viernes, 26 de noviembre de 2021

MOVIMIENTOS TECTÓNICOS

 

            El derrumbe del Movimiento al Socialismo, en su fase de violencia desde las funciones públicas o para/públicas, desplaza -al mismo tiempo- las raíces de la historia boliviana del siglo XX; asemeja a aquellos movimientos tectónicos que desde adentro destruyen y construyen nuevas formas. Suenan antes de estallar en la superficie.

            El empeño de ese partido por insultar a la sociedad cruceña y sus líderes- convocando al enfrentamiento- entierra el pensamiento formado hace 100 años entre los intelectuales, principalmente cochabambinos. La idea de consolidar la Nación, de unir aquello que seguía disperso desde 1825, latió muy fuerte en el movimiento universitario autonomista de 1930; entre los combatientes en las arenas del Chaco; entre los partidos políticos fundados después de la guerra; entre los industriales de los años 40.

            La imposición de banderas, de feriados, de consignas, de años nuevos, ha quebrado el sueño de unir lo diverso, de articular los distintos tiempos del progreso y de las costumbres. Optar por un burócrata porque es masista en vez de incluir a un ingeniero petrolero o a un doctor en química porque no son del partido, es dinamitar las empresas estratégicas fundadas bajo el aliento de esa idea de Nación.

            La movilización del MAS, con rostros tan enojados, es una triste marcha fúnebre al glorioso movimiento sindical boliviano que tuvo la capacidad en sus años de gloria de reivindicar esa noción de Patria. Los obreros bolivianos no solamente planteaban sus propias demandas, sino que interpretaban un amplio horizonte nacional.

            Hace un siglo, sobre todo desde el movimiento minero, el proletariado se consolidó como una piedra angular imprescindible para conquistar el poder político. Desde sus inicios, el sindicalismo boliviano- a diferencia del argentino o del colombiano- no aceptó la influencia de los estalinistas que financiaban organizaciones obedientes a las líneas importadas de Moscú.

            Fue un movimiento con una clara conciencia de clase, con un permanente discurso defendiendo la independencia de clase y de cualquier partido, la relación horizontal de las jerarquías con las bases, la tradición de escuchar en ampliados masivos las propuestas de todos.

            Esa fue la fortaleza de la Central Obrera Boliviana, COB, fundada al triunfo de la insurrección popular de 1952, y de su columna vertebral, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, FSTMB. Emparentado con el peronismo, el Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR, intentó cooptar a los dirigentes con dádivas y puestos públicos; cuando ese camino dorado no funcionó, alentó la división y usó la violencia.

            Las dictaduras militares reprimieron, bajaron salarios, acusaron de subversivos a los líderes proletarios; fomentaron el sindicalismo paralelo, “los coordinadores”; ilegalizaron a las federaciones. La COB, la FSTMB, sobrevivieron con su rostro digno, aunque ya con señales de corrupción, que en su momento no se quiso autocriticar.

            La democracia fue la oportunidad para consolidar la institucionalidad. En cambio, trajo el desmembramiento, la desorientación. Sin embargo, fue recién desde 2016 que el gobierno del MAS logró hundir la esencia de la COB a través de la dependencia partidaria, la entrega de bienes y dineros, el sometimiento al discurso oficial.

            ¿En noviembre de 2021, quién o quiénes se sienten representados por la COB?

            La consolidación de nuevos actores, el retorno del debate sobre el federalismo, las nuevas formas de lucha- incluido el humor y la creatividad- construyen otra alternativa.

 

viernes, 19 de noviembre de 2021

LO FINO Y LO ORDINARIO

 

            Aquella mañana de 1994, el embajador boliviano Eloy Ávila Alberdi tenía listo hasta el último detalle para el reencuentro de prisioneros que un día habían sido enemigos en las arenas del Chaco. Gonzalo Sánchez de Lozada y Juan Carlos Wasmosy intercambiaron reliquias de guerra y firmaron importantes convenios.

            Lo central fue el abrazo fraterno entre beneméritos, algunos se habían conocido en1935 cuando cesaron las hostilidades. Lágrimas, recuerdos, anécdotas, risas. Ana María Radal, esposa del diplomático, había horneado delicias benianas. Los Ávila gastaban de sus propios ahorros para difundir las costumbres bolivianas.

            Eran personas finas, letradas y cálidas. ¡Qué orgullo para los periodistas bolivianos escuchar las palabras de autoridades y parlamentarios alabando a la representación nacional! Ávila fue reconocido como el mejor embajador en Paraguay.

            Igual sucedía con otro beniano, Guillermo Aponte Burela, socialista, casado con la poetisa Martha Reyes Ortiz, acreditado ante el gobierno venezolano democrático. Por gestiones consecutivas fueron elegidos los embajadores más queridos en Caracas. Ayudaban a todo boliviano que pasaba por ahí, sin preguntar sus preferencias políticas. Podían preparar actos culturales, conversar sobre música, sobre historia, sobre autores.

            Incluso durante el gobierno del MAS hubo en Asunción un delegado boliviano de primer nivel, Marcelo Quezada, descendiente de familia luchadora y lectora. Fue uno de los fundadores del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, IPSP. Las declaraciones de Evo Morales contra el gobierno paraguayo en 2011 alteraron los logros de Quezada.

            Los jóvenes deben saber que no siempre Bolivia tuvo como embajadores a personajes ordinarios, incultos, torpes y desprolijos como los que hoy ocupan representaciones del Estado Plurinacional. Ni hubo un caso de expulsión con declaración unánime de persona no grata como sucedió con Mario Cronenbold, de densa biografía.

            Luzmila Carpio fue embajadora de Bolivia aún antes de ocupar un puesto oficial. Hermosa con su vestimenta potosina, su sombrerito y sus negras trenzas. Los otros diplomáticos la adoraban, como la había admirado el público parisino cuando salía a cantar trinos de aves que le había enseñado su abuela campesina. Hablaba perfecto francés con cualquier autoridad y soñaba con difundir las culturas originarias bolivianas.

            ¡Qué diferente a David Choquehuanca que parecía un dictáfono con un solo disco! En cada viaje, en cada discurso en los aniversarios de embajadas acreditadas en La Paz repetía un mismo párrafo ofensivo. En 2006 algunos le prestaban atención; diez años después la gente se miraba azorada. De pronto se le ocurrió obligar a los asistentes a escuchar sus desorejadas estrofas, sin respetar que nadie había acudido ahí para aplaudirlo.

            Era poco grato contemplar a ese jefe de ceremonial aturdido por los tres wiskis al hilo, como si fuese preste, escondiendo bocaditos en los bolsillos de su saco multicolor. O los temores femeninos por los presuntos acosos de otro canciller; ¿habrán investigado las autoridades correspondientes? ¿Por qué sigue como adlátere de Evo Morales?

            La decadencia del servicio exterior boliviano no sólo se traduce en el mal gusto, la halitosis fétida de varios funcionarios, de sus gulas y embriaguez, sino que se refleja en un extravío que está aislando a Bolivia, ya físicamente mediterránea.

            El apoyo al somocista Daniel Ortega es un balido de oveja, no una decisión favorable a Bolivia. Hasta la fracción estalinista del PT brasileño borró su saludo y el candidato chileno pidió a sus aliados no cometer tal imprudencia.

            La inevitable crisis de gabinete debe empezar por recuperar la misión y la responsabilidad del Ministerio de Relaciones Exteriores con personal capaz, que sepa leer libros y noticias y no sólo jugar con piedritas y tik toks.

 

 

viernes, 12 de noviembre de 2021

CREAR DOS, TRES MUCHAS UCUREÑAS

 


            Esta semana se repitió una vez más el guion del Movimiento al Socialismo (MAS) para intentar vencer a las ciudades rebeldes trasladando a campesinos humildes para enfrentarlos con los citadinos, con una violencia similar a la promovida por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en 1958 contra la resistencia cruceña. Sin olvidar que lo mismo hizo René Barrientos entre 1965 y 1969 usando el Pacto Militar Campesino contra las protestas del proletariado minero.

            Llevar grupos armados desde Ucureña hasta Santa Cruz de la Sierra le costó al régimen movimientista el inicio de su caída, después de haber logrado más del 80 por ciento de votos en las elecciones de 1956; el presidente Hernán Siles no tuvo pisada en esa región. Nadie pudo borrar la imagen de unos bolivianos convertidos en caricaturas de sí mismos, embriagados, atacando a civiles desarmados, con el pretexto de una conspiración de Falange Socialista Boliviana (FSB) y contra los reclamos cívicos.

            Apoyados por los carabineros y trasladados por los militares, los milicianos cochabambinos entraron a domicilios particulares para robar el botín prometido; saquearon clubes sociales, destruyeron la sede del Comité por Santa Cruz. Actuaron como hordas descontroladas. El hecho fue calificado en su momento y en la historia como un acto de barbarie. ¡Qué ganaron los pobres agrarios acarreados por los poderosos?

            En 2019 (octubre y noviembre), en 2020 (agosto) y en 2021, el MAS usó de la misma forma a gente de recursos limitados para llevarlos a cercar barrios paceños, para sembrar terror en Cochabamba. Una y otra vez acarrea a laimes o jukumaris para provocar un tinku sin ritual contra los pobladores de la heroica ciudad de Potosí; desde el Chapare lleva huestes hasta Santa Cruz de la Sierra (usando vehículos que tendrían origen en el narcotráfico); así llevó pobladores de San Julián contra periodistas en Las Londras Siempre en masa, anónimos, encapuchados, armados con garrotes, dinamitas, armas letales, sin enfrentar ninguna responsabilidad, ningún cargo.

            Desde las estructuras que supuestamente deberían dar seguridad a la ciudadanía, son mimados por jefes policiales, por defensoras del estado, por ministros.

            El MAS pretende crear dos, tres, muchas ucureñas para meter miedo a la población inerme, sin recordar que el método fue una sombra permanente para la historia del MNR y sus caudillos y fue un fracaso para quienes en su momento quisieron crear guerras civiles en Asia, África y América Latina imitando a Vietnam.

            El MAS esquiva una y otra vez las oportunidades que le da la historia para responder a las demandas del pueblo boliviano. No admite que fue sacado del Palacio de Gobierno por una ciudadanía que ocupó las calles voluntariamente, autoconvocada, en familia, alegre, unida, creativa, de punta a punta en el mapa nacional. Se atraganta con su invento de “golpe” que le impide ver que la gente quiere paz, quiera diálogo, quiere participación, quiere desarrollo.

            Trasladar gente rural para agredir a universitarios, armar con piedras a campesinas para que peguen a madres de familia, ensangrentar a periodistas que sólo tienen un lapicero, cercar a vecinos que no quieren perder sus viviendas, golpear a una anciana hincada, patear a un discapacitado, gasificar a una muchacha, encañonar en la cabeza a un ciclista adolescente… son recursos cobardes. Con la posibilidad, además, de volverse un boomerang y de generalizar el recurso de la violencia, camino que no tiene retorno.

           

viernes, 5 de noviembre de 2021

EL BANDOLERISMO SOCIAL IMPUNE

 

            ¿Cómo pudo un grupo de hombres aferrados a armas de fuego letal, palos, machetes retener a 17 ciudadanos y policías durante largas siete horas? ¿Quién o quiénes les repartieron esos instrumentos de combate? ¿Quién o quiénes los entrenaron? ¿Quién o quiénes los organizaron para el ataque, el repliegue, los interrogatorios, las palizas, los golpes? ¿Quién o quiénes les entregaron uniformes militares, pasamontañas, camuflajes? ¿Quién o quiénes eligieron al líder con voz de mando de guerra?

            ¿Por qué no reaccionó la policía departamental al conocer los hechos? ¿Por qué el comandante de la policía nacional General Jhonny Aguilera calificó el asunto de “altercado”? ¿Existen muchos de esos “altercados” en el país, dónde, cuándo, cómo? ¿Por qué fueron destituidos los fiscales que investigaban otros hechos de violencia en el mismo territorio?

            ¿Quién es o quiénes son los Padrinos de los guerreros de Las Londras? ¿Quién les autoriza dar “sustos” a periodistas cruceños? ¿Quién les enseñó a disparar a las cámaras?

            ¿Quién les da dinero? ¿Por qué ellos pateaban en el suelo a los periodistas para saber “quién les pagaba”? ¿Cuál su interés en ese detalle? ¿Existe alguna fuente opaca que entrega billetes a quienes tomen tierras en predios privados en Santa Cruz? ¿Por qué actuaban con tanta impunidad?

            ¿Quién o quiénes ordenaron a mujeres para que torturen a una joven periodista negándole sus mínimos derechos de persona humana? ¿Reciben medallas por su valentía? Un tropel contra una muchacha.

            ¿Qué falló en su plan de linchar a los rehenes, de quemarlos vivos?

            ¿Quién protegió la emboscada para torturar a los dueños del predio?

            ¿Quién o quiénes llamaron para insinuar a los armados detener la golpiza, cuando ya un oficial de policía estaba desvanecido, un reportero tenía los oídos reventados y todos soportaban las espaldas laceradas por los suplicios?

            ¿Cuál es la relación del grupo armado con las autoridades del INRA departamental, del INRA Nacional; con los ministros de Gobierno y de la Presidencia? ¿Por qué éste elude explicar cómo civiles pasean armados en Bolivia? ¿Por qué la otra prefiere el silencio para no hablar del asunto? Al inicio de la gestión de Luis Arce, el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Caracallo fue encontrado en un presunto soborno en pleno Prado paceño por cobrar coimas para sanear tierras. ¿Hasta dónde llega el largo brazo de Nemesia Achacollo?

            ¿Y de las ramificaciones del tráfico de sustancias prohibidas, se dice algo?

            Lo cierto es que ya no existe Estado Plurinacional en cada vez más municipios; aquella ausencia que comenzó en Ivirgarzama se expande a todos los puntos cardinales. Autos chutos, drogas, descomposición social, linchamientos, falta de policía, son el sello de una delincuencia barnizada con demanda social; de un bandolerismo disfrazado de pobreza; de una mafia encubierta de antiimperialismo.

            El proceso político que empezó defendiendo la materia prima de la cocaína culmina en el mismo lugar. Cuando las FARC se metieron a narcos para autofinanciarse terminaron enlodados y drogodependientes, igual que los sandinistas cuando abrazaron a Pablo Escobar Gaviria. La cosa nostra se inició rebelde y degeneró en una organización criminal que no ha permitido el progreso económico en sus zonas de control.

            Los sucesos en Las Londras son la continuación de las bandas asaltando la casa de la periodista Casimira Lema; de las bandas incendiando los buses municipales; de las bandas lanzando bombas molotov; de las bandas bloqueadoras provocando la muerte de enfermos en agosto 2020. ¿Acaso no desfilaron en esos momentos con armas en la mano?

            Los grupos armados existen y se esparcen porque la sociedad los tolera y son demasiados los que prefieren mirar a otro lado. Porque la narcopolítica los alimenta, hasta que ellos alcen vuelo propio y Bolivia siga el camino de Colombia, México, Somalia.