No
suelo contestar a quienes comentan o critican mis artículos de opinión porque
en general respeto esos criterios y esas reacciones. Sin embargo hago una
excepción con una nota del Ministro Reimy Ferreira, a quien tanto admiro como
poeta del amor. Él realiza un recuento de acciones represivas de las Fuerzas
Armadas entre 1982 y 2003, con él cual estoy de acuerdo; sólo escribo detalles
adicionales.
Tal como él relata, las Fuerzas
Armadas “no sólo eran utilizadas para defender intereses de empresas
extranjeras sino que estaban subordinadas a las fuerzas de la DEA”. Sin duda
alguna; por ello es tan incoherente que sus actuales mandos se autocalifiquen
como “siempre fuimos antiimperialistas”; que coreen “patria o muerte,
venceremos” (consigna foránea) y que suscriban contratos chimbos con los
chinos.
La DEA atropelló permanentemente la
dignidad de los uniformados y de la sociedad boliviana. Sin embargo, por
ejemplo el ex capitán Juan Ramón Quintana no la atacó entre las fechas que cita
(1990-2005). En cambio los periodistas (era yo dirigente del gremio) y la
Iglesia Católica organizamos comisiones de denuncia, de visita in situ para verificar
esos extremos en el Chapare y comunicarlos al mundo entero. El Ministro
Saavedra Bruno en una ocasión, parlamentarios oficialistas y opositores, en
otra, nos facilitaron los medios. Mantuve una polémica pública con el embajador
de Estados Unidos por el caso boliviano y colombiano; los estadounidenses respetaron
mis argumentos.
El senador del MNR, Guillermo Aponte
y otros diputados benianos no sólo enfrentaron las acciones represivas de la
DEA, su falsa moral, sino también la llegada de tropas extranjeras con
pretextos de acción social. En esta década ningún parlamentario se atrevió a
preguntar que hacían militares venezolanos en la zona del uranio (Santiago de
Chiquitos), cuántos vuelos con esos uniformados llegaban y salían del país. ¡Ningún
aviador indagó qué eran esos aviones de LAMIA en un recinto oficial!
Recuerda también la masacre de
mineros en Amayapampa y Capacirca. Fueron Radio Pío XII y la Red Erbol las que
la describieron. Personalmente participé en las marchas convocadas por la FSTMB
y, qué curioso, éramos apenas un puñado. Estaba una amiga inglesa, de OXFAM,
pero no fue expulsada del país por esa solidaridad.
Rechazamos interna y externamente la
acción militar en 2003 y conocimos a militares como César López que se oponían
a ello, oficial que después sufrió persecución personal y familiar.
Reymi se olvida de Chaparina en su
recuento (septiembre 2011) y por qué renunció la ministra Cecilia Chacón.