La imagen del guerrillero barbudo se
difumina. Para muchos fue un invasor, el Agustín Gamarra del Siglo XX, y varios
publicaron artículos condenándolo como causante de medio centenar de muertos
bolivianos. Otros realzan la memoria del comunista que luchó hasta morir por los
pueblos oprimidos.
¿Por qué vino a Bolivia? ¿Quién
decidió su suerte? ¿Quién ordenó su ejecución, fue la CIA, fue el General René
Barrientos? Son preguntas que se mantienen sin respuestas contundentes en
tantísimas biografías y estudios y así seguirán por mucho tiempo. En lo único
que parecen coincidir todos, amigos y adversarios, es en reconocer la
coherencia de pensamiento, profesión y acción de Ernesto Ché Guevara, asesinado
a los 39 años en el sureste boliviano, rodeado de leales camaradas. ¡Era un
hombre único! El disparo físico fue como un boomerang para generar la
interminable leyenda, la melena, los ojos, la mirada más allá de la muerte.
Quienes se han encargado de rematarlo
no son los mariners ni los de la
Triple AAA, son los gobernantes del socialismo del siglo XXI que han convertido
el ¡Patria o Muerte, Venceremos! en ¡Patria o muerte, Beberemos! Y han
modificado la palabra Revolución en Robalución. Los homenajes en el sitio de su
muerte fueron caóticos, desordenados y demagógicos, un espejo.
Desde la Patagonia con el esquema
Kirchner que enlodó inclusive al otrora prestigioso activismo por los Derechos
Humanos, con crápulas encargados de los contratos a amigos y testaferros y un
vicepresidente playboy y de dudoso enriquecimiento repentino. En su Argentina
natal se forjó el modelo de los nuevos ricos socialistas.
Bolivia disputa a Venezuela las
noticias de los grupos de poder atrapados en la corrupción, el sexo, las
drogas- tanto para consumir como para distribuir-, la violencia doméstica, la
acumulación del capitalismo más salvaje. El ideal femenino está muy lejos de la
guerrillera de boina negra porque las portaestandartes del proceso de cambio,
desde la ex primera dama, quieren ser rubias, divas, y glamorosas.
¿Acaso Franz Pari, su padre, su
esposa, su amante, son originales? Son un estereotipo que vemos todos los días
en muchas oficinas públicas, donde lucir dinero, pagar farras, alquilar mujeres,
son las nuevas boinas rojas para vencer al enemigo neoliberal. Hay muchos París,
incluso con notable parecido físico, hasta en el peso y en el corte de cabello.
¡Miren las figuras del narco asesor del comando Ché Chevara, la del narco hijo
o la del narco futbolero y comprenderán lo que afirmo!
Un socialismo que soporta de todo,
incluso un presidente que se apropia del nombre del patriota Augusto C.
Sandino, acusado de violar a su hijastra y también a otra menor de edad. ¡Y
gana las elecciones!
Dejaron sin argumento a la “Fiesta
del Chivo”, a “Yo, el Supremo”, o al “Otoño del Patriarca”. Dejaron sin
esperanza a las nuevas generaciones, a los idealistas y poetas. Como aconseja
Evo Morales, mejor ni entrar a la U, para qué perder tiempo en el conocimiento.