¿Confían los jugadores en árbitros que
manifiestan su predilección por una de las divisas en disputa? ¿Qué pensará un
arquero si sabe que el réferi es simpatizante de su contrincante? ¿Cómo
reaccionarán los integrantes de un seleccionado nacional si conocen que también
los ayudantes de campo pertenecen, con más o menos intensidad, a uno de los
países que quiere ganar la copa?
El equilibrio, el apego a la
normativa por encima de toda preferencia, el comportamiento correcto,
analizando el asunto y no a las personas amigas o enemigas, son desafíos
difíciles. Es frecuente que los jueces destinados a tratar un tema se inclinen
por sus propios intereses económicos, gremiales, políticos, ideológicos o
simplemente prefieran la sumisión para evitar sanciones o castigos de un todo
poderoso.
El peor Tribunal Supremo Electoral
del Estado Plurinacional de Bolivia tuvo la marca del estilo de Wilma Velasco.
El tribuno Ramiro Paredes bailando con un grupo de masistas fue sólo una foto
simbólica del nivel académico y ciudadano de la Corte elegida por los
parlamentarios del propio Movimiento Al Socialismo. A propósito, no se han
difundido los avances, o resultados si ya los hay, de los procesos que debería
seguir el TSE a Velasco, a sus colaboradores y a otros de las cortes
departamentales, denunciados entre ellos mismos, por diferentes delitos
electorales.
El actual TSE está todavía muy lejos de
conseguir la confianza ciudadana, a pesar de intentos aislados, porque no logra
desprenderse del tinte azul. Por ejemplo, la revista oficial “Andamio” que
dirige el tribuno José Luis Exeni tiene entre sus colaboradores a analistas que
han opinado frecuentemente a favor o en defensa del MAS y, sobre todo, del
Presidente Evo Morales y del “proceso de cambio”. Incluso una investigadora
también trabaja en la Vicepresidencia de la República. Encabeza el Consejo
Editorial el profesor de Exeni y defensor acérrimo de Nicolás Maduro,
Buenaventura de Souza Santos. Se refiere en una de sus notas, a la paz
neoliberal en Colombia; ¿por qué semejante opinión en una publicación oficial
del TSE boliviano?
¿Por qué el vocal Antonio Costas se
apresura a cerrar el paso a la campaña opositora? ¿Por qué no hizo lo mismo
cuando el aparato estatal se movió por el SI en 2016? No lo escuchamos ser tan
firme para evitar que, encabezados por los mandatarios, los funcionarios
participen en el proselitismo.
Por ello persiste el temor de alguna
movida electrónica, como en Venezuela, para esconder la paliza del voto nulo el
próximo 3 de diciembre.