viernes, 28 de agosto de 2020

EL LADO OSCURO DEL FEMINISMO

 

            Silencio durante 14 años y, de pronto, disputas entre diferentes militantes feministas buscando responsables por esas omisiones. Los mensajes no hacen sino confirmar que parte del discurso mujeril durante décadas era una impostura, una nueva forma de rebaño, y no una oportunidad para formar seres humanos más libres.

            Hay un abanico de ejemplos tristes. Escuché el discurso de la presidenta Jeanine Añez el pasado 6 de agosto. Esperaba que reconozca el rol de Eva Copa en la pacificación del país en noviembre pasado; ni la nombró. Mezquindad innecesaria. Además de la falta de respeto al tratar a expresidentes y de abrir un peligroso agujero estratégico contra los esfuerzos del Tribunal Supremo Electoral. Olvidó pronto su propia voz cálida. En vez de ser ella, se entregó a asesores ambiciosos.

            Eva, como Gabriela Montaño, como Adriana Salvatierra, como Leonilda Zurita, como las bartolinas, no tiene personalidad para enfrentar al Jefazo y difundir sus ideas. Sólo repite consignas, como hicieron decenas de mujeres en torno al poder del Movimiento al Socialismo. ¿Es esto el empoderamiento que tanto se propagandiza?

            ¿Dónde quedaron la cantidad incuantificable de talleres sobre “género” y folletos contra la violencia simbólica y física contra la mujer? ¿Por qué callaron las organizaciones y la mayoría de las representantes de movimientos femeninas cuando Evo Morales se hacía la burla de muchachas indefensas? ¿Dónde escribieron, que no me enteré, cuando el mandatario mostraba a la mujer como objeto de deseo usable y desechable? ¿Cuándo marcharon para reclamarle sus bromas, su atrevimiento de dictador, sus frases repletas de insinuaciones, hasta escatológicas?

            Tampoco hubo movilizaciones o investigaciones sobre la cantidad de abortos clandestinos en el Chapare, desde hace lustros. El esfuerzo (y el financiamiento externo) estuvo siempre concentrado en alentar la pelea por legalizar el aborto. Insertaron la idea en los jóvenes que no son responsables de su paternidad, es cuestión de “ellas”, supuestas “dueñas de su cuerpo” y por tanto de una criatura ¡Qué arma afilada entregaron a los depredadores de virginidades adolescentes!

            Furiosas feministas identificadas con el MAS no dudaban en atacar a periodistas o a religiosas, pero se escondieron bajo sus murallas cuando el rumor crecía. Evo Morales utilizaba su poder y su astucia para recopilar hembras, casi siempre por debajo de los 20 años, para satisfacer sus instintos perversos. ¡Con ayuda de las madres! A cambio: viajes, unas semanas a tres meses en la Casa Presidencial, gulas, tragos y foto incluida.

            Inaceptable para la dignidad nacional que el entorno de seguridad de venezolanos, cubanos, mexicanos, argentinos, tuviese conocimiento de todo este enjambre inmoral, incluyendo esa señora que actúa como vil “madame”. ¿Cuántas ministras, secretarias, funcionarias, camareras contemplaron el estropicio y ¡callaron!?

            Hace dos años, el país amaneció azorado por la pérdida de la medalla de Simón Bolívar y de la banda presidencial en un prostíbulo de “pieza”, donde hombres hacen fila para 15 minutos de humillación. Era sólo la punta del iceberg. Nadie preguntó cómo pudo ser.

            No hay grafitis pues la decadencia también toca a esas vociferantes que no dudaron en dañar a muchísimas personas con entrevistas y con agresiones, incapaces de cambiar sus iras personales por propuestas sostenibles para lograr la dignidad real de cada mujer, de cada pareja, de cada indígena, de cada niño.

            Silencio de años. Ahora griterío. Ninguna autocrítica. ¿Qué pasó que nada cambió, y ahora está todo peor? ¿Podrá salir la sociedad boliviana de este asquiento panorama?

 

 

viernes, 21 de agosto de 2020

CARGAR CON TANTAS MUERTES

 

            “Todos los días le pido al Señor perdón, porque si yo siento tanto dolor, me duele mucho más el dolor que a esas mamás les hayan causado mis hijos” decía Margot Leongómez de Pizarro, madre de Carlos Pizarro, candidato colombiano asesinado por un sicario y de otros hijos torturados.

            Sobrevivió a tanto luto y siempre manifestó que respetó a sus hijos guerrilleros, siendo esposa y familiar de militares. Comprendía los ideales que los motivaron para luchar por la justicia social. Lo que nunca aceptó fue cuando el M-19, la agrupación que fue esperanza para Colombia, se metió con el narcotráfico y con la violencia terrorista causando tantas muertes inocentes y el dolor a inocentes.

            Cuando el M 19, casi al mismo tiempo que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el sandinismo de Daniel Ortega, se involucró con finanzas ligadas al tráfico de drogas sepultaron su moral. Ninguna lucha social justificaba tal envilecimiento. Droga, terrorismo, sexo desbordado, poder sin democracia, decisiones equivocadas, falta de consideración al derecho a la vida del otro, marcaron la decadencia de las últimas agrupaciones armadas inspiradas en Cuba.

            El pecado original del Movimiento al Socialismo (MAS), invisibilizado por ser tan evidente, fue su relación con la materia prima de la cocaína y con ello el vínculo inevitable con el bandolerismo, el dinero negro, los castigos, los asesinatos, selectivos y ahora masivos. Leonardo Loza y Andrónico Rodríguez deben ser procesados.

            Los bolivianos, sobre todo los más pobres, soportan las órdenes del jefe cocalero Evo Morales Ayma para destruir al país. Sin escrúpulos, con claros signos de insanía mental, sometido a la forma más brutal de las tentaciones carnales, amparado por Alberto Fernández, Morales envenena a Bolivia.

            De él, todo es posible esperar. Mas, ¿por qué alguien como Luis Arce Catacora acepta la destrucción de las carreteras a tal punto que pone “condiciones” para levantar los bloqueos, alentando la destrucción de asfalto que tanto costó al país?

            David Choquehuanca envió un mensaje al exterior: “los pueblos indígenas están cada vez más cerca de la armonía, construir la hermandad, en tiempos de sanar”, al mismo tiempo que sus seguidores golpeaban a un soldado de Bolivia en Sayari. Hace creer que la epidemia es un acuerdo del gobierno con la enfermedad.

            Juan Carlos Huarachi Quispe, ni cumple con la asistencia familiar a su pequeña, pero no duda en alentar que jóvenes enmascarados cerquen cisternas con oxígeno. ¿Quién devuelve las ambulancias dañadas, quién sana a miles de personas agredidas, ¡cobardes, no dan ni la cara!; en 2018 Felipe Quispe lo calificó como pelele del oficialismo. Ahora están juntos obligando a madres a bloquear con la amenaza de dejarlas sin agua de riego.

            Betty Yaníquez, la exfiscal opaca, defiende a las turbas armadas, como acepta la muerte de 40 personas que podrían hoy estar recuperadas. ¡Todo vale por el miserable curul!  Hace poco tildaba a la bancada de las “bartolinas” de “gente muy sucia, corruptas, maleantes, demonios”. Eva Copa es madre de una criaturita y no se conmueve ante los neonatos al borde de la muerte por falta de oxígeno.

            Los dirigentes ferroviarios se han preocupado por que nadie afecte los trenes administrados por Carlos Gil, al mismo tiempo que permitían los alambrados en puentes de Yapacani. ¡Qué les importaba los transportistas enfermos y sin alimentos!

            Segundina Flores, Jacinto Herrera, Tata Pelagio Condori, Juan Vilca, Edmundo Luna, Gustavo Torres, en sus espaldas están tantas muertes, tantas agonías, tanto sufrimiento que han causado a millones de bolivianos. Que el alma de don Mario Limachi se los recuerde siempre. Ninguna consigna política justifica el dolor que han causado a tantas madres en todo el territorio nacional.

 

viernes, 14 de agosto de 2020

NADIA ALEJANDRA CRUZ TARIFA

             Los ojos del bebecito miran al horizonte. No entiendo, parece decir. La mano del pediatra protege su cabecita. Tiene pocas horas de nacido, pero su piel está tan arrugada como la de un anciano. Deshidratado, recibe ansioso un soplo que intenta animarlo. Sólo sus ojos vivarachos muestran que sigue vivo.

            ¿Qué mira? ¿Nos mira? Mira a las madres, a las enfermeras, a las doctoras, a las religiosas. Quizá mira esperanzado a Nadia Alejandra Cruz Tarifa, nacida el mismo año del ingreso a la democracia boliviana. Quizá ella, mujer, madre, alteña, Defensora del Pueblo, podría ayudarlo. Quizá podría pedir a su líder Evo Morales, a sus candidatos Luis Arce Catacora y David Choquehuanca, que levanten los cercos malvados.

            Quizá podría facilitar que llegue oxígeno al Hospital de la Mujer. Sólo quedan doce horas, número cabalístico, medio día, media noche, hasta el amanecer. Dentro de poco él morirá, o quedará ciego, o será otro discapacitado.

            Nadia Alejandra Cruz Tarifa no contesta. No aparece. No visita los hospitales bolivianos colapsados por la falta de oxígeno y de otros medicamentos de urgencia para atender la pandemia del Coronavirus que afecta a 90 mil personas.

            Nadia no se siente madre de los niños asfixiados en el nosocomio paceño, donde el número de partos se ha quintuplicado desde marzo de 2020 porque es casi el único centro de salud reservado para atender la llegado de los nuevos patriotas.

            Acaban de anunciar la muerte de tres chiquitos en el Hospital del Niño. ¿Qué estará pasando en otras ciudades, en las provincias? El doctor Hugo Tejerina clama compasión a los grupos de choque del Movimiento Al socialismo (MAS). Dejen pasar las cisternas con oxígeno, dejen pasar las camionetas de la Cruz Roja, les ruega.

            Nadia está ocupada con otros llamados. Como el 25 de noviembre de 2019, cuando fue a consolar a los cocaleros en el Chapare por la huida del Jefazo: “la Defensoría para lo único que está es para garantizar sus derechos, para protegerlos, para reclamar y así nos cueste a nosotros lo vamos a hacer. Hermanos y hermanas, ni olvido, ni perdón”.

            Esas mismas turbas que la aplaudieron, la abrazaron y que hoy armadas, alcoholizadas, siembran el terror en las carreteras nacionales, principalmente en las encrucijadas del circuito coca cocaína donde no hay estado.

            Protegidos por la Defensora y por otros adláteres de los derechos humanos de los violentos, un grupo entra con machetes y hondas para atacar a las enfermeras y a los ancianos con Covid 19 en Samaipata. Evo cumple, también Santa Cruz está sitiada.

            Nadia calla, mientras en Tiraque destruyen ambulancias. Evo cumple. En Cochabamba sentirán el rigor de sus amenazas. Él enseñó cómo cercar para dejar sin comer a los urbanos; ahora, para dejar sin salud a los contagiados. Desde Entre Ríos a Yapacaní han alambrado puentes para que ningún camión con auxilios sanitarios llegue al hospital más cercano, ni a Oruro, ni al centro hospitalario en Miraflores. Los médicos son considerados adversarios.

            La Defensora no aparece en su barrio para decirles a los jóvenes que no flagelen a los trabajadores en salud. Luis Revilla denunció: “En el Hospital de la Mujer, 28 recién nacidos en riesgo de perder la vida por falta de oxígeno. En qué cabeza cabe este bloqueo absurdo e inhumano. Ni en situaciones de guerra se atenta contra enfermos y hospitales. Basta de tanta indolencia y mezquindad”. Tanto esfuerzo municipal se desmorona.

            Nadia se esconde, igual que su violento antecesor A última hora intenta cambiar el discurso, atorada como el resto del MAS. Ya es tarde. Incapaz y perversa, así quedará en la historia boliviana.

viernes, 7 de agosto de 2020

IDIOTAS Y MALVADOS

 

            La estupidez es peor que la maldad, publicaba hace poco la BBC, porque al menos el malvado obtiene algún beneficio para sí mismo. Después de revisar textos de filósofos e historiadores, Antonio Fernández muestra que “si la Humanidad se halla en un estado deplorable, repleto de penurias, miseria y desdichas es por causa de la estupidez generalizada que conspira contra el bienestar y la felicidad. La estupidez es la forma de ser más dañina”.

            En la semana que concluye los habitantes de varios países de América Latina contemplamos estupefactos medidas, discursos y decisiones asumidas por lo gobernantes o por los partidos políticos en oposición que son estúpidos y también malvados.

            El caso de Nicaragua es el más patético. Los sandinistas, así se autonombran, han cumplido sus amenazas contra la Iglesia Católica que hace dos años asiló a los jóvenes manifestantes y ayunadores contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

            Asesinaron a sacristanes y a fieles, asaltaron parroquias, cercaron templos para forzar al hambre y la sed de sacerdotes y monjas. Hostigaron a instituciones ligadas a la fe y al servicio social, incluyendo aquellas que son las únicas que socorren a los más hambrientos.

            En los últimos meses, como parte del extravío de los dos insanos que gobiernan esa nación centroamericana, sandinistas ingresaron a iglesias en lugares emblemáticos como Masaya para pisotear las hostias, romper íconos y defecar en los altares. No es un rito satánico sino una orden política de quienes se nombran “socialistas”.

            El pasado viernes se atrevieron a lo más idiota y perverso. Alguien arrojó una bomba molotov a la Capilla de la Sangre de Cristo, en plena Catedral de Managua, que calcinó una imagen de 382 años y que había resistido terremotos y guerras. Ahí también está expuesto el Santísimo en su Sagrario.

            ¿Podemos imaginar que algún terrorista, de esos que convocan a la guerra civil en Bolivia, se podría atrever a quemar la imagen de la Vírgen de Copacabana? Existen imágenes, templos y cultos que trascienden lo político y también lo religioso por su altísimo significado espiritual para los pueblos.

            Murillo intentó culpar a las velas que prenden los devotos al Cristo. La Iglesia Católica calificó la acción como “acto de sacrilegio y profanación totalmente condenable” ante los ojos atemorizados por la lluvia de cenizas y llorosos de miles de creyentes. El cardenal Leopoldo Brenes había alertado a religiosos y laicos estar vigilantes ante la ola de atentados.

            La dictadura de Ortega intentó apropiarse de procesiones y otros actos masivos de los católicos y se proclama creyente, mientras persigue y exilia a sacerdotes y obispos acusándolos de preparar un golpe de estado con respaldo de Estados Unidos.

            La serie de actos vandálicos son estúpidos porque, como dice la nota de la BBC, se emparenta con la intolerancia y la ausencia de diálogo; la idiotez se expande mediante consignas engreídas y sin fundamento, coreadas en un clamor colectivo esperpéntico. El estúpido es un ciego que se cree clarividente. El idiota ve el mundo desde su minúscula óptica personal.

            Así son los actos organizados por el Movimiento al Socialismo; cada vez pierde más y no recuperará nunca el apoyo de las capas medias ilustradas. No gana con bloqueos y amenazas, sólo se perjudica. A costa de la agonía de una población desvalida.