¿Por qué Diego Pary respalda, desde
su sillón en la Organización de Estados Americanos, a Daniel Ortega y a su
esposa Rosario Murillo, acusados de ser los máximos responsables de los
asesinatos de cientos de nicaragüenses y de miles de heridos?
¿Acaso es posible aceptar sus
justificaciones o las justificaciones del gobierno presidido por Evo Morales
Ayma?
Pary gusta auto presentarse como un
estudioso, quien emigró desde su comunidad potosina a brillar en las
universidades, en la Asamblea Constituyente, en el Ministerio de Educación.
Incluso se muestra como el autor del trabajo desplegado por ACLO, como si él
fuese más fuerte que esa propia institución social.
Es posible que él tenga muchos conocimientos
y muchos méritos como pedagogo, pero es imposible afirmar que es un buen
diplomático y que ayudó a acumular aliados para Bolivia. Todo lo contrario, sus
palabras, sus mensajes, sus opiniones muestran que actúa más como un autómata, obedeciendo
a otros y sin criterio propio.
No es un diplomático de carrera y
probablemente por ello no logra mover las fichas que conviene a su propio país
es su principal acción internacional. Desde 2011, en vez de conseguir nuevos
amigos, ha logrado aislar a las posturas bolivianas como no sucedía desde las
épocas dictatoriales.
A Pary el azar lo colocó, por los
propios sistemas internos de la OEA, en importantes posiciones de decisión, en
las cuales pudo actuar con equilibrio, como un sabio que escucha, que evalúa,
que concede. En todo caso, como un profesional que logra convencer; en vez, él
quiso siempre imponer y se enfrentó a representantes de muchos países y a
personas de diversas nacionalidades, consiguiendo únicamente menos espacios
para que Bolivia tenga la espalda cubierta cuando toque el tema del mar.
¡Qué diferente fue el rol de los
representantes diplomáticos en 1979! Bolivia alentó tanto a nivel del Grupo
Andino como dentro de la OEA, el reconocimiento como fuerza beligerante al
insurrecto Frente Sandinista de Liberación Nacional. Aún en un contexto de
dictaduras, Bolivia logró ese detalle diplomático fundamental para la victoria
del 19 de julio.
Bolivia enfrentó las posiciones
estadounidenses en diferentes momentos de su historia a lo largo del Siglo XX,
sin necesidad de histerismos ni falsas consignas y sin estar defendiendo a
asesinos.
La responsabilidad de Washington en
la crisis en Centroamérica es parte de la historia dramática de la América
morena, desde el Siglo XIX a la fecha, incluyendo el actual horror con los
refugiados. Ese es un asunto.
No por ello, los estados deben encubrir
a quienes, desde el discurso izquierdista y antiimperialista, se convierten en
dictadores que ordenan matar. ¡Señor Pary, han muerto más de 200 personas
porque Ortega se empeña en seguir gobernando!
¡Cuidado que le den asilo en Bolivia
y encima traiga los millones robados para depositarlos en el Banco Unión!