jueves, 18 de septiembre de 2025

MEMORIAS

 DESDE LA TIERRA

MEMORIAS

LUPE CAJÍAS

 

            Hace medio siglo -después de los años de resistencia a las dictaduras, de la histórica Huelga de Hambre de 18 días, de la victoria por tres veces consecutivas de un frente de izquierda y de las multitudinarias manifestaciones populares- el 14 de julio de 1985, el general Hugo Banzer Suárez ganó las elecciones con medio millón de votos.

            ¿Por qué pudo triunfar en las urnas el antiguo dictador? En 1978, el banzerismo no había podido vencer ni con un enorme fraude en las urnas rurales. En un quinquenio, triunfó. En una década, presidió un gobierno constitucional.

            En el olvido quedaron los siete años de violación de los Derechos Humanos, los desaparecidos, los asesinados, los encarcelados, los perseguidos. Quedaban borrosas las denuncias sobre la deuda externa, el derroche de los recursos ingresados en un boom de precios de los minerales.

            El fracaso de la gestión de la izquierda en el poder fue contundente. La promesa de solucionar los problemas en 100 días quedó ridícula. El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) cometió errores que hundieron aún más las finanzas públicas y la economía de los hogares. Filemón Escóbar, décadas después, realizó una autocrítica del rol del movimiento obrero en el desgaste de la Unidad Democrática Popular (UDP).

            Hernán Siles Zuazo tuvo que acortar su mandato. Su sucesor fue Víctor Paz Estenssoro quien implementó la Nueva Política Económica a través del D.S. 21060 con los resultados que han sido analizados estos días por expertos y economistas.

            Guillermo Bedregal Gutiérrez corresponsable de la Masacre de Todos Santos volvió a ser ministro. Miles de trabajadores quedaron sin trabajo. Adiós a las mujeres que ayunaron para lograr las libertades para todos. Los militares gozan del 100 % de jubilación. La izquierda se redujo a un par de diputados, unos cambiaron de bando y otros refugiaron su desilusión en el alcohol o en alguna ONG.

            Los periodistas quedaron desconcertados. Era más fácil identificar en las dictaduras al enemigo principal; luchar, organizar cadenas radiales, sacar publicaciones clandestinas, ayudar a difundir las convocatorias sindicales. En la democracia se impuso la banalidad.

            En 2016, los bolivianos se auto convocaron en un inmenso movimiento civil para derrotar a un gobierno autoritario que quería perpetuarse en el poder. Aún con estrategias oscuras para esconder la victoria del NO a la reelección, fue imposible taparla.

            En los siguientes años Evo Morales, Álvaro García Linera, Juan Ramón Quintana, Sacha Llorenti, Teresa Morales, Alfredo Rada, Hugo Moldiz Héctor Arce Zaconeta, Adriana Salvatierra, Eusebio Gironda, José Luis Gringo Gonzáles y todo un aparato de abogados, de periodistas, de políticos inventaron una cúpula legal para justificar la re re re candidatura de Morales-García Linera.

            En 2019, otra vez la población se auto convocó. Fue mucho más allá de los cálculos de políticos. Las abuelas, las madres, las guaguas fueron la vanguardia de una inédita movilización que cubrió todo el país. Pititas y banderas tricolores derrotaron a las bandas de sicarios y pandilleros. Los periodistas cubrieron la epopeya.

            ¿Para qué? Para que asuma un gobierno transitorio constitucional que pronto mostró más angurria que sus antecesores. Jeanine Añez fue valiente, pero ingenua y hasta cómplice con el saqueo de funcionarios, de militantes de partidos que no habían logrado ni el 5 % de los votos, de personajes que no conocían el funcionamiento de la administración pública.

            El derrotado Movimiento al Socialismo retornó triunfante con más de 50 % de votos, un amplio respaldo internacional y una enorme sed de venganza. El ministro Iván Lima encabezó la persecución a todo sospechoso; burló la normativa para apresar a una expresidenta. El líder cívico potosino que había dado rostro al movimiento ciudadano fue encerrado en la cárcel destinada a los delincuentes más peligrosos. El gobernador electo de Santa Cruz fue secuestrado. Eduardo del Castillo apresó a la dirigencia cocalera yungueña. Lo que quedaba de sindicalismo independiente fue desmantelado. Los últimos medios de prensa con voz diferente a la oficial fueron comprados, censurados, acogotados.

            En estos días, después de la resistencia de 20 años, otra vez el provenir asoma siniestro. Vuelve el discurso acusando de los males a los “gringos”, a los “ricos”, a la “Media Luna”. Rodrigo Paz declaró: “no permitiremos que le roben el voto al pueblo”. Consideró que una conspiración de los poderosos busca evitar una posible victoria de su binomio. ¿Les suena ese tono de amenazas?

            Lo peor. Vuelve la narrativa contra la libertad de prensa, contra los periodistas, contra los medios. Vuelven los pretextos de “guerra sucia” para silenciar los comentarios a las declaraciones torpes del (no) capitán de policía Edman Lara. ¿Acaso resistimos dos décadas para prolongar el autoritarismo?

viernes, 12 de septiembre de 2025

CERRAR LA DEFENSORÍA, EMAPA Y OTROS DESPERDICIOS

 

 

            En su última aparición pública, el Defensor del Pueblo Pedro Francisco Callisaya Aro se refirió a un sondeo realizado por la institución que él dirige sobre el aumento de los precios de productos de la canasta familiar. ¿Desde cuándo la Defensoría del Pueblo reemplaza al Instituto Nacional de Estadística? ¿Cuáles son sus metodologías de trabajo? ¿Hablar de alimentos es hablar de un derecho humano? ¿En qué se relaciona con los mandatos de la Defensoría, con su Visión o con su Misión?

            La respuesta es fácil. El Defensor está extraviado como está el conjunto de esa entidad desde que Evo Morales, Álvaro García Linera y Juan Ramon Quintana la utilizaron para sus fines personales, partidarios y oficiales.

            Hace mucho tiempo que la Defensoría dejó de ser un puente de mediación entre el Estado y la Sociedad Civil. Al contrario, como muy bien graficó el líder de los cocaleros del circuito ilícito con la cocaína, la Defensoría estaba a su servicio como otras reparticiones de la administración pública.

            En los últimos tres años el abogado Callisaya llena la portada institucional con sus fotografías al lado de mujeres indefensas, de niños, de indígenas. Igual sucede con los Podcast y con otras publicaciones. Autopropaganda personal no información institucional.

            Callisaya trabajó varios años en la Defensoría. Apoyó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos entre 2016 y 2017. Esa entidad, tal como escribimos en otras ocasiones, cerró los ojos para asuntos dramáticos como la represión en Chaparina. Su representante Denis Racicot actuó permanentemente en defensa de Evo Morales; incluso en 2019 cuando ya no ejercía en Bolivia y voceros internacionales amplificaron la narrativa del “golpe de estado”.

            Los documentales de la Defensoría sólo muestran una parte del conflicto post electoral de ese año sin indagar la actividad de los grupos paramilitares del MAS y la violencia contra periodistas o contra el exdefensor Waldo Albarracín.

            Callisaya fue parte del desprestigiado Tribunal Departamental de Justicia de La Paz hasta el año 2021. Fue elegido Defensor por la Asamblea Legislativa Plurinacional con mayoría masista.

            Sucedió a la interina Nadia Alejandra Cruz Tarifa. Su interinato debía durar 90 días, pero se quedó tres años. Entre sus actuaciones más polémicas estuvo su participación en el cabildo en el Chapare, donde arengó a los “hermanos” cocaleros. Trabajó junto al abogado de Morales Néstor Cox. Sus acciones fueron asumidas como parcializadas, lo que a la vez provocó reacciones ciudadanas contra ellos, algunas violentas. La CIDH de la OEA salió en su defensa. La CIDH fue también considerada parcializada por el MAS. Posteriormente ocupó un puesto en la administración de Luis Arce como viceministra de Igualdad de Oportunidades junto con Iván Lima.

            El otro Defensor fue David Alonzo Tezanos Pinto Ledezma, cuyas actuaciones fueron contradictorias. Tuvo que renunciar por acusaciones de violencia en el ámbito doméstico. Utilizó las oficinas de la Defensoría para contar sus infidelidades.

            El último Defensor que intentó mantener la independencia de la entidad fue Rolando Villena, a pesar de las presiones del propio presidente Morales y de sus ministras.

            En los últimos 10 años, la institución no cumplió su rol. En cambio, agrandó su burocracia. Se limita a realizar talleres, a emitir comunicados, a firmar acuerdos sin lograr incidencia real ni cambios en el aparato represivo gubernamental.

            Las acciones verdaderamente eficientes las cumplen las defensorías de los municipios que actúan oportunamente para atender casos de violencia contra niños, mujeres y los abusos policiales y militares.

            El Estado ahorraría muchos ítems.

            Tampoco funciona la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), creada para alentar la producción y mediar entre productores y consumidores. Otro caso de burocracia fracasada. Sus responsables no emiten informes reales, en cambio las amas de casa encuentran que ese rol lo cumple mejor el mercado. Es un asunto que seguramente será auditado en detalle en la próxima gestión.

            El próximo gobierno encontrará cantidad de papelería, banners, escudos con el logotipo inventado por los pachamamistas para reemplazar los emblemas nacionales. ¿Cuánto se gastó? ¿Qué empresas se beneficiaron? ¿Quiénes hicieron los contratos? ¿Qué dibujante ganó un concurso de méritos? Etc. Etc.

            La reestructuración deberá ser completa en el Ministerio de la (No) Cultura y en la Fundación Cultural del Banco Central convertida en agencia de la mediocridad. Muchos funcionarios y consultores apegados al MAS tendrán que buscar otras pegas.


viernes, 5 de septiembre de 2025

LA LARGA SOMBRA DEL (NO) ESTADO CHUTO

 


            Los escaladores de mi familia relatan la imagen más intensa cuando coronan la cima del Huayna Potosí: a un lado el precipicio es profundo; al otro lado, el precipicio es profundo. El sendero sólo permite dar un paso tras el otro, con sumo cuidado para no resbalar. Un tropezón arrastra a todos los montañistas que suben atados a una cuerda. El guía mantiene la calma. Da los últimos consejos después del entrenamiento de días y del esfuerzo para vencer al frío y al mal de altura. Arriba espera la luz.

            Madrugar a las dos de la mañana, caminar sin descanso, controlar la sed, respirar sin desperdiciar energía son cualidades que se ven recompensadas cuando al arribar se contempla el hermoso espectáculo de la patria. A lo lejos se dibujan las siluetas de los otros nevados. Se divisa la selva que nace en el piemonte yungueño y los ríos que se forman desde los deshielos hasta acariciar la floresta. Abajo parpadean las luces citadinas. Arriba se despiden las estrellas. Asoma tenue la aurora de rosados brazos.

            Bolivia está en estas semanas postelectorales en un escenario similar. A cada lado amenaza el precipicio. Al centro, existe la posibilidad de un camino difícil pero posible, esforzado pero lleno de esperanza.

            La dificultad mayor está en el contexto. ¿Podrá el futuro guía vencer la larga sombra del (No) Estado Plurinacional chuto? ¿Cómo coronar la montaña si no se respetan las reglas básicas para enfrentarla?

            Muchas veces escribí sobre la plaga que nos deja el Movimiento al Socialismo (MAS) porque más que partido fue y es un método para obtener ascenso social y ganancias para grupos privilegiados y clanes familiares. Un método violento, cuya base es la burla a la ley. A la vez un método capaz de construir una narrativa que envuelve con celofán sus promesas demagógicas.

            Evo Morales burló toda normativa en su vida personal y como líder de un sector relacionado con un circuito ilícito. Como presidente reconoció públicamente que no respetaba las reglas. Para ello contó con un séquito de abogados (de consorcios) y de amarra huatos uniformados.

            Morales no actuó solo en el desmontaje de la frágil institucionalidad boliviana. Su principal aliado fue Álvaro García Linera, el licenciado chuto que fue catedrático sin cumplir las condiciones para ejercer ese cargo, que usó un templo sagrado para su lujoso matrimonio y que ejerció todo el poder desde la vicepresidencia para hundir a la prensa boliviana.

            El aparato estatal fue instrumentalizado para enterrar a la Ley SAFCO, al Estatuto del funcionario público y a la meritocracia que Bolivia se había comprometido respetar al ratificar las convenciones contra la corrupción y la Ronda de Buenos Aires.

            El MAS entregó los ministerios, las empresas estatales y las embajadas y al personal menos calificado para ello. García Linera urdió las tramoyas, como sucedió con la Fundación Cultural del Banco Central y el Archivo Nacional. Lidia Patty no es la única analfabeta funcional convertida en diplomática.

            El peor error de Luis Arce Catacora fue nombrar ministros por cuotas del poder sindical y no por méritos. La lealtad no sirvió para entender cómo debía funcionar la administración pública.

            El método masista es contagioso. Así lo sufrimos los habitantes de La Paz con el gobierno de Iván Arias. Destrozó la prestigiosa alcaldía. Último calvario, bajar a la zona sur por la costanera donde durante semanas sus funcionarios juego con fichitas de lego.

            En estos días escucho los mensajes del nuevo Evito que ni llegó al poder, pero ya ataca a la prensa, acusa a los periodistas de tergiversarlo, amenaza a sus propios aliados y hace promesas que sabe que jamás podrá cumplir. Esa línea hundió los años de lucha de la izquierda. Gustavo Petro es un ejemplo palpable.

            Un Evito que difunde como columna vertebral de su programa económico la “nacionalización” de los autos chutos. Chuterío entreverado con cocaína, bandas internacionales, corrupción.   Chuterío que es el antagonista de la institucionalidad.

            Rodrigo Paz lo imitó esta semana con saldos temerarios. Afirmó que “parece un pecado tener un auto chuto cuando todo el mundo lo tiene”. No, señor Paz Pereira. Muchos bolivianos adquieren o venden su vehículo de forma legal y pagan los impuestos correspondientes. El que alentó la compra de chutos fue García Linera y los que se enriquecieron fueron emergentes que sacaron sus millones fuera de Bolivia (además de ocupar puestos parlamentarios). Dudo que Jaime Paz maneje una vagoneta chuta.

            Acusó a carabineros chilenos y lanzó otras ligerezas provocando un incidente diplomático sin siquiera ser presidente. Todas las fuerzas políticas condenaron sus dichos.

            Continuar por el modelo del (No) Estado chuto, con o sin el MAS en el poder, es caer en el precipicio, de donde ningún montañista retorna con vida.

           

           

martes, 2 de septiembre de 2025

ISRAEL AISLADO DE LA COMUNIDAD MUNDIA

 

 

            “¡Asesinos!, ¡asesinos!, ¡asesinos!”. Asesinos de niños, de mujeres, de periodistas. Asesinos, asesinos, asesinos. Es el grito que estremece decenas de ciudades en todo el planeta, que rebalsa las redes sociales y ahora también resuena en casi todas las principales cadenas de noticias internacionales.

            Ante la insuficiente reacción de los gobiernos y de los organismos internacionales, la sociedad civil ha vencido al pretexto acusador de “antisemitismo” para denunciar con datos y hechos y con profundísimo dolor la destrucción sistemática del ejercito judío contra la población civil de Gaza.

            Tal como resumimos en varias ocasiones, las palabras y los calificativos han dejado de tener sentido cuando se contemplan los cuerpos mutilados de familias íntegras, de niños que hacían fila para recoger algo de agua, de un camillero atendiendo a los heridos de un bombardeo previo, de los periodistas acribillados.

            Hace un año se describía el horror como un genocidio, como un nuevo holocausto, como un violento e inmenso campo de concentración al aire libre o como un infanticidio masivo. Ahora, después de 22 meses de intensificación de la guerra de Israel contra el pueblo palestino, no existen antecedentes en la historia. No hay calificativos suficientes.

            Las imágenes demuestran que la invasión israelí es una continuación de lo que sucedía mucho antes del 7 de octubre de 2023. Sacerdotes y religiosas católicos son testigos de las permanentes incursiones de soldados y de colonos contra niños palestinos en Gaza, en Cisjordania y en los propios territorios ahora bajo bandera de David, donde viven los últimos descendientes de palestinos y beduinos.

            Llama la atención que los responsables de tirar bombas contra hospitales y lugares sagrados; de disparar contra personas que buscan algo de comida; de humillar en todo momento y en todo lugar a la dignidad de las mujeres árabes, son los hijos o nietos de quienes padecieron durante el régimen nazi en Europa.

            En ciudades españolas la multitud retrasmitía los cuerpecitos de cientos de niños amortajados de blanca túnica, sangrante. Más de 300 mil australianos marcharon condenando a Israel. En Nigeria, en México, en Chile y también en ciudades estadounidenses, en parlamentos europeos, en festivales de cine, en salas de concierto la gente pide paz en Gaza, ondea banderas palestinas y se une al grito “Palestina Libre”.

            Artistas, intelectuales, internautas graban videos para convocar a la acción de sus respectivos gobiernos. Defender a Gaza es defender a la humanidad.

            Unas palabras especiales merecen los periodistas asesinados por cumplir con su deber de informar al mundo sobre lo que sucede en Palestina. Israel prohíbe el ingreso de la prensa internacional a pesar de los insistentes pedidos de las agrupaciones de periodistas y de las agencias de noticias occidentales. Sólo admite algún reportero que siga a sus tropas.

            En ninguna guerra, un ejército enemigo ha exterminado a tantos cronistas como Israel en su conquista de Gaza. Más de 280 hombres y mujeres, casi todos menores de 30 años, a veces junto con toda su familia, han sido asesinados. Asesinados.

            Los últimos fueron los reporteros que habían acudido a cubrir los estragos de un bombardeo israelí contra el hospital Nasser en Jan Yunis. Los fallecidos fueron Mohammad Salama, Ahmed Abu Aziz, Moaz Abu Taha, fotógrafo, Husam al Masri, camarógrafo de la agencia Reuters y la joven de 33 años de AP Mariam Dagga.

            Consciente del peligro, Mariam redactó su testamento. Pidió a sus colegas no llorar en su funeral y a su hijo de 13 años, Ghaith, le escribió: “Hazme sentir orgullosa, alcanza el éxito y brilla”. Sus colegas la describieron como una verdadera heroína.

            Israel no quiere que se muestre la hambruna en la Franja, la cual niega sistemáticamente. Como otras veces, los comunicados oficiales se limitaron a “lamentar lo sucedido” ante la consternación mundial. En Bolivia ninguna organización de prensa se pronunció, ni tampoco los candidatos en las elecciones del 17 de agosto.

            Tampoco hubo reclamos desde Bolivia por la muerte de Anas Al Sharif, ese juvenil rostro que informaba desde los lugares más peligrosos sobre esos “cuerpos puros aplastados bajo miles de toneladas de bombas y misiles israelíes, destrozados y esparcidos por los muros”. En una de sus últimas fotos besa a su hijita. En su testamento apuntó: “He entregado todo mi esfuerzo y todas mis fuerzas para ser un apoyo y una voz para mi pueblo”.

            ¿Cuántos más tendrán que morir para que alguien detenga a Israel?

 

            

LUPE CAJÍAS

 

            “¡Asesinos!, ¡asesinos!, ¡asesinos!”. Asesinos de niños, de mujeres, de periodistas. Asesinos, asesinos, asesinos. Es el grito que estremece decenas de ciudades en todo el planeta, que rebalsa las redes sociales y ahora también resuena en casi todas las principales cadenas de noticias internacionales.

            Ante la insuficiente reacción de los gobiernos y de los organismos internacionales, la sociedad civil ha vencido al pretexto acusador de “antisemitismo” para denunciar con datos y hechos y con profundísimo dolor la destrucción sistemática del ejercito judío contra la población civil de Gaza.

            Tal como resumimos en varias ocasiones, las palabras y los calificativos han dejado de tener sentido cuando se contemplan los cuerpos mutilados de familias íntegras, de niños que hacían fila para recoger algo de agua, de un camillero atendiendo a los heridos de un bombardeo previo, de los periodistas acribillados.

            Hace un año se describía el horror como un genocidio, como un nuevo holocausto, como un violento e inmenso campo de concentración al aire libre o como un infanticidio masivo. Ahora, después de 22 meses de intensificación de la guerra de Israel contra el pueblo palestino, no existen antecedentes en la historia. No hay calificativos suficientes.

            Las imágenes demuestran que la invasión israelí es una continuación de lo que sucedía mucho antes del 7 de octubre de 2023. Sacerdotes y religiosas católicos son testigos de las permanentes incursiones de soldados y de colonos contra niños palestinos en Gaza, en Cisjordania y en los propios territorios ahora bajo bandera de David, donde viven los últimos descendientes de palestinos y beduinos.

            Llama la atención que los responsables de tirar bombas contra hospitales y lugares sagrados; de disparar contra personas que buscan algo de comida; de humillar en todo momento y en todo lugar a la dignidad de las mujeres árabes, son los hijos o nietos de quienes padecieron durante el régimen nazi en Europa.

            En ciudades españolas la multitud retrasmitía los cuerpecitos de cientos de niños amortajados de blanca túnica, sangrante. Más de 300 mil australianos marcharon condenando a Israel. En Nigeria, en México, en Chile y también en ciudades estadounidenses, en parlamentos europeos, en festivales de cine, en salas de concierto la gente pide paz en Gaza, ondea banderas palestinas y se une al grito “Palestina Libre”.

            Artistas, intelectuales, internautas graban videos para convocar a la acción de sus respectivos gobiernos. Defender a Gaza es defender a la humanidad.

            Unas palabras especiales merecen los periodistas asesinados por cumplir con su deber de informar al mundo sobre lo que sucede en Palestina. Israel prohíbe el ingreso de la prensa internacional a pesar de los insistentes pedidos de las agrupaciones de periodistas y de las agencias de noticias occidentales. Sólo admite algún reportero que siga a sus tropas.

            En ninguna guerra, un ejército enemigo ha exterminado a tantos cronistas como Israel en su conquista de Gaza. Más de 280 hombres y mujeres, casi todos menores de 30 años, a veces junto con toda su familia, han sido asesinados. Asesinados.

            Los últimos fueron los reporteros que habían acudido a cubrir los estragos de un bombardeo israelí contra el hospital Nasser en Jan Yunis. Los fallecidos fueron Mohammad Salama, Ahmed Abu Aziz, Moaz Abu Taha, fotógrafo, Husam al Masri, camarógrafo de la agencia Reuters y la joven de 33 años de AP Mariam Dagga.

            Consciente del peligro, Mariam redactó su testamento. Pidió a sus colegas no llorar en su funeral y a su hijo de 13 años, Ghaith, le escribió: “Hazme sentir orgullosa, alcanza el éxito y brilla”. Sus colegas la describieron como una verdadera heroína.

            Israel no quiere que se muestre la hambruna en la Franja, la cual niega sistemáticamente. Como otras veces, los comunicados oficiales se limitaron a “lamentar lo sucedido” ante la consternación mundial. En Bolivia ninguna organización de prensa se pronunció, ni tampoco los candidatos en las elecciones del 17 de agosto.

            Tampoco hubo reclamos desde Bolivia por la muerte de Anas Al Sharif, ese juvenil rostro que informaba desde los lugares más peligrosos sobre esos “cuerpos puros aplastados bajo miles de toneladas de bombas y misiles israelíes, destrozados y esparcidos por los muros”. En una de sus últimas fotos besa a su hijita. En su testamento apuntó: “He entregado todo mi esfuerzo y todas mis fuerzas para ser un apoyo y una voz para mi pueblo”.

            ¿Cuántos más tendrán que morir para que alguien detenga a Israel?

 

           

viernes, 22 de agosto de 2025

EL DÍA DESPUÉS

 


            Cuando Bolivia se fue a dormir el domingo 17 de agosto de 2025, el sentimiento colectivo era de alivio. La jornada transcurrió en paz contando votos y no muertos. Los principales actores del proceso cumplieron con sus compromisos. Las antiguas palabras como fraude o corte de luz quedaron en el gavetero. Sobresalieron promesas como reconciliación y unidad. La imagen de Dios, la familia, la patria volvían al primer plano.

            Cuando Bolivia despertó el lunes, “el dinosaurio todavía estaba ahí”. Guerra sucia, con más aborrecimiento y más ventilador. Más ignorancia de la historia de Bolivia con los intentos de encajar en casillas “izquierda” o “derecha”. El dinosaurio de la polarización ensombreció en pocas horas las tonalidades grises que habían competido en la contienda electoral.

            El domingo trajo certezas; el lunes incertidumbre.

            El presidente Luis Arce Catacora y su gobierno estuvieron más arriba de las expectativas. Al contrario de sus camaradas de Cuba, Nicaragua o Venezuela, Arce garantizó que las campañas fueran decididas por cada partido según sus propios diseños. Ha comprometido su palabra para entregar pacíficamente el poder al ganador del 19 de octubre.

            El trabajo del Tribunal Supremo Electoral merece aplausos. Así lo comprobó la ciudadanía y así lo destacaron las misiones internacionales. El material electoral antes y después de las elecciones llegó sin obstáculos. El conteo oficial fue rápido y oportuno. Aún quedan algunos detalles para mejorar, pero son parte de la pobreza nacional.

            Un incidente en Ginebra o la desobediencia de Adriana Salvatierra y Evo Morales al mostrar (filmar) sus votos no afectaron la confiabilidad. Es costumbre de ellos violentar las normativas, las recomendaciones y prohibiciones. Lamentable la presencia de provocadores de la ultraderecha española.

            Las empresas que realizaron encuestas no se equivocaron, como se insiste sin reconocer su enorme trabajo. Ganaron los dos que mostraban tendencia a crecer y cayó el que estuvo estancado desde el principio. Los indecisos definieron los resultados. El trabajo de las encuestadoras guío el desarrollo de las elecciones. El domingo tampoco fallaron en las proyecciones que confirmó el TSE.

            Fracasaron estrategas como los hermanos García Linera (más Zapatero, Grupo de Puebla, sobrino amenazando con fusilamientos) que escogieron a las peores candidatas posibles. Aplicaron esquemas viejos porque no conocen los ríos profundos de la patria. Fracasaron los terroristas de la palabra y de la amenaza.

            El candidato del Partido Demócrata Cristiano fue el más hábil en los debates del TEP. Estuvo en reuniones convocadas por sectores populares donde no asistieron los otros. Mientras unos cenaban en hoteles urbanos de lujo, el senador almorzaba con minibuseros provinciales. Acumuló respaldo individuales y colectivos en esas orillas del país que tanto reclaman atención.

            Pronto lanzaron misiles contra Rodrigo Paz Pereira. Un video quiso degradarlo relacionándolo con Evo Morales cuando era alcalde de Tarija. Juan del Granado convivió años con el MAS y ahora recibió masivo apoyo, sin ser cuestionado. Otro video trucaba las reacciones de Arce el 2020 con el 2025 para hacer creer que Paz era su candidato. Infinitos mensajes editados y mal intencionados.

            Se quiere relacionar a Paz con el MAS por la base social que le dio la victoria.

            Hay que recordar que esa misma base social le dio el triunfo a la Unidad Democrática Popular (UDP) por tres veces consecutivas. Cuando ese gobierno (de “izquierda”) no resolvió la crisis económica respaldó al antiguo dictador Hugo Banzer. En esa década era una señal que el candidato vencedor en la Garita de Lima ganaba las elecciones. Ese lugar paceño, mestizo, comerciante, que reúne a ricachones y migrantes, simbolizaba eso que ahora llaman “bloque popular”.

            Las visiones esquematizadas no logran desentrañar la capacidad del poblador anónimo de buscar espacios que le permitan vivir mejor y ascender socialmente. La ciudad de El Alto es pujante con su comercio mirando al mercado mundial, centro de la industria nacional. A la vez es rebelde; no le gusta el abuso. Sale a protestar, pero eso no es sinónimo de “socialista”. ¿Quién cree que el aimara respalda al comunismo?

            La sombra del dinosaurio creció con las palabras del capitán de policía Edman Lara, el candidato vicepresidencial más votado. En pocos minutos dinamitó lo acumulado en la campaña del binomio. Apareció un personaje autoritario, con aire mesiánico que los electores ya no quieren en las esferas gubernamentales. Borró estrepitosamente sus primeras reacciones conciliadoras. Creó una sensación de temor. Reflejaba la imagen del policía que mete miedo en vez del policía que brinda seguridad.

            En pocos minutos, el PDC perdió miles de votos para el balotaje. Lograron una tercera porción del apoyo electoral. ¿Dónde conseguirán ahora influir en las otras esferas? Lara le dio muchísimos votos a Paz Pereira. Lara le está restando futuro.