viernes, 16 de mayo de 2025

CAFÉ CON PAN, QUESO Y PALTA

 


            El pantano provocado por el (No) Estado Plurinacional no consigue engullir a los bolivianos porque existe una resistencia silenciosa. Es un tejido social aún resiliente que cubre todo el territorio nacional, pero que en La Paz adquiere una particularidad grandeza porque el combate es aún más intenso, a veces dramático.

            Bloqueos cotidianos y permanentes, dinamitazos trimestrales, impuestos concentrados en unos pocos, controles sanitarios discrecionales, falta de divisas, falta de carburantes y de gas licuado, aumento diario de los insumos son las vallas para vencer.

            Sin embargo, cuando la gente despierta, el dinosaurio todavía está ahí. Un dinosaurio más simpático del imaginado por Augusto Monterroso porque representa a esas personas que están dispuestas a superar los obstáculos.

            Son esos pequeños, medianos y grandes empresarios que hacen malabarismos para conseguir harina, sal, manteca, combustible; que trabajan de noche para que al amanecer la tiendita de barrio tenga la canasta lista con marraqueta fresca, sarnita o chamillo. Los paceños gozaron siempre de panecillos fantásticos; quizá porque la altura influye en la cocción. El pan de Laja es legendario. Un griego nacido en la misma isla de Homero trajo la marraqueta. Una familia italiana le dio apellido con esa costra tostada que la hace única.

            En la época del modelo de libre mercado aumentaron las ofertas y variedades. Hay pan alemán, pan francés, pan árabe, pan pita, pan negro, pan con linaza, pan con semillas, panes redondos, panes largos, panes cortos. Empresas emblemáticas como San Gabriel brindan su producto en el desayuno escolar para escuelas urbanas y rurales.

            Los fabricantes de quesos unen tradiciones con novedades. Los quesos de la provincia Ingavi fueron siempre notables y Tiahuanacu es el pionero. Collana en la provincia Aroma es famosa marca de queso blanco para el pan, para el plato paceño, para combinarlo con leche condensada o con mermelada de frutillas. Los viajeros se detienen en El Tholar sólo para disfrutarlo.

            En los años noventa, cuando el estado alentaba la inversión privada, aparecieron los quesos sofisticados, de inspiración francesa, danesa, holandesa, belga. Cooperantes que eligieron quedarse en el país juntaron sus recetas con las habilidades locales. Pronto sobresalió Flor de Leche con su fábrica en Achocalla. La caja con los quesos madurados, Achocalla, Brie, Tilsit es un preciado regalo navideño. Ofrece un circuito de degustación en su local campestre.

            El producto que ha evolucionado como un gigante es el café yungueño. Fue el lugar privilegiado para los granos traídos en legendarias travesías desde Etiopía, Europa hasta América en el siglo 18. Por muchos años fue una bebida caliente artesanal, a veces tosca, aunque siempre acertada para combatir el frío. Café con pan en Unduavi era la posta indispensable para quien ingresaba desde el páramo a la selva.

            Son varios los nombres de los que abrieron el paso al café industrial en el siglo XX como Royal, Copacabana, el moka introducido por un italiano. Los cultivos enfrentaban constantemente plagas como la roya.

            Una vez más, fue el ambiente económico favorable a la inversión y al trabajo legal el que auspició en las últimas décadas del siglo XX la transición de ese café rural a un café de altísima calidad. También incluyeron programas de erradicación de la coca ilegal, sobre todo en Caranavi, donde llegaron expertos colombianos. De las decenas de inscritos, pocos continuaron, pero el resultado es espectacular.

            No solamente en la ciudad se consume café de primera sino en pueblos como Coroico donde la cafetería MyM, de Marcos y Maritza brinda diversas formas de consumir café con inspiración italiana. El café de Madini es servido en Alexander Coffe. El café de Yanacachi está destinado casi en su totalidad para la exportación. Los jóvenes que inventaron la franquicia de Typica se hicieron famosos primero con su variedad para preparar la bebida, igual que los dueños de Bronce y de decenas de locales en Sopocachi, en el casco antiguo, en la Sagárnaga. Tomar café es un saber, una pertenencia.

            Cerca de las universidades hay puestos que sirven café con pan con palta. Otro acierto. Hay buena palta en Santa Cruz y en Sucre, pero la palta yungueña es la preferida. También compite la peruana. La palta, el aguacate, se ha convertido en un producto de lujo en el mundo, tanto que su producción masiva ha traído secuelas medioambientales en territorios no adecuados, como en Chile.

            Cada uno de estos productos une la tradición con la modernidad y la capacidad de nuevos aprendizajes. Con su esfuerzo, los emprendedores nos ayudan a despertar con el aroma de café, el pan caliente, queso fresco, palta. Al mismo tiempo alientan la fe en la patria de la infancia.

viernes, 9 de mayo de 2025

ADIÓS ROSÁNGELA “CONNIE” CONITZER BEDREGAL

 


            Durante años, cada 9 de mayo, encontraba a Rosángela Conitzer Bedregal en los actos conmemorativos del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los aliados, por un lado, y las tropas soviéticas, por otro frente, derrotaron a las fuerzas de Adolf Hitler. Este viernes se cumplen 80 años de esa victoria.

            En esa misma fecha, en 1950, después de cinco años de durísima reconstrucción física y anímica, el ministro francés Robert Schuman (1886- 1963) presentó la declaración que lleva su nombre y que significó el inició de la cooperación europea. La meta era reemplazar las armas por el diálogo, por los planes conjuntos, por la cooperación económica y política entre los antiguos rivales.

            Schuman, con raíces germanas, tuvo la valentía de proponer un tratado con Alemania, la misma nación que años atrás asesinó a sus compatriotas. Encontró a otro gran visionario, Konrad Adenauer. Ambos, como no podía ser de otra manera, afrontaron las hostilidades internas, el descrédito de otros líderes europeos y muchos obstáculos.

            Al primer paso siguieron otros y otros hasta conformar la Unión Europea, el mejor ejemplo mundial de que la convivencia entre viejos enemigos es posible y beneficia a las mayorías. La UE se mantiene, a pesar de las muchas dificultades.

            La invasión de Rusia a Ucrania y la presión de Vladimir Putin contra mandatarios de exrepúblicas soviéticas es el miedo a que la vivencia de la libertad y de los derechos humanos alcance a más países.

            La Unión Europea ha sido y es en varios asuntos el principal aliado de Bolivia, aunque el (No) Estado Plurinacional de Bolivia se empeñe en enturbiar esas relaciones o en apoyar la violencia rusa (y los mercenarios y soldados norcoreanos) contra un país pequeño.

            Rosángela, más famosa como Connie, era una permanente defensora de los caminos pacíficos, de la vía cooperativa en lugar de la confrontación.

            Ella solía asistir a las recepciones con su esposo, el diplomático Rafael Echazú, y con su madre Yolanda, tan pequeña y flaquita como una colegiala; tan grande en su verso que sus contemporáneos la bautizaron como Yolanda de América.

            Cuando tocaban el Himno Europeo, la Oda a la Alegría de Friedrich von Schiller universalizada por Ludwig van Beethoven parecía que finalmente la humanidad había aprendido la lección.

            Todo sonaba a belleza. Schuman era casi igual al apellido de Robert Schumann, uno de los más amados compositores de Connie. Ella, como parte de las mujeres de su familia, fue una gran pianista. Sin alborotos, como era todo lo que hacía, tocó hasta su vejez. Era parte del grupo extraordinario de pianistas como Graciela Rodo Boulanger. Las montañas multicolores paceñas conocieron esas veladas exquisitas.

            La letra de la Oda de Schiller, publicada en 1786 (es decir antes de la Revolución Francesa) era un canto al anhelo humano de igualdad, libertad, fraternidad y una confianza infinita en la capacidad de hermandad entre los seres humanos. Esas rimas son un retrato de Connie, fraterna con todo otro ser humano, amante de la libertad como fueron sus padres, abuelos y la extraordinaria estirpe de los Bedregal, sencilla.

            ¡Alegría! ¡Alegría!, Freude, Freude. Esa era la risa permanente y cantarina de Rosángela. “Quien ha tenido la fortuna de tener un amigo”, continúa el Himno a la Alegría. Como expresaban colegas, alumnos, familiares, admiradores, qué hermoso fue tener una amiga como ella. Ella podía recitarlo en los seis idiomas que practicaba, incluido el hebreo literario.

            Cuando la Unión Europea escogió a la Novena Sinfonía como su canción oficial mandaba un mensaje a todos los guerreristas. Así como Alemania/Austria generó las almas perversas de las SS, así también engendró a un maestro como Beethoven, no solamente un genio musical sino un defensor de la hermandad.

            Connie era seguidora de ese espíritu. Por años fue profesora de alemán en el Goethe Institut, otra entidad que lleva el nombre de un poeta que buscó los valores de la humanidad. Ahí una anécdota. En la mañana, ella era alumna de filosofía de Huáscar Cajías, por la tarde era su maestra pues él decidió aprender el idioma para apoyar a sus hijos, escolares del Deutsche Schule. Ambos supieron manejar perfectamente cada rol, que incluía la amistad de Huáscar con los Bedregal y Gerd Conitzer.

            Connie frecuentaba sin rencor el ambiente alemán, aunque su padre había sido prisionero en un campo de concentración. Pudo llegar a Bolivia como otros judíos en 1939. Pronto se hizo famoso porque vendía libros de casa en casa. Los había leído todos. Él también dominaba cuatro idiomas.

            Rosángela nació el 25 de julio de 1945, en los estertores de la guerra. Su padre era conocido como el Gringo Chukuta, por su integración a la cultura paceña. Su madre Yolanda era pintora, música, poetisa. Connie la convocó en sus últimos instantes: “mamá, mamá”, cuando era trasladada a la clínica por su hija Natalia. Ella, Alejandra, los nietos saben que murió en paz, como vivió, rodeada de amor.

lunes, 5 de mayo de 2025

LO QUE EL PLAN CÓNDOR NO LOGRÓ, LO CONSIGUIÓ EL GRUPO DE PUEBLA

 

            El Primero de mayo de 1972, la convocatoria circuló cara a cara. Algunos periodistas la conocieron. Jóvenes aprendices se sintieron parte de aquella red susurrada al oído: a las doce, en la plaza Venezuela, frente a la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y de la Central Obrera Boliviana (COB).

Más abajo, en el edificio de la Confederación Sindical de Trabajadores Fabriles (CSTFB) también se percibían movimientos sospechosos. En los alrededores tenían sus locales los panaderos, periodistas, constructores, bancarios, gráficos.

Era el mismo vecindario donde fue fundada la Sociedad de Obreros “El Porvenir”, cuyo escudo colgaba orgulloso cerca de la Plaza Murillo. En 1907 fue una de las primeras voces para recordar el Día del Trabajo. Al inicio hubo veladas culturales. Poco a poco fueron las concentraciones, marchas, protestas, rebeliones. Socialistas, marxistas y anarquistas aprovechaban el Primero de Mayo para anunciar la revolución.

Más tarde, con la experiencia durante la Guerra del Chaco, los primeros sindicatos mineros, el empuje del nacionalismo, la fecha consagrada para recordar a los mártires de Chicago adquirió sellos de grandeza. Vociferantes trabajadores, hombres, mujeres y sus familias bajaban en tropel anunciando una nueva era de mayor felicidad para el proletariado y para la Humanidad.

            El 9 de abril de 1952 la clase obrera creyó llegar al paraíso. El 17, cuando aún estaban calientes los fusiles, fue fundada la COB. Mantuvo la unidad, a pesar de las presiones oficialistas para coptarla, como sucedía con las organizaciones argentinas bajo el peronismo; o para dividirla, como pasaba en la mayoría de los países latinoamericanos con las centrales obreras paralelas.

            El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), intentó formar grupos disidentes y debilitar a la FSTMB. Inventó esbirros, sindicatos controlados, congresos amañados. No logró vencer a la democracia obrera y a la independencia sindical. Reprimió, encarceló, asesinó, pero el proletariado boliviano mantuvo altiva la cabeza.

            En 18 años de gobiernos militares hubo masacres en las minas, en los barrios obreros, en las universidades. La etapa más dura se dio desde agosto de 1971, como una reacción al poder representado por la Asamblea del Pueblo.

            En mayo de 1972, los obreros convocaron a la concentración como señal de presencia. El acto duró pocos minutos, breves discursos, banderas tricolores al viento. Un corredor humano protegía al principal orador, el dirigente minero del Partido Comunista, Oscar Salas.

            El sistema represivo se agudizó por el avance de las dictaduras en Uruguay y en Chile. Nada fue comparable con lo que sobrevino cuando los militares ocuparon la Casa Rosada en 1976.

            Con el aliento de Washington se implementó el Plan Cóndor o la Operación Cóndor para erradicar toda sombra de sindicalismo independiente, de partidos de izquierda, de prensa contestataria, de curas rebeldes, de artistas atrevidos.

En Bolivia, Hugo Banzer Suárez en su fase más brutal mandó tropas a las minas. Los dirigentes fueron apresados o expulsados a Chile, donde gobernaba Augusto Pinochet. Desde 1974 intentó reemplazar a la COB con los llamados “coordinadores laborales” puestos a dedo. También llevó repetidoras del oficialista Canal 7 a los campamentos para adoctrinar a la población. Fracasó en sus aspiraciones.

Los mineros mantuvieron sus organizaciones dentro y fuera del socavón. El Comité Ejecutivo de la COB en la clandestinidad siguió reuniéndose. Juan Lechín y otros líderes lograron burlar los controles fronterizos. Fueron las esposas de los mineros las que arrancaron la amnistía general. La COB derrotó al golpe de noviembre de 1979. Fueron los sindicalistas los que mantuvieron la actividad política para frenar a los narcos en 1980.

El Primero de mayo de 1983, una inmensa multitud se descolgó desde las laderas hasta San Francisco. En todo el país los obreros marcharon del brazo de los campesinos ya unificados en una central única; capas medias, intelectuales, dulceros, salubristas, maestros entonando los cánticos revolucionarios, portando cartelones y banderas.

Hasta 2006, a pesar de su creciente debilitamiento numérico y protagónico, la COB mantuvo su esencia: defensa de las clases populares/proletarias; independencia de clase de cualquier gobierno; unidad.

            En 2025, una COB decrépita se mueve entre vehículos chutos regalados por presidentes o ministros; hoteles alojamientos financiados con dinero público; paseos del brazo con gobernantes; salarios superiores a los de la gran mayoría de los bolivianos. El Movimiento al Socialismo logró lo que no pudieron las dictaduras. Igual sucede en la región. El Grupo de Puebla ha desarticulado en 20 años lo que costó formar en un siglo.

viernes, 25 de abril de 2025

DE LA AVENIDA CENTENARIO A LA AVENIDA BICENTENARIO

 

            Arriba, en la pared de una casa, cuelga un aviso con una foto de Luis Arce Catacora luciendo guirnaldas y disfrazado de técnico de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS). El anuncio hace referencia a la renovación de alcantarillado en la avenida Ecuador, la ruta vertebral del barrio de Sopocachi, en La Paz, la antigua Avenida Centenario. EPSAS surgió de un complejo proceso para sacar a Aguas del Illimani y tiene un alcance al espacio metropolitano paceño.

            ¿Qué tiene que ver el mandatario del (No) Estado Plurinacional con las tareas que durante décadas eran responsabilidades directas o indirectas del municipio? ¿Se imaginan a Ismael Montes en esos afanes, o a Víctor Paz Estenssoro? Luis Arce tiene un afán desmedido de aparecer. Quizá le aconsejaron que si su rostro se repite subirán sus bajos niveles de popularidad. Al revés, los resultados del trabajo subrayan su incompetencia.

            Hace poco, en la recta de la Avenida Costanera, aparecía un banner donde él abrazaba al vicepresidente David Choquehuanca, en la típica imagen paternalista del criollo sobre el indio. Difícil una foto contraria: Choquehuanca apapachando a Arce. Hugo Chávez arropaba a Evo Morales como a su “indio”; nunca a la inversa.

            Más allá, enormes vallas muestran al alcalde Iván Arias, sonriente, con flores rebasando su garganta, rodeado de gentes. Anuncia sus “grandes obras para La Paz”. Es otro que sueña con la reelección. ¿Creerá que su gestión ha aportado al bienestar de la sede de gobierno? ¿Creerá que sólo “unos cuantos” de la zona sur son los que se quejan?

            Mientras la realidad acumula tristes datos duros.

            En el ciclo que se abrió en enero de 2006, el territorio boliviano vivió el deterioro de la calidad de vida: el capitalismo salvaje, los incendios descontrolados, las sequías, la deforestación. En 2019, el extremo de la catástrofe provocó la reacción ciudadana como prólogo para sacar a Morales del poder. En 2024, las quemas revelaron la complicidad entre autoridades y traficantes de tierras, la relación de avasalladores con mafias, con estructuras delincuenciales.

            En las ciudades, las gestiones municipales se han aplazado, salvo el caso de Cochabamba. En La Paz, el fracaso de Arias y de su equipo es aún más frustrante porque había una acumulación de 20 años de cultura ciudadana, de prevención de riesgos, de ejemplar gestión de las actividades artísticas, la expansión de áreas verdes y una apertura a mejores indicadores de desarrollo humano.

            Hace un siglo, cuando comenzaba la expansión del barrio más bonito y original paceño, cuando autoridades y propietarios combinaban confort, belleza, vista hacia el Illimani, se trazó la Avenida Centenario. Es una calle suficientemente ancha, serpenteante, plana, conectando las cuestas de la Aspiazu, la Guachalla, la Rosendo Gutiérrez, la Belisario Salinas, la Pedro Salazar, los nombres de los liberales que tenían educación y decencia. Todas arborizadas, uniendo su verdor a las muchas plazas, a las chacarillas, rosales y jardines de las casas donde moraban poetas, músicos, profesores, industriales, comerciantes mestizos y migrantes, libreros, parroquianos.

            La Avenida Centenario, denominada años más tarde como Avenida Ecuador, terminaba en el mirador de El Montículo, la parada del tranvía 2. Aunque a la vez continuaba hacia la plaza España, los recovecos que unían con Llojeta (el proyectado Parque Forestal), el inestable barrio de Tembladerani y senderos hacia El Alto.

            En este Bicentenario, Arias ha emprendido hace 18 meses, el mejoramiento de tres o cuatro cuadras de la calle Abdón Saavedra, paralela a la Centenario/Ecuador. Una absurda tardanza que ha afectado a los vecinos y a la circulación vehicular. Es una historia digna del populismo, muy larga y el lector se cansará de los detalles. Eso sí, grandes banners con el rostro del Negrito. Para la propaganda personal de Arias sobra dinero.

            Desde enero, las entidades emprendieron el destrozo de los adoquines de la cuadra Aspiazu-Guachalla. Un barrial de varias semanas para que al final queden jorobas en vez de calzadas. La tarea continuó otras cuadras, cada cual rematada al gusto del capataz de turno. El conductor encontrará más baches que prosperidad.

            La Avenida Centenario era un símbolo del progreso, de la estética, de la modernidad, similar a las calles paralelas 20 de Octubre, 6 de Agosto y Aniceto Arce que unían el centro con la expansión urbana hacia San Jorge, Obrajes, Calacoto.

            El Montículo, una suave colina desde donde se divisa en 360 grados todo el paisaje fantástico de la ciudad de colores, cielo brillante y al guardián Illimani, era el resumen de ese deseo de combinar naturaleza, ciencia y bienestar. La pequeña capilla, los bancos, los árboles, las glorietas eran el escenario para imaginar poemas, escuchar retretas, enamorar, o simplemente caminar bajo el rumor del follaje.

            En este Bicentenario, como en todas las calles y plazas paceñas, la maleza ahoga a las pocas flores que sobreviven al descuido de los dueños de perros, la sobrepoblación canina del parque que ya no alberga a niños ni a escritores. Los pastos crecen entre las piedras y los adoquines. Ya se cayó un muro antiguo; en otros lugares hay el mismo descuido.

            Arias fue fruto del voto equivocado, del voto “contra el MAS”. Cuidado para los próximos comicios, los demagogos no son sólo los azules.

 

jueves, 24 de abril de 2025

MÁS ALLÁ DEL FUEGO”

 

PRESENTACION DEL DOCUMENTAL

“MÁS ALLÁ DEL FUEGO”

LUPE CAJÍAS, La Paz, 23 de abril de 2025

         Aún estaba caliente el cuerpo de Jorge Bergoglio, cuando los canales y radios del mundo interrumpieron sus transmisiones para analizar su legado. Siguieron las polémicas: hizo poco o mucho por Gaza o por Ucrania, sus reformas fueron lentas o intensas.

         La mayoría de los entrevistados (expertos o simples transeúntes) coincidían en destacar una de sus preocupaciones: el cuidado de la Casa Común. La Carta Encíclica “Laudato Si, mi Signore, Alabado seas mi Señor”, recuerda al canto de San Francisco de Asís, el patrono de los ecologistas y da seguimiento a las líneas trazadas por el papa obrero Juan XXIII hace medio siglo.

         Antes de muchas teorías o de los actuales fundamentalismos para mirar asuntos relacionados con el clima, el medio ambiente, el aire, la tierra, el agua, San Francisco se preocupaba por esa casa compartida, hermana como el sol y como la luna, madre que cuida, abraza, da sustento, da alegría con sus colores y sus productos.

         El texto de la Encíclica es un poema y a la vez una potente voz para mirar hacia adentro. ¿En qué momento los hijos de esa madre, los hermanos de los árboles y de las hierbas se sintieron los dueños y decidieron abusar de sus dones, de sus bienes, de sus potencialidades?

         En esa misma mañana de lunes santo -cuando comenzaba a escribir este comentario- caía una tormenta sobre La Paz. ¿Desde cuándo llueve en abril? Cuando éramos niños, adolescentes, incluso ya adultos, disfrutábamos la luz de ese mes, el más propicio para viajar, para salir de excursiones. Ni tan caluroso, ni tan lluvioso, ni tan frío, ni de vientos: Abril.

         El ser humano se despoja de su bien mayor, la naturaleza que le brinda calidez, amor, dudas, reflexiones, pasiones.

         Hace algunas semanas, cuando padecimos en la ciudad derrumbes y mazamorra, el geógrafo francés Huber Matzurec, con experiencia mundial y estudioso de la realidad de esta urbe de ríos, riachuelos y estoraques de tierras deleznables, explicaba que no existen “desastres naturales”. Los desastres los producen los hombres con sus ambiciones, sus descuidos, la falta de planificación, la demagogia, el desprecio por las relaciones entre los elementos de la naturaleza.

         El documental que hoy veremos: “Más allá del fuego” es un esfuerzo para mostrar que los incendios que padecen los habitantes del norte, del este y del sureste de Bolivia no son casuales ni maldades de la naturaleza. Enfatiza el rol heroico de los bomberos voluntarios, la pasividad de las autoridades y da cifras estremecedoras.

         En pocos minutos -el tema da para un serial con varias temporadas- los autores logran conmover con los efectos de largo alcance de cada quema provocada. Es un video para difundir, para aprender; también para debatir, para criticar como alientan sus autores en cada presentación.

         Es una tradición prender pasturas y hierbas para preparar nuevas siembras o ampliar espacios ganaderos. Hasta el fin del siglo pasado, la práctica provocaba un molesto humo, en algunos años muy intenso, algunos accidentes o el cierre de aeropuertos.

         Poco a poco, los incendios fueron adquiriendo el rostro más perverso de modelos económicos que violentan a esa Madre Tierra: desforestación, ampliación desmedida de las fronteras agrícolas, siembras de productos agroindustriales en escalas superiores a lo que puede soportar un manejo adecuado.

         En estos últimos años, el tráfico de tierras tiene nombre y apellido y revela el incumplimiento de las instituciones que deberían regular la propiedad y el trabajo. Incluso hay leyes que alientan los incendios. La prensa cruceña, especialmente el matutino “El Deber” denunció esas prácticas, con valentía, porque las nuevas mafias no respetan a periodistas ni a investigadores.

         El documental muestra los ejemplos más emblemáticos y la lucha titánica de los bomberos para enfrentar este infierno moderno. Es una convocatoria a todas las personas de buena voluntad, como denominaba el papa Francisco a las personas solidarias.

Hace 60 años, Noel Kempff Mercado advertía que la tala descontrolada de árboles para ampliar los barrios, las disputas perversas por terrenos, la aparición de loteadores -muchas veces con rostro de migrante- anunciaba el final de la calidad de vida que conocía Santa Cruz y el país.

Probablemente acá están reunidos los convencidos. Falta sacar estas exhibiciones hasta donde se reúnen los actores públicos o privados responsables de este ecocidio por obra o por omisión. Es un llamado a la conciencia ciudadana, antes que el suicidio colectivo toque nuestra puerta, casa por casa.