viernes, 29 de octubre de 2021

MARCHAS INDÍGENAS Y MATERNIDAD

 

            Quizá se necesita haber sentido vida en el vientre para comprender a aquellas mujeres que participan en protestas junto a sus hijos, a veces lactantes o muy pequeños, embarazadas; quizá basta ser un ser humano completo para con-moverse, con-mocionarse al contemplar una madre marchando días por un mejor futuro para su familia.

            Recuerdo la propaganda en 1977 para descalificar a las amas de casa mineras que se trasladaron hasta La Paz junto a sus pequeños para pedir la libertad de sus esposos y de todos los presos políticos. Hugo Banzer las acusó de ser insensibles por exponer a los chicos, reemplazados más tarde por Luis Espinal y otros religiosos.

            En vez de hacer la pregunta inversa: ¿qué situación lleva a una muchacha o a una abuela a enfrentar al poder de la mano de su hijito, de su nieto? Como Cornelia, la madre de los Gracos, sacan fuerza del pecho que dio de mamar para caminar, para resistir.

            En los años ochenta, como periodista, me sentí turbada al cubrir noticias con esas sencillas esposas de mineros que salían del campamento para ser escuchadas en la gran ciudad. Una vez, las albergamos en la sede del sindicato de la prensa; dos de sus bebés estaban muy enfermos y no pude contener las lágrimas cuando los trasladaron al hospital. Una de ellas dijo: cantemos, y a mí me pareció imposible. Tardé en reconocer que era otra forma de llorar, mientras batían las palmas para seguir el bailecito potosino.

            Al inicio de los noventa, el país conoció a otras mujeres valientes, a las más anónimas entre las anónimas. Igual que en la marcha minera del 86 encabezaban la movilización las nuevas marías, las candelarias, las magdalenas, las asuntas. Bendecidas desde la salida en las tierras bajas, subían de pascana a pascana hacia las alturas nevadas. Los peladingos con alpargatas, la camisa delgada, el pantalón gastado.

            Una de ellas, sintió los dolores del parto en uno de los recodos del sendero y la marcha se detuvo para recibir a la criatura. Anahí Dignidad abrió los ojos a un mundo que en 30 años continuó burlando los derechos de sus padres. Aquella vez, en septiembre de 1990, el gobierno atendió a los marchistas que entraron descalzos a la plaza Murillo, se abrieron las mesas de diálogo. Un ministro sensible como Mauro Bertero se preocupó personalmente por el bienestar de la bebé y Monseñor Jesús Juárez la bautizó.

            ¡Qué diferente en 2011! Las mujeres fueron humilladas desde el inicio de la caminata. En Chaparina fueron golpeadas, maniatadas, cerrados sus labios con cintas plásticas, lanzadas a camiones o a buses sin conocer dónde partían. Los niños quedaron gimiendo, desesperados. ¡Cuánta maldad cabe en el corazón de Sacha Llorenti!

            Fue un hacendado el que, llorando, rescató a los pequeños, incluso a un bebé de pecho que había sido dado por desaparecido. La solidaridad de los vecinos ayudó a salvar a las criaturas y la resistencia de la población de Rurrenabaque a devolverlos a sus madres. ¡Y Denis Racicot fue incapaz de denunciar aquello a la ONU! Al contrario, alabó que en esa misma fecha se organizaban las elecciones judiciales. ¡Vergüenza!

            Los mismos de entonces se niegan ahora a recibir a las madres de la última marcha indígena, a atender a las embarazadas, a ayudar a los niños. Cercan y gasifican a las cocaleras y a las ancianas, a las vecinas en Villa Fátima. La Defensoría en silencio porque responde al estado azul, no a los ciudadanos, no a las madres bolivianas.

            Entre tanto, hay quien quiere presidir una supuesta fundación “de la verdad” para seguir lucrando con los mártires de las luchas sociales, con apoyo de algún funcionario extranjero pro masista, pisando la memoria de las madres de desaparecidos.       

 

viernes, 22 de octubre de 2021

SUELDAZOS PARA LOS NO BOLIVIANOS

 

            ¿Por qué la empresa estatal YPFB desplaza técnicos bolivianos para reemplazarlos con venezolanos que perciben salarios superiores a la remuneración del propio presidente del Estado Plurinacional? Mientras destierra a trabajos marginales a especialistas cruceños y paceños por no estar en las listas azules o expulsa a personal experimentado.

            Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, desde su fundación, fue parte del imaginario de los héroes que dejaron su sangre en el Chaco. En los años 30, el gobierno envió a estudiantes bolivianos para que se capaciten y se incorporen en las tareas de exploración y explotación. Alrededor de ese desafío se desarrollaron figuras como las de Dionisio Foainini Banzer, fundador de YPFB; Alberto M. Vásquez, becado a Argentina y a Estados Unidos que regresó a la patria para contribuir a la empresa en sus años de gloria, pionero en la industria del petróleo y mecenas cultural; o José Estenssoro Ackerman, especialista cotizado por las otras empresas petrolíferas del continente.

            Seguramente esos ejemplos son imposibles en Bolivia desde 2006. Sin embargo, cómo es posible que en 15 años tampoco exista personal capaz de dirigir la Planta de Amoniaco y de Urea ¿Dónde están los técnicos que supuestamente tenían que ser capacitado por los coreanos para atender la obra de ¡953 millones de dólares!

            En 2017, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, aseguraba que la planta de la firma coreana Samsung Engineering Co. iba a cambiar la historia de Bolivia: “el agro, la economía, el concepto de industrialización”. Sin embargo, los especialistas y varios periodistas como Humberto Vacaflor cuestionaron desde un principio la solidez del proyecto, su ubicación alejada de las zonas de agroindustria. Los problemas comenzaron pronto.

            El pasado 6 de septiembre, el presidente Luis Arce relanzó la planta que estuvo paralizada más de un año, acusando al anterior gobierno por pérdidas millonarias. Pronosticó que la PAU es un símbolo de la recuperación económica, un ejemplo del cambio y una garantía para la seguridad alimentaria. Un mes después voceros de YPFB admitían que la planta trabajaba con una baja producción por la falta de demanda. Los antiguos desajustes retornaron y la planta sigue con sus deficiencias originales.

            Un decreto firmado por Evo Morales autorizaba una escala salarial especial para el personal de YPFB en consideración a la especialización de los operadores. Aun así, los ingenieros petrolíferos bolivianos ganan un salario muy por debajo de sus pares en el continente.

            En vez de mantener a bolivianos, YPFB contrata a más y más venezolanos con salarios muy superiores al promedio nacional. No figuran sus nombres en el portal de YPFB y no se sabe si han realizado sus declaraciones juradas de ingresos y rentas, como todo funcionario público, ni qué impuestos pagan ni dónde los tramitan.

            Un boliviano con 20 años de experiencia gana menos de tres mil dólares; un venezolano chavista más de 10 mil; un hindú gana más de 25 mil dólares mensuales, 172, 500 Bs. El gobierno justificó el contrato porque se necesitaba “tecnólogos” internacionales. ¿Cuándo publicaron la convocatoria? ¿Cómo los reclutaron? ¿Por qué son venezolanos? ¿Son parte de la descalabrada PDVSA? ¿Qué hacen realmente en el vértice del circuito coca-cocaína?

            Por ello, como sucedió con pilotos experimentados del LAB y con otros profesionales, muchos bolivianos se van a dar sus servicios a países lejanos. Es la migración silenciosa que provoca la política del MAS y sus aliados para vetar a los funcionarios no militantes. ¿Alguien calcula cuántos especialistas se van cada día?

viernes, 15 de octubre de 2021

LOS NO HOMBRES DEL NO PRESIDENTE

 

            ¿Quién protege al no-presidente Luis Arce Catacora? Se supone que los ministros, sobre todo los que están al frente de las carteras estratégicas son los encargados de resguardar al principal funcionario público; como un pararrayos, para que los asuntos mundanos no lo toquen ni lastimen y los problemas inherentes a toda administración se resuelvan sin afectar su imagen.

            Sin embargo, próximo a cumplir un año de victoria electoral y de mandato, Arce parece un huérfano, un wajcha de padre. Las únicas que lo arrullan, aunque sin ser escuderas eficientes son las ministras mujeres. María Nela Prada Tejada prueba su lealtad cada día; Fátima Gabriela Montenegro Gómez García se presente todopoderosa bajo su alero; Sabina Orella Cruz baila morenada o diablada mientras han desaparecido los elencos de música, teatro, títeres; Verónica Patricia Navia promete castigar a quienes no acudan a su trabajo el 11 de octubre y participa feliz en una manifestación en Trinidad al día siguiente, en horas laborales y ¿con viáticos?

            La mayoría de los ministros varones son casi invisibles. ¿Cuántos bolivianos recordarán sus nombres? Como decía un articulista sobre el gabinete de Donald Trump, semejaban en un concurso del no/mérito. Mientras más anónimos y menos técnicos, mejor.

            Rogelio Mayta Mayta y el equipo de no diplomáticos y personal de no carrera académica que lo acompaña han hecho todo lo posible desde la esquina de la plaza Murillo para alejar al Estado Plurinacional de los países vecinos; de los organismos continentales y de socios europeos. Quizá sería interesante que se sometan a un examen de historia de Bolivia, una prueba para bachilleres.

            Carlos Eduardo del Castillo del Capio hunde al gobierno cada vez más con sus declaraciones, provocaciones y acciones. Es difícil imaginar cómo una autoridad que debería proteger a su presidente – ese economista que hasta 2020 no era parte del grupo estridente del MAS- hace todo lo posible para tensar a la sociedad. En vez de desactivar claves pelados por la situación económica, la pandemia y la movida ciudadana post elecciones del 2019, lo que promueve es la confrontación. Sale una y otra vez derrotado, pero le hace daño innecesario a Arce, mientras favorece la ambición de Evo Morales.

            Iván Manolo Lima Magne ha conseguido mostrar a este régimen como el de las reformas no cumplidas; un grupo de mal talante, sin alegría y sin prestigio. Ha destruido la posibilidad de convertir a Arce en un “Superluchito” a la altura de mandatarios como Franklin D. Roosevelt o Konrad Adenauer, capaz de salvar a la patria ante una crisis multifactorial.

            En cambio, Jeyson Marcos Auza Pinto ha transformado al hombre que hablaba de estadísticas y de planes de desarrollo económico y social en un vocero del Ministerio de Salud. Sería interesante que alguna de esas empresas que miden titulares compare cuántas veces sale el presidente anunciando la llegada de vacunas de allá y de acullá y cuántas veces presentó al país proyectos de mediano y largo alcance.

            Edmundo Novillo no le avisa lo que sucede al interior de las Fuerzas Armadas, lo que piensan capitanes y mayores sobre lo sucedido el 10 de noviembre de 2019, sobre la fuga del asustado Evo. No le trasmite información veraz del sentimiento de uniformados al ver a sus camaradas presos y perseguidos.

            Así, en vez de ser “Todos los hombres del presidente”, como un muro que lo defiende, son más “Todos los hombres del no presidente.” Nada de lo cual parece casual.

viernes, 8 de octubre de 2021

LA UE Y LA DEMOCRACIA EN BOLIVIA

 


            ¿Por qué insulta el dirigente cocalero del Chapare Evo Morales Ayma a la vocera de la Unión Europea calificándola de “mentirosa”? No debería, al contrario, estar agradecido con un organismo internacional que lo protegió, que lo defendió en diferentes espacios económicos y políticos.

            Las palabras empleadas por Morales son de un calibre que no debería salir de la boca de un exmandatario, así sea de un país periférico como Bolivia. Al inicio pensé que era una noticia falsa, hasta que la reprodujeron periódicos serios con base en la cuenta de Twitter del líder del Movimiento al Socialismo (MAS).

            Calificó a Nabila Massrali de mentir sobre los sucesos de octubre noviembre de 2019 “para atacar al gobierno democrático del hermano presidente”. La acusa de proteger a los “asesinos de indígenas”. Pocos presidentes bolivianos han sido tan descuidados en sus discursos; en el siglo XIX el caudillo bárbaro Mariano Melgarejo no consideraba la importancia del verbo y del sustantivo; en el siglo XX Luis García Mesa de la narco dictadura despotricaba con similar fiereza.

            Existen muchísimos documentos originales, fuentes primarias, periódicos en las hemerotecas, libros, folletos, memorias, que muestran que la Unión Europea -sobre todo los principales países desde su embrión inicial- es una socia leal y permanente con Bolivia. Es la entidad que ha alentado una cooperación amplia y sin condicionamientos. Es el paraguas que ayudó en diferentes momentos de la historia contemporánea a los bolivianos perseguidos por sucesivos gobiernos en los años 70 y 80.

            La UE ayudó con sus mecanismos internos a conquistar y a consolidar la democracia boliviana en los primeros años, entre 1982 y 1985, cuando aún no estaba desvanecido el fantasma del militarismo y la construcción de instituciones tambaleaba.

            Miembros del parlamento europeo como también dirigentes políticos de la socialdemocracia, de la democracia cristiana, de los verdes, fundaciones, autoridades nacionales y locales extendieron su mano para capacitar a cientos de bolivianos en los estándares de un país con libertades democráticas, principalmente la libertad de prensa. La preocupación por la estabilidad democrática en América Latina es uno de los pilares explícitos en las relaciones diplomáticas de la UE. Envía misiones electorales a varios continentes y desde este siglo a Bolivia también.

            Es largo apuntar la cantidad de nombres de representantes que en estos años estuvieron presentes para cooperar en el desarrollo económico, en el desarrollo local, en la participación popular, en el empoderamiento indígena, en la difusión de los derechos de las mujeres, en asuntos del medio ambiente.

            Cuando fue necesario, como en las vísperas del 10 de octubre de 1982, la comunidad europea acompañó la lucha del pueblo boliviano para restaurar el sistema democrático tímidamente iniciado en 1978. Declaraciones, presiones, desconocimiento a los narcodictadores, auxilio a los exiliados, campañas por los presos y- finalmente- acompañamiento a la ola de protestas que culminaron con la posesión del primer gobierno civil.

            Durante los 14 años del gobierno de Morales, la UE mantuvo su apoyo al estado boliviano y al propio presidente, en forma a veces demasiado entusiasta y poco crítica con lo que pasaba en materia de Derechos Humanos. Sobran anécdotas.

            Gracias a la aceptación de representantes de la UE -particularmente españoles que conocen de crisis políticas (al menos tres con especial amor por Bolivia por razones personales)- que mediaron en medio de amenazas y cercos, el país encontró una salida pacífica. La UE le dio el sello de garantía y de confianza a las reuniones en la UCB.

            Gracias a los mediadores bolivianos, gracias a los valientes sacerdotes, gracias a la decisión de Jeanine Añez, gracias a todos los que permitieron llenar el vacío de poder y permitir elecciones libres y que este domingo celebremos otro aniversario del 10/10/82.

viernes, 1 de octubre de 2021

LA ÚLTIMA BATALLA DEL AVIADOR

 


            Juan Mendoza comprobó esa mañana de 1921 su vestimenta: la chamarra de cuero, los guantes de prebil, la gorra enteriza y las antiparras para proteger su rostro.  Faltaba poco para emprender el vuelo en el biplano “Oruro”. A su lado, el copiloto Ángel Mardesich lo miraba entre nervioso y animado. “¡Por Bolivia!”, estrecharon sus manos.

            No adivinaban que un siglo después su hazaña sería olvidada, su amada tricolor desfigurada y el escudo nacional alterado. La ruta desde Poopó a Oruro, que festejaron desde el aire, en el nuevo siglo es la vía de los chutos y el contrabando.

            Mendoza nació en 1893 en Obrajes, en el departamento de Oruro, al oeste de Bolivia. A los ocho años había prometido vencer la gravedad después de ver el espectáculo de un globo aerostático en la pujante ciudad minera. En 1919 protagonizó un raid en bicicleta desde Oruro a La Paz ganando a los pesados carretones. Él quería volar como el chileno Luis Pace en Papel Pampa o como el estadounidense Donald Hudson que surco el cielo entre Viacha y La Paz.

            El Estado intentaba crear una Escuela Militar de Aviación y Oruro quería ser la sede. En 1915 un comité especial recaudó fondos con ese propósito. Los ciudadanos pagaron los cursos de Mendoza en Argentina en 1916. Ahí le ofrecieron trabajo, pero él prefirió retornar porque era agradecido y quería romper el mito sobre la altura.

            Otros aportes de empresarios orureños le ayudaron a comprar un bimotor Fiat de segunda mano en Buenos Aires. La internación del aparato fue el prólogo de la hazaña: primero hasta la frontera de la Quiaca, desmontarlo para seguir por el camino de tierra, volver a montarlo para volar desde Uyuni a Potosí como homenaje al 10 de noviembre.

            El vuelo del 19 de noviembre lo consagró como el primer piloto boliviano. Una multitud de 40 mil curiosos lo esperaba para festejarlo, tocar sus manos, pasarlo de hombro en hombro, mientras sonaban alegres huayños y los gritos: “Viva Mendoza”, “Viva Oruro”, “Viva Bolivia”. Orgullo por un joven que mostraba tanta valentía.

            Mendoza lo había logrado a pesar de que el presidente Ismael Montes le negó apoyo porque su familia era de la oposición. En cambio, Bautista Saavedra quiso aprovechar su popularidad y le propuso una candidatura electoral. El piloto orureño no aceptó concursar y la venganza oficialista fue enviar unos funcionarios que le quitaron el avión “por no pagar impuestos”.

            Mendoza, en cambio, donó su casa familiar para una escuela. Actualmente ningún establecimiento educativo lleva su nombre, mientras decenas de políticos ponen sus apellidos en obras públicas.            En 1945, la alcaldía orureña decidió reivindicarlo nombrando “Juan Mendoza” al aeropuerto. Sin embargo, en 2013 los asambleístas del MAS quisieron reemplazarlo por el de Evo Morales, en lo que alguien calificó el sumun del llunquerío. Como a inicios del siglo, la población orureña se organizó para rechazar el intento convocando a un gran paro cívico. Juan Ramón Quintana dijo que era una movilización “estéril” y Morales la calificó de “política”. El atrevimiento masista fue derrotado.

            Aunque sin avión, el joven piloto siguió practicando en Cochabamba hasta el estallido de la Guerra del Chaco. Ahí partió para atender la maestranza. Supo de las hazañas de Manuel Marzana y de los que defendieron Boquerón; de los hermanos Gutiérrez que bajaron desde Itaguazurenda y Charagua; de los stronguistas que defendieron la cañada; de los Walter Montenegro que dejaron el escritorio; de los pintores Gil Coimbra y Cecilio Guzmán de Rojas; de: Víctor Ustárez, Bernardino Bilbao la Vieja, Alberto Taborga, Pablo Sullcamayta, Pedro Chura, Francisco Cuchallu, Ricardo Roque Condori, Carmelo Cuellar, Sabino Yacuara, Germán Jordán y los 1008 voluntarios de Alihata. Walter Kohn, veterano de la Primera Guerra Mundial, uno de los muchos migrantes que fueron a defender el Chaco, murió gritando: “¡Viva Bolivia!” levantando la rojo, amarillo, verde.

            Mendoza sufrió la derrota nacional como sufriría hoy viendo la tricolor reemplaza por una enseña instrumentalizada y al escudo histórico trocado por una cruz falsificada que lo reemplaza en todas las imágenes del Estado boliviano. Los héroes y mártires murieron defendiendo una patria, no un partido.