viernes, 28 de febrero de 2025

LA BAJADA DEL TATA Q’AQCHA

 

            Mientras diviso la colorida procesión que baja desde el Cerro Rico al son de la banda y al tronar de la dinamita, no puedo contener los sollozos. Parece absurdo. Es el inicio del carnaval potosino y las coloniales callejuelas lucen alegres guirnaldas, banderolas y serpentinas. Es algo superior a mi inteligencia emocional, tanto que mis hijos sospechan que, entre nuestros antepasados, el mundo minero tejió nuestros destinos.

            Amo el mundo de la minería boliviana, a los sindicatos, al Comité de Amas de Casa, a las radios mineras, al teatro de Nuevos Horizontes, a los campamentos. Admiro a los exploradores, a los dueños que se quedan en esas galerías. Casi todos mis libros se incuban en esas entrañas. Como comentaba don Flavio Machicado: la mina es una hembra que atrapa a quien la desafía.

            Durante cuarenta años recorrí los diferentes distritos. Igualmente disfruté de los carnavales de tierras altas, bajas y vallunas. Me faltaba vivir el más barroco, que hunde su identidad en los señoríos precolombinos, la mita y la devoción colonial a las advocaciones marianas de la Inmaculada Concepción y de la Candelaria.

            Aunque existen relatos desde el siglo XVIII y varios estudios modernos, esta original expresión cultural potosina es todavía poco difundida. Pascale Absi en “Los ministros del diablo” desmenuza la compleja relación de los trabajadores con el Tío, la entronización del Cristo en los parajes, el consumo del alcohol como expresiones que va más allá del sincretismo religioso, la relación con la muerte (el infierno) y la protesta social.

            La Bajada del Tata Q’aqcha comienza el viernes con rituales en los socavones. El sábado anterior al jueves de compadres, los obreros salen de la mina danzando junto a sus familiares. Las cofradías portan cruces con el Cristo ensangrentado cubierto de serpentina, mixtura, globos coloridos. (Muy parecido al Cristo viviente que encabezaba la Marcha por la Vida). En algunas, el Señor el casco de minero reemplaza a la corona de espinas. Son réplicas del Tata (padre) de los obreros (q’aqchas) de una antigua cruz tallada en madera de maguey.

            ¿Qué mejor recuerdo que el calvario de Jesús para contar el sufrimiento cotidiano de quienes trabajan en el interior de la tierra, sin ver la luz, con escaso oxígeno, en turnos que confunden el día y la noche?

            Las mujeres trasladan primorosos retablos con la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Según explica la estudiosa del mundo minero Sheila Beltrán, los originarios qaraqaras respetaban al cerro Sumaj Orko como una deidad inviolable, sagrada. La explotación desde la fundación de Potosí fue sinónimo de horadar a la Pacha y la veneración a la Inmaculada es una trasposición. También llevan cubiertos de flores pequeños íconos de la Virgen de la Candelaria, la virgen con las velas. Ese cirio simboliza la luz necesaria para ingresar al mundo de abajo.

            La identificación del Cerro Rico con la Virgen está inmortalizada en el famoso cuadro anónimo que conserva el Museo de la Casa de la Moneda, en el cual reyes, papas y el mismísimo Espíritu Santo rinden homenaje a la montaña coronándola como Regina.

            Es una de las escasas ocasiones en las que dejan de sonar los combos que buscan riqueza desde hace 500 años. La bajada festiva está inmortalizada en cuadros barrocos. El recorrido se limitaba a las parroquias de indios. El sábado pasa por las vías que ven subir diariamente a los proletarios hasta la Plaza del Minero. Sin embargo, actualmente, el domingo alcanza el centro de la ciudad. Ese día, las cruces y las vírgenes son bendecidas en las iglesias indígenas de San Martín, Concepción y San Pedro.

            Hay diversas versiones sobre la palabra “q’aqcha” (con “k” o con “q”), que podría significar “temerario” porque eran los trabajadores que entraban a la mina los fines de semana y trabajaban sin ninguna seguridad. Se dice que es una onomatopeya por el ruido de las herramientas rompiendo la roca.

            La romería del Tata Q’aqcha refleja los ciclos en la historia de la explotación minera: los 14 ayllus que servían en la mita colonial; la crisis a inicios del siglo XIX; la etapa de los patriarcas de la plata; la presencia de los barones del estaño; la nacionalización con COMIBOL; la relocalización; las cooperativas. El jueves de compadres comenzó con las relaciones obrero-patronales que en carnaval se convertían en fraternas.

            Existen cerca de 60 cooperativas con más de 25 mil socios. Los precios de los minerales atraen a jóvenes de Sucre, Tarija, a estudiantes y a campesinos. Hay rostros casi infantiles; chicos altos y espigados muy diferentes a la imagen tradicional del minero andino. Visten uniformes elegantes, calzan botines de fiesta, lucen sus cascos envueltos en toques festivos. A un lado del cinto llevan la botella de alcohol, la bolsa con la coca y algún cachorro de dinamita. En las manos, tienen latas de cerveza Potosina.

            Cada cooperativa cuenta con varias secciones. El derroche se nota en las vestimentas, el contrato de las bandas, la fiesta en los locales. Después de la bajada del Cristo y de su madre todavía quedan otros momentos de rituales. Este año arribaron invitados de Tarabuco y de las comunidades agrarias.

            El rol de las mujeres es otro espejo de los ciclos históricos: las tradicionales palliris; las esposas de los obreros; las cuidadoras de la montaña que viven en sus laderas con sus familias; y, desde hace algunos años, las obreras y las socias de las cooperativas. Igual que los hombres, muchas son jóvenes. Las mayores mantienen faldas largas; las muchachas lucen desnudos de piernas y escotes.

            Es notable cómo estos bolivianos tan apegados a las más antiguas creencias son a la vez los que desde el ayllu se relacionaron hace cinco siglos con la primera globalización y en el siglo XXI contactan las bolsas de valores de Nueva York o Londres, las demandas chinas, los mercados mundiales.

            Los bailarines comentan orgullosos que su trabajo produce las principales divisas del país. Concluyen auges como los de la goma, el gas, la soya, pero la minería continúa como la columna vertebral de la economía boliviana. Además, desde Potosí, el Sumja Orko articula la nación, aunque todavía muchos no entienden esa Bolivia.

viernes, 21 de febrero de 2025

ESTADOS UNIDOS PERDIÓ SU AJAYU

 

            Estados Unidos intervino violentamente en América Latina desde hace doscientos años. El rol de los migrantes estadounidenses en Texas en 1836 o la acción de los filibusteros a mitades del siglo XIX en México y Nicaragua fueron los primeros capítulos de una serie de invasiones, como la de 1989 a Panamá para detener a Manuel Antonio Noriega.

            Según varios historiadores, entre ellos Aims McGuiness, el término “América Latina” surgió como respuesta al expansionismo estadounidense.            El gobierno no siempre se involucró directamente, pero fue cómplice de las primeras invasiones de sus ciudadanos a territorios independizados de la corona española. La idea de una América diferente a la anglosajona fue expresada en 1856 en un discurso del chileno Francisco Bilbao en París; también apareció por la misma época en un poema del colombiano José María Torres Caicedo.

            Los ideales de integración expresados por Francisco Morazán y por Simón Bolívar, especialmente en la convocatoria al Congreso Anfictiónico (1826, mucho antes del proceso de la Comunidad Europea) no se concretaron en la confederación deseada, ni siquiera en hojas de ruta compartidas. Los problemas internos, las tensiones entre conservadores y liberales, entre hacendados y comunarios, el caudillismo y otros asuntos mantenían inestables a casi todas las flamantes repúblicas.

            Ese escenario fue aprovechado por mercenarios como William Walker (1824-1860), periodista y político de Tennessee, quien intentó conquistar Sonora y Baja California en 1853. México y Canadá, Cuba y Centroamérica estaban en la primera lista ambicionada por la doctrina del Destino Manifiesto, base teórica de los filibusteros y del racismo que consideraba al resto de los habitantes del Nuevo Mundo incapaces de ser dueños de tierras y de gobernarse.

            Derrotado, Walker volvió a su país, donde no fue juzgado como correspondía por haber violado varias leyes. Más bien, logró el respaldo de los esclavistas y sectores adinerados. Promovió en tres ocasiones expediciones contra el gobierno legal de Managua, hasta que fue fusilado. La biografía de este mercenario evidencia cómo EE. UU. intentó desde el inicio dominar al continente y no construyó relaciones igualitarias.

            McGuiness dice que la derrota del ejército de filibusteros podría catalogarse como la “primera victoria de América Latina sobre el Destino Manifiesto”. También fue un impulso a la unidad centroamericana para sacar a los yanquis. Banderas que fueron luego retomadas posteriormente por Augusto Calderón Sandino y Farabundo Martí.

            El intervencionismo de Washington utilizando su fuerza militar o su poderío económico cambió de rostro o de formato. Como reacción, el antiimperialismo de la región y, a la vez, el nacionalismo y la urgencia de promover la unidad de Centroamérica y de Sudamérica se incubaron antes de la influencia comunista.

            Sin embargo, en el interior, los gobiernos en la Casa Blanca respetaron la división de poderes y el texto de la Declaración de Filadelfia y de la Constitución (1776). “We, the people” inspiró a millones de personas que lucharon por la libertad, los derechos civiles y el bienestar de la humanidad.

            Las universidades, los teatros, las expresiones artísticas, la prensa, las imprentas reflejaron ese espíritu de respeto a la libertad de pensamiento y de expresión. Los latinoamericanos aprendieron a admirar a esa sociedad, capaz de tener jurados ciudadanos; de investigar y castigar crímenes de poderosos, inclusive militares o policías; de mantener diversas voces para defender al otro.

            Esa era la esencia que hacía grande a las trece colonias que decidieron autogobernarse hace 250 años. La Estatua de la Libertad, regalo de los franceses libertarios, simbolizaba esa luz, ese faro mundial.

            El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha optado por seguir la huella de los filibusteros cuando creían que iban a adueñarse de los cultivos ajenos y de las rutas comerciales. No reconoce que la realidad tiene otros nombres como China, Rusia o los BRICs. El poder latino está incrustado en las entrañas del “monstruo” (como lo llamó José Martí) y ya nadie lo saca.

            Por otro lado, ha optado por destruir la centralidad liberal, sin reconocer que internamente su país está carcomido. ¿Cómo lograr un país “grande” con 49 millones de personas adictas? Los informes de sus propias agencias, como la NINA, revelan cifras aterradoras de la cantidad de drogadictos. Entre 2011 y 2023, 321.000 niños perdieron a uno de sus padres por causa de sobredosis; padres blancos, no hispanos. El acceso a las drogas es cada vez más temprano; a los 12 años ya están perdidos. Otros jóvenes disparan contra sus padres, sus profesores, sus amigos.

            ¿México es culpable de ese desastre? Washington invadió Grenada para destruir campos de marihuana. Sin embargo, los estadounidenses siguen siendo los mayores consumidores de esa planta, paso inicial para otros consumos ilegales. Estadísticas oficiales revelan cómo se autodestruyen. Sin entrar al detalle del origen del narcotráfico continental hace medio siglo y del fentanilo.

            Al mismo tiempo, Trump indultó a Ross Albricht, condenado a cadena perpetua por vender drogas duras por su red Silk Road. Lo liberó porque su mamá apoyó su campaña. Albricht es millonario. Indultó a otros responsables de delitos y de corrupción. Nombró funcionarios con polémicos antecedentes, incluyendo delitos sexuales, como denunció el New York Times.

            Ha pedido la lista de profesores, estudiantes, artistas, que se manifestaron a favor de Palestina para reprimirlos. Lo más patético: ha mandado a excarcelar a todos los violentos que avasallaron al Capitolio, el edificio que simbolizaba a la democracia.

            La avalancha de anuncios y amenazas asustan a propios y extraños. Sin embargo, difícilmente Trump logrará sus propósitos. Entretanto, la patria de Jefferson parece haber perdido su alma, su ajayu. La mujer al ingreso del puerto de Nueva York necesitará asilo.

viernes, 14 de febrero de 2025

LA CRUZ ROJA Y LA MEDIA LUNA ROJA

 

            En estos tensos meses de muerte y destrucción en Gaza y en Cisjordania, una institución mantiene el respeto de las partes en conflicto: el Comité Internacional de la Cruz Roja. El símbolo de los cinco cuadrados rojos sobre un fondo blanco en vehículos, banderas y chalecos es uno de los últimos vestigios de la esperanza en medio del dolor.

            Los noticieros repitieron las dramáticas escenas cuando el movimiento islámico Hamas entregaba a los rehenes que tomó violentamente el 7 de octubre de 2023. Impresionaban la serenidad de los responsables de recibir y trasladar a los sobrevivientes. Sus largos chalecos rojos con un símbolo adelante y atrás es una inspiración de los monjes seguidores de San Camilo que hace 500 años atendían a los heridos y enfermos.

            Esperaban los actos propagandísticos palestinos en medio de los escombros; los corredores de hombres armados, gritando. La multitud rodeaba las vagonetas marcadas con la misma Cruz Roja y estandartes similares que se abrían lentamente hasta los puestos de militares israelíes donde entregaban a los rehenes liberados.

            Horas más tarde, buses repletos de presos palestinos, algunos adolescentes o menores de 20 años, la mayoría hombres, recorrieron lentamente el camino desde donde habían sido reunidos. Hay presos que han estado más de 25 años en prisión, más tiempo del que sufrió Nelson Mandela. Algunos no podían moverse. Sus familias tienen prohibido festejar su retorno.

            Los buses, los responsables del traslado del grupo, los conductores, están identificados con ese lienzo blanco, la cruz pintada de rojo y el sello del ICRC, Ginebra.

            La experiencia de ver soldados que morían por falta de atención en Solferino, Italia, impulsó al suizo Henry Dunant (1828-1910) a crear una sociedad para socorrer a los militares heridos. Plasmó su idea en un libro que luego provocó la reacción de las autoridades. Largas negociaciones y rivalidades fueron vencidas hasta la fundación de la primera Cruz Roja el 18 de febrero de 1863; esta semana cumple un aniversario con 191 socios análogos esparcidos en el mundo.

            Dunant, primer Premio Nobel de La Paz, declaró que se inspiró en la italiana inglesa Florencia Nightingale (1820-1910), la “dama de la lámpara”, autora de la promesa de toda enfermera cuando cuida enfermos o heridos. Recuerdo que conocí su biografía gracias a las revistas Novarro: “Mujeres Célebres”; quedé fascinada con ella y con sus enseñanzas: airear y asear ayuda drásticamente a disminuir las causas de contagios y de mortalidad.

            Ella y su equipo de 38 voluntarias en la Guerra de Crimea (1856-1859) lograron salvar miles de vidas. Crearon la conciencia de que el médico, la enfermera, tienen el deber moral de atender a cualquier ser humano enfermo o en peligro. La atención a los heridos y los comités de la Cruz Roja han estado compuestos mayormente por mujeres.

            Los primeros países en adherirse fueron Francia y Suiza en 1964. Se firmó la primera convención a la que siguieron otras durante el siglo XX para garantizar la neutralidad de la Cruz Roja y sus tareas.

            Desde América Latina, Argentina (1880), Venezuela (1895) y Uruguay (1897) fueron los pioneros. En Bolivia fue una iniciativa del pediatra Juan Manuel Balcázar (1894-1956) cuando era profesor del Liceo Secundario de Señoritas en La Paz en mayo de 1917. Él relata los motivos en un manual para las damas de la Cruz Roja, las enfermeras y los camilleros. Agradezco a sus descendientes por permitirme tener un precioso ejemplar de esa obra extraordinaria: “La Cruz Roja Boliviana en la paz y en la guerra” (1919).

            Balcázar, con un estilo sobrio y ameno, describe la situación en hospitales y centros de salud por la falta de cuidados inmediatos, agravada en el inadecuado servicio sanitario militar. A pesar de los esfuerzos esporádicos, los campos de batalla en el Litoral y en el Acre mostraron la debilidad boliviana para atender heridos, trasladarlos, curarlos.

            El Ejército pasaba por alto el peligro de contagios y de gangrenas después de un enfrentamiento bélico, la putrefacción de los cadáveres. En ese espacio deberán ingresar inmediatamente personal capacitado para desinfectar; camilleros para llevar urgencias, enfermeras para atenderlas. El manual de 313 páginas explica cómo reconocer a un muerto, cómo preservar su identidad, cómo reconocer las causas de malestares, envenenamientos, sangrados.

            Detalla el plan del servicio sanitario militar, el material necesario, el personal, el rol de las mujeres, las tareas de la Cruz Roja Boliviana. Su aporte fue fundamental para el trabajo de los sanitarios en la Guerra del Chaco, una valerosa historia poco difundida. Pude conocer en el Estado Mayor las fichas de las enfermeras que partieron a las trincheras, las heroínas anónimas.

            En 1868, Turquía (Imperio Otomano) se adhirió a los principios de la Cruz Roja, pero cambió el símbolo por la Media Luna para no crear susceptibilidades entre los soldados musulmanes. Registré el archivo de esta entidad en Ankara y su trabajo extraordinario con los refugiados de las guerras regionales, además de su experiencia para socorrer terremotos y otras catástrofes, como ya relaté hace unos años, admirada por ese alcance.

            Un siglo más tarde, Fatih Arafat (hermano de Yasir) fundó la Media Luna Palestina, reconocida en la federación mundial. El Ministerio de Salud palestino en Gaza y el servicio sanitario han cumplido un rol heroico estos meses. Hay denuncias de que Israel destruyó premeditadamente ambulancias marcadas con ese signo. Los ataques datan hace décadas. Incluso hay estadísticas con el número de muertos, varias embarazadas a punto de dar a luz, porque los militares retienen a las ambulancias en los puestos de control.

            Los hospitales en Gaza fueron bombardeados. Ante la muerte de médicos y enfermeros, son voluntarios los que intentan salvar a los heridos o trasladar a los muertos. Las denuncias internacionales filmaron las acciones de los colonos judíos en territorios ocupados que han disparado contra las ambulancias. Por su parte, las entidades internacionales han señalado que no existen pruebas de que la Media Luna sea utilizada por algún grupo armado palestino.

            Si no hay respeto por la CICR, nada quedará en pie en este mundo.

           

 

 

viernes, 7 de febrero de 2025

AGENDAS IMPUESTAS

 


            Hace dos meses, pocos medios de comunicación tradicionales se ocupaban del Canal de Panamá; tampoco las redes. Hasta que, en las vísperas navideñas, el aún presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con “recuperar” esa vía interoceánica, construida con capitales de ese país en territorio panameño (zona ocupada por EE. UU. por casi un siglo).

            Desde entonces, su vociferante voz aumenta el volumen cada día. En esta semana, aseguró que “vamos a recuperar el Canal o pasará algo”. “Lo queremos de vuelta o lo tomaremos de vuelta”. “Fue entregado tontamente por Jimmy Carter”. Dijo también que, en la construcción del canal, entre 1904 y 1914 murieron más de 34 mil estadounidenses atacados por mosquitos y otras enfermedades.

            En el Canal, como cantaba con tanto sentimiento el poeta salvadoreño Roque Dalton, murieron miles de constructores. La mayoría procedía de islas caribeñas (sus descendientes viven en Panamá) y de Centroamérica, entre ellos los salvadoreños, los llamados “guanacos”. “Eternos indocumentados”, los describió Dalton hace cuatro décadas. “Los que ampliaron el Canal de Panamá, los tristes más tristes del mundo” escribió en su “Poema de Amor” (1974), poco después de ser torturado por un agente de la CIA y antes de partir a la guerrilla.

            En la nota anterior, recordé las historias de Walter Álvarez, el Kallawaya que fue también doctor y trabajó intensamente por unir los saberes collas y la ciencia occidental. Su abuelo fue uno de esos médicos itinerantes que desde Curva/Charazani (Provincia Larecaja de La Paz) partieron hasta la selva para combatir la malaria con la quinina, producto de sus bosques. Ellos también ayudaron para el éxito de la monumental obra de ingeniería.

            El New York Times publicó este mes reportajes para desmentir las afirmaciones de Trump, ya como presidente, para insistir en quitarles a los panameños su Canal. El magnate aseguró que por ahí pasan soldados chinos, algo que no ocurrió, o que la autoridad panameña del Canal cobra más a los barcos estadounidenses, desconociendo cómo se aplican las tarifas por el cruce interoceánico.

            La presencia de dos empresas con socios chinos ha sido aprovechada para repetir ante el mundo que la seguridad de Estados Unidos está en peligro.

            Lo que más llama la atención fue cómo, con el gatillo disparado por el líder republicano, diversas personas envían artículos -aparentemente muy respaldados en cifras-, notas, comentarios, opiniones, advirtiendo que China se ha apoderado del Canal que une el Pacífico y el Atlántico. Algunos mensajes incluyen el típico “urgente” en rojo de las fake, que se reconocen por datos absurdos, pero que pocos se dan el tiempo de comprobar.

            Así se crea, paso a paso, la sensación de “necesaria” para la agresión a Panamá.

            Aún si fuesen empresas estatales chinas que estuviesen actuando en las esclusas, esa es una decisión absolutamente soberana de Panamá. El pequeño país que une al continente amplió en este siglo la centenaria obra y por ello ingresa a sus arcas millones de dólares. Es su derecho definir cómo administrar la compleja vía. Los datos muestran la capacidad de la autoridad panameña en el Canal y las inversiones en el desarrollo humano.

            Como otros países centroamericanos, no tiene ejército, sino una guardia nacional que cumple más tareas de orden interno. Fuerzas que nunca invadieron otro país ni agredieron a otro estado ni participaron en confrontaciones bélicas. Al contrario, Panamá dio asilo a los perseguidos de diversas nacionalidades. Fue sede de las primeras cumbres intercontinentales y luego iberoamericanas con la visión de que los problemas mundiales no eran tanto Este-Oeste, sino Norte-Sur. Cumbres que dejaron de lado a EE. UU.

            El primer viaje al exterior del flamante secretario de Estado, Marco Rubio, fue a Panamá, donde -como describe la prensa internacional- entró al Palacio de las Garzas golpeando la mesa. Fue recibido por el presidente José Raúl Mulino, un dirigente conservador que trató de limitar el impacto de esa actitud en sus declaraciones de tono conciliador. Mientras miles de panameños salieron a las calles a repudiar la visita, imágenes poco difundidas.

            Rubio siguió con el tono: o devuelven el Canal o se atenderán a las consecuencias.

            Entre tanto en Bolivia, los líderes políticos guardan silencio. Los de la oposición no querrán enfrentarse a la Embajada. Seguramente, Evo Morales hubiese expresado su solidaridad con el pueblo panameño. Él y Jaime Paz Zamora fueron los presidentes con mayor compromiso latinoamericanista.

            Incluso hay demócratas convencidos que hay que respaldar a Trump porque es la única esperanza para sacar a Nicolás Maduro o a Daniel Ortega de sus gobiernos. La historia mostrará que ese pensamiento puede llegar a tener consecuencias perversas. Hay ejemplos muy claros en el siglo XX.

            Más bien existen mesas de trabajo de ex cancilleres y académicos que se han pronunciado desde el continente defendiendo a Panamá (como ya lo han hecho con Gaza). Este documento ha sido suscrito por miles de personalidades de la América morena.

            Trump logró que Google maps anuncie que cambiará el nombre de Golfo de México a Golfo de América, obedeciendo a sus órdenes, aunque sea solo para el usuario en Estados Unidos. México ha enviado una carta oficial a la tecnológica sobre este tema. Igual que hace tres décadas, cuando la Amazonía aparecía como parte de Estados Unidos en textos escolares.

            El nuevo/viejo inquilino de la Casa Blanca ocupa casi todos los titulares de los noticieros mundiales, de las principales portadas de los periódicos. Impone su agenda, una agenda violenta. El desorden mundial toca la puerta.