En la
lejana adolescencia, cuando no sabía lo que era vivir bajo un régimen
estalinista, la iniciación de relaciones diplomáticas entre Bolivia y la Unión
Soviética fue la apertura a un mundo cultural deslumbrante, desde la presencia
del director en la Orquesta Sinfónica Nacional hasta otras actividades.
Hace
poco recordaba Alfonso Gumucio el significado de la llegada del poeta Yevgueni Yevtushenko
(Eugenio Evtuchenko), gestionada por la Universidad Mayor San Andrés. Ese
recital fue para mí una epopeya y el viernes 11 junio de 1971 me fui muy
temprano a ganar butacas en la segunda fila del Paraninfo Universitario. La
numerosa familia quería escuchar al gran poeta pues durante días mi padre nos
había contado sobre él y sus poemas. “Presencia” le dedicó muchas notas. Escuchar
a aquel enorme ser, desgarbado y mítico, de voz algo seca, recitar en ruso y en
español, fue maravilloso. Sentí que el mundo llegaba a La Paz todavía
provinciana. Aprendí a amar a Alexander Pushkin para siempre.
El
ciclo de películas rusas en el Cine 6 de agosto fue otro gran momento. La
premier proyectó “La Guerra y la Paz” (1967) que había cosechado grandes
premios. La intervención de 120 mil soldados, “de verdad”, impresionaba a los
espectadores. Imposible olvidar la llegada de la mejor Natascha de la historia
del cine, Ludmila Savelyeva. Ella esperaba al ingreso, en ese maravilloso hall
con la escalera de espiral, vestida de azul y con el ramo de flores en sus brazos.
Trémulo el poeta y crítico de cine Julio de la Vega besó su mano. Lloramos y
sentimos el film como sólo puede suceder en una sala a oscuras. No faltaron las
versiones sesenteras de “Ana Karenina”, “Crimen y Castigo” y el mejor “Don
Quijote”, en blanco y negro, con el flaquísimo actor y su larga lanza y el
Rocinante que se partía en dos mientras intentaba trotar con su amo. Ludmila
apareció después en “Los Girasoles de Rusia” junto a Sophia Loren.
Por
ello fue muy emocionante asistir hace poco a un acto organizado por el Colegio
ruso boliviano para recordar hechos históricos de la Segunda Guerra Mundial. La
URSS fue la nación que sufrió más bajas, entre ocho millones, la cifra más
conservadora; otros calculan 40 millones. De tiempo vi videos sobre la guerra,
afiches de la Revolución centenaria, desde la versión rusa y no desde
Hollywood.
La
historiara Eugenia Bridikhina interpretó una canción dulce y dolorosa sobre
aquel que regresa a casa dejando tantos amigos en el campo de batalla. Ojalá
siempre podamos conocer diferentes versiones sobre los hechos de la historia.