viernes, 29 de enero de 2021

LA LATITA VERDE ESTÁ LLORANDO

 

            Christian Schilling murió vencido por el COVID. Entre los muchos decesos dolorosos, su partida muestra la dimensión de la pandemia originada en China que no perdona ni siquiera a las estirpes que hicieron una empresa para preservar y alentar la salud de la población. “Mentisan” está llorando inconsolable.

            Schilling era el heredero de tercera generación de una de las familias alemanas que llegaron a Bolivia en búsqueda de mejores horizontes, cuando Europa vivía penurias políticas, económicas y de gran intolerancia ideológica, racial y religiosa. En cambio, América ofrecía la esperanza y la utopía.

            Ernest Schilling arribó a La Paz para trabajar en la Droguería Albrecht en 1925, en un momento de apogeo de la flamante sede de gobierno y del país que conmemoraba el primer centenario de su independencia. Migrantes de distintas procedencias fundaron esos años las industrias emblemáticas que incluso dieron apellido al producto: marraqueta Figliozzi, papaya Salvieti, jamón Stege, textiles, fósforos, vidrios. La mayoría desaparecieron o fueron vendidas en las sucesivas crisis económicas y políticas.

            Schilling fundó la “Droguería Hamburgo” en 1936 con la generosa ayuda de su esposa y con un extraordinario equipo de científicos bolivianos. Varias familias alemanas fueron expulsadas del país por presión estadounidense durante la guerra mundial y no volvieron. Bolivianizado como Ernesto o “papá Schilling”, él retornó y siguió con el trabajo tenaz y de sucesivas inversiones para ampliar la planta en Miraflores y sus ofertas, además de representar a las principales farmacéuticas alemanas.

            En 1947 nació “INTI” (el sol que ilumina). Entre sus creaciones, el “Mentisan” habría de convertirse en el portaestandarte de la empresa y en un ícono boliviano por sus múltiples usos. En los años sesenta sus hijos Ernesto y Dieter tomaron la posta.

            Entrevisté a Dieter y me explicó que su padre no quiso irse, a pesar del impacto de la Revolución de 1952 y él tampoco, a pesar de la hiperinflación de los años ochenta. La consigna de INTI fue sortear los vendavales, invertir en la empresa y en Bolivia sus principales utilidades; también en un colegio, en un club social, en el respaldo a emprendimientos colectivos de la sociedad. Una clave del éxito, señalaba, fue cumplir siempre las leyes.

            Me contó que su hijo Christian, adolescente, comenzó a trabajar desde los puestos más elementales para conocer la fábrica. Era la ética de trabajo de quienes acumulan riqueza con base en el esfuerzo, la leal competencia, el conocimiento. Christian estudió posteriormente en Alemania varias carreras y trabajó en grandes laboratorios.

            Él se encargó de modernizar la empresa en el nuevo siglo para ganar a los competidores internacionales. Visitar INTI en El Alto es ingresar a otro mundo. Los obreros trabajan con bioseguridad desde hace años, acceden a todos los beneficios legales, pueden subir de categoría, reciben refrigerios y un almuerzo preparado por un chef; los miércoles, alguna delicia de la cocina boliviana.

            INTI contó siempre con una guardería, transformada por Christian en un centro infantil con personal profesional para que sus madres trabajen tranquilas. Nada de lo que se diga es exagerado. Las mujeres salen más temprano para llegar pronto al hogar y la política interna y externa es una lucha frontal contra la violencia doméstica. INTI ayuda a artistas, al medioambiente, a dar empleo digno… Casi un imposible, pero es real.

            Difícil encontrar una empresa similar y un jefe tan austero, tan sencillo y tan cordial. La latita verde está de luto; Bolivia también.

viernes, 22 de enero de 2021

DESMONTAR INSTITUCIONES O MASACRE AZUL

 


            El presidente Luis Arce Catacora ordenó a los funcionarios públicos “continuar con el desmontaje del modelo neoliberal”. Las palabras fueron pronunciadas en la misma jornada en que los últimos guardaparques y trabajadores calificados que cuidan las principales reservas naturales en Bolivia eran despedidos en masa y reemplazados por personas identificadas con las corrientes contrarias a mantener parques nacionales en el territorio nacional, incluyendo a los últimos directores del SERNAP.

            Desde la posesión del nuevo mandato del Movimiento al Socialismo (MAS) a nivel nacional han sido asaltadas entidades públicas (y también privadas, como ADEPCOCA). Casi todas las reparticiones fueron sacudidas por la masacre azul que incluyó a los antiguos funcionarios del propio MAS que habían llegado a la administración pública en los últimos tres lustros.

            Entre las instituciones más afectadas están aquellas que dan servicios a la población como el SENASAG o el SENASIR. Hay información de cantidad de personas que recibieron su memorándum de despido antes de fin de año. Uno de los casos patéticos es el Ministerio de Relaciones Exteriores, ya desmantelado por Huanacuni y que apenas recuperaba al personal con conocimiento de diplomacia bajo una profesional de primer nivel como Karen Longaric.  ¿Eso significa “desmontar el modelo neoliberal”?

            Arce Catacora parece olvidar su propia biografía. Él ingreso al Banco Central en 1987, en plena expansión del D.S. 21060. Al parecer nadie lo obligó a participar en marchas vivando a Víctor Paz Estenssoro o al entonces gobernante Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) que había cambiado su propuesta nacionalista de los años cincuenta.

            Cuando Jaime Paz Zamora del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) llegó al poder y formó su gabinete no tocó la esencia de la administración pública y auspició la meritocracia que posteriormente perfeccionó Jorge Quiroga como vicepresidente de Acción Democrática Nacionalista (ADN). En esos años de consolidación del modelo neoliberal, Arce Catacora consagró su carrera de contador y de economista ocupando la responsabilidad de gerente de operaciones internacionales. No existen datos que sus jefes hubiesen objetado su apego al Partido Socialista. Los gobiernos del MIR, ADN, MNR, Carlos Mesa, Eduardo Rodríguez respetaron a Arce.

            En el momento de mayor impacto del neoliberalismo y de la modernización del Estado boliviano con la aplicación del Plan de Todos bajo la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada, Arce Catacora fue beneficiado con un nuevo alto puesto en la principal entidad financiera boliviana: Jefe del Departamento de Información y Publicaciones de la Gerencia de Estudios Económicos del BCB.

            ¿Por qué Arce pudo desarrollar tan ampliamente su carrera durante años en el corazón del estado neoliberal? Porque conocía su trabajo, porque vencía exámenes de competencia, porque sus jefes le exigían que cumpla con sus deberes profesionales, no con la cuota para el partido o con la ficha por asistir a la marcha.

            Por todo ello, llama poderosamente la atención que él escoja para su gabinete a un plantel de personas mediocres (salvo tres excepciones que mejor no nombrar para que no las saquen). Los ministerios de Culturas y de Salud son el ejemplo de optar por la ignorancia. ¿No existe al menos un gestor cultural que sea del MAS? ¿No encontraron ni un científico masista y tuvieron que contentarse con un “pegacarteles” para enfrentar la pandemia?

           

viernes, 15 de enero de 2021

CHINA OBSTRUYE INVESTIGACIÓN DE OMS

 

            JE, joven y fuerte, se debate entre la vida y la muerte porque en algún momento misterioso entró en su organismo un virus invisible que ha recorrido su cuerpo como un incendio, destrozando pulmones y afectando los órganos vitales. ¿Vivirá?, los médicos no lo saben. ¿Tendrá secuelas?, posiblemente. Es difícil hacer pronósticos cuando no se conoce el origen del mal que asola a la humanidad.

            Muchos bolivianos, amigos, parientes, hermanos, hijos, padres, ¡madres!, viven estos días el calvario de tener alguien amado contagiado con el COVID 19 que apareció en la China hace un año y ahora está en todo el globo, salvo pocas islas aún sin casos.

            Mientras los chinos celebraron fiestas multitudinarias este fin de año, dos millones de ancianos, adultos y jóvenes perdieron la vida en el mundo, sobre todo en América y en Europa. Millones de infestados colapsan los hospitales y centros de salud, pero China presenta cifras bajísimas en relación con su población.

            Pese a la tragedia que vivimos, el gobierno de la República Popular de China se niega de una u otra forma a permitir que un equipo internacional de científicos llegue a Wuhan para investigar cómo surgió la pandemia; si realmente comenzó en un mercado insalubre que combinaba la venta de pescados con bichos vivos o si fue otra la causa.

            La OMS, a pesar de sus simpatías por China, lamentó este fin de semana las continuas trabas que pone el gobierno de Beijing para la visita de la misión; incluso prohibiendo el ingreso a algunos virólogos que aparentemente podían entrar y estaban en medio camino. Los chinos no quieren que el mundo sepa la verdad. RFI apunta que China podría ya haber borrado pruebas cruciales sobre el brote como práctica común del PC chino.

            Aunque circulan teorías poco creíbles sobre el surgimiento del patógeno, no hay duda de que por alguna razón política la potencia asiática esconde datos. Inclusive, como se conoció hace un año, aleja y prohíbe hablar a sus propios médicos y científicos que se atrevieron a cuestionar la versión oficial.

            Según especialistas citados esta semana por la prensa europea es de vital importancia establecer si el virus se originó en un mercado y por culpa de algún animal o si salió de un laboratorio en la propia Wuhan. Algunos informes chinos contradictorios, el desarrollo de la pandemia, las características del virus y la forma errática como ataca a diferentes personas con diferentes características hacen pensar que algo oscuro pasó.

            Por otra parte, organizaciones de derechos humanos denunciaron al gobierno chino por obligar al trabajo esclavo de uigures y otros miembros de las minorías étnicas como parte de la “reeducación”. Empresas deportivas mundiales y grandes marcas textiles se benefician de ese algodón barato. Reiteran denuncias porque obliga a las mujeres a casarse con hombres de la etnia mayoritaria, arrancando a los niños de sus madres.

            Hasta ahora no se sabe en Bolivia cuántos chinos llegaron en estos 14 años; quiénes eran, de dónde venían, eran o no presos comunes, cómo les pagaban, y por qué las empresas chinas no contrataron a trabajadores bolivianos o cuando los contrataron les burlaron sus derechos sociales.

            El poder económico chino- el mayor acreedor de Bolivia- no deja que una campaña sancione a este imperio que no duda en castigar hasta la muerte a los disidentes, sea por motivos étnicos, religiosos, ideológicos o de opinión.

            Suman así los asuntos que demuestran la opacidad del gobierno comunista. Noticias recientes poco difundidas por la prensa boliviana.

lunes, 11 de enero de 2021

COCHABAMBINOS: UN SIGLO MARCANDO LA POLÍTICA BOLIVIANA

En homenaje a Gustavo Rodríguez Ostria

 

            Andrónico Rodríguez Ledezma festejó sus 32 años el 11 de noviembre de 2020 como presidente de la Cámara de Senadores de la Asamblea Plurinacional de Bolivia. Posiblemente no imaginó volar tan alto cuando a los ocho años migró con su familia a Entre Ríos y comenzó a acompañar a su padre a las reuniones sindicales de los cocaleros.

            Originario de Sacaba, en la zona más roja del Chapare cochabambino, a diferencia de otros protagonistas de los cercos a las ciudades, él tiene título académico y tiene interés en los temas teóricos. De esa manera, consciente o inconscientemente, sigue la zaga de cien años de cochabambinos marcando la historia boliviana.

            Políticamente se formó con Evo Morales, orureño crecido en Cochabamba. Milita en las federaciones del trópico y en su instrumento político, el Movimiento al Socialismo (MAS). El siglo XXI está marcado por esa zona y por sus paisanos, al punto que el presidente Luis Arce les deberá rendir cuentas de su gestión este 26 de diciembre.

            Así se cumple una centuria de protagonismo cochabambino en la historia política de Bolivia. Aunque La Paz fue el escenario más importante durante dos siglos, es desde el centro del país de donde salieron los principales líderes y partidos políticos. Aunque el departamento de Cochabamba no tiene fronteras internacionales, ahí se incubaron las ideas revolucionarias continentales desde la Revolución Universitaria de 1918 en Córdova.

            ¿Por qué en Cochabamba? Quizá porque en esa época las regiones sufrieron la crisis económica con la caída de la venta de sus productos al occidente, a las minas. Quizá porque era un lugar tranquilo, sin mucho frío ni mucho bochorno, y los hombres podían sentarse a debatir ideas. Quizá porque muchas familias estaban emparentadas y “todos se conocían”. Quizá porque había una buena biblioteca pública.

            Sin olvidar que el boliviano más rico y reconocido (antes que Morales lo opaque) era Simón I. Patiño, nacido en Cochabamba y forjado en Oruro.

            La más famosa de las logias alentadas por soldados en las trincheras de la derrota en la Guerra del Chaco (1932-1935), “Razón de Patria”, (RADEPA) era primero conocida como el “Grupo de Cochabamba”. Gualberto Villarroel era de ese lugar.

            Aunque la Revolución de 1952 se desarrolló principalmente en La Paz y en Oruro, era en Cochabamba donde se concentraba la lucha por la tierra y ahí, en Ucureña, se firmó la ley de la Reforma Agraria.

            Muchos de los principales protagonistas de esa época eran cochabambinos, periodistas, poetas o escritores, de apellidos notables pero empobrecidos.

 

JOSE ANTONIO ARZE

            Valentín Abecia López en su biografía sobre el fundador del Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) José Antonio Arze Arze, “nacido en la tranquila y soñolienta Cochabamba” en 1904, retrata el ambiente desde inicios del siglo XX hasta las vísperas de la Revolución de Abril, donde estudiaron, jugaron, se conocieron, debatieron y se combatieron casi todos los principales líderes políticos bolivianos.

            Como varios de ellos, Arze era el “primogénito de una familia de rancio apellido, pero con cortos recursos”. Su padre estaba vinculado con trabajos agrícolas y mineros, con poca fortuna. Vivió sus primeros años en una mina chica, Monte Cristo, en Cochabamba y en la ruralidad de Calchani, provincia Ayopaya.             Sus estudios y su formación principal transcurrieron en la casa de unos tíos en Cochabamba. Pobreza material, pero mucho acceso a libros y a la cultura. Arze se autodefinía como de “raza hispano quechua”, enclenque, hijo de primos hermanos.

            Arze era descendiente del patriota Esteban Arze y primo hermano del dirigente del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) Walter Guevara Arze (Ayopaya, 1912), casado con una mujer de otro tronco familiar famoso, los Anaya.

            Su sobrino, Roberto Arze presentó hace poco en una conferencia virtual otros detalles y anécdotas que muestran la influencia del medio cochabambino en el líder comunista.

 

LA GENERACIÓN DEL CENTENARIO O NOVECENTISTA

 

            En 1927 llegó desde Cochabamba Augusto Céspedes Patzi (1904) a La Paz y comprometió a Augusto Guzmán, y Carlos Montenegro Quiroga (1903) -otro cochabambino y amigo de José Arze- en el nacionalismo liderizado por Hernando Siles; era la “generación novecentista”. Todos ellos tuvieron militancias políticas, sin dejar de lado el respaldo a sociedades o centros culturales para los artesanos y obreros, y sin dejar el gusto por la lectura desde poemas, novelas, investigaciones sociales. Recibieron la influencia de notables maestros en el colegio y en la universidad, también de novelistas de la época, como Vargas Vila o Anatole France, pero sobre todo de escritos políticos como los ensayos de José Carlos Mariátegui y las propuestas de Víctor Haya de la Torre.

            El primer congreso de estudiantes realizado en Cochabamba en 1928, inspirado en las luchas autonomistas de Córdova, Argentina (1918) fue clave para la fundación de la Federación Universitaria de Bolivia (FUB) y para entender la formación política de las clases medias. Varios de los asistentes aparecen posteriormente en los partidos políticos fundados en los años 30, también como periodistas y como luchadores sociales.

            Ricardo Anaya Arze, primo de José Antonio, decía que la reunión de los universitarios fue el “primer planteamiento sistemático de la necesidad de efectuar un cambio histórico en la estructura económica, social y cultural de Bolivia, empezando por la Reforma Universitaria”.

            Con sólo 17 años, en 1921, Arze fundó y dirigió el Instituto Superior de Artesanos de Cochabamba, escuela nocturna para difundir ideas socialistas, una década antes de la Guerra del Chaco. Colaboró en la revista anarquista Arte y Trabajo dirigida por Cesáreo Capriles, otro cochabambino (1880), anarquista, que influyó en muchos jóvenes.

            Arze alentó el comunismo soviético en Bolivia, junto con otros cochabambinos como Anaya. El PIR fue inscrito en 1940, sobre el embrión fundado en Chile como Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR) y del “Grupo de Izquierda” que funcionaba en Cochabamba, después de la Guerra del Chaco, pero ya el nacionalismo, el socialismo, incluso el “patriotismo” y el “anticlericalismo” eran una plataforma juvenil desde fines de la década de 1920 entre rebeldes universitarios. Igualmente, se debatía el compromiso de unir las demandas universitarias con las luchas obreras.

            Waldo Álvarez, gráfico y primer ministro obrero en la historia boliviana (1936), recordaba que en 1931 fundaron con Arze, Walter Guevara y José Cuadros Quiroga la Agrupación Socialista Revolucionaria (ASR) de corta vida. La otra gran corriente que abarcaba también a los intelectuales era el “indigenismo” o “indianismo” y pronto también se habló de una “generación del centenario” pues alrededor de 1925 –Primer Centenario de la fundación de Bolivia– se concretaron las ideas, las primeras publicaciones y las propuestas organizativas para un cambio de rumbo de la historia política nacional.

            Álvarez, Arze y José Aguirre Gainsborg coincidirían como funcionarios de alto nivel en el primer Ministerio de Trabajo, en 1936, creado durante el llamado “socialismo militar” y también se cruzarían sus caminos con otros jóvenes del área andina boliviana en la creación de bloques, partidos y tendencias de izquierda, organizaciones supra sindicales, que aparecían y desaparecían con la misma rapidez en los años 30.

            El primer congreso del PIR, en Oruro, en 1940 fue asaltado violentamente por jóvenes de la Falange Socialista Boliviana (FSB) inspirada también desde la clase media empobrecida cochabambina con bases nacionalistas, socialismo corporativo y posiciones anticomunistas. El historiador Porfirio Díaz Machicao asegura que ambas posiciones “apasionadas” surgieron en la Universidad de Cochabamba.

            Los biógrafos del ideólogo de FSB, Oscar Unzaga de la Vega (Cochabamba, 1916), con base en sus propias cartas y escritos, enfatizan la importancia del paisaje rural, del peso de la campiña empobrecida y a la vez idealizada, en el programa del partido fundado en Santiago de Chile en 1937. Su “Canto a la Juventud”, sus lemas y hasta su interminable tristeza estaban relacionados con los sentimientos de pérdida que respiraban los habitantes de su ciudad natal. Unzaga era de aspecto similar al de Arze, delgado, con frente prominente, fumador, ansioso y nervioso, apasionado, gran lector y comprometido con sus ideales hasta su muerte en 1959.

            La columna vertebral de la resistencia falangista a la Reforma Agraria de 1953 estuvo compuesta por los hijos de antiguos propietarios de haciendas y graneros en Cochabamba. La familia Unzaga perdió sus últimos cultivos, ocupados por sus propios trabajadores agrarios. FSB tuvo influencia entre los estudiantes y en la juventud, pero alcanzó limitada importancia en las organizaciones sindicales. Pese a su fortaleza en los años cincuenta, no consiguió ser un partido de masas.

            El primer partido de la posguerra, el trotskista Partido Obrero Revolucionario (POR) (1935), cuyo programa de “revolución permanente” y cuyas principales consignas tiñeron al movimiento obrero –principalmente minero y sobre todo desde la “Tesis de Pulacayo”–, fue alentado por José Aguirre Gainsborg, nacido en 1909 en el consulado boliviano en Nueva York, Estados Unidos, descendiente de tradicionales familias cochabambinas.

            Aguirre Gainsborg es el mejor ejemplo de los herederos de apellidos de una oligarquía ya decadente –al punto que a los 19 años tuvo que trabajar como profesor para costear sus estudios– que optaron por las lecturas marxistas y por la opción más radical de las rebeldías. Ejemplo de ética política, participó en el movimiento estudiantil en Cochabamba y en La Paz a fines de los 20, vinculándose rápidamente con sindicatos proletarios. Sus primeros debates fueron contra los liberales y contra los nacionalistas, pero también contra Arze y Anaya del PIR, aunque compartieron exilio en 1936 y Anaya destacó su compromiso cuando Aguirre murió en un accidente en 1938.

            Aguirre era nieto de Nataniel Aguirre, escritor y constituyente en 1880, e hijo de José Aguirre Achá. Ese abuelo había observado desde la campiña cochabambina la necesidad de profundas reformas en la organización territorial del país y en el ordenamiento administrativo (federalismo). Autor de Juan de la Rosa, expresaba las tempranísimas ideas sobre la participación popular en las rebeliones.

            Alentó la relación de los intelectuales con los obreros, desde sus ensayos políticos hasta su militancia cotidiana; su “proletarización” fue un ideal para otros estudiantes que fueron a trabajar en las minas. Su opción política, romper con la burocracia estalinista, su vinculación con militantes internacionalistas y su vinculación con el Secretariado Latinoamericano de la Tercera Internacional, gravitaron fuertemente desde Cochabamba a las minas.

            También el MNR estuvo fuertemente vinculado con las tertulias cochabambinas.

Los testimonios personales o de los hijos de los fundadores del MNR son relatos precisos del germen familiar, amistoso, de charlas entre vecinos, casi todos afectados por la decadencia económica de la región, particularmente a fines de la década de 1920.

            Posiblemente uno de los testimonios más claros en ese sentido lo escribió Yolanda Céspedes, viuda de Carlos Montenegro, cuñada de Armando Arce, amiga de José Antonio Arce, de Ricardo Anaya, de José Aguirre Gainsborg y de Oscar Unzaga de la Vega y muy cercana a Carmela Cerruto, la primera esposa de Víctor Paz Estenssoro.

            “Conocí a Carlos cuando era todavía una niña. Nuestros padres, Pablo Céspedes y Rodolfo Montenegro, ambos liberales, eran amigos, escritores que compartían con Adela Zamudio y Man Césped. Yo escuchaba sobre Carlos a través de su hermana Marina (casada luego con Charles F. Geddes, el biógrafo de Simón Patiño y residente en París) y sabía que tenían una hacienda cerca de Vinto”.

            “Lo conocía de casi toda la vida porque era muy amigo de mi hermano Augusto (el “Chueco”) con el cual conversaban en los campos de Queru Queru, a orillas de una piscina de cal y piedra. La verdad es que, de siempre, desde niña admiré a Carlos, ya desde los 10 ó 12 años tenía por él una gran admiración por todo lo que escuchaba acerca de él y de su talento (…) fue mi maestro. En 1934 nos casamos (…). Mi vinculación con sus amigos políticos fue durante el exilio, después del 46. Todos éramos muy jóvenes entonces; más o menos 100 personas salimos exiliadas a Buenos Aires y fue allí donde pude apreciar la solidaridad de todas las mujeres con sus esposos, la nuestra (de las mujeres) era otra clase de lucha. Era una entrega total a la lucha por las ideas. (…) Carlos siempre fue reconocido como el ideólogo del MNR, desgraciadamente falleció en 1953.

            Montenegro participó en la creación del Ministerio de Trabajo durante el socialismo militar, la creación de la Unión Defensora de Petróleo (junto con Dionisio Fioanini), la organización de la Confederación Socialista Boliviana y la fundación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Antes había fundado el Partido Nacionalista con su cuñado Augusto Céspedes y sus amigos Enrique Baldivieso, José Tamayo, Guillermo Alborta, Víctor Alberto Saracho, Humberto Palza, Félix Eguino, Daniel Bilbao Rioja, Augusto Guzmán y otros exponentes de la nueva generación cochabambina. Su hijo Wáskar ubica en ese núcleo el surgimiento del nacionalismo revolucionario que se fue diferenciando del nacionalismo de derecha o fascista.

            Dice Yolanda: “mi cuñado Armando Arce (casado con mi hermana Agar) que, primero con El Universal y luego con su periódico La Calle, fue un verdadero pilar de la revolución. Carlos fundó BUSCH (Bolivia Unida Sin Clases Humilladas), otro periódico que preparó la insurrección y trabajó en revistas como Arte y Trabajo, El Tiempo, Noticias, Sagitario.

            Otra característica que unió a casi todos los ideólogos de las nuevas ideas políticas y del nacionalismo que cambiaron la historia boliviana, es que fueron periodistas, escritores y hasta poetas, como Unzaga.

            Sin olvidar que otro personaje clave en el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a la Guerra del Chaco fue otro cochabambino: Daniel Salamanca.

            Posteriormente, también Cochabamba gravitó fundamentalmente en la fundación del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y de sus líderes Jaime Paz Zamora y Antonio Araníbar Quiroga. Marcelo Quiroga Santa Cruz era cochabambino y durante décadas en esa ciudad se discutió sobre socialismo y comunismo.

            Muchos otros quedan anónimos, sobre todo aquellos que partieron a las salitreras y luego a las minas donde combatieron por sus ideales. Es una historia centenaria que aún está por escribirse.

 

 


viernes, 8 de enero de 2021

SUPER ESTADO CHUTO

            El senador del Movimiento al Socialismo, Leonardo Loza, reiteró hace poco que serán los cocaleros los que decidirán si pagan o no impuestos. Silencio en el Poder Ejecutivo. El super estado chapareño define sus intereses particulares. Ni los patriarcas de la plata en el siglo XIX ni los barones del estaño en el siglo XX se atrevieron a tanto. Además, su actividad económica era legal y generaba divisas legítimas.

            La producción de coca y de cocaína sigue próspera en plena emergencia sanitaria. Aparte, los cocaleros y sus familias cobran” bonos contra el hambre” porque sus nombres no figuran en planillas del trabajo formal. Así, Andrónico Rodríguez estaba habilitado para recibir 1.000 bolivianos generados por los bolivianos que sí pagan tributos.

            El super estado creado por el MAS, aprovechando fondos públicos, goza de beneficios que no tienen los empresarios formales. No es posible comparar los abusos del capitalismo clásico de los Aramayo o Patiño con el capitalismo salvaje en el Chapare. Ahí el índice de Desarrollo Humano sigue bajísimo y no cuenta con buenos hospitales, parques recreativos, teatros, bibliotecas.

            En el recorrido del circuito coca cocaína dentro del territorio del Estado Plurinacional, el super estado chuto transita en vehículos sin placas. El ex vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, alentaba a adquirir “esos instrumentos de trabajo”.

            Los autos chutos han invadido poblaciones rurales en proporciones fantásticas. Sorata, Chulumani, Challapata y todo el trópico entre Cochabamba y Santa Cruz están inundados de autos chutos que no pagan impuestos, ni aduaneros, ni municipales ni tienen SOAT. En las afueras ya hay cementerios de chatarras. El Poder Ejecutivo calla. ¿Acaso se atreverá a exigir que paguen lo que deben? ¿Quién osará poner un cascabel a ese gato azul?

            Las largas colas para pasar la tediosa inspección vehicular no son para los chutos. Son los bolivianos legales, los “burros” dirán algunos, los que hacen fila, llevan documentos, fotocopias de documentos, botiquines, extinguidores, faroles. Los chutos cargan gasolina sin problema, mientras los legales deben inscribir sus propiedades en el sistema. Son los escasos bolivianos que cumplen las normas los que terminan financiando a los ilegales.

            El super estado chuto ha expulsado de varios lugares a los policías y fiscales. Es una condición siamesa de un método masista basado en burlar las leyes, desde la Constitución hasta las normas municipales o las mínimas condiciones de educación ciudadana. Evo Morales tuvo el coraje de declarar desde el inicio, cómo ordenaba a sus abogados acomodar la ley a su antojo.

            ¿Cuántos de las 150 personas que deberán pagar el llamado “impuesto a las fortunas” son narcotraficantes? ¿Dónde está la UIF, tan callada para seguir el enriquecimiento ilícito de las Zapatas, las hermanitas Terán, los clanes benianos, los carteles futboleros? Se castiga a los que crean empleos, a los que invierten en Bolivia, a los que transparentan sus ingresos. Ser informal es el camino más expedito.

            Hace poco, un importante grupo de medios europeos difundió una profunda investigación sobre la fuerza del narcotráfico en América Latina, en Bolivia. Con datos, cifras, nombres, rutas, métodos, el reportaje revela cómo estos nuevos magnates sin corbata han capturado el estado. Es la única actividad económica que seguirá boyante el 2021. Dejará migajas en Bolivia, farras y lujos. Es un callejón sin salida.

           

viernes, 1 de enero de 2021

UNA REVOLUCIÓN AMORDAZADA

 

            Los mensajes son evidentes. Disfrazados de médicos- nada menos que de médicos en plena emergencia sanitaria- agentes del régimen cubano sacaron a la fuerza a muchachos en huelga de hambre. Su delito: protestar para tener más libertad de pensamiento y de expresión.

            Recordé 1978, cuando la dictadura banzerista apresó a Luis Espinal, Domitila Chungara y decenas de activistas después de 20 días de huelga de hambre para conseguir la amnistía general e irrestricta. El gobierno acusaba a los ayunadores de “castrocomunistas”, como ahora La Habana acusa a los gestores culturales de “amigos del imperio”.

            La revolución cubana conmemora este 1 de enero un aniversario en una fase de decadencia. Lo afirmo, con absoluta libertad de conciencia después de décadas de defenderla frente a la agresión de Estados Unidos, citando a José Martí: “la felicidad de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes”.

            Cuando el régimen comunista mantuvo la censura a la prensa y no permitió fisuras de pensamiento crítico- así sea la protesta de Pablo Milanés- parecía que a Cuba no le quedaba otro método ante un poderoso vecino que no cesa de bloquearla y castigarla. En La Paz, por ejemplo, en los críticos años del periodo especial, los periodistas enviamos materiales de trabajo a colegas cubanos, todos oficialistas.

            Después de estar sometidos a la presión estadounidense para romper relaciones con Fidel Castro, en los años noventa, los países de América Latina y del Caribe establecieron vínculos con Cuba en diferentes niveles y materias.

            Sin embargo, la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela cambió la situación. De la mano del chavismo, manteniendo un perfil bajo, Cuba fue introduciéndose en la política interna de los gobiernos que seguían el llamado “socialismo siglo XXI”. El chavismo deformó todo cuanto pudo con la cantidad de dólares del pueblo venezolano repartido entre sus allegados dentro y fuera de sus fronteras. El esquema afianzó el poder político, pero dejó a los pueblos cada vez más hambrientos. De victimas se volvieron victimarios, un nuevo polo de agresión.

            Los bolivianos respetaron a los cubanos, población, periodistas, intelectuales, incluyendo políticos como Gonzalo Sánchez de Lozada, quien facilitó la búsqueda de los restos de Ernesto Guevara. Eso se acabó. La amistad boliviana no puede ser la misma después del rol de cubanos y venezolanos en torno a Evo Morales, Daniel Ortega, Nicolás Maduro.

            Contemplar ahora la represión a los jóvenes del Movimiento San Isidro, muchos de extracción pobre, a los artistas y a cualquier voz disidente (escritores) con el pretexto de “ser amigos de Estados Unidos” es inadmisible. No merece respeto ese discurso. Martí decía que los pueblos que se someten son pueblos que perecen.

            Hace ya años que escucho entre los jóvenes bolivianos su escaso interés por el Che y cada vez más cuestionan su llegada a Bolivia con soldados caribeños. Se preguntan (y nos preguntan) por qué vino y las respuestas de los años sesenta ya no les cuadran.

            Son chicos educados bajo el masismo, pero a la vez con otras fuentes de información. No son derechistas ni imperialistas. Son estudiantes con la misma esencia rebelde de cada generación, pero que no aprueban matar para imponer ideas ni aceptan la censura a un rapero callejero. Abren así una visión que hace una década era impensable.