Compré
mi boleto con tiempo, pero cuando llego a la terminal Minasa, la empresa no
sabe cuál minibús saldrá. Espero congelada; a mi lado una anciana octogenaria
tose, su hijo le da pollo frito y también aguarda, como muchos deben venir
hasta La Paz para el tratamiento médico; una madre con dos pequeños, uno de
pecho, soporta el viento.
“El
amarillo”, nos dicen y nos acomodamos en el minibús. Al entrar a la terminal la
policía controló el cinturón de seguridad del conductor, “qué bien”, pensé.
Ocupo el asiento delantero y no hay cinturón de seguridad, pregunto al chofer y
dice “para qué”. Claro, si hay un asiento hechizo al centro es imposible tener
esa seguridad. Él tampoco tiene cinturón, pero al salir nadie le dice nada. Los
buses cargan pasajeros en el pasillo.
En la
tranca el guardia no revisa como hizo con el vehículo particular que estaba
delante. “Pasa”, le indica y el joven acelera. Se detiene en la gasolinera. “No
puede tomar gasolina con pasajeros” comento, ingenua. Me mira como si yo fuese
de otro planeta. Intento salir, pero la puerta no se abre. “Cómo puede ser”,
sigo tontamente. “Es por los niños, mucho juegan”, responde. “Y si hay un
accidente me quedo atrapada”. Sonríe, “voy a manejar despacio”. Se persigna.
Dependemos de Dios, no del orden. Recuerdo al piloto que me enseñó que todo
accidente comienza al salir.
Es
Bolivia, pienso. “Usted es como el Presidente Evo, no hace caso a las normas y
si le incomodan, las cambia”. Ya está enojado con mis impertinencias y decido
callar; sé que a veces los otros pasajeros piden botar al que reclama. Quisiera
ser como adolescente cuando viajaba a Los Yungas y nada de eso me importaba.
Avanza
con cuidado. Observo el camino, algo más ancho que hace años, pero igual de
peligroso en Sacramento, en San Cristóbal. Hace un lustro había letreros con la
foto de Morales, “Evo Cumple” y unos soldados iban y venían. Los militares
dejaron la obra a medias y a la altura Tres Marías no podemos pasar, hay que
esperar 45 minutos.
¿Qué
será de esos comandantes que tenían la responsabilidad del tramo carretero? ¿En
qué andará su proceso? ¿Seguirán cobrando su salario como si todo fuese igual?
¿Cobrarán su renta del 100%? Escribo una carta al ministro. Espero su
respuesta.
Los
productores de coca (no igual a cocaleros) están inquietos, preparan su
protesta. Algunos recuerdan hechos sangrientos en Chulumani, en La Asunta, los
abusos. Censuran a César Cocarico por amenazar al Tribunal Constitucional. Parten
decenas de buses. Tienen la esperanza de ser escuchados.