viernes, 28 de junio de 2024

TAMPOCO TOMATES

 

            El presidente Luis Arce Catacora debe ser uno de los pocos mandatarios de nuestra historia que cumple sus promesas. Anuncios que no fueron explicitados durante la campaña electoral sino durante algunas visitas oficiales en los países de la saga de Puebla.

            Arce pronosticó que Bolivia sería una nueva Cuba y lo está logrando. Faltó aclarar algunos detalles. La Cuba que visualiza el régimen del Movimiento al Socialismo (MAS) no es la Cuba de la educación gratuita para todos, donde los pioneritos pueden aprender a leer y escribir hasta alcanzar estudios superiores. La ideologización y la propaganda no limitan el horizonte que abre la alfabetización universal.

            En el (No) Estado Plurinacional, el segundo a bordo, David Choquehuanca Céspedes, intenta convencer a los jóvenes, sobre todo del área rural y periurbana y mayoritariamente de origen aimara, que no es importante el conocimiento. Imita el texto de Evo Morales Ayma que criticaba a quiénes asistían a las universidades.

            Tampoco el gobierno boliviano aplica políticas públicas para alentar el atletismo, el deporte, la búsqueda de medallas olímpicas tal como conquistaron los cubanos. La delegación boliviana en París será escasa, salvo en dirigentes y funcionarios. Los únicos campeones bolivianos son aquellos deportistas que se autofinancian entrenamientos y participaciones en maratones, en canchas de racquet o en piscinas. ¿Cuántos hijos de familias con pocos recursos pueden acceder a una pista de tartán? ¿Dónde, cuándo, cómo?

            Mucho menos el estado que visualiza Arce Catacora es la Cuba con capacidad para investigar en laboratorios que ensayan vacunas o fabrican remedios novedosos. Al contrario, la saturación en los hospitales públicos, el estancamiento en la mortalidad infantil desnuda el retraso nacional. Ni siquiera los esfuerzos personales de la ministra María Reneé Castro alcanzan para revertir la tendencia. La tasa de mortalidad en Bolivia es tres veces más que la de Cuba (24/8) y cuatro veces más que la de Chile (6).

            La Cuba que nos heredan Evo, Lucho y sus gabinetes es la Cuba de las miserias. La Cuba donde la gente tiene hambre; la Cuba de las libretas de racionamiento, como en los años cincuenta en La Paz. Hace poco me quejaba porque no encontraba mis galletas preferidas en los estantes de supermercados y almacenes. Ahora tampoco hay tomates y otros productos escasean.

            Los titulares oficiales y de la prensa, relativos a la falta de tomates en el país, merecen una novela negra. Rozan el absurdo y la comedia. Las explicaciones que intentan justificar que el kilo cueste ahora cuatro veces más que en enero, pero cinco veces menos que en Argentina, se asemejan al dicho dieciochesco: a falta de pan, buenas son las tortas. En los mercados, encapuchados roban tomates. En las calles la gente cocina ollas comunes con leña y sin tomates.

            Por todos los datos escritos y orales consultados, ni en la Guerra del Chaco, ni en la estabilización de 1956, ni el 80, ni el 83 faltó llauwja en las mesas de los cochabambinos y potosinos. Aún en momentos de mucha pobreza, los mineros contaban con esa salsa picante para sus sardinas de media mañana.

            Las colas en los surtidores; la cantidad de energía que se pierde en esa gestión (cotidiana para los conductores del transporte público); la falta de diésel para los tractores que preparan las siembras de invierno; la carencia de gasolina en las fronteras y en los lugares que ofrecían paquetes turísticos, son mucho más graves de lo que los propios afectados pueden imaginar.

            ¿Dónde migrarán los bolivianos? Incluso Venezuela tiene más futuro porque a pesar del deterioro chavista, bajo sus suelos brota petróleo y ese combustible seguirá siendo importante varias décadas. En Bolivia, ningún indicador augura que pronto se pueda volver a exportar gas. Los expertos describen un triste futuro. Ni mencionar el litio o el hierro, ni siquiera la economía naranja.

            En ese panorama, asoma la peor imitación a Cuba: la represión. Fumigar, apagar la luz, afectar chips y otras maniobras para impedir la realización de una asamblea legislativa son un tenebroso síntoma.

            Arce-Choquehuanca intentan anular los mínimos espacios de democracia que aún sobreviven después de las arremetidas de los últimos 18 años. Arce no fue un ministro de confrontación en el pasado. Al contrario de lo que algunos le aconsejan, si opta por el diálogo y confía en los esfuerzos privados podría cruzar menos agobiado al Bicentenario

 

LA PLEBE PRIVILEGIADA Y LA ÉTICA DEL TRABAJO

 


            El presidente Luis Arce Catacora y el vicepresidente David Choquehuanca junto a su equipo de colaboradores del (No) Estado Plurinacional de Bolivia socaban día a día las posibilidades de trabajo honrado en el país. Mientras una nueva plebe en acción intenta parecer burguesa, pero sin invertir ni laburar. Se enriquece con el dinero público.

            Existe una empresa creada después de la guerra del Chaco, el 21 de diciembre de 1936, durante el gobierno del socialismo militar para explorar, explotar, refinar e industrializar y distribuir y comercial el petróleo, el gas natural y los productos derivados. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) tuvo en sus inicios a profesionales de altísimo perfil, encabezados por Dionicio Foianini. La propia empresa becaba a los mejores alumnos para que estudiaran en el exterior y aportarán a Bolivia, a su retorno.

            YPFB pasó por crisis y por etapas de gloria, sobre todo cuando exportaba gas a países vecinos. Ocupaba en el imaginario nacional la idea de la nación, de la patria; la herencia de los beneméritos. Sin embargo, por la propia riqueza que generaba fue presa de la corrupción en las dictaduras militares y en etapas democráticas.

            Casi un siglo después, YPFB es la imagen de una plebe que ha encontrado en el ejercicio sindical la mejor forma de enriquecerse. No se conoce qué acciones ha tomado el gobierno frente a las denuncias de hace meses sobre la existencia de 146 (no) trabajadores que ganan salarios y todos los beneficios (inclusive el nefasto doble aguinaldo) sin ir a trabajar.

            Alrededor del finado Rolando Borda -por años máximo ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD) de Santa Cruz- se formó lo que Cuellar denominó como “mafia sindical”. Borda ganaba más que un rector, un médico especializado, o 15 reporteros. Se llevó durante dos décadas un promedio de 4 mil dólares mensuales sin marcar tarjeta ni mover una manguera. Su afinidad con el Movimiento al Socialismo (MAS) le habría permitido asegurar también pegas a sus familiares.

            Denuncia hecha, denuncia enterrada. Apenas unas breves explicaciones. ¿Se animará Arce a romper ese esquema que desangra a la empresa? El MAS nos deja tremendo edificio de vidrios azules para YPFB, mientras falta gasolina en todo el país y el gas se hizo gas.

            En la planta de urea, otro elefante azul, existen extranjeros que ganan entre 103 mil y 250 mil bolivianos. El gobierno intentó justificar ese derroche calificando a los venezolanos de “técnicos especializados”. Un documento oficial de YPFB Refinación aceptó que un funcionario hindú ganaba 10 mil dólares que le pagaba Samsung y luego pasó a percibir 70 mil dólares que le cancela el (No) Estado. Ahí trabajan 75 venezolanos con sueldos de 10 mil dólares al mes. Una fuente reveló hace dos años que ellos no eran especializados. A los bolivianos capacitados se les entregó su carta de retiro.

Nadie ha contabilizado cuántos dólares se fueron desde Cochabamba para Caracas, qué interés existe para que sea una ruta de BOA, cómo se entrega esos verdes a los “expertos”. El MAS intentó mostrar esa planta en pleno Chapare como el emblema de su modelo de desarrollo soberano y comunitario.

            ¿Es culpa de la Jeanine? ¿Es responsabilidad de los que quieren golpe blando? ¿Son sólo rumores? Tampoco se conoce una acción oficial para frenar ese agujero negro.

            Al margen, hay que apuntar que existe una creciente presencia hindú en negocios con empresas públicas, especialmente en salud. Algún parlamentario podría ir a ver por qué se construye el elefante azul laboratorio en vez de fortalecer la prestigiosa industria farmacéutica nacional.

            La otra empresa estatal que fue símbolo del nacionalismo revolucionario y está en ruinas es la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) fundada en 1952, después de la Revolución de Abril. Los defectos de esa institución son cada vez más acentuados, a lo que se suma el gasto en salarios de 24 millones de bolivianos anuales.

            Un informe, a solicitud de parlamentarios de Creemos. mostró que 113 altos dirigentes de empresas mineras estatales ganan salarios, incluyendo los aumentos, sin salir a trabajar. ¡Cómo puede ser que en Huanuni existan 69 dirigentes dedicados a la “función sindical”! La otrora principal empresa solvente de COMIBOL está en decadencia. Los luctuosos hechos en el inicio del régimen del MAS anunciaban la incapacidad de ese gobierno de manejar adecuadamente las riquezas del pueblo boliviano.

            La declaratoria de los dirigentes sindicales en comisión con goce pleno de sus sueldos y beneficios fue considerada en su momento como una victoria del movimiento obrero. Sin embargo, pronto se mostró que era una trampa peligrosa. Walter Delgadillo, cuando era pulcro dirigente fabril, renunció a ese privilegio, por citar un ejemplo.

            Entre los periodistas tenemos tristes experiencias con gente afiliada a partidos izquierdistas y desde los 90 al MAS que descalabraron la Federación de la Prensa. Pese a la crisis económica en los periódicos, las gerencias tenían que pagarles su salario completo y pagar otro más a su reemplazante.

            La plebe que se enriquece sin trabajar es socialista en el discurso, pero sueña y ama los encantos de la burguesía. Anhela una selfi en el Santiago Bernabéu cuando juegan esos equipos de los aborrecidos países capitalistas la Champions Leage 2024.

            Lejos del proletariado ilustrado, sus preferencias están en los objetos de lujo, así sean autos chutos regalados por alguna autoridad. Es la base dura del MAS.

           

 

 

SE OLVIDARON DE “TALACOCHA”

 


            El movimiento de vehículos militares y de tropas desarmadas del pasado miércoles olvidó un detalle esencial de todo golpe de estado desde la Guerra del Chaco: tocar un bolero de caballería del ejército, de preferencia “Talacocha”; en su defecto, para despedirse, salir de la plaza al son del “Terremoto de Sipe Sipe”.

            Los habitantes de Bolivia que tenemos más de medio siglo de vida, recordamos cómo son los auténticos “ruidos de sable”. Al amanecer, en “Radio Illimani” se interrumpía la transmisión habitual para dar lugar a las tonadas de la banda militar (lo mejor de las Fuerzas Armadas). Después, una grave voz masculina anunciaba: “Comunicado Militar Nr. 1”. Y las amas de casa corrían a la tienda de la esquina a abastecerse de pan y huevos, compraban velas y fósforos y juntaban agua en baldes.

            Los aviones rozaban los cerros con ruidos ensordecedores para avisar que también la Fuerza Aérea estaba en la conspiración. Comenzaban a escucharse disparos aislados. Cuando los enfrentamientos eran duros, la batalla callejera duraba hasta el anochecer. Las luces de bengala iluminaban los cerros y los niños las observaban fascinados como si fuesen el cometa Hayley. Las mamás corrían para volverlos a parapetar detrás de los colchones que cubrían las ventanas. No faltaba el ulular de las sirenas de la Asistencia Pública.

            Desde el estratégico Montículo, donde mi familia vive ya seis generaciones, el espectáculo era histórico porque los milicianos o los civiles armados siempre trataban de tomar el cerrito. Desde la glorieta se divisa el Colegio Militar, al otro lado el Ministerio de Defensa y, más atrás, el anhelado Estado Mayor. Todos estos espacios no se turbaron este 26 de junio.

            Sacar a las Fuerzas Armadas de una segunda fila, donde han permanecido más o menos silenciosas en los últimos 42 años, es jugar con fuego. En los primeros años de la democracia, los militares intentaron buscar su lugar en el desarrollo nacional, como muy bien describe en sus libros un militar estudioso como fue el General Gary Prado Salmón. ¡Hay que leerlo! También explica claramente por qué la ideología más fuerte entre los uniformados es el nacionalismo, en su amplio abanico, desde el fascismo hasta el sentimiento progresista.

            Los militares salieron a las calles, en La Paz, para enfrentar los peores momentos de inestabilidad política a inicios del siglo XXI. A pesar de su pasado, los militares fueron mimados por todos los gobiernos democráticos, garantizándoles sus ingresos económicos y sus privilegios como la jubilación con el 100 por ciento de sus haberes (incluso a Luis García Mesa).

Participaron en tareas como la lucha contra el contrabando y, sobre todo, en la interdicción contra el circuito coca cocaína. Este último asunto es uno de sus lodos más sigilosos. En diferentes bandas de narcotraficantes aparecen involucrados ex miembros de las FFAA, sobre todo de la Naval, de la Aviación y de inteligencia. El deterioro comenzó en la época de la dictadura banzerista, se agravó con la alianza narcofascista en los años 80 y se dispersó en los últimos lustros. La relación de Evo Morales con los militares es mucho más compleja que lo aparente. En ella, es un capítulo esencial la presencia de tropas estadounidenses en 1986, rechazada por militares patriotas.

La llegada del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder en 2006 significó un giro geopolítico trascendente, aunque poco explícito. La aparición de Juan Ramón Quintana es un elemento importante. Otro, es la ruptura de relaciones con Estados Unidos. Lo peor, fue y es la visión chavista, originada en los cuarteles de Venezuela. Esta intromisión torció el curso de lo que pudo ser un gobierno independiente del MAS.

No hay espacio para detallar, pero es imposible dejar de nombrar las relaciones subordinadas del (No) Estado Plurinacional con Cuba, con Irán y sobre todo con Rusia, donde el asunto militar/guerra es el primordial. El fantasma del sistema nicaragüense de usar a los militares para perpetuarse en el poder al estilo Ortega no es algo lejano.

El general Juan José Zúñiga es altamente representativo de este esquema. De origen humilde, resume el interés de Morales de introducir gente del Chapare y de las minas en el ejército. Aunque en el caso de Bolivia, esto no es nuevo, data de 1952, cuando se reorganizó al ejército, muy diferente a las elites que dominan las FFAA en Argentina o en Chile.

Zúñiga no es un hombre inteligente ni preparado, condición que gusta al presidente Luis Arce para escoger a quienes lo rodean. En una entrevista, con el menos inocente de los programas de la televisión local, reflejó ese nivel elemental de pensamiento y su ignorancia de hechos y personajes históricos. Sólo repitió consignas.

No fue casual esa presencia mediática como tampoco fue casual la inesperada convocatoria desde la Cancillería a la representante de Estados Unidos. Aparentemente, todo sigue un guion con un objetivo oscuro. Quizá inspirados en crear la segunda parte del invento del golpe en 2019. Lo grave es que han abierto la caja de Pandora.

Mucha tinta correrá sobre los hechos de este 26 de junio. Lo único cierto es que al movimiento de vehículos militares le faltó la partitura del bolero verdadero.

 

viernes, 21 de junio de 2024

LA AUTODERROTA DE ISRAEL

 


            El genocidio de Israel contra la población civil palestina, principalmente contra los niños y bebés, le ha quitado para siempre la autoridad moral para presentarse como la nación sufrida; el chivo expiatorio de los excesos europeos; y, sobre todo, la mártir colectiva del racismo supra germano, que asesinó a millones de judíos, junto a millones de gitanos, homosexuales, comunistas y una amplia gama de opositores al fascismo.

            La brutalidad de los bombardeos contra escuelas, hospitales, campos de refugiados, edificios o caravanas de ayuda humanitaria ha encendido como nunca en la historia contemporánea la solidaridad mundial con la lucha palestina.

            Es una paradoja que un acto brutal como el asalto de Hamas a centros civiles israelíes el pasado 7 de octubre consiga, por carambola, que el mundo atienda (¡finalmente!) la situación desesperante que viven los seres humanos en Gaza y en Cisjordania o en encierros como Sabra y Chatila. Hace décadas que millones de familias de la tierra donde nació Jesús carecen de un hogar estable, de una escuela fija, de un hospital propio, de parques. Son perseguidos, hostigados, asesinados.

            Como escribía este domingo un sabio hindú, Occidente cerró los ojos para no ver, para no molestarse, para no asumir su responsabilidad histórica con lo que sucedía y sucede en los territorios palestinos. Durísimas palabras para una sociedad que se dice vanguardia en la defensa de los derechos de las personas a la libertad y a la dignidad.

            El panorama sombrío tuvo picos aún más oscuros durante las Intifadas o desde 2014. No hay que olvidar. Hay que repetirlo una y otra vez porque esto no sale en los filmes de Hollywood: colonos ultraortodoxos se apoderan ilegalmente (pero con respaldo oficial judío) de las escasas tierras que mantenían los beduinos; sacan de sus casas centenarias a ancianos palestinos; humillan todos los días a mujeres de Jerusalén Este con burlas, salivazos, excrementos, golpes y bofetones.

            Las multitudinarias manifestaciones contra esos abusos y defendiendo la causa palestina cubren todo el globo terráqueo. Nueve meses después de los primeros asaltos contra Gaza continúan las protestas en las ciudades árabes, en Turquía, España, Gran Bretaña. India, toda Asia, y en el sur global. A la iniciativa sudafricana para enjuiciar a Tel Aviv se une el gobierno chileno. Los abogados que defienden el derecho palestino son irlandeses.

            En este mes han tenido lugar importantes acciones diplomáticas para reconocer al Estado Palestino, a las cuales se ha unido Noruega, un país al cual nadie puede negar su altura ética y su prudencia.

            Lo insólito es que la reacción de Israel con las diarias matanzas a casi 40 mil palestinos (casi la misma cifra de soldados bolivianos que murieron combatiendo durante tres años en el Chaco) ha promovido la difusión de la historia de la fundación de Israel en 1948. Poca gente tenía conciencia de lo que significó la apresurada decisión de los líderes sionistas para 750 mil inocentes. Los palestinos avasallados no tenían ninguna responsabilidad con el juicio a Alfred Dreyfus en 1894 o con alguno de los 40 campos de concentración nazis entre 1933 y 1945.

            Ahora aparece el cuestionamiento a un estado que se organizó sobre la base del odio. Setenta seis años con miles de miles de víctimas, más y más violencia, más y más semilla para el terrorismo de grupos o de estado y una espiral de muerte que se traga cada minuto un nuevo infante.