En abril de 1963, Víctor Paz Estenssoro-
ya decadente- conmemoraba las medidas que once años antes habían cambiado las
relaciones del estado con la sociedad boliviana. Aunque la más mediatizada
había sido la nacionalización de las minas- después de la del petróleo en los
años 30 y de similar audacia mexicana-, era la Reforma Agraria la más
revolucionaria.
Era tal el impacto en el continente
que muchos estudiosos llegaron a Bolivia para proponerla en países como
Colombia o Guatemala. Las Naciones Unidas comprendieron que era un ejemplo
mundial y fue parte de su agenda, tanto que diferentes bolivianos participaron
en esos debates. Cuando llegaron los militares no pudieron revertir la entrega
de tierras que firmó el MNR.
En los años 90, Bolivia impulsó otra
larga ola para reencauzar esa medida de tantas consecuencias sociales y
económicas. Entre ellas estuvo la ampliación de los parques nacionales (áreas
protegidas) iniciados en 1939 y la creación de las Tierras Comunitarias de Origen.
Recién el 2011 un gobierno se atrevió a dividirlos con carreteras y a
liberarlos para la exploración petrolera a cargo de empresas foráneas
(venezolanas).
Paz también recordó otras leyes que subvirtieron
el orden republicano, el voto universal que permitió desde 1956 la
participación política de analfabetos, mujeres, de personas sin renta. Aunque
ya desde la Constituyente de 1938 hubo presencia obrera, en los nuevos
parlamentos también participaron campesinos. Paz sabía que ningún futuro
gobierno anularía la conquista, con o sin él.
El derecho de ser elegido fue
empoderado en Bolivia con la Ley de Participación Popular. Esa medida sufrió
varios embates pero ningún partido pudo derogar el proceso de municipalización
de Bolivia, la entrega de la coparticipación tributaria y la participación de
las bases. Cuando cumplió once años, países de América (toda Centroamérica) y
de África habían imitado a los bolivianos. Igualmente, el sistema mundial
reforzó la experiencia boliviana de poder local y descentralización.
En 1963, Bolivia había logrado una
presencia única en el proceso de descolonización en Asia y África. Por eso
Argelia creó una plaza con su nombre y Etiopía/Eritrea se beneficiaron con esa
gestión. Hay textos de (verdaderos) diplomáticos bolivianos que relatan esa
labor.
Y en cultura…. El MNR había
facilitado la multiplicación de las radios sindicales, a pesar que tanto lo
atacaban. Creó el Instituto Cinematográfico que produjo lo mejor del cine
boliviano (sin censuras ni loas), promovió el muralismo en los edificios
públicos y museos de arte, ajenos a la vida de sus jefes.