“Estoy sorprendido de tantos
compañeros en esta plaza… con mucho respeto, recién me entero de que tanta
gente ha venido…, no me esperaba esta espontánea concentración del pueblo que
viene a pedirme que me quede…yo no quería, pero la embajada me obliga a
candidatear este 2019… hasta los niños van a mi casita y reciben mi regalito”,
frases más o menos parecidas escucharemos este sábado 16 en Cochabamba.
El Presidente Evo Morales insiste en
seguir el juego al equipo de colaboradores que ha trazado la inexplicable anti
ruta para socavar su popularidad, su vigencia histórica y su imagen
internacional.
Muchos sabían que la convocatoria al
Referendo del 2016 fue una maniobra envolvente de los que temían perder
espacios de poder, ¡a un año de las elecciones fácilmente ganadas! En
septiembre del 2015, ante los primeros anuncios, las encuestas ya anunciaban la
derrota, pero se siguió por el despeñadero.
¿Visiones equivocadas?, ¿falsos
análisis internos?, ¿exceso de soberbia?, son sólo especulaciones. El dato de
la realidad es un esquema de auto mentiras, obligando a los funcionarios
públicos a salir a pintar por el SÍ y a asistir a las concentraciones.
Como ya conté, algunos oficinistas
llamaron a la Asociación de Periodistas de La Paz para que designe delegados
que fueran a comprobar cómo estaban vacíos sus despachos porque esa tarde
fueron trasladados hasta Oruro. No era ese un rol de la APLP, pero los
periodistas de varios medios comprobaron la denuncia.
Igual que en esta semana, cuando
decenas de servidores públicos explicaron a esposos, familiares, amigos o compañeros
por qué no estarán en La Paz este sábado. Están coaccionados a viajar, con su
dinero, y pasar el control en la plaza cochabambina.
El primero en impedir esta situación
debería ser el Ministerio de Justicia y su Viceministerio de Transparencia,
además de la Contraloría General pues presionar para que todos los que trabajan
en el aparato estatal sean del partido es una política contraria al Estatuto
del Funcionario Público, a la Ley SAFCO y sus ocho sistemas y a las
convenciones internacionales contra la corrupción, signadas por el congreso
boliviano como leyes nacionales.
Al contrario de lo que piensan
Gabriela Montaño o Leonilda Zurita, los que ocupan un puesto en la
administración pública no deben ser afiliados al oficialismo. Al contrario, se
debe alentar la carrera administrativa y la meritocracia.
Muchos operarios, incluso evistas,
están hartos de esta estrategia, de ver el efecto boomerang de la casita de
adobe construida sin permiso de la Alcaldía y de los paceños, de ver la imagen
de Morales en la sopa, mejor dicho, en el bocadillo amargo de BOA, y en cada
cuarto, piso, pasillo.
A pesar del estalinismo, los
marxistas saben que el endiosamiento es contrario al socialismo, a un programa
verdadero de cambio revolucionario que debería descansar en ideas y no en
símbolos.
Bolivia no es tan fea. Como varios otros
columnistas quisiera ocuparme de temas más sensatos, no perder tanta energía en
vano. Ojalá el 2018 sea distinto y el MAS se sacuda del tropezón del 21F que lo
ha dejado desorientado ya casi dos años.