo al otro, el miedo al amor y el miedo a ser feliz.

viernes, 9 de marzo de 2018

MAS PALO PARA LA PAZ



            ¡Como gustaría escribir sobre asuntos de cultura o sobre mis nuevos viajes por el continente, sobre los años 60 o sobre las nostalgias y las esperanzas! No es posible, lo urgente posterga lo importante. Vuelvo al tema de las agresiones del Movimiento al Socialismo (MAS) contra La Paz obligada por el amor a mi ciudad y por mi indignación de contemplar día a día el estropicio patrocinado desde el poder central contra la que quisiera ser “ciudad maravilla”.
            El MAS, a pesar de su alcance nacional y de su fortaleza numérica, no logró desde 2006 mostrar un solo ejemplo de poder regional o municipal sustentable. No hay un gobierno municipal donde el MAS es mayoría que pueda servir de buen ejemplo para los demás. Al contrario, hundió experiencias exitosas como Curahuara de Carangas, en el suroeste, o Concepción en Santa Cruz. Pasó como un vendaval que dejó sin aliento a los habitantes de El Alto que simbolizaban las luchas del 2003 y la joven urbe tardará mucho en recuperar la mala herencia dejada por la corrupción de Edgar Patana.
            Atrás quedaron los tiempos del masismo solidario, esencialmente del pionero Instrumento por la Soberanía de los Pueblos, que conquistó palmo a palmo alcaldías en las provincias. Un caso como el de Edmundo Novillo sacando adelante a la maltrecha Totora en Cochabamba está lejos de repetirse.
            Paradójicamente, el programa estrella, el más clientelar de la influencia chavista en el país, “Evo cumple, Bolivia cambia” desestabilizó lo que hasta 2006 podían hacer los municipios bajo el entorno propicio de la Participación Popular, la planificación participativa, los PDMs, las alianzas territoriales, la tendencia a la metrópolis. El dinero para hacer obras de pequeño impacto, pero de mucha propaganda, desde el Ministerio de la Presidencia supuso un retroceso a décadas de poder local, además del desorden financiero y de la desinstitucionalización. ¡Muy caro costará a las futuras generaciones!
            Desde la derrota de la candidata masista Elizabeth Salgueiro en 2010, el gobierno central decidió asfixiar a la sede de gobierno con toda la artillería a su arbitrio: procesos a las autoridades locales, aún sobre temas del siglo pasado; controles permanentes de funcionarios de la Contraloría para demorar procesos; convocatorias a rendir informes al Poder Legislativo (sólo al alcalde La Paz, no a los demás); boicot a los programas sociales; agresión a las soluciones de largo plazo a temas sensibles como transporte público o salud; amenazas a agencias internacionales para que no financien obras municipales. Todo ello con un alto costo para la eficiencia y la eficacia del Gobierno Municipal de La Paz que debe distraer esfuerzos en responder al MAS.
            La catastrófica experiencia de Omar Rocha, del ataque sistemático al entorno paisajista que hace el agresivo Teleférico, la construcción de edificaciones sin estética, todo sin programación, son sólo la antesala. Ahora el MAS quiere revocar a Luis Revilla y su peón Jesús Vera anuncia su candidatura. Pésimas épocas nos esperan si seguimos indiferentes.
           








viernes, 2 de marzo de 2018

PODER C IUDADANO, TERRITORIAL Y VERTICAL



            Durante años revisé las noticias sobre las protestas sociales en Bolivia, desde 1914 a 2014, fundamentalmente mineras, y no tengo ninguna ficha sobre una movilización tan nacional y tan intergeneracional e interclasista como la que se dio el 21 de febrero de 2018 para pedir el respeto al resultado de la consulta de 2016.
            En paralelo se desarrolló otra concentración, en algunas ciudades, convocada desde el Estado, aprovechando bienes del Estado, con controles corporativos, con presión a los funcionarios públicos- que deberían ser servidores- de diferente nivel y ¡oh paradoja! con agricultores acarreados desde las provincias. Los citadinos estaban en otra parte. Por no ser completamente voluntaria ni local, es imprudente analizarla.
            En nuestra historia hay todo tipo de revueltas violentas; muy pocos ejemplos de movilizaciones pacíficas como la gran marea humana convocada por los propios ciudadanos y con sus propios medios.
Las protestas rurales eran casi siempre aisladas y sin aliados, hasta los años 30. Las huelgas comenzaron en las áreas de concentración de fuerza de trabajo, como Uncía, liderizadas por mineros chilenos que traían ideas socialistas y anarquistas. Durante el sexenio, 1946-1952, el más conflictivo a nivel social del Siglo XX, se sucedían paros, algunos indefinidos, en los campamentos de la Patiño Mines con diferentes repercusiones en otros centros y en ciudades intermedias. La primera ola de industrialización trajo también la organización fabril y batallas en las villas; ferroviarios protestaban en lugares determinados, igual que los gráficos o los periodistas. Casi todo concentrado en el área andina y parte de Cochabamba.
            Famosas huelgas generales de la Central Obrera Boliviana, como la de noviembre de 1979, no dejaban ni volar una mosca en La Paz o en Siglo XX, pero no tenían ninguna repercusión en Trinidad o en Yacuiba.
            Ni la resistencia en 1980 o en 2003, pasando por los bloqueos cocaleros, consiguieron una llegada territorial como el 21F18, día histórico en la intensa capacidad boliviana para organizase y para decir: No; para decir: Basta. El alcance refleja cómo la nación avanzó hacia las fronteras y cómo las provincias se integraron desde el poder popular que logró la Ley de Participación Popular, pero también es una muestra de las nuevas formas de comunicación y de convocatoria. Gran cantidad de gente vivía la experiencia unida a desconocidos a través de una pantallita de celular.
            Benianos desde el norte, el altiplano, el sur tarijeño, los valles chuquisaqueños, la capital pandina, los barrios paceños, todo el cordón cochabambino, y la vanguardia cruceña, hecho que también muestra cómo se desplaza el poder económico y su consiguiente poder social.
            Hermosa la relación de abuelos, padres y nietos, cada uno con su idea para bloquear, para compartir ese NO en color rojo, el color revolucionario. Interclasista, cada grupo con su propia motivación, pero presentes, finos ciclistas, mujeres que hacen yoga, vendedoras de api. Sin fichas, sin refrigerios, sin pagos.
            Los hechos, los datos duros, se imponen a los discursos, a los sociólogos que ven la calle sólo desde su ventana, a los funcionarios, que quieren ser bizcos, tuertos, ciegos.