Berlín. En un ala del Bundestag, Angela
Merkel inicia las negociaciones complejas para formar su próximo gobierno y los
puntos que se acordarán quedarán rubricados en un contrato político. En el otro
extremo, un grupo de expertos latinoamericanos atiende las experiencias
legislativas alemanas para prevenir la corrupción.
Ni duda cabe que un primer asunto es
un fondo cultural reflejado en varias actitudes cotidianas como la puntualidad,
el valor de la palabra empeñada, el afán por ser eficiente y por ganar
prestigio. El propio local es elegante, impecable, pero sin ostentación,
siempre lo necesario, casi austero.
La discusión se centra en el
concepto de corrupción, un largo debate que ya escuché cuando presidía al
Mecanismo de Expertos dentro de la Convención contra la Corrupción en la
Organización de Estados Americanos y cuando asistía con la excelente abogada
internacionalista Karen Longaric a los acuerdos para la Convención contra la Corrupción
en Viena, sede de las Naciones Unidas.
Ambos instrumentos tienen
definiciones y descripciones de lo que se puede entender por corrupción, igual
que otros acuerdos intraeuropeos, pero la aplicación ha planteado interrogantes
como si existe o no “corrupción entre privados”. En Bolivia se entiende que sea
el que paga o el que recibe, tiene que ser un funcionario pagado por el Estado
para que se detecte un hecho como “corrupto”. Lo demás está calificado como
otro delito, financiero, estafa, fraude.
El caso “Pari” está en las portadas
de matutinos bolivianos y lo pongo en la mesa. Llama la atención que el primer
mandatario plurinacional sea el que ponga o saque a gerentes del estatal Banco
de la Unión. ¿Es esto usual en Bolivia? ¿No hay una cadena institucional? ¿Por
qué un presidente debe ocuparse de ello? ¿Por qué un ex ministro define si su
mujer se queda o se va y no el departamento de recursos humanos?
También está el análisis de los
primeros datos, aun cuando no todos están verificados, porque parece imposible
que una persona se apropie de cinco millones de dólares en sus bolsillos.
¿Quién nombró a Pari para tan alto cargo? ¿Hubo convocatorias, como instruye la
CIIC? ¿Cuánto se cumple con la meritocracia en Bolivia? El nombre de un
“padrino” puede ser el inicio de una investigación profunda y verdadera.
¿Quiénes son las víctimas?, ¿Por qué
no reclaman los pobladores de Batallas? ¿Quiénes depositaban tanto dinero?
¿Cómo se relaciona esa agencia con otras de la zona? ¿Qué sospechas hay de la
procedencia del dinero?
El asunto más difícil, que se debe
indagar “hasta las últimas consecuencias” es la corrupción por omisión, la
corrupción pasiva que permite el éxito de los delincuentes. Siempre hay
parientes, amantes, amigos que reciben regalos, invitaciones a fiestas de lujo,
y prefieren callar.
Empresas de auto-venta que aceptan miles
de dólares en efectivo; o la empresa de autos de lujo (cuyo dueño goza de
detención preventiva, ¿por qué?); locales que aceptan fiestas privadas de
derroche y prostitución; hoteles, comercios. ¿Por qué ninguna persona natural o
jurídica denuncia movimientos sospechosos? ¿Son o no sus cómplices?