jueves, 18 de septiembre de 2025

MEMORIAS

 DESDE LA TIERRA

MEMORIAS

LUPE CAJÍAS

 

            Hace medio siglo -después de los años de resistencia a las dictaduras, de la histórica Huelga de Hambre de 18 días, de la victoria por tres veces consecutivas de un frente de izquierda y de las multitudinarias manifestaciones populares- el 14 de julio de 1985, el general Hugo Banzer Suárez ganó las elecciones con medio millón de votos.

            ¿Por qué pudo triunfar en las urnas el antiguo dictador? En 1978, el banzerismo no había podido vencer ni con un enorme fraude en las urnas rurales. En un quinquenio, triunfó. En una década, presidió un gobierno constitucional.

            En el olvido quedaron los siete años de violación de los Derechos Humanos, los desaparecidos, los asesinados, los encarcelados, los perseguidos. Quedaban borrosas las denuncias sobre la deuda externa, el derroche de los recursos ingresados en un boom de precios de los minerales.

            El fracaso de la gestión de la izquierda en el poder fue contundente. La promesa de solucionar los problemas en 100 días quedó ridícula. El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) cometió errores que hundieron aún más las finanzas públicas y la economía de los hogares. Filemón Escóbar, décadas después, realizó una autocrítica del rol del movimiento obrero en el desgaste de la Unidad Democrática Popular (UDP).

            Hernán Siles Zuazo tuvo que acortar su mandato. Su sucesor fue Víctor Paz Estenssoro quien implementó la Nueva Política Económica a través del D.S. 21060 con los resultados que han sido analizados estos días por expertos y economistas.

            Guillermo Bedregal Gutiérrez corresponsable de la Masacre de Todos Santos volvió a ser ministro. Miles de trabajadores quedaron sin trabajo. Adiós a las mujeres que ayunaron para lograr las libertades para todos. Los militares gozan del 100 % de jubilación. La izquierda se redujo a un par de diputados, unos cambiaron de bando y otros refugiaron su desilusión en el alcohol o en alguna ONG.

            Los periodistas quedaron desconcertados. Era más fácil identificar en las dictaduras al enemigo principal; luchar, organizar cadenas radiales, sacar publicaciones clandestinas, ayudar a difundir las convocatorias sindicales. En la democracia se impuso la banalidad.

            En 2016, los bolivianos se auto convocaron en un inmenso movimiento civil para derrotar a un gobierno autoritario que quería perpetuarse en el poder. Aún con estrategias oscuras para esconder la victoria del NO a la reelección, fue imposible taparla.

            En los siguientes años Evo Morales, Álvaro García Linera, Juan Ramón Quintana, Sacha Llorenti, Teresa Morales, Alfredo Rada, Hugo Moldiz Héctor Arce Zaconeta, Adriana Salvatierra, Eusebio Gironda, José Luis Gringo Gonzáles y todo un aparato de abogados, de periodistas, de políticos inventaron una cúpula legal para justificar la re re re candidatura de Morales-García Linera.

            En 2019, otra vez la población se auto convocó. Fue mucho más allá de los cálculos de políticos. Las abuelas, las madres, las guaguas fueron la vanguardia de una inédita movilización que cubrió todo el país. Pititas y banderas tricolores derrotaron a las bandas de sicarios y pandilleros. Los periodistas cubrieron la epopeya.

            ¿Para qué? Para que asuma un gobierno transitorio constitucional que pronto mostró más angurria que sus antecesores. Jeanine Añez fue valiente, pero ingenua y hasta cómplice con el saqueo de funcionarios, de militantes de partidos que no habían logrado ni el 5 % de los votos, de personajes que no conocían el funcionamiento de la administración pública.

            El derrotado Movimiento al Socialismo retornó triunfante con más de 50 % de votos, un amplio respaldo internacional y una enorme sed de venganza. El ministro Iván Lima encabezó la persecución a todo sospechoso; burló la normativa para apresar a una expresidenta. El líder cívico potosino que había dado rostro al movimiento ciudadano fue encerrado en la cárcel destinada a los delincuentes más peligrosos. El gobernador electo de Santa Cruz fue secuestrado. Eduardo del Castillo apresó a la dirigencia cocalera yungueña. Lo que quedaba de sindicalismo independiente fue desmantelado. Los últimos medios de prensa con voz diferente a la oficial fueron comprados, censurados, acogotados.

            En estos días, después de la resistencia de 20 años, otra vez el provenir asoma siniestro. Vuelve el discurso acusando de los males a los “gringos”, a los “ricos”, a la “Media Luna”. Rodrigo Paz declaró: “no permitiremos que le roben el voto al pueblo”. Consideró que una conspiración de los poderosos busca evitar una posible victoria de su binomio. ¿Les suena ese tono de amenazas?

            Lo peor. Vuelve la narrativa contra la libertad de prensa, contra los periodistas, contra los medios. Vuelven los pretextos de “guerra sucia” para silenciar los comentarios a las declaraciones torpes del (no) capitán de policía Edman Lara. ¿Acaso resistimos dos décadas para prolongar el autoritarismo?