viernes, 7 de marzo de 2025

LA GUERRA CIVIL DE 1949 EN POTOSÍ

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LA GUERRA CIVIL DE 1949 EN POTOSÍ


            Entre julio de 1946 y abril de 1952 -el llamado “sexenio”-, los bolivianos fueron testigos de una serie de protestas políticas, sindicales y sociales que adquirieron diferentes rostros: conspiraciones y golpes de estado fracasados; manifestaciones, muchas veces violentas; huelgas y enfrentamientos en las minas y en las fábricas; toma de rehenes en Catavi; apresamientos, exilios, muertes, masacres.

            Uno de los episodios más violentos sucedió en agosto de 1949. En la biografía que escribí sobre Juan Lechín Oquendo, líder sindical minero, califiqué aquel episodio como el “ensayo general” previo a la gran insurrección de 1952. Aunque en algunos artículos se cuestiona que se use “guerra civil” para describir los sucesos, es indudable que el levantamiento se extendió por varias ciudades, duró varios días y alcanzó niveles de violencia entre bolivianos como sólo se había producido en la Guerra Federal.

            Desde mayo de 1949 se vivía especial tensión en las ciudades y en las minas, sobre todo en Catavi-Siglo XX, donde funcionarios estadounidenses de la Patiño Mines murieron en el local del sindicato. Los rehenes fueron apresados en represalia al destierro de los principales dirigentes de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), fundada en 1944.

            El 27 de agosto, estalló un levantamiento organizado por el semi clandestino Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que ya contaba con comandos y militantes en casi todo el país. El principal foco estuvo en Santa Cruz y en zonas petroleras como Camiri. Se proclamó como presidente al jefe del MNR, Víctor Paz Estenssoro, que estaba exiliado y como vicepresidente al cruceño Edmundo Roca.

            Mamerto Urriolagoitia, presidente interino, ordenó la represión de los rebeldes, inclusive con bombardeos a los principales puntos de la rebeldía. La resistencia duró unos días más hasta que el 15 de septiembre, el gobierno recuperó el control de todo el territorio.

            Con sus dirigentes presos, los sindicatos mineros se mantuvieron al margen, salvo hechos aislados. En cambio, en Potosí, los rebeldes habían tomado la plaza principal 10 de noviembre, algunos edificios públicos como la Alcaldía, donde se atrincheraron, radioemisoras y puntos estratégicos.

            En esta ciudad, los enfrentamientos fueron durísimos. Leo Puchar registró fotografías de gran dramatismo, algunas de las cuales no son reproducidas junto a este texto para evitar susceptibilidades del público joven. Puchar organizó un álbum impecable con las imágenes, aclarando que no tenía ningún compromiso político. Quería mostrar los hechos tal como sucedieron.

            Esa colección fue obsequiada al empresario minero Oscar Bonifaz, quien guardó importantes documentos históricos que ahora cuidan sus herederos. Una fuente inagotable para comprender la historia de la minería en Bolivia, estatal y privada, grande, pequeña y mediana y las relaciones laborales. Una historia de riquezas, de conflictos, de capitales y de los ríos bolivianos más profundos.

            Las fotografías ilustran esos momentos, entre el estallido del levantamiento y la retoma de las fuerzas constitucionales.

Foto 1. La pobreza fue una de las principales motivaciones de la rebelión social.

Foto 2. (3) Los rebeldes balearon las radios intervenidas, como Radio Internacional, desde donde difundían sus bandos.

Foto 3. (7) Revolucionario fallecido en la Pampa de San Clemente

Foto 4. (13) Granada incrustada en el cuartel militar

Foto 5. (18) Personal de la Cruz roja del Hospital Bracamonte después de recoger a los heridos

Foto 6. (23) Militares leales al gobierno

Foto 7 (27) Sacerdote visita cuartel donde se abrían fusilado a tres rebeldes y donde estaban los prisioneros del fracasado golpe, entre ellos tres mujeres

Foto 8 (30) oficial herido (idem 31)

Foto 9 (65) Destrozos en el edificio municipal que tomaron los insurrectos

 

 


VLADIMIR PUTIN, BENJAMÍN NETANYAHU, DONALD TRUMP: EL EJE DE LA MALDAD

 

            Tres rostros, muy parecidos entre sí, son constantes en los informativos. Aparecen enojados, furiosos, con mentones tensos como si tuviesen urgencia de ir al retrete, con ojillos huidizos y dedos amenazantes, vocecitas poco viriles. Tres rostros que se repiten desde hace lustros cuando las noticias tratan asuntos sobre agresiones contra poblaciones inermes; advertencias de expulsiones masivas: invasiones a territorios ajenos; armas, soldados, muertes, tragedias colectivas.

            Son los jinetes de los apocalipsis modernos, trajeados como espías azules, milicianos verdes, lujuriosos rojos.

            Son los guerreristas que desde distintos continentes alardean con hacer estallar al mundo en mil pedazos.

            Son los negociantes a escalas inimaginables: anexiones de penínsulas y fronteras para construir edificios destinados a burócratas; asentamientos ilegales para expandir colonias asesinando a los propietarios históricos; construcciones de muros millonarios; planes para lujosas mansiones en playas bombardeadas; presupuestos para inmensas oficinas de inteligencia que controlen el pensamiento, la palabra y el movimiento de los seres humanos en su propio país o en otros más lejanos.

            Los tres han enfrentado procesos por diferentes acusaciones relacionadas con su comportamiento inadecuado en el manejo de la administración pública. El principal autor de las pruebas contra las estructuras mafiosas en los poderes rusos fue envenenado en territorio extranjero; fue apresado cuando retornó a su patria; apareció muerto en su celda. Su viuda y su familia son también perseguidos. Los tentáculos llegan muy lejos. Incluso, un examigo del Kremlin, líder de las fuerzas mercenarias, murió despedazado en un oportuno accidente de aviación.

            El otro prefiere prolongar una guerra y no rescatar a sus ciudadanos secuestrados para no enfrentar las demandas sobre sus oscuras actuaciones. Hace cinco años que está acusado oficialmente de fraude y abuso de confianza y aceptación de sobornos. Ha mandado asesinar niños, madres, familias y destruir hospitales y escuelas. Es capaz de negar la ayuda humanitaria urgente a quienes enfrentan hambruna, muerte de prematuros por congelamiento, operaciones sin anestesia, desplazamientos permanentes.

            El tercero es el primer presidente convicto de su país. No por defender las libertades, no por luchar por sus ideales, no por objeciones de consciencia. Ha sido llevado a los estrados por falsificación de registros comerciales en relación con los pagos opacos a una joven (no activista, no brigadista) que trabajaba como actriz porno. La triangulación del dinero era para silenciar la versión de la chica sobre sus relaciones sexuales con el candidato.

            También fue investigado por la fiscalía por intentar anular ilegalmente el resultado de las elecciones de 2020. Asuntos que hasta hace poco parecían reservados a las repúblicas más inestables, a las que se despreciaba como apartadas de las reglas democráticas.

            Los tres manejan billeteras millonarias. Investigaciones independientes han denunciado sus relaciones con empresarios de comunicaciones, de inmobiliarias y de otras áreas, a pesar del conflicto de intereses o de las redes que se extienden hacia contactos delictivos.

            Sus adversarios políticos son tratados como enemigos y toda la maquinaria del estado es aprovechada para hundirlos, humillarlos, acusarlos, silenciarlos.

            Los tres tratan de controlar a la prensa con censuras, prohibiciones o casos más graves como el asesinato de reporteros en Gaza, hasta los sobornos disimulados a cambio de coberturas favorables, halagos, conveniencias y concesiones mutuas, el espacio de las entrevistas pactadas, de los titulares amañados.

            Los tres quieren expandir su poder mucho más allá del tiempo constitucional de sus mandatos; mucho más lejos de sus fronteras reconocidas internacionalmente y tienen la idea de tener derecho a ejercer mandatos sobre el resto de los habitantes del planeta Tierra.

            Los tres están dispuestos a emplear todo su potencial militar y su capacidad de persecución para cumplir sus objetivos. En sus discursos no disimulan su admiración por las salidas violentas, por convocar a las guerras, a los enfrentamientos más intensos. Sin límites.

            Los tres consiguen aduladores en todas partes del mundo. En el (No) Estado Plurinacional los sucesivos cancilleres mezclan la Operación Cóndor de los años 70 con el derecho de Rusia a invadir Ucrania. Hay periódicos que abren sus puertas al embajador de Moscú y hay grupos que lo reciben en sus actos públicos.

            Así también, en escenarios diversos hay voces que los señalan y que claman por la resistencia a estos malvados, sea a través de mensajes, memes o artículos o en el discurso al recibir uno de los premios en la gala de los Oscar.

            Y hay presidentes que no se dejan. El poderoso temblaba de ira, índice amenazante, chaqueta estirada, jopo despeinado. Frente a él, Volodimir Zelenski, en su propio idioma, luciendo la ropa simbólica de la emergencia, sereno, dio una lección que el resto del mundo le agradece.

            Ojalá se entere que en este país que sabe de invasiones nefastas, son muchos los que respaldan a su patria soberana.

 

viernes, 28 de febrero de 2025

LA BAJADA DEL TATA Q’AQCHA

 

            Mientras diviso la colorida procesión que baja desde el Cerro Rico al son de la banda y al tronar de la dinamita, no puedo contener los sollozos. Parece absurdo. Es el inicio del carnaval potosino y las coloniales callejuelas lucen alegres guirnaldas, banderolas y serpentinas. Es algo superior a mi inteligencia emocional, tanto que mis hijos sospechan que, entre nuestros antepasados, el mundo minero tejió nuestros destinos.

            Amo el mundo de la minería boliviana, a los sindicatos, al Comité de Amas de Casa, a las radios mineras, al teatro de Nuevos Horizontes, a los campamentos. Admiro a los exploradores, a los dueños que se quedan en esas galerías. Casi todos mis libros se incuban en esas entrañas. Como comentaba don Flavio Machicado: la mina es una hembra que atrapa a quien la desafía.

            Durante cuarenta años recorrí los diferentes distritos. Igualmente disfruté de los carnavales de tierras altas, bajas y vallunas. Me faltaba vivir el más barroco, que hunde su identidad en los señoríos precolombinos, la mita y la devoción colonial a las advocaciones marianas de la Inmaculada Concepción y de la Candelaria.

            Aunque existen relatos desde el siglo XVIII y varios estudios modernos, esta original expresión cultural potosina es todavía poco difundida. Pascale Absi en “Los ministros del diablo” desmenuza la compleja relación de los trabajadores con el Tío, la entronización del Cristo en los parajes, el consumo del alcohol como expresiones que va más allá del sincretismo religioso, la relación con la muerte (el infierno) y la protesta social.

            La Bajada del Tata Q’aqcha comienza el viernes con rituales en los socavones. El sábado anterior al jueves de compadres, los obreros salen de la mina danzando junto a sus familiares. Las cofradías portan cruces con el Cristo ensangrentado cubierto de serpentina, mixtura, globos coloridos. (Muy parecido al Cristo viviente que encabezaba la Marcha por la Vida). En algunas, el Señor el casco de minero reemplaza a la corona de espinas. Son réplicas del Tata (padre) de los obreros (q’aqchas) de una antigua cruz tallada en madera de maguey.

            ¿Qué mejor recuerdo que el calvario de Jesús para contar el sufrimiento cotidiano de quienes trabajan en el interior de la tierra, sin ver la luz, con escaso oxígeno, en turnos que confunden el día y la noche?

            Las mujeres trasladan primorosos retablos con la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Según explica la estudiosa del mundo minero Sheila Beltrán, los originarios qaraqaras respetaban al cerro Sumaj Orko como una deidad inviolable, sagrada. La explotación desde la fundación de Potosí fue sinónimo de horadar a la Pacha y la veneración a la Inmaculada es una trasposición. También llevan cubiertos de flores pequeños íconos de la Virgen de la Candelaria, la virgen con las velas. Ese cirio simboliza la luz necesaria para ingresar al mundo de abajo.

            La identificación del Cerro Rico con la Virgen está inmortalizada en el famoso cuadro anónimo que conserva el Museo de la Casa de la Moneda, en el cual reyes, papas y el mismísimo Espíritu Santo rinden homenaje a la montaña coronándola como Regina.

            Es una de las escasas ocasiones en las que dejan de sonar los combos que buscan riqueza desde hace 500 años. La bajada festiva está inmortalizada en cuadros barrocos. El recorrido se limitaba a las parroquias de indios. El sábado pasa por las vías que ven subir diariamente a los proletarios hasta la Plaza del Minero. Sin embargo, actualmente, el domingo alcanza el centro de la ciudad. Ese día, las cruces y las vírgenes son bendecidas en las iglesias indígenas de San Martín, Concepción y San Pedro.

            Hay diversas versiones sobre la palabra “q’aqcha” (con “k” o con “q”), que podría significar “temerario” porque eran los trabajadores que entraban a la mina los fines de semana y trabajaban sin ninguna seguridad. Se dice que es una onomatopeya por el ruido de las herramientas rompiendo la roca.

            La romería del Tata Q’aqcha refleja los ciclos en la historia de la explotación minera: los 14 ayllus que servían en la mita colonial; la crisis a inicios del siglo XIX; la etapa de los patriarcas de la plata; la presencia de los barones del estaño; la nacionalización con COMIBOL; la relocalización; las cooperativas. El jueves de compadres comenzó con las relaciones obrero-patronales que en carnaval se convertían en fraternas.

            Existen cerca de 60 cooperativas con más de 25 mil socios. Los precios de los minerales atraen a jóvenes de Sucre, Tarija, a estudiantes y a campesinos. Hay rostros casi infantiles; chicos altos y espigados muy diferentes a la imagen tradicional del minero andino. Visten uniformes elegantes, calzan botines de fiesta, lucen sus cascos envueltos en toques festivos. A un lado del cinto llevan la botella de alcohol, la bolsa con la coca y algún cachorro de dinamita. En las manos, tienen latas de cerveza Potosina.

            Cada cooperativa cuenta con varias secciones. El derroche se nota en las vestimentas, el contrato de las bandas, la fiesta en los locales. Después de la bajada del Cristo y de su madre todavía quedan otros momentos de rituales. Este año arribaron invitados de Tarabuco y de las comunidades agrarias.

            El rol de las mujeres es otro espejo de los ciclos históricos: las tradicionales palliris; las esposas de los obreros; las cuidadoras de la montaña que viven en sus laderas con sus familias; y, desde hace algunos años, las obreras y las socias de las cooperativas. Igual que los hombres, muchas son jóvenes. Las mayores mantienen faldas largas; las muchachas lucen desnudos de piernas y escotes.

            Es notable cómo estos bolivianos tan apegados a las más antiguas creencias son a la vez los que desde el ayllu se relacionaron hace cinco siglos con la primera globalización y en el siglo XXI contactan las bolsas de valores de Nueva York o Londres, las demandas chinas, los mercados mundiales.

            Los bailarines comentan orgullosos que su trabajo produce las principales divisas del país. Concluyen auges como los de la goma, el gas, la soya, pero la minería continúa como la columna vertebral de la economía boliviana. Además, desde Potosí, el Sumja Orko articula la nación, aunque todavía muchos no entienden esa Bolivia.

viernes, 21 de febrero de 2025

ESTADOS UNIDOS PERDIÓ SU AJAYU

 

            Estados Unidos intervino violentamente en América Latina desde hace doscientos años. El rol de los migrantes estadounidenses en Texas en 1836 o la acción de los filibusteros a mitades del siglo XIX en México y Nicaragua fueron los primeros capítulos de una serie de invasiones, como la de 1989 a Panamá para detener a Manuel Antonio Noriega.

            Según varios historiadores, entre ellos Aims McGuiness, el término “América Latina” surgió como respuesta al expansionismo estadounidense.            El gobierno no siempre se involucró directamente, pero fue cómplice de las primeras invasiones de sus ciudadanos a territorios independizados de la corona española. La idea de una América diferente a la anglosajona fue expresada en 1856 en un discurso del chileno Francisco Bilbao en París; también apareció por la misma época en un poema del colombiano José María Torres Caicedo.

            Los ideales de integración expresados por Francisco Morazán y por Simón Bolívar, especialmente en la convocatoria al Congreso Anfictiónico (1826, mucho antes del proceso de la Comunidad Europea) no se concretaron en la confederación deseada, ni siquiera en hojas de ruta compartidas. Los problemas internos, las tensiones entre conservadores y liberales, entre hacendados y comunarios, el caudillismo y otros asuntos mantenían inestables a casi todas las flamantes repúblicas.

            Ese escenario fue aprovechado por mercenarios como William Walker (1824-1860), periodista y político de Tennessee, quien intentó conquistar Sonora y Baja California en 1853. México y Canadá, Cuba y Centroamérica estaban en la primera lista ambicionada por la doctrina del Destino Manifiesto, base teórica de los filibusteros y del racismo que consideraba al resto de los habitantes del Nuevo Mundo incapaces de ser dueños de tierras y de gobernarse.

            Derrotado, Walker volvió a su país, donde no fue juzgado como correspondía por haber violado varias leyes. Más bien, logró el respaldo de los esclavistas y sectores adinerados. Promovió en tres ocasiones expediciones contra el gobierno legal de Managua, hasta que fue fusilado. La biografía de este mercenario evidencia cómo EE. UU. intentó desde el inicio dominar al continente y no construyó relaciones igualitarias.

            McGuiness dice que la derrota del ejército de filibusteros podría catalogarse como la “primera victoria de América Latina sobre el Destino Manifiesto”. También fue un impulso a la unidad centroamericana para sacar a los yanquis. Banderas que fueron luego retomadas posteriormente por Augusto Calderón Sandino y Farabundo Martí.

            El intervencionismo de Washington utilizando su fuerza militar o su poderío económico cambió de rostro o de formato. Como reacción, el antiimperialismo de la región y, a la vez, el nacionalismo y la urgencia de promover la unidad de Centroamérica y de Sudamérica se incubaron antes de la influencia comunista.

            Sin embargo, en el interior, los gobiernos en la Casa Blanca respetaron la división de poderes y el texto de la Declaración de Filadelfia y de la Constitución (1776). “We, the people” inspiró a millones de personas que lucharon por la libertad, los derechos civiles y el bienestar de la humanidad.

            Las universidades, los teatros, las expresiones artísticas, la prensa, las imprentas reflejaron ese espíritu de respeto a la libertad de pensamiento y de expresión. Los latinoamericanos aprendieron a admirar a esa sociedad, capaz de tener jurados ciudadanos; de investigar y castigar crímenes de poderosos, inclusive militares o policías; de mantener diversas voces para defender al otro.

            Esa era la esencia que hacía grande a las trece colonias que decidieron autogobernarse hace 250 años. La Estatua de la Libertad, regalo de los franceses libertarios, simbolizaba esa luz, ese faro mundial.

            El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha optado por seguir la huella de los filibusteros cuando creían que iban a adueñarse de los cultivos ajenos y de las rutas comerciales. No reconoce que la realidad tiene otros nombres como China, Rusia o los BRICs. El poder latino está incrustado en las entrañas del “monstruo” (como lo llamó José Martí) y ya nadie lo saca.

            Por otro lado, ha optado por destruir la centralidad liberal, sin reconocer que internamente su país está carcomido. ¿Cómo lograr un país “grande” con 49 millones de personas adictas? Los informes de sus propias agencias, como la NINA, revelan cifras aterradoras de la cantidad de drogadictos. Entre 2011 y 2023, 321.000 niños perdieron a uno de sus padres por causa de sobredosis; padres blancos, no hispanos. El acceso a las drogas es cada vez más temprano; a los 12 años ya están perdidos. Otros jóvenes disparan contra sus padres, sus profesores, sus amigos.

            ¿México es culpable de ese desastre? Washington invadió Grenada para destruir campos de marihuana. Sin embargo, los estadounidenses siguen siendo los mayores consumidores de esa planta, paso inicial para otros consumos ilegales. Estadísticas oficiales revelan cómo se autodestruyen. Sin entrar al detalle del origen del narcotráfico continental hace medio siglo y del fentanilo.

            Al mismo tiempo, Trump indultó a Ross Albricht, condenado a cadena perpetua por vender drogas duras por su red Silk Road. Lo liberó porque su mamá apoyó su campaña. Albricht es millonario. Indultó a otros responsables de delitos y de corrupción. Nombró funcionarios con polémicos antecedentes, incluyendo delitos sexuales, como denunció el New York Times.

            Ha pedido la lista de profesores, estudiantes, artistas, que se manifestaron a favor de Palestina para reprimirlos. Lo más patético: ha mandado a excarcelar a todos los violentos que avasallaron al Capitolio, el edificio que simbolizaba a la democracia.

            La avalancha de anuncios y amenazas asustan a propios y extraños. Sin embargo, difícilmente Trump logrará sus propósitos. Entretanto, la patria de Jefferson parece haber perdido su alma, su ajayu. La mujer al ingreso del puerto de Nueva York necesitará asilo.

viernes, 14 de febrero de 2025

LA CRUZ ROJA Y LA MEDIA LUNA ROJA

 

            En estos tensos meses de muerte y destrucción en Gaza y en Cisjordania, una institución mantiene el respeto de las partes en conflicto: el Comité Internacional de la Cruz Roja. El símbolo de los cinco cuadrados rojos sobre un fondo blanco en vehículos, banderas y chalecos es uno de los últimos vestigios de la esperanza en medio del dolor.

            Los noticieros repitieron las dramáticas escenas cuando el movimiento islámico Hamas entregaba a los rehenes que tomó violentamente el 7 de octubre de 2023. Impresionaban la serenidad de los responsables de recibir y trasladar a los sobrevivientes. Sus largos chalecos rojos con un símbolo adelante y atrás es una inspiración de los monjes seguidores de San Camilo que hace 500 años atendían a los heridos y enfermos.

            Esperaban los actos propagandísticos palestinos en medio de los escombros; los corredores de hombres armados, gritando. La multitud rodeaba las vagonetas marcadas con la misma Cruz Roja y estandartes similares que se abrían lentamente hasta los puestos de militares israelíes donde entregaban a los rehenes liberados.

            Horas más tarde, buses repletos de presos palestinos, algunos adolescentes o menores de 20 años, la mayoría hombres, recorrieron lentamente el camino desde donde habían sido reunidos. Hay presos que han estado más de 25 años en prisión, más tiempo del que sufrió Nelson Mandela. Algunos no podían moverse. Sus familias tienen prohibido festejar su retorno.

            Los buses, los responsables del traslado del grupo, los conductores, están identificados con ese lienzo blanco, la cruz pintada de rojo y el sello del ICRC, Ginebra.

            La experiencia de ver soldados que morían por falta de atención en Solferino, Italia, impulsó al suizo Henry Dunant (1828-1910) a crear una sociedad para socorrer a los militares heridos. Plasmó su idea en un libro que luego provocó la reacción de las autoridades. Largas negociaciones y rivalidades fueron vencidas hasta la fundación de la primera Cruz Roja el 18 de febrero de 1863; esta semana cumple un aniversario con 191 socios análogos esparcidos en el mundo.

            Dunant, primer Premio Nobel de La Paz, declaró que se inspiró en la italiana inglesa Florencia Nightingale (1820-1910), la “dama de la lámpara”, autora de la promesa de toda enfermera cuando cuida enfermos o heridos. Recuerdo que conocí su biografía gracias a las revistas Novarro: “Mujeres Célebres”; quedé fascinada con ella y con sus enseñanzas: airear y asear ayuda drásticamente a disminuir las causas de contagios y de mortalidad.

            Ella y su equipo de 38 voluntarias en la Guerra de Crimea (1856-1859) lograron salvar miles de vidas. Crearon la conciencia de que el médico, la enfermera, tienen el deber moral de atender a cualquier ser humano enfermo o en peligro. La atención a los heridos y los comités de la Cruz Roja han estado compuestos mayormente por mujeres.

            Los primeros países en adherirse fueron Francia y Suiza en 1964. Se firmó la primera convención a la que siguieron otras durante el siglo XX para garantizar la neutralidad de la Cruz Roja y sus tareas.

            Desde América Latina, Argentina (1880), Venezuela (1895) y Uruguay (1897) fueron los pioneros. En Bolivia fue una iniciativa del pediatra Juan Manuel Balcázar (1894-1956) cuando era profesor del Liceo Secundario de Señoritas en La Paz en mayo de 1917. Él relata los motivos en un manual para las damas de la Cruz Roja, las enfermeras y los camilleros. Agradezco a sus descendientes por permitirme tener un precioso ejemplar de esa obra extraordinaria: “La Cruz Roja Boliviana en la paz y en la guerra” (1919).

            Balcázar, con un estilo sobrio y ameno, describe la situación en hospitales y centros de salud por la falta de cuidados inmediatos, agravada en el inadecuado servicio sanitario militar. A pesar de los esfuerzos esporádicos, los campos de batalla en el Litoral y en el Acre mostraron la debilidad boliviana para atender heridos, trasladarlos, curarlos.

            El Ejército pasaba por alto el peligro de contagios y de gangrenas después de un enfrentamiento bélico, la putrefacción de los cadáveres. En ese espacio deberán ingresar inmediatamente personal capacitado para desinfectar; camilleros para llevar urgencias, enfermeras para atenderlas. El manual de 313 páginas explica cómo reconocer a un muerto, cómo preservar su identidad, cómo reconocer las causas de malestares, envenenamientos, sangrados.

            Detalla el plan del servicio sanitario militar, el material necesario, el personal, el rol de las mujeres, las tareas de la Cruz Roja Boliviana. Su aporte fue fundamental para el trabajo de los sanitarios en la Guerra del Chaco, una valerosa historia poco difundida. Pude conocer en el Estado Mayor las fichas de las enfermeras que partieron a las trincheras, las heroínas anónimas.

            En 1868, Turquía (Imperio Otomano) se adhirió a los principios de la Cruz Roja, pero cambió el símbolo por la Media Luna para no crear susceptibilidades entre los soldados musulmanes. Registré el archivo de esta entidad en Ankara y su trabajo extraordinario con los refugiados de las guerras regionales, además de su experiencia para socorrer terremotos y otras catástrofes, como ya relaté hace unos años, admirada por ese alcance.

            Un siglo más tarde, Fatih Arafat (hermano de Yasir) fundó la Media Luna Palestina, reconocida en la federación mundial. El Ministerio de Salud palestino en Gaza y el servicio sanitario han cumplido un rol heroico estos meses. Hay denuncias de que Israel destruyó premeditadamente ambulancias marcadas con ese signo. Los ataques datan hace décadas. Incluso hay estadísticas con el número de muertos, varias embarazadas a punto de dar a luz, porque los militares retienen a las ambulancias en los puestos de control.

            Los hospitales en Gaza fueron bombardeados. Ante la muerte de médicos y enfermeros, son voluntarios los que intentan salvar a los heridos o trasladar a los muertos. Las denuncias internacionales filmaron las acciones de los colonos judíos en territorios ocupados que han disparado contra las ambulancias. Por su parte, las entidades internacionales han señalado que no existen pruebas de que la Media Luna sea utilizada por algún grupo armado palestino.

            Si no hay respeto por la CICR, nada quedará en pie en este mundo.

           

 

 

viernes, 7 de febrero de 2025

AGENDAS IMPUESTAS

 


            Hace dos meses, pocos medios de comunicación tradicionales se ocupaban del Canal de Panamá; tampoco las redes. Hasta que, en las vísperas navideñas, el aún presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con “recuperar” esa vía interoceánica, construida con capitales de ese país en territorio panameño (zona ocupada por EE. UU. por casi un siglo).

            Desde entonces, su vociferante voz aumenta el volumen cada día. En esta semana, aseguró que “vamos a recuperar el Canal o pasará algo”. “Lo queremos de vuelta o lo tomaremos de vuelta”. “Fue entregado tontamente por Jimmy Carter”. Dijo también que, en la construcción del canal, entre 1904 y 1914 murieron más de 34 mil estadounidenses atacados por mosquitos y otras enfermedades.

            En el Canal, como cantaba con tanto sentimiento el poeta salvadoreño Roque Dalton, murieron miles de constructores. La mayoría procedía de islas caribeñas (sus descendientes viven en Panamá) y de Centroamérica, entre ellos los salvadoreños, los llamados “guanacos”. “Eternos indocumentados”, los describió Dalton hace cuatro décadas. “Los que ampliaron el Canal de Panamá, los tristes más tristes del mundo” escribió en su “Poema de Amor” (1974), poco después de ser torturado por un agente de la CIA y antes de partir a la guerrilla.

            En la nota anterior, recordé las historias de Walter Álvarez, el Kallawaya que fue también doctor y trabajó intensamente por unir los saberes collas y la ciencia occidental. Su abuelo fue uno de esos médicos itinerantes que desde Curva/Charazani (Provincia Larecaja de La Paz) partieron hasta la selva para combatir la malaria con la quinina, producto de sus bosques. Ellos también ayudaron para el éxito de la monumental obra de ingeniería.

            El New York Times publicó este mes reportajes para desmentir las afirmaciones de Trump, ya como presidente, para insistir en quitarles a los panameños su Canal. El magnate aseguró que por ahí pasan soldados chinos, algo que no ocurrió, o que la autoridad panameña del Canal cobra más a los barcos estadounidenses, desconociendo cómo se aplican las tarifas por el cruce interoceánico.

            La presencia de dos empresas con socios chinos ha sido aprovechada para repetir ante el mundo que la seguridad de Estados Unidos está en peligro.

            Lo que más llama la atención fue cómo, con el gatillo disparado por el líder republicano, diversas personas envían artículos -aparentemente muy respaldados en cifras-, notas, comentarios, opiniones, advirtiendo que China se ha apoderado del Canal que une el Pacífico y el Atlántico. Algunos mensajes incluyen el típico “urgente” en rojo de las fake, que se reconocen por datos absurdos, pero que pocos se dan el tiempo de comprobar.

            Así se crea, paso a paso, la sensación de “necesaria” para la agresión a Panamá.

            Aún si fuesen empresas estatales chinas que estuviesen actuando en las esclusas, esa es una decisión absolutamente soberana de Panamá. El pequeño país que une al continente amplió en este siglo la centenaria obra y por ello ingresa a sus arcas millones de dólares. Es su derecho definir cómo administrar la compleja vía. Los datos muestran la capacidad de la autoridad panameña en el Canal y las inversiones en el desarrollo humano.

            Como otros países centroamericanos, no tiene ejército, sino una guardia nacional que cumple más tareas de orden interno. Fuerzas que nunca invadieron otro país ni agredieron a otro estado ni participaron en confrontaciones bélicas. Al contrario, Panamá dio asilo a los perseguidos de diversas nacionalidades. Fue sede de las primeras cumbres intercontinentales y luego iberoamericanas con la visión de que los problemas mundiales no eran tanto Este-Oeste, sino Norte-Sur. Cumbres que dejaron de lado a EE. UU.

            El primer viaje al exterior del flamante secretario de Estado, Marco Rubio, fue a Panamá, donde -como describe la prensa internacional- entró al Palacio de las Garzas golpeando la mesa. Fue recibido por el presidente José Raúl Mulino, un dirigente conservador que trató de limitar el impacto de esa actitud en sus declaraciones de tono conciliador. Mientras miles de panameños salieron a las calles a repudiar la visita, imágenes poco difundidas.

            Rubio siguió con el tono: o devuelven el Canal o se atenderán a las consecuencias.

            Entre tanto en Bolivia, los líderes políticos guardan silencio. Los de la oposición no querrán enfrentarse a la Embajada. Seguramente, Evo Morales hubiese expresado su solidaridad con el pueblo panameño. Él y Jaime Paz Zamora fueron los presidentes con mayor compromiso latinoamericanista.

            Incluso hay demócratas convencidos que hay que respaldar a Trump porque es la única esperanza para sacar a Nicolás Maduro o a Daniel Ortega de sus gobiernos. La historia mostrará que ese pensamiento puede llegar a tener consecuencias perversas. Hay ejemplos muy claros en el siglo XX.

            Más bien existen mesas de trabajo de ex cancilleres y académicos que se han pronunciado desde el continente defendiendo a Panamá (como ya lo han hecho con Gaza). Este documento ha sido suscrito por miles de personalidades de la América morena.

            Trump logró que Google maps anuncie que cambiará el nombre de Golfo de México a Golfo de América, obedeciendo a sus órdenes, aunque sea solo para el usuario en Estados Unidos. México ha enviado una carta oficial a la tecnológica sobre este tema. Igual que hace tres décadas, cuando la Amazonía aparecía como parte de Estados Unidos en textos escolares.

            El nuevo/viejo inquilino de la Casa Blanca ocupa casi todos los titulares de los noticieros mundiales, de las principales portadas de los periódicos. Impone su agenda, una agenda violenta. El desorden mundial toca la puerta.

           

           

 

viernes, 31 de enero de 2025

DÓNDE ESTÁ LA GENERACIÓN DEL BICENTENARIO?

 

            ¿Dónde está la generación del Bicentenario? ¿Dónde podría desarrollarse la hoja de ruta para avanzar hacia un nuevo horizonte de la historia boliviana? ¿Dónde está la academia, la política, el arte, el bolero de caballería?

            España agonizaba después de perder sus colonias. La generación del 98 reunió a poetas y ensayistas nacidos entre 1864 y 1876. A través de sus creaciones criticaron la situación política y social de su país, al mismo tiempo que buscaron las raíces de su identidad nacional y cultural. En sus versos está esa España que moría y aquella que todavía se gestaba, se traza y que llegará con la República. Biografías, como las de Antonio Machado o Miguel de Unamuno, se entrelazan en esa indagación colectiva, estética y a la vez política y revolucionaria.

            Son muchos los ejemplos similares.

            En el caso boliviano, la pérdida de la Guerra del Pacífico en 1879 marcó a toda una generación que confluyó en La Paz. Los avances de las corrientes liberales coincidieron con el apogeo económico gomero y minero. A los grandes visionarios como José Manuel Pando, Eliodoro Villazón, Ismael Montes se unieron escritores, artistas, arquitectos, médicos.

            Una generación de notables que contrató o participó directamente en expediciones a la Amazonía y también al sureste tarijeño para entender una nación que no terminaba de consolidarse. Las derrotas militares, frente a enemigos muy poderosos, suelen desplazar los relatos de quienes abrieron las sendas más allá de lo que había sido el eje articulador potosino. Se enseña poco o nada sobre estos esfuerzos privados y públicos para vencer una geografía de simas y cimas en un amplio territorio despoblado.

            Los periódicos publicaban reflexiones sobre el destino nacional, la educación, la pérdida del Litoral, la mirada para superar los Andes. Franz Tamayo, Alcides Arguedas, Casto Rojas eran los más famosos, pero no los únicos.

            Había bolivianos (urbanistas, ingenieros, empresarios) que aportaban a esa visión de la generación del 900. Varios estudiaron en el exterior, desde Buenos Aires a París, Santiago o Berlín. Más tarde, enviaron a sus hijos también a universidades famosas para que aplicaran posteriormente sus conocimientos en Bolivia.

            El ingrediente de lo social, de la marginación del indígena, de la tenencia de la tierra, de la explotación minera y de los recursos naturales fue el aporte de la generación del Centenario, concentrada en Cochabamba. Esa generación compartió la política con la literatura, las artes plásticas, el flamante cine boliviano.

            Casi todos nacieron en la primera década del Siglo XX. Cuando Bolivia conmemoraba el Primer Centenario de su independencia, muy jóvenes, fueron capaces de diseñar un nuevo derrotero bajo el amplio abanico del nacionalismo, cuya influencia duró hasta el final de la centuria.

            Las angustias en las trincheras en el Chaco y el resultado de las batallas impulsaron aún más a esta generación del 25 para preparar los profundos cambios que necesitaba el país. José Antonio Arce alentó el comunismo; José Aguirre Gainsborg defendió el trotskismo; Oscar Unzaga lideró la Falange; Carlos Montenegro y Augusto Céspedes se juntaron con otros jóvenes que buscaban una nueva expresión política.

            Fue una generación victoriosa en abril de 1952. Más allá de sus maldades, el Movimiento Nacionalista Revolucionario fue un referente para este continente y para los países que en esos años luchaban por su independencia.

            Fortalecieron la política con el respaldo a las escuelas de arte, de música, el muralismo, la radiodifusión. En ese marco, la participación femenina en la política y en la pintura fue vanguardista.

            Los ríos subterráneos de la nación parecían encontrar cauces renovadores.

            A fines del milenio, aparecieron otras ideas, ligadas al pachamamismo, al indigenismo y a grupos latinoamericanos surgidos después de las dictaduras militares, la crisis de la deuda y el neoliberalismo (San Pablo, Puebla). Otra vez la atención internacional en la pequeña Bolivia en 2006. Aunque fracasado por la suma de imposturas, la ignorancia, la incapacidad y la inmoralidad en grado superlativo, había un gobierno con un programa de cambio. El hambre atávica se comió las buenas intenciones.

            Esa generación fue débil en la creación de corrientes literarias, dramaturgias, artes plásticas, música. Quizá más certero sería decir que fue un retroceso en las expresiones culturales. La pre- fabricada generación Evo fue más una expresión de violencia que de pensamiento.

            Ante las tareas inconclusas de las generaciones del 900, del 25, del 2000, ¿qué propuestas circulan? Hay narrativas, incluso algunas distorsionando la historia, con miradas cortas y auto referenciales, regionales o étnicas, que no tienen visión de país y de modernidad. Todavía no aparece la generación crecida en este cuarto de siglo que reemplace a los moribundos rostros de candidatos para agosto de 2025.

 

           

 

viernes, 24 de enero de 2025

COLEGIOS Y CLUBES DEL CENTENARIO

 

            La vigencia de la Constitución de 1880 y la llegada de los ideales liberales a niveles de gobierno marcó hace cien años una conmemoración por la independencia de Bolivia muy diferente de las celebraciones de las que se asoman este 2025.

            Entre los asuntos más prometedores estaban la educación y la práctica de deportes. En el inicio de la independencia, el presidente Antonio José de Sucre soñaba con la alfabetización masiva para que en cinco años los flamantes bolivianos supiesen leer y escribir. Ese intento quedó secularmente postergado por varias razones políticas, económicas y culturales.

            En cambio, en los 900, sucesivos presidentes y ministros liberales trazaron una hoja de ruta para lograr mejorar las oportunidades de educación en todo el país. El contrato de pedagogos de la famosa Misión Belga encabezada por Georges Rouma tuvo el objetivo de diseñar un sistema educativo “para Bolivia y desde Bolivia”. Rouma buscó fortalecer una educación pragmática, científica, activa, coeducativa, laica.

            La fundación de las normales rurales en Umala (La Paz), Colomi/Sacaba (Cochabamba), además de las escuelas normales en Sucre y La Paz transformaron la educación pública y los presupuestos oficiales destinados a ese sector. Además de la incorporación de maestras y colegialas mujeres que tanto alentó Daniel Sánchez Bustamante, el abuelo de Gonzalo Sánchez de Lozada.

            En ese ambiente, la colonia alemana preparó las condiciones para contar con un Colegio Alemán. El Centro Cultural Alemán gestionó el reconocimiento oficial desde 1922. El 6 de agosto de 1925, por primera vez, alumnos alemanes y bolivianos desfilaron en homenaje a la Patria. Fue figura clave Wilhelm Kyllmann, quien fundó empresas comerciales que por décadas impulsaron la economía boliviana. El colegio quedaba en la Avenida Arce (actual Ministerio de Educación) que era de la familia Ernst. Ludwig Ernst, el fundador de la Cervecería, otra gran industria boliviana y sus hijos -principalmente Hugo- ayudaron al desarrollo nacional.

            Nota aparte merece su fina visión para la arquitectura pues todas sus propiedades eran bellísimas: actual Embajada de Alemania en Obrajes, Círculo de la Unión en Sopocachi, Corte Nacional Electoral en la Plaza Abaroa, y otras.

            La colonia alemana regaló un avión para el centenario de la República de Bolivia. En septiembre de 1925 se fundó el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), cuya historia ligada a la aviación alemana y a la excelencia recordamos todavía muchos bolivianos. En una nota futura recordaré a esa empresa que fue orgullo boliviano (cochabambino), una de las más antiguas del continente. En mi primer viaje a Buenos Aires el almuerzo era huminta y no “pasta o pollo” (o nada).

            Los hermanos de La Salle también encontraron espacio para fundar su famoso colegio, con hermanos que llegaron de Francia y de Chile. La Alcaldía de La Paz ayudó facilitando una infraestructura. Ese semillero de excelentes profesionales y deportistas se sumaba a otros establecimientos religiosos vigentes desde la colonia o a los creados en el siglo XX como el metodista Instituto Americano.

            Los migrantes europeos y árabes que llegaban a un país tan prometedor como Bolivia entre 1900 y 1925 también tuvieron la iniciativa para fundar clubes, que luego fueron grandes referencias. Entre ellos la Casa de España. Esta preciosa edificación de la Avenida Camacho alberga actualmente al Centro cultural español que abre sus puertas para que decenas de estudiantes, que circulan por la zona, tengan un espacio para usar computadoras, asistir a películas, ver exposiciones, presenciar teatro, escuchar música.

            Solados de caballería comenzaron a tramitar un terreno para fundar el Club Hípico “Los Sargentos”, que finalmente obtuvo la autorización en 1926. Hombres y mujeres comenzaron la práctica de la equitación. Entre los fundadores estaban miembros de la familia Montes, destacados jinetes. Después de la Guerra del Chaco otros combatientes y extranjeros que lucharon por Bolivia se unieron a ese esfuerzo.

            Uno de los clubes más representativos del Centenario es el Club de Tenis La Paz, fundado oficialmente en 1925, en medio del programa de los festejos cívicos, culturales y deportivos que alentó el gobierno de Bautista Saavedra.

            La práctica del tenis en Bolivia tenía antecedentes en Oruro, Uyuni, Tupiza, Catavi, por donde pasaban los ferrocarriles y vivían los empleados ingleses de la Bolivian Railway. Junto con sus pares bolivianos jugaban de blanco impecable, a pesar del polvo, con pantalones largos, a más de 3.500 m.s.n.m. Los ingleses también fomentaron el palitroque, el básquet. Se practicaba la pelota vasca, la taba. Nadadores de los centros mineros, que entrenaban en gélidas aguas al amanecer, ganaron los campeonatos.

            En La Paz existían intentos de difundir el tenis desde que asomó la estación de trenes en Pura Pura. En 1923 fue fundado el Club de Tenis Ferroviario, con canchas en la Avenida Vásquez/ Salamanca. Otra sede estaba en la Plaza Riosinho, en plena zona industrial, “Club de Tenis Centenario”, fundado igualmente el 25. Existía otra cancha en la calle Murillo, zona San Pedro, de Abel Peñaranda, quien la alquilaba a los pioneros de ese deporte.

            Desde 1920 varios socios, entre ingleses y bolivianos, organizaron el Lawn Tenis Club. El 3 de mayo de 1925 consolidaron su iniciativa. El Club tenía inicialmente pocos miembros que pagaban ocho bolivianos de cuotas. Jugaron en canchas alquiladas hasta conseguir un local en la Avenida Arce (otra propiedad de 7.300 metros de Carmen de Ernst). Entre las primeras accionistas estaban las hijas de la estirpe Goitia: Esther, Sara y Raquel.

            Varios presidentes, ministros, diplomáticos bolivianos y extranjeros pertenecieron al club a lo largo de este siglo. En Cochabamba una de las primeras tenistas -desafiando con su coqueto uniforme de falda corta a sus contrincantes- fue Lidia Gueiler, la bella deportista de los ojos verdes.

            En los meses previos y durante 1925, La Paz se embelleció con las obras de Emilio Villanueva, entre ellas la nueva alcaldía, la sede del Banco Central. El impulso llegó para mejorar la atención hospitalaria, el acceso al agua potable, el transporte público. El Centenario hace un siglo trazo un horizonte que fue roto por la Guerra del Chaco.

           

 

 

 

           

viernes, 17 de enero de 2025

LEY DE IMPRENTA: CENTENARIA Y CONTEMPORÁNEA

  

            Hace tres décadas, las organizaciones de los periodistas (empresarios, profesionales, trabajadores de la prensa), reunidas en Huatajata, declararon que la Ley de Imprenta de 1925 es Patrimonio del periodismo boliviano. Se comprometieron a cumplirla en todo su alcance, a defenderla de los permanentes ataques y a impedir que fuese modificada.

            Esas conclusiones fueron el resultado de varios seminarios y de trabajos de investigación sobre la normativa promulgada por Bautista Saavedra, un presidente bipolar que avanzó con leyes sociales al mismo tiempo que reprimía a mineros (Uncía) y a indígenas (Jesús de Machaca). Desde la Ley Mordaza propuesta por los banzeristas en 1987 hasta las insinuaciones para pasar a los periodistas a los tribunales ordinarios, los gremios de la prensa trabajaron intensamente para entender en profundidad los orígenes, los principios y el alcance de la Ley de Imprenta. El objetivo era defenderla con base en datos y no por simple consigna o emotividad.

            La revisión estuvo a cargo de constitucionalistas como Carlos Serrate Reich, periodistas abogados, periodistas profesionales que analizaban la comunicación masiva, periodistas empíricos con amplia trayectoria y otros. Lastimosamente no se cumplió con la idea de tener un afiche pegado en cada redacción para que todo reportero y editor tuviesen en cuenta sus derechos, pero -sobre todo- los deberes que establece la norma.

            Ese conocimiento permitió que en las sucesivas revisiones constitucionales y en la nueva Constitución de 2009, la prensa consiga introducir los artículos que protegen su trabajo y la libertad de expresión, además de la auto regulación. Aspecto que no hay que olvidar en el ejercicio diario de la información y de la opinión.

            ¿Por qué los periodistas decidieron mantener la Ley de Imprenta, a pesar de que ya irrumpían con fuerza las nuevas tecnologías y el contexto de las reformas de primera y segunda generación parecían calificar de “anticuada” a esta Ley?

            La respuesta es sencilla y a la vez de profunda significación. La centenaria Ley de Imprenta tiene al menos tres principios que la mantienen vigente y le dan fuerza para durar otros cien años más, como sucede con la Constitución de Estados Unidos, guardando las distancias.

            La Ley de Imprenta protege el secreto de la fuente. Este es un asunto que une a los periodistas del mundo desde el siglo XIX y es motivo de cantidad de casos de estudio. Una periodista estadounidense prefirió la cárcel a revelar quién era su “garganta profunda”, el famoso término usado desde el caso Watergate, el más conocido ejemplo de periodismo de investigación.

            Este secreto merece a la vez un permanente manejo ético dentro de las redacciones para evitar su mal uso. No faltó el político que declaraba algo “confidencialmente” para conseguir algún oscuro objetivo. Por ejemplo, avisaba la renuncia del canciller, cuando en realidad él buscaba ocupar ese puesto. Su “noticia” reproducida ingenuamente por alguna prensa provocaba lo que él deseaba, imponer el rumor sobre la verdad.

            En cada caso, el comité editorial debe examinar con cuidado cuáles son las fuentes que debe proteger el reportero o el editor. Evitar el juego político y el uso que algún ministro o alguna fracción partidaria quiere provocar con el “off de record”.

            En los últimos 20 años, el Movimiento al Socialismo (MAS) y sus estructuras dentro del Poder Judicial han intentado convocar a periodistas en distintos asuntos para obligarlos a revelar sus fuentes de información, sean orales o documentales, o como testigos porque cubrieron tal o cual noticia.

            La Ley de Imprenta instruye que ningún delito de imprenta tiene castigo corporal, como también se ha intentado imponer en estos años. Este es uno de los párrafos más precarios porque prevé multas que obviamente no son adecuadas. Sin embargo, en este asunto, una enmienda podría trasladar los montos que propone la Ley a cifras actualizadas.

            Las multas han sido utilizadas por gobiernos del “socialismo siglo XXI” para provocar el cierre de medios, sobre todo en Ecuador, Venezuela y Nicaragua. En Cuba no existe prensa que no sea oficialista. Argentina y Brasil, Chile y Uruguay, bajo gobiernos izquierdistas, mantuvieron en general el respeto a la libertad de expresión, a pesar de muchos casos complejos y polémicos.

            El tercer aspecto que defienden los periodistas desde hace un siglo es que en la Ley de Imprenta los presuntos delitos de imprenta se tramitan en jurados compuestos por ciudadanos elegidos en cada municipio y no en la justicia ordinaria. Ese fuero ha evitado en estos años que los regímenes de turno o los poderes políticos y económicos acallen a la prensa con la amenaza de juicios.

            Al mismo tiempo, es otro de los temas que más se debatieron entre periodistas y abogados en los seminarios organizados en la Asociación de Periodistas. La Ley de Imprenta, como otras normas incluyendo la propia Constitución Política del Estado, no fueron respetadas durante los largos años de dictaduras militares, o durante la Revolución Nacional.

            Como dirigentes, insistimos en la necesidad de que los gobiernos municipales elijan ciudadanos notables para poder sortear entre ellos cuando se necesiten los jurados de imprenta. Es una práctica diferente al resto de los procedimientos en el orden jurídico nacional.

            Algunos comentaristas opinan que hay que revisar la Ley porque fue aprobada cuando únicamente existían los impresos. Sin embargo, la Ley está redactada para adecuarse a otros soportes, como sucedió con la radiodifusión (fundada pocos años después), la televisión y ahora podría alcanzar a otras tecnologías.

            Lo importante son sus principios inalterables.

            En diciembre de 1917, el matutino “El Diario” reprodujo por varios días (desde el intento golpista del 5 de ese mes) las discusiones sobre la propuesta de revisar la Ley de Imprenta de 1900.

            El decano de la prensa nacional publicó en primera plana, en forma de editorial y como noticias las opiniones de los propios periodistas, del Poder Ejecutivo -que preparó un proyecto para una nueva Ley de Imprenta- y de las comisiones camarales. Algunos temas eran los más debatidos: el asunto de los jurados de imprenta; quiénes deberían ser los responsables de un texto, además del autor (editor, director, gerente, dueño de la imprenta); la importancia de las fuentes; el necesario equilibrio entre libertad de prensa y los posibles abusos de los periodistas. Para ser considerado como tal se propuso crear un registro, aspecto que la APLP retomó en 1982 hasta que se logró el registro nacional que luego no fue respetado.

            Tanto en los editoriales como en las consideraciones para la nueva normativa se enfatiza el asunto del anonimato. Ayer, como actualmente, personas cobardes se escudan en nombres (perfiles) falsos para poder insultar al adversario político.

            “El Diario” reportó que en ese momento existían 32 publicaciones liberales, de las cuales 10 eran diarios; y 13 periódicos conservadores, de los cuales dos eran diarios. Eran editados en las capitales departamentales como en otros lugares como Baures, Uyuni, Tupiza.

            La prensa boliviana, hasta muy entrado el siglo XX, fue esencialmente política, de partidos y de fracciones dentro de los mismos partidos. La lucha verbal era durísima, al punto que decía el editorial de “El Diario”: “el que insulta en privado va a la cárcel, el que insulta en público llega a la cumbre de la fama”.

            El debate sobre el proyecto duró varios años y superó diferentes gobiernos.

            En este 2025, centenario de la Ley de Imprenta, las asociaciones de periodistas organizan nuevos encuentros para conocer más y mejor su significado. Sin embargo, falta indagar en los redactores del Congreso y cómo se logró el consenso para promulgar la norma que garantiza las libertades democráticas.

            Hace poco, en el prólogo al libro de remembranzas del periodismo de Pedro Rivero Jordán, subrayé la valentía de este director, quien “une a su voz el coraje de la memoria”. En él agradezco a su familia y a los dueños honrados de periódicos, radios y canales nacionales. Pedro y otros propietarios bolivianos apoyaron en estos años las muchas acciones colectivas de la prensa boliviana arriesgando inversiones, ganancias, ahorros de varias generaciones para defender la libertad de expresión.

            Nuestro homenaje mayor es a estos periodistas que resistieron los embates en estos duros años. Hace pocos días rendía también homenaje a los periodistas decentes como Mario Castro.

            Sin ellos no hubiese sido posible mantener estas trincheras de libertad de pensamiento, de cobijar a las diversas voces. El pueblo boliviano entiende que la vanguardia en defensa de la libertad de pensamiento está acá y con este portaestandarte se lucha por todos.

            Esto es muy, muy importante. El mundo está en una peligrosa transformación de los poderes tradicionales. El rol de Elon Musk es un capítulo que hay que analizar en profundidad. ¿Qué puede hacer la Ley de Imprenta ante estos nuevos imperios que han borrado las fronteras internacionales? El territorio Facebook es más grande que tres continentes.

            El despido de Jorge Ramos en Univisión es el prólogo de lo que la prensa libre enfrentará en los próximos cinco años. Nicolás Maduro y Donald Trump no pueden soportar entrevistas no pactadas. (Tampoco Evo Morales aguantó sus preguntas). Ramos denunció hace años que siempre “alguien” se entromete en su celular y en sus correos.

            En el otro extremo, el asesinato de periodistas palestinos en Gaza y Cisjordania, de sus hijos, de sus padres, de sus familias, el ingreso de tropas a las redacciones de canales internacionales es una señal de tiempos muy oscuros para la prensa.

            Ninguna democracia es posible sin la posibilidad de escuchar al otro. Aunque la irrupción del internet y de las redes sociales ha desbordado todo equilibrio, no será con censuras o amenazas cómo se gane esta batalla del siglo XXI.