¿Por qué quiere Rodrigo Paz Pereira restablecer relaciones con Israel? ¿Para qué? ¿Qué gana Bolivia? ¿Es una decisión del gobierno? ¿Está de acuerdo el Canciller? ¿Es una postura de las comisiones camarales de la Asamblea Plurinacional? ¿Fue una decisión repentina? ¿Era otra sorpresa? ¿Cuál es la hoja de ruta de la apertura al mundo? ¿Cómo votará Bolivia en Naciones Unidas? ¿Se unirá al bando Israel-Estados Unidos?
Cuando
el equipo seleccionado por la Asociación de Periodistas era el responsable de
los debates presidenciales, una de las temáticas eran las relaciones externas. En
estas elecciones sugerí sin éxito que se incluya el asunto internacional. La
mayoría opinaba que no era prioritario porque los votantes estaban concentrados
en las angustias de la crisis.
Sin
embargo, resultó que las relaciones internacionales son la principal plataforma
para el futuro del nuevo gobierno del Partido Demócrata Cristiano y sus aliados.
En la opinión pública se percibió una
sensación de alivio cuando Paz visitó Washington y se reunió con las entidades
internacionales que no quería ni nombrar cuando era candidato. El
fortalecimiento a nivel de embajadores con la Casa Blanca es vital para Bolivia
porque Estados Unidos es uno de los mercados tradicionales más importantes para
sus exportaciones. Ningún país del hemisferio puede pensar en desarrollarse sin
tener relaciones comerciales con esa nación, más allá de circunstanciales
ocupantes de su presidencia y aun cuando las cifras ceden ante el crecimiento
de los mercados asiáticos.
Sin olvidar
que las relaciones de la América morena con Estados Unidos están teñidas de
amenazas, presiones, invasiones, intervenciones desde hace casi dos siglos.
México fue la primera víctima. Hubo pretextos sobre “el peligro comunista” como
padecieron Guatemala, Nicaragua, República Dominicana, Chile. O invocando la
lucha contra el narcotráfico como sufrió la caribeña Grenada, Jamaica o Panamá
en 1989, cuando Manuel Noriega ya no era útil a la CIA.
En el
contexto actual, bajo Donald Trump, todas las maldades están a la puerta.
Intentó cercar a Brasil por una decisión soberana de su Poder Judicial; ajusticia
desde el aire a decenas de personas supuestamente narcotraficantes; insulta al
presidente colombiano; presiona para recuperar el canal de Panamá. Quiere humillar
a Canadá.
O salva
a Javier Milei, cuando aparecía agónico en las últimas elecciones legislativas.
¿Será casual que Milei, a diferencia de todos los otros líderes
latinoamericanos, visita y vota a favor de Israel en los foros internacionales
donde se condena la guerra contra Gaza?
¿Está
Estados Unidos detrás del sorpresivo anuncio de Paz para abrazar al
representante de Benjamín Netanyahu?
Puede ser.
El
asunto pasó casi desapercibido hasta que llegó desde agencias internacionales:
“Israel anuncia el restablecimiento de relaciones con Bolivia en una emocionante
nueva era. La reunión de Paz fue con el director general del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Israel Eden Bar Tal.” Bar Tal aparece continuamente
como vocero del gobierno ultraderechista; estuvo relacionado anteriormente con
el área de turismo.
Trump y
Netanyahu quieren hacer de Gaza un gran negocio inmobiliario turístico y
obligar a los gazatíes a abandonar sus tierras ancestrales voluntariamente o
por la fuerza.
Quizá me
perdí alguna declaración de Paz Pereira porque en todos estos meses no recuerdo
esa promesa de amistad con el régimen del Likud y de Fuerza Judía de Ben Gvir.
Justamente
cuando casi todos los países del mundo y de América Latina y del Caribe han
firmado las condenas al estado de Israel y se suman las declaraciones que
califican de genocidio los más de 65 mil asesinatos de palestinos, entre ellos
18 mil bebés y niños y la destrucción del 80 por ciento de la infraestructura
en Gaza, entre ellos todos los centros de salud. También bombardea iglesias
cristianas y persiguen a católicos.
Paz
Pereira no necesita ver Al Jazeera. Puede informarse con los noticieros de
Euronews, del Vaticano, los reportes cotidianos del padre Gabriel Romanelli,
las homilías del patriarca de Jerusalén, las denuncias de los franciscanos.
El nuevo
mandatario indicó que no invitaría a gobiernos no democráticos. ¿Acaso el
gobierno de Israel respeta los valores de la democracia y de la libertad?
Leí
comentarios ingenuos que creen que las relaciones reestablecidas impulsarán el
turismo judío en Bolivia. ¿No saben que la mayoría de los turistas que llegaban
al Beni eran reservistas del ejército hebreo después de cumplir su servicio
militar? ¿Cómo va a aceptar el pueblo boliviano pacifista que vengan a
“descansar” esas personas que casi con seguridad han participado en bombardeos,
ataques terrestres, matanzas en hospitales?
Paz no
actúa solo. La historia confirmará qué intereses están detrás de este abrazo.