¿Quién protege al no-presidente Luis Arce Catacora? Se supone que los ministros, sobre todo los que están al frente de las carteras estratégicas son los encargados de resguardar al principal funcionario público; como un pararrayos, para que los asuntos mundanos no lo toquen ni lastimen y los problemas inherentes a toda administración se resuelvan sin afectar su imagen.
Sin embargo, próximo a cumplir un
año de victoria electoral y de mandato, Arce parece un huérfano, un wajcha de
padre. Las únicas que lo arrullan, aunque sin ser escuderas eficientes son las
ministras mujeres. María Nela Prada Tejada prueba su lealtad cada día; Fátima
Gabriela Montenegro Gómez García se presente todopoderosa bajo su alero; Sabina
Orella Cruz baila morenada o diablada mientras han desaparecido los elencos de
música, teatro, títeres; Verónica Patricia Navia promete castigar a quienes no
acudan a su trabajo el 11 de octubre y participa feliz en una manifestación en
Trinidad al día siguiente, en horas laborales y ¿con viáticos?
La mayoría de los ministros varones
son casi invisibles. ¿Cuántos bolivianos recordarán sus nombres? Como decía un
articulista sobre el gabinete de Donald Trump, semejaban en un concurso del
no/mérito. Mientras más anónimos y menos técnicos, mejor.
Rogelio Mayta Mayta y el equipo de
no diplomáticos y personal de no carrera académica que lo acompaña han hecho
todo lo posible desde la esquina de la plaza Murillo para alejar al Estado
Plurinacional de los países vecinos; de los organismos continentales y de
socios europeos. Quizá sería interesante que se sometan a un examen de historia
de Bolivia, una prueba para bachilleres.
Carlos Eduardo del Castillo del
Capio hunde al gobierno cada vez más con sus declaraciones, provocaciones y
acciones. Es difícil imaginar cómo una autoridad que debería proteger a su
presidente – ese economista que hasta 2020 no era parte del grupo estridente
del MAS- hace todo lo posible para tensar a la sociedad. En vez de desactivar
claves pelados por la situación económica, la pandemia y la movida ciudadana
post elecciones del 2019, lo que promueve es la confrontación. Sale una y otra
vez derrotado, pero le hace daño innecesario a Arce, mientras favorece la
ambición de Evo Morales.
Iván Manolo Lima Magne ha conseguido
mostrar a este régimen como el de las reformas no cumplidas; un grupo de mal
talante, sin alegría y sin prestigio. Ha destruido la posibilidad de convertir
a Arce en un “Superluchito” a la altura de mandatarios como Franklin D. Roosevelt
o Konrad Adenauer, capaz de salvar a la patria ante una crisis multifactorial.
En cambio, Jeyson Marcos Auza Pinto
ha transformado al hombre que hablaba de estadísticas y de planes de desarrollo
económico y social en un vocero del Ministerio de Salud. Sería interesante que
alguna de esas empresas que miden titulares compare cuántas veces sale el
presidente anunciando la llegada de vacunas de allá y de acullá y cuántas veces
presentó al país proyectos de mediano y largo alcance.
Edmundo Novillo no le avisa lo que
sucede al interior de las Fuerzas Armadas, lo que piensan capitanes y mayores
sobre lo sucedido el 10 de noviembre de 2019, sobre la fuga del asustado Evo.
No le trasmite información veraz del sentimiento de uniformados al ver a sus
camaradas presos y perseguidos.
Así, en vez de ser “Todos los hombres
del presidente”, como un muro que lo defiende, son más “Todos los hombres del
no presidente.” Nada de lo cual parece casual.