Hace algún tiempo, un abogado decía
que Evo Morales no aprobaría los exámenes en una facultad de ciencias jurídicas
porque permanentemente interpreta de forma incorrecta de qué trata esa rama del
saber humano, incluyendo el importante Derecho Romano.
El presidente boliviano se ufana de
no haber pasado por las aulas universitarias enviando un ejemplo muy equivocado
a los jóvenes, sobre todo a los del área rural. Informó hace tiempo que nunca
había ido al cine hasta ver “Avatar”, algo también insólito porque hasta los
más pobres aprovecharon películas para divertirse y a la vez aprender. Felipe
Quispe, por ejemplo, era asiduo espectador en la antigua Cinemateca nacional y
en los ciclos de cine europeo.
En sus mensajes se evidencia que Evo
tampoco aprendió historia y que repite frases hechas, a pesar de haber tenido
un maestro como Filemón Escobar y sus largas charlas con Fidel Castro.
Los tuits que lanza al mundo con
algún errático asesoramiento lo llevan al fracaso, a veces al ridículo y es
increíble que no exista personas de su entorno, como el propio militar pero
también sociólogo y parte de grupos de historiadores, Juan Ramón Quintana, que
le hagan notar sus aplazados comentarios.
Por ejemplo, citó como si fuese “un
día en la historia”, para contrastar al 21F, que la Constitución boliviana de
1826 admitía la presidencia vitalicia, sin distinguir lo que fue un debate de
lo que es el texto firmado. Además, no se dio cuenta que al “rescatar” aquella
norma rescata la idea del voto restringido- de la ciudadanía restringida para
decir con más precisión- a quienes sabían leer y escribir y tenían propiedades.
Una lectura de esa carta magna
redactada casi íntegramente por Simón Bolívar, de características liberales, le
daría luces sobre lo que es la división de poderes, el rol de cada uno de ellos
y la defensa de las libertades democráticas.
En otro tuit se refirió a la lucha
de Tomás Catari olvidando que era de Macha, Provincia de Chayanta, en Potosí y
cuáles fueron sus reivindicaciones más importantes, cómo unió el reclamo legal
con la protesta violenta. Dicho sea de paso, ese héroe potosino es olvidado
frecuentemente entre los homenajes a otros mártires indígenas.
El tuit que no sólo es errado sino
peligroso es el que escribió sobre Antofagasta. Aquella provincia fue boliviana
pero hoy es chilena y la población que fue puerto Lamar y luego Antofagasta fue
boliviana y hoy es chilena. No existe en el horizonte ningún dato real que
permita pensar que “será boliviana”.
Esta inútil provocación en medio de
audiencias jurídicas nos debe llamar a la reflexión. ¿Qué busca realmente Evo
Morales? ¿Qué significa el patético desfile de funcionarios públicos de ABH
disfrazados de juristas peluqueados y togados, como los antiguos tribunos
coloniales? ¿Por qué se recrea una batalla decimonónica con batallones que
rinden previo saludo militar a Morales? ¿Por qué se insiste en crear un
ambiente emocional, peligrosísimo, como nos enseña la historia de Bolivia y del
mundo?
Cuidado con esos caminos que llevan
a abismos y no a cumbres.