TURISMO CIENTÍFICO CULTURAL EN TRINIDAD, BENI
LUPE CAJÍAS
Revista ECCO, Correo del Sur-Potosí
25 de agosto 2024
El
departamento del Beni ofrece al visitante experiencias únicas, desde las
famosas pampas de Santa Rosa y otras muchas ofertas para el turismo de
aventura; los festejos en las fiestas patronales -especialmente en julio y
agosto-, hasta el turismo científico cultural. El turismo cultural puede
combinar todo lo anterior, pero en esta ocasión nos referiremos a un componente
adicional, el turismo científico.
EL MUSEO ICTÍCOLA
El Museo
Ictícola Dr. Jorge Estivares Justiniano depende del rectorado de la Universidad
Autónoma del Beni José Ballivián. Es un resumen de la riqueza de la cuenca
hidrográfica amazónica con su gran extensión y variedad de peces y de otros
recursos hidrobiológicos. Esa es su riqueza principal, aunque no faltan en las
22 vitrinas ejemplares de las otras cuencas de Bolivia, la del Plata y la del
Altiplano, fundamentalmente el Lago Titicaca.
La
Universidad beniana comenzó sus estudios en el área de la ictiología hace medio
siglo, como reflejan varias publicaciones locales, nacionales e
internacionales. La fundación del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos
(CIRA) impulsó más esas inquietudes.
Las
primeras colecciones fueron catalogadas con el respaldo del grupo científico
boliviano francés ORSTON, posteriormente con voluntarios japoneses y
bolivianos. La riqueza de las aguas del Mamoré, de sus afluentes en el
recorrido por los llanos de Moxos y de otros ríos benianos está reflejada en
470 especies identificadas, del millar que se calcula nadan en sus aguas.
Cada
ejemplar ha sido preparado previamente por un estudio completo de taxonomía y
es presentado con una ficha didáctica: orden, familia, género, especie, nombre
científico, nombre común, imagen.
En las
salas también es posible conocer especies de reptiles y de anfibios de la selva
y del agua. Destaca el trabajo publicado por el Luis Rolando Rivas et al sobre
estas especies, específicamente de Trinidad.
Tuvimos
el privilegio de contar en nuestro recorrido de casi dos horas con la guía de
la licenciada Marbely Haibara Aguilera, quien nos explicaba a cada paso las
características de los diferentes peces expuestos, desde la temible piraña y
sus filosos dientes, las rayas, el enorme paiche, los más conocidos como el
pacú y el surubí, los legendarios como la anguila, el bagre, el dorado.
El Museo
es único en su género en Bolivia, mucho más para la curiosidad de una habitante
de tierras altas, urbana y adulta mayor. No es similar a un acuario o a un
centro de diversión, aunque existe un anexo con hermosos peces ornamentales de
diferentes colores, extraños y singulares. Su objetivo principal es el estudio,
la concientización para su preservación; es un muestrario para aprender más
sobre las riquezas naturales de Bolivia.
El Museo
cuenta con su propia infraestructura dentro del campus universitario Hernán
Melgar, con las condiciones climáticas y de seguridad para custodiar las
colecciones que exhibe. En cada viaje por Bolivia visito museos universitarios,
algunos muy desilusionantes a pesar de sus años de existencia. Este caso es
distinto. Su director Ing. Federico Moreno Aulo ha trabajado intensamente. El
local recibió en 2017 a 23 mil visitantes, uno de los años más fructíferos.
Además
de las cifras, en su galería de notables están los comentarios de biólogos
internacionales, personal diplomático, periodistas estadounidenses de canales
de viajes.
Fue
grata sorpresa comprobar que ese mismo día estuvieron en el Museo Ictícola
delegaciones estudiantiles, familias, turistas nacionales y extranjeros. Es al
mismo tiempo un centro de formación, de capacitación, de divulgación y
didáctico para los más pequeños.
Este
turismo científico cultural es parte del circuito “Ruta de Museos” en Trinidad.
Para conocer mejor esa parte del país es imprescindible recorrer el Museo
Héroes del Chaco, la Casa de la Cultura y su librería, el Museo
Etno-arqueológico Kenneth Lee (que abre a la misteriosa puerta de las grandes
civilizaciones acuáticas de Moxos), el Museo Botánico, la Galería de Arte Juan
Carlos Aguirre Muñoz y el Museo de Historia del Beni.
Otro
aporte del Museo es el aliento para introducir nuevas especies en la
gastronomía local, superando los platillos tradicionales de pescados, mejorando
la piscicultura departamental. El turista puede completar su visita con paseos
por los restaurantes a orillas del Mamoré, en Puerto Varador, Puerto Almacén, Puerto
Ballivián, Loma Suárez, Laguna Suárez.
Navegar
por los ríos permite observar especies directamente; sobre todo, disfrutar de
los bufeos, los delfines de río, que Bolivia debe preservar. Es posible bañarse
rodeado de ese sonido tan característico que ellos emiten al saltar sobre el
agua, divisar tortugas o tucanes, o escuchar el canto de cientos de aves.
CENTRO DE INVESTIGACION EN BIODIVERSIDAD Y MEDIO AMBIENTE
La Universidad
Autónoma del Beni José Ballivián alberga al Centro de Investigación en
Biodiversidad y Medio Ambiente, CIBIOMA, que depende del rectorado y cuenta con
el respaldo de organizaciones internacionales.
Está
centrado especialmente en el Área protegida Municipal Ibare Mamoré (APM-IM),
creada en 2011 y ubicada en el municipio de Trinidad, Provincia Cercado, a
pocos minutos de la ciudad. Es una extensión de 25 ml hectáreas que mantiene el
paisaje de bosques, pampas y humedales, característico de los llanos de Moxos.
A pesar
de su cercanía de la ciudad es posible divisar en su interior a jaguares,
ciervos, al oso bandera, a las parabas de diferentes colores y en las aguas al
bufeo, a las tortugas, a caimanes dormitando y escuchar el trino de aves libres
de infinitas especies. En su interior viven cerca de diez comunidades dedicadas
a labores agrícolas. Algunas ahora están incorporadas a circuitos turísticos
preparando comida típica o alojando a gente que quiere conocer el bosque.
En el
local del CIBIOMA, dentro del campus universitario Hernán Melgar, el visitante
conoce la geografía amazónica, específicamente la beniana, las características
de los ríos con los meandros, cachuelas y recorridos.
Los
guías del CIBIOMA enseñan a reconocer las especies claves, bandera, las
especies paragua (que protegen a otras), las endémicas y las amenazadas. Es
sorprendente comprender cómo el país alberga a tantos animales y tanta
diversidad de flora, a pesar de la destrucción sistemática de otras personas
con intereses económicos, ante el poco interés (o complicidad) del Estado
central.
El
bosque del APM- IM contiene árboles con maderas preciosas y ejemplares de
belleza monumental como los mapajos y bibosis, y también plantas para la
explotación como el cacao.
El
CIBIOMA ocupa dos pisos de un local ambientado para exposiciones botánicas y
combina la presentación de ornamentación, como la serie de helechos gigantes,
con las cartillas didácticas para respetar los ecosistemas. El turista debe
respetar las normas para dar o no de comer a animales en sus paseos, el uso de
plástico en sus pascanas con los comunarios, el tratamiento de la basura.
Existen
productos comunitarios para la venta relacionados con la medicina natural, con
la cosmética de los aceites de diferentes palmas, los chocolates, las frutas y
preparados como el urucú o el escabeche con los temibles ajíes “gusanito”.
Al igual
que en el caso anterior, los aprendizajes en las vitrinas del CIBIOMA pueden
completarse con paseos por el río y por el monte, con apoyo de alguna agencia
de viajes o contratando a pescadores.
Los
tours pueden durar media jornada, el día entero, dos días o una semana. Aunque
los caminos están mejorados, aún las rutas para bajar a los puertos están
llenas de baches. El turista debe tomar precauciones con el sol y con el agua.
La nota
oscura a este regalo que brinda al forastero el departamento del Beni es la
sequía, acentuada por los chaqueos incontrolados. A ello se suma las latas o
botellas de Coca Cola flotando por los arroyos. Esa empresa, que llega con su
bebida a todo el país, podía llegar igualmente con basureros y educación
ambiental.