Cuando Bolivia se fue a
dormir el domingo 17 de agosto de 2025, el sentimiento colectivo era de alivio.
La jornada transcurrió en paz contando votos y no muertos. Los principales
actores del proceso cumplieron con sus compromisos. Las antiguas palabras como
fraude o corte de luz quedaron en el gavetero. Sobresalieron promesas como reconciliación
y unidad. La imagen de Dios, la familia, la patria volvían al primer plano.
Cuando Bolivia despertó el
lunes, “el dinosaurio todavía estaba ahí”. Guerra sucia, con más aborrecimiento
y más ventilador. Más ignorancia de la historia de Bolivia con los intentos de
encajar en casillas “izquierda” o “derecha”. El dinosaurio de la polarización
ensombreció en pocas horas las tonalidades grises que habían competido en la
contienda electoral.
El domingo trajo certezas;
el lunes incertidumbre.
El presidente Luis Arce
Catacora y su gobierno estuvieron más arriba de las expectativas. Al contrario
de sus camaradas de Cuba, Nicaragua o Venezuela, Arce garantizó que las
campañas fueran decididas por cada partido según sus propios diseños. Ha
comprometido su palabra para entregar pacíficamente el poder al ganador del 19
de octubre.
El trabajo del Tribunal Supremo
Electoral merece aplausos. Así lo comprobó la ciudadanía y así lo destacaron
las misiones internacionales. El material electoral antes y después de las
elecciones llegó sin obstáculos. El conteo oficial fue rápido y oportuno. Aún
quedan algunos detalles para mejorar, pero son parte de la pobreza nacional.
Un incidente en Ginebra o
la desobediencia de Adriana Salvatierra y Evo Morales al mostrar (filmar) sus
votos no afectaron la confiabilidad. Es costumbre de ellos violentar las
normativas, las recomendaciones y prohibiciones. Lamentable la presencia de provocadores
de la ultraderecha española.
Las empresas que
realizaron encuestas no se equivocaron, como se insiste sin reconocer su enorme
trabajo. Ganaron los dos que mostraban tendencia a crecer y cayó el que estuvo
estancado desde el principio. Los indecisos definieron los resultados. El trabajo
de las encuestadoras guío el desarrollo de las elecciones. El domingo tampoco
fallaron en las proyecciones que confirmó el TSE.
Fracasaron estrategas como
los hermanos García Linera (más Zapatero, Grupo de Puebla, sobrino amenazando
con fusilamientos) que escogieron a las peores candidatas posibles. Aplicaron
esquemas viejos porque no conocen los ríos profundos de la patria. Fracasaron
los terroristas de la palabra y de la amenaza.
El candidato del Partido
Demócrata Cristiano fue el más hábil en los debates del TEP. Estuvo en
reuniones convocadas por sectores populares donde no asistieron los otros.
Mientras unos cenaban en hoteles urbanos de lujo, el senador almorzaba con
minibuseros provinciales. Acumuló respaldo individuales y colectivos en esas
orillas del país que tanto reclaman atención.
Pronto lanzaron misiles
contra Rodrigo Paz Pereira. Un video quiso degradarlo relacionándolo con Evo
Morales cuando era alcalde de Tarija. Juan del Granado convivió años con el MAS
y ahora recibió masivo apoyo, sin ser cuestionado. Otro video trucaba las
reacciones de Arce el 2020 con el 2025 para hacer creer que Paz era su
candidato. Infinitos mensajes editados y mal intencionados.
Se quiere relacionar a Paz
con el MAS por la base social que le dio la victoria.
Hay que recordar que esa
misma base social le dio el triunfo a la Unidad Democrática Popular (UDP) por
tres veces consecutivas. Cuando ese gobierno (de “izquierda”) no resolvió la
crisis económica respaldó al antiguo dictador Hugo Banzer. En esa década era
una señal que el candidato vencedor en la Garita de Lima ganaba las elecciones.
Ese lugar paceño, mestizo, comerciante, que reúne a ricachones y migrantes,
simbolizaba eso que ahora llaman “bloque popular”.
Las visiones
esquematizadas no logran desentrañar la capacidad del poblador anónimo de
buscar espacios que le permitan vivir mejor y ascender socialmente. La ciudad
de El Alto es pujante con su comercio mirando al mercado mundial, centro de la
industria nacional. A la vez es rebelde; no le gusta el abuso. Sale a
protestar, pero eso no es sinónimo de “socialista”. ¿Quién cree que el aimara
respalda al comunismo?
La sombra del dinosaurio
creció con las palabras del capitán de policía Edman Lara, el candidato
vicepresidencial más votado. En pocos minutos dinamitó lo acumulado en la
campaña del binomio. Apareció un personaje autoritario, con aire mesiánico que
los electores ya no quieren en las esferas gubernamentales. Borró
estrepitosamente sus primeras reacciones conciliadoras. Creó una sensación de
temor. Reflejaba la imagen del policía que mete miedo en vez del policía que brinda
seguridad.
En pocos minutos, el PDC
perdió miles de votos para el balotaje. Lograron una tercera porción del apoyo
electoral. ¿Dónde conseguirán ahora influir en las otras esferas? Lara le dio
muchísimos votos a Paz Pereira. Lara le está restando futuro.