viernes, 29 de julio de 2022

¿QUÉ VIVAN LOS ESTUDIANTES?

 

            Durante algunos días de mayo, los titulares de la prensa se llenaron de un nombre poco conocido: Max Mendoza Parra. Su rostro cincuentón, disimulado detrás de un barbijo, sus ojos enojados, corpulento (casi obeso), se repetía en los noticieros.

            Las imágenes lo mostraban escoltado por policías del Grupo DACI, que lo trasladaron de su refugio en Cochabamba hasta una cárcel en La Paz. Estaba acusado de al menos ocho delitos, entre los que estaba su presunta relación con el uso de una granada de gas en una asamblea estudiantil en Potosí que causó la muerte de jóvenes estudiantes y más de 70 heridos.

            La tragedia permitió destapar la biografía de este personaje que llevaba más de 30 años como universitario, dirigente desde 2013, ligado al Movimiento al Socialismo y personalmente a Evo Morales, un cabecilla cocalero que continuamente declara su aversión a los estudios superiores.

            Mendoza presentaba todos los trofeos posibles, era presidente de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) después de abandonar 82 materias y reprobar 38 en 13 años de estudio para ingeniero; ganaba un salario a nivel de profesional senior (como pocos en el país) en la máxima autoridad universitaria del país; participaba en comisiones para elegir autoridades judiciales después de haber abandonado 73 materias y reprobado 4 de las 79 en las que aparecía inscrito en la Universidad Mayor de San Simón.

            Max Mendoza Parra, con edad para ser abuelo, era el máximo operador de un entramado amplio incrustado en todas las universidades públicas, donde los dirigentes universitarios son alumnos aplazados. Incontrolables recursos económicos, poder político, viajes, festejos y la obediencia al MAS son el escenario donde se mueven.

            Poco después hubo un congreso de las universidades bolivianas, en el cual no se tomaron medidas para revertir este descalabro institucional. Algunos discursos, palmadas en la espalda, cambios de fichas.

            Después el silencio.

            Pero no el olvido para la historia.

            Sin embargo, no siempre fue así la dirigencia estudiantil. Todo lo contrario. Desde el inicio de las luchas autonomistas en los años 20 del siglo pasado, los líderes eran brillantes, fundaron partidos políticos, editaron revistas, promovieron debates, principalmente en Cochabamba.

            Fueron universitarios paceños los que estuvieron dispuestos a morir por sus ideas en la llamada “Noche triste” del 10 de abril de 1952. Fueron estudiantes los que enfrentaron el poder del Control Político en 1959. Fueron dirigentes de la Federación de Universitarios Local los que convocaron la organización del Comité pro Santa Cruz.

            Eran los mejores alumnos los muchachos que partieron a luchar en Teoponte, como los tres hermanos Quiroga Bonadona y otros dirigentes de la CUB en 1970. Honestos, sinceros, hasta el sacrificio de la vida por los ideales libertarios.

            Fueron universitarios los que organizaron el Comité Interfacultativo en 1974 y denunciaron al mundo la dictadura banzerista hasta abrir el cauce de la democracia. Eran dirigentes estudiantiles varios de los ajusticiados en la calle Harrington en 1981.

            Las asambleas universitarias durante el rectorado de Hugo Mansilla Romero en la Universidad Mayor de San Andrés eran debates con argumentos, con brillante oratoria, con respeto. Edmundo Salazar, Roger Cortez, Henry Oporto, Gonzalo Aguirre, los comunistas, los trotskistas, los “elenos”, los falangistas… qué lecciones cada reunión.

            En la Universidad Católica los dirigentes tenían que ser los mejores alumnos, aquellos que ninguna autoridad podía cuestionar, mucho menos humillar o utilizar.

            ¡Qué lejos de las escenas para las candidaturas universitarias en el periodo del Estado Plurinacional con sus gorritas, sus cervezas, sus churrascos, sus peleas y prebendas!

            Sobre todo, ¡qué lejos de los ignorantes que ahora son abanderados!

 

viernes, 22 de julio de 2022

GESTA BÁRBARA, EL FORMIDABLE MOVIMIENTO CULTURAL DEL SIGLO XX EN BOLIVIA

 

         “Gesta Bárbara” es- un siglo después de sus primeras manifestaciones en Potosí- un movimiento cultural boliviano con alcance regional, único, irrepetible e inimitable, lastimosamente sin herederos y poco (re) conocido por las nuevas generaciones de artistas y periodistas.

         Mariano Baptista y Luis Urquieta han reunido en más de 400 páginas un resumen ilustrativo de lo que fue esta iniciativa; sus principales actores y también aquellos que pasaron más raudos, combinando distintas generaciones y procedencias; su alcance artístico al abarcar narrativa, poesía, ensayo, periodismo, declamación, teatro, música, artes plásticas, escultura; su difusión nacional en el origen potosino, La Paz, Cochabamba, Sucre, Tupiza, Oruro, Tarija, Colombia, Europa.

         El objetivo principal de este inmenso esfuerzo que abarca medio siglo de actividad cultural boliviana es presentar los datos de lo que fue “Gesta Bárbara” desde su concepción en 1918 hasta la muerte de Gustavo Medinaceli en 1957.

         No analiza las expresiones de los miembros del movimiento, ni juzga sus biografías, sus decisiones. Presentar una colección que ha supuesto muchos años reunirla. Será el libro imprescindible para quienes en el futuro quieran publicar algún aspecto sobre “Gesta Bárbara” en su Primera y Segunda Generación y en la corta tercera experiencia.

         El libro que este 19 de julio se presenta en La Paz permite encontrar algunos rasgos propios de los “bárbaros”. Casi todos los escritores y poetas estaban relacionados con un periódico (de distintas orientaciones ideológicas), una revista, una publicación cultural, aspecto que en el nuevo siglo parece imposible.

         De esas redacciones, sin duda la de “Última Hora” fue la más amable, cobijando a los bohemios desde las horas vespertinas, un día tras otro, convidando los primeros té con té de la jornada, auspiciando la tertulia en medio del humo del tabaco, las risas y las lágrimas.

         Otro asunto que es difícil de imaginar en estas épocas de estropicio es la relación de los rebeldes con el Estado, sea el Ministerio de Educación, secretarías culturales, alcaldías, teatros municipales, universidades públicas. Los “bárbaros” contaron con el apoyo de autoridades sin tener que renunciar a sus protestas, a sus expresiones, a sus “gestos”. Al contrario, conseguían auspicios y aplausos.

         Es también una constante la relación de los de “Gesta Bárbara” con otros grupos culturales, de forma fluida y natural. Desde sus orígenes potosinos tuvo el acierto de acumular y no de dividir. Los primeros “bárbaros” tenían experiencia en otros movimientos literarios o culturales y eran admiradores de anteriores escritores, de ahí el apodo “bárbara” en recuerdo a “Castalia Bárbara” de Ricardo Jaimes Freire. Así también sucedió en otras ciudades, como evidencian los testimonios reunidos en el libro.

         Es muy ilustrativo el caso de Tupiza, donde coincidieron fundadores de “Gesta Bárbara” en la capital chicheña con quienes eran activos actores o apoyo del elenco teatral “Nuevos Horizontes”, como los hermanos Barrientos o las hermanas Cristina y Berta Cruz, quien se enamoró de un activo “bárbaro” Jacobo Libermann.

         También es notable la relación de los maestros con el movimiento de los “bárbaros”. Destaca María Gutiérrez de Medinaceli, una de las pioneras profesoras tituladas, la anfitriona de la Primera Generación y madre del gestor de la Segunda Generación, Gustavo. O Hugo Molina Viaña, que aprovechaba sus recorridos de maestro para alentar nuevos frutos de “Gesta” en las provincias. O Guido Villagómez en Sucre. Es una larga lista.

         Acá hago un alto para destacar la influencia del profesor y poeta tarijeño Oscar Alfaro. Hace tres años, experimentamos una extraordinaria experiencia en la escuela Ecuador bajo el proyecto dirigido por la cineasta Raquel Romero: “Manifestaciones infantiles y juveniles en la Escuela y en la Plaza. Jornadas de lectura y creatividad, conociendo a “Gesta Bárbara”.

         La dirección de esa escuela fiscal organizó trabajos y ferias para que todos los cursos presenten trabajos sobre los “bárbaros”, desde los de prekínder dibujando a los pájaros revolucionarios de Alfaro hasta los bachilleres impresionados por el surrealismo.

         Algunos poetas, como Jaime Saénz eran amigos y admiradores de “Gesta Bárbara”, pero preferían mantener su individualidad.

         Otros escritores dejaron la pluma, como Gonzalo Silva Sanjinés, uno de los principales miembros de la Segunda Generación, amigo de los “bárbaros” desde la adolescencia, redactor en “Ultima Hora”, melómano y amante de la naturaleza, como la mayoría de los poetas. Aunque recibió varios premios, dejó de publicar y destruyó parte de su creación por una gran autoexigencia. La autocensura era notable entre los de “Gesta Bárbara” para buscar la perfección.

         Finalmente, en este recorrido que podría tener otras postas, pero no da el tiempo, me refiero a la relación de las mujeres con los dos momentos de “Gesta”.

         La figura central de la primera es María Gutiérrez, cuya biografía muestra su espíritu libre en un ambiente que no la apartó ni la arrinconó. Al contrario, es una maestra reconocida por el estado y por la sociedad civil; organizó las primeras excursiones de las chicas “girl scout”, pocos años después de su fundación en Estados Unidos; alentó conmemorar el Día de la Madre no por una fecha relacionada con la Vírgen María como en el resto del continente, sino en homenaje a la mujer boliviana combativa.

         Su hijo Gustavo- quien encontró sus papeles y así se animó a organizar la Segunda Generación- invitó a otras mujeres y no solo a Beatriz Schulze. Entre ellas mi madre, Beatriz de la Vega Rodríguez, joven bachiller del Inglés Católico, en cuya revista había publicado algunos versos y que también trabajaba en “Ultima Hora”. Por qué no aceptó participar, no lo sé. También era cercano a otras artistas, Carmen Bravo en el baile y Graciela Rodo en la pintura y la música.

         En Cochabamba no solo está Cristina Quiroga, sino que aparecen otras mujeres que tocaban piano en las presentaciones de los “bárbaros”. Igual en Oruro, Sucre y sobre todo en Tupiza. También era una mujer la representante de “Gesta Bárbara” en Madrid. Eran muchachas las que declamaban sus versos en los teatros municipales y en otras veladas. Alcira Cardona en Oruro.

         Es más, los dos grandes homenajes públicos que realizaron los “bárbaros” fueron a mujeres, a la poetisa y escultura Yolanda Bedregal, a quien nombraron para siempre “Yolanda de América” y a la escultura Marina Núñez del Prado.

         Amantes de la belleza femenina, también nombraran a sus reinas en los famosos Juegos Florales que organizaban. El poeta premiado recibía el toque casi fantasmal de los labios de la hermosa.

         Enamoradizos, son muchas las anécdotas sobre sus actividades “bárbaras”. Nombro dos de Julio de la Vega. Una vez, en un té dominical, la atractiva anfitriona no le atendía y el poeta incendió su corbata para llamar su atención.

         Otra anécdota narrada en el libro: cuando los “bárbaros” difundieron la noticia de su muerte y lo velaron en un ataúd. En el momento acordado, Julio se levantó provocando el desmayo de la amada que había sido indiferente.

         Varios de los miembros de la Primera y Segunda Generación fallecieron jóvenes. Aunque muchas veces, esa partida estaba relacionada con alguna enfermedad de pobreza o con el alcoholismo y la vida bohemia, Jaime Saénz afirmaba que era por tristeza, por ser parte de un mundo que no comprendía su sensibilidad. No era por “malditos”, era por “melancólicos”, como describe a Mario Guzmán Aspiazu.

         La Segunda Generación fue afectada por dos acontecimientos: la Revolución de 1952 y la participación política de algunos de los “bárbaros”; y la temprana muerte del alma del movimiento, Gustavo Medinaceli Gutiérrez, a sus 33 años.

         Así lo reconocen varios de los “bárbaros” que escribieron recuerdos años más tarde y que el libro reproduce. Raúl Alcázar califica de “testamento” un poema que Medinaceli publicó en 1949: “Hasta Luego”, que resumo:

         Buzos de Gesta Bárbara/ hasta luego/ en el sur me espera un sueño/ lleno de niños traviesos/ donde olvidaste Julio de la Vega/ la Rosa que encontraste en mi poder/ un caracol te habita somnoliento/ Óscar Alfaro/ dame la hora, ¿quieres? (…)

         Ha clausurado su tempestad el mar/ y tú marea/ marea y torbellino.

         Hasta luego/ nombre propio de todas las mujeres/ el hijo de tu insomnio está de pie/ y las adolescentes brujas han huido. Dios te salve María en cada sábado/ y en cada dominical angustia/ en la que todos los hombres/ pierden la fe/ como un pañuelo/ … Me voy amigos/ hasta luego.

(*) Texto para el libro de Mariano Baptista y Luis Urquieta: Gesta Bárbara en la cultura boliviana, Kipus, 2022

HOMENAJE A LUIS URQUIETA Y A MARIANO BAPTISTA

 

AMAMOS A BETTY Y… A ARMANDO

 

            El domingo 10 de julio, como una guillotina, a la medianoche, salió de la programación de Netflix la telenovela colombiana “Yo soy Betty, la fea”, pese a los ruegos de miles de telespectadores que la han visto dos, tres, ocho veces y quieren repetirla y los que recién la conocen.

            El fenómeno comunicacional y el éxito comercial del romance imaginado por Fernando Gaitán en el límite entre la antigua y la nueva centuria- mejor dicho, el nuevo milenio- se repite otra vez. Pese a ser una producción con 20 años encima, el público le sigue fiel y se renueva.

            Es conocido que “Betty” es la telenovela más vista en la historia de este formato tan típicamente latinoamericano y ahora imitado en países tan diversos como China o Turquía; ha llegado a 180 países, es la más traducida y con cerca de otras 20 versiones. Nada iguala a la historia de la fea/bonita, Beatriz Pinzón Solano, enamorada de su guapo y neurótico jefe, Armando Mendoza.

            Existen tesis universitarias, análisis mediáticos, debates, entrevistas a expertos y otros intentos para entender por qué conmueve tanto. Hay clubes de fanáticos de la novela, que intercambian fragmentos, otros que organizan visitas a Bogotá para rastrear los escenarios, grupos en Facebook para contar sus experiencias y miles de miles que vuelven a ver las escenas más cotizadas en el resumen por internet.

            Los actores, Ana María Orozco (Bogotá, 1973) y Jorge Enrique Abello (Bogotá, 1968) no han podido deshacerse de sus personajes, a pesar de ser ahora cincuentones. Sus fans incluyen a abuelas, mamás, hijas de todas las generaciones. Es una novela que fue seguida por esposos y novios.

            Nadie esperaba ese resultado, ni el canal RCN que pasaba por un mal momento, ni el guionista Gaitán, ni el director Mario Rivero. Como relatan en decenas de testimonios los protagonistas y el elenco impecable que los acompañó, fue algo mágico, como si todos los planetas se hubiesen alineado.

            Más de siete millones de colombianos esperaron ansiosos frente a sus televisores la anunciada primera cita amorosa de Betty y Armando en un hotel. Las calles colombianas se vaciaban a la hora de la emisión; nadie organizaba una reunión en ese horario y las propias actividades políticas quedaban una hora en suspenso.

            El presidente de entonces, Andrés Pastrana, admitía que la seguía noche a noche y fue uno de los primeros en ensayar una explicación. “Betty” mostraba el rostro oculto y amable de la sociedad colombiana que no es sólo violencia y guerrilla y lo lograba en tono de drama, pero sobre todo con fina comedia.

            La actuación es impecable, la canción, las locaciones, la forma en combinar actores y personajes reales. Destaca el lenguaje culto y pulcro, que tanto se extraña en otros programas televisivos o radiales. Es esa Colombia culta y exquisita.

            Gaitán contó que las feministas le pedían que Beatriz no se case y que no quiera tener hijos. En cambio, millones de mujeres soñaban con el desenlace feliz de la inteligente asistente con el empresario que la engaña y que queda atrapado en su propia red. El perdón vence.    

            Entre los críticos han señalado que la novela es machista, misógina, políticamente incorrecta. Escuchar algunos diálogos 20 años después puede resultar chocante. Sin embargo, los altos niveles de audiencia y los millones de comentarios favorables que recorren el internet muestran que el argumento central sigue funcionando.

            Parecería que el mundo puede girar más rápido, atravesar una pandemia y enfrentar el peligro de una guerra mundial, pero las historias de amor bien contadas provocan lágrimas y risas, como en el principio de los tiempos, sea Gilgamesh e Ishtar, David y Mical o Paris y Helena, o… Betty la fea y el carismático Armando.

viernes, 15 de julio de 2022

 

DESDE LA TIERRA

LISTA DE INVITADOS

LUPE CAJÍAS

 

            ¿Quiénes asisten a las fiestas de los nuevos ricos? Hay algunas características de festejos que por lo menos deberían llamar la atención a los potenciales invitados. Es muy diferente el formato de banquetes organizados por personas, familias, instituciones que acumularon fortunas medianas o grandes como fruto de años de trabajo y pagando impuestos formales, así sean insuficientes.

            En las celebraciones de empresarios, profesionales, emprendedores con negocios legales no suele haber derroche. Es muy difícil que el dueño de alguna factoría tradicional descorche botellas gigantescas de champán para regar por cualquier parte o que contrate a un conjunto mexicano para amenizar los 15 años de su hija o que invite a cuatro mil personas a través de redes sociales.

            A veces, las generaciones más jóvenes pueden salirse del esquema clásico y elegante, como cuentan tantas historias reales y ficticias, en novelas o películas. Sin embargo, aún en esos ejemplos existe un límite, una línea roja.

            En los últimos lustros, la población boliviana contempla con estupor el gasto suntuoso en fiestas que solían ser familiares o con una lista de invitados restringida a la parentela, las amistades, los colegas de trabajo, algún caso especial. Matrimonios, cumpleaños, fechas del santoral, se aprovechan para difundir el poder del dinero, así sea en escenarios rodeados de pobreza y de estropicio urbano.

            ¿Cuántas de esas recepciones tienen origen en las ganancias producidas por la actividad económica formal, la que ingresa en las estadísticas nacionales? ¿Cuál de esos festejos paga factura? ¿Cuántos de los asistentes lucen objetos nacionales o con el sello de la Aduana verificando su procedencia?

            Las noticias, las fotografías y, sobre todo, los videos revelan un mundo de luces y convites inimaginables para la mayoría de los bolivianos. Si los dueños de casa quieren demostrar su poder económico, quiénes son los invitados.

            ¿Existen bolivianos que se detienen a pensar quién los convida, quién organiza el espectáculo? ¿Por qué un policía luce tantos ingresos? ¿De dónde gasta tanta platita ese concejal del poblado, esa fiscal? ¿Cómo hace ese dueño de un comercio marginal para pagar tres días de conmemoraciones?

            ¿Quiénes, por ejemplo, asistían a los certámenes organizados por Misael Nallar? ¿Son inocentes sobre toda sospecha los pilotos de sus sofisticados triciclos? ¿Los que compartían churrasco y cerveza? ¿Quiénes son las mujeres que aparecen en bailes de música desbordada? ¿Ninguno sabía que su anfitrión era el yerno de un acusado de tráfico de drogas de alto vuelo? ¿Mientras brindaban con cada trago, no observaban nada extraño? ¿Puro “traqueto”, como dicen los colombianos?

            Los delincuentes tienen parientes y seguramente nadie es responsable por la sangre que une y por el camino que cada individuo escoge. Igualmente, existen amistades del barrio, de la escuela, de otros espacios que crean lazos fuertes.

            Lo que es inaceptable y no tiene justificación es aceptar una invitación de un individuo que acumula millones de dólares sin justificación clara, a no ser que se comparta la decadencia moral de la sociedad boliviana. Así como tampoco es posible aceptar que una foto abrazando a un “narco” es solo una casualidad; puede ser posible, pero seguramente no es ingenuidad.

            El caso de Nallar no es únicamente otro expediente del voluminoso tomo de la convivencia de círculos sociales con personajes de dudoso comportamiento. Es la demostración de la impunidad del narcotráfico y de la legitimación de ganancias ilícitas acentuada desde el 2006.

            Nallar es inocente hasta que se pruebe lo contrario, así lo instruye la doctrina. Sin embargo, mientras la población espera esa difusa sentencia legal, es aconsejable pensar, no tanto: “Adivina quién viene a cenar”, como el famoso film sesentero, sino: “Adivina quién invita esta noche”.

 

 

 

viernes, 8 de julio de 2022

EL ESTADO PLURIDELINCUENCIAL

 

            Hasta hace poco, resumía la anomia social que vive Bolivia como el No Estado. Con las últimas noticias, es posible afirmar que ese No Estado es en realidad un Estado Pluridelincuencial. Desde el territorio del circuito coca cocaína, que ha despedazado los vestigios del Estado de Derecho y de la gobernabilidad, se alienta un caos jurídico.

            Hace décadas, la delincuencia era aislada, ahora funciona en un sistema protegido por fiscales, jueces, policías y militares. La lista de temas es larga. De ellos, selecciono uno por la gravedad que supone para el futuro pues usa la amenaza, la violencia, el secuestro, las vejaciones colectivas.

            La historia boliviana muestra la cantidad de errores cometidos con la bandera de justicia social y que era la ambición de grupos emergentes que deseaban apoderarse del esfuerzo de otros. Quizá por su ignorancia pensaban que haciendas o empresas florecientes eran resultado de herencias o de actos mágicos.

            La documentación agraria evidencia cómo esas tomas violentas, motivadas por intereses oscuros, culminaron con la destrucción y el abandono. Ahí están oxidadas las maquinarias de SACIG en Culpina, que nunca volvió a tener la oportunidad de desarrollar la agroindustria. O el fracaso de la fábrica de quesos Collana asaltada hace 20 años. A pesar de la postura progresista de sus propietarios, dirigentes se apoderaron de Comanche que ha dejado de ser lo que fue durante casi un siglo. Los Morales Dávila fundieron AMETEX, la fábrica textil más moderna de Bolivia y dejaron a cientos sin trabajo.

            Nadie repuso los doce mil cipreses quemados en los Yungas porque la joven pareja de propietarios no cedió a los continuos chantajes del sindicato masista. O la toma de áreas verdes privadas o municipales a nombre de “propiedad comunal”. O las amenazas contra cultivos de plantas medicinales. En el 2022, además se agravan los avasallamientos y tomas de tierras porque están enfrentando a comunarios originarios con los forasteros que aparecen para construir barriadas hechizas.

            Recorrer el país es ver tristes espectáculos. De pronto surgen carpas, ladrillos y casuchas (curiosamente todas muy similares) en terrenos privados, de particulares, de la Iglesia, de instituciones. El caso de Las Londras ilustra la complicidad de policías y de fiscales y jueces en un circuito cínico. Lo peor para las generaciones futuras es el loteamiento de los parques nacionales: minería ilegal, coca cocaína, empresas chinescas.

            Otro caso que ilustra la profundidad del Estado Pluridelincuencial incapaz de proteger a sus ciudadanos es el de Hacienda La Angostura en Cochabamba, un proyecto con más de un siglo de experiencia para criar ganado y generar productos combinando las oportunidades de la tierra valluna con tecnología limpia.

            Los loteadores no están interesados en el trabajo duro de mantener pastos, trasladar insumos, cuidar el agua de las acequias, alimentar a animales sanos y fuertes. Quieren lotear para especular con terrenos que quieren hacer engordar; ganancia fácil para quienes no saben trabajar. Trasladan material de noche, consiguen servicios de luz, protegidos, taponean acequias, impiden riegos, matan ganado.

            ¿Qué medida asume la gobernación? ¿Hace algo la policía local? ¿Cómo actúan los organismos de control? ¿Pueden cumplir la Constitución los fiscales?

            El valle alto cochabambino es una bomba de tiempo, con más de dos mil campesinos afectados por los avasallamientos de más de 10 mil hectáreas. Desde hace un año hay conflictos y enfrentamientos, cada vez más duros. Las víctimas no son solamente familias, sino poblaciones originarias, mujeres indefensas y ancianos que han quedado cuidando el campo ante la creciente migración de la fuerza de trabajo masculina.

            ¿Por qué será que ni el presidente economista Luis Arce ni el vicepresidente ligado a ONGs David Choquehuanca no dicen nada? ¿A quién o a quiénes temen tanto? ¿Quién alimenta las rivalidades: tierras bajas/ tierras altas; aimaras/chapareños; forasteros/ indígenas del bosque; norpotosinos/citadinos, qué persigue la campaña contra el rostro más productivo de Santa Cruz?

            Estos asaltos no son para que los bolivianos tengan más ofertas de alimentos y el estado más garantías de seguridad alimentaria. Son, repetimos, la forma más peligrosa de conseguir dinero fácil, que seguramente será usado para la apreciada farra o para comprar más armas, como gozan de lucir los secuestradores en Las Londras.

            Viví en Colombia y en Centroamérica, sé cómo empezó la Violencia y por qué nunca puede terminar, sólo cambia de rostro.

           

viernes, 1 de julio de 2022

INFORME DE UNA COMISIÓN DE VERDAD

 

            Este martes 28 de junio, la Comisión de la Verdad de Colombia entregó su Informe Final en una ceremonia impecable que contó con la participación de Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas y el Papa Francisco. Una ceremonia masiva, amplificada por todos los medios posibles; prensa, radio, televisión, redes, Youtube, cadenas ciudadanas, dentro y fuera del país.

            “Un proceso plural de escucha” que se realizó en todo el territorio, con puertas abiertas, multidisciplinario, pluricultural, más allá de ideologías y de partidos políticos, con las herramientas necesarias para que hable un anciano, una inválida, un discapacitado, una mujer violada, la madre sin hijos, la monja afro. Cada persona que quería decir algo pudo hacerlo, de forma abierta, protegida, sin filtros.

            Como suele ser entre los colombianos, los organizadores aprovecharon al máximo las posibilidades de la comunicación masiva para mostrar los resultados del trabajo. Un conjunto de testimonios con voces múltiples, abarcando el complejo abanico de la sociedad, contó la historia de seis décadas de violencia política y social. Sin voces lastimeras, el horror al que puede llegar el odio entre hermanos. Mayoría de mujeres relatando, igual que en el público. Mujeres, una vez más, las triples víctimas de toda guerra.

            La relatora, con voz clara, firme y con un manejo correcto del idioma español, daba paso a cada capítulo durante más de una hora, mientras el público presencial y virtual escuchaba de muertes, de guerrilleros desalmados, de paramilitares enloquecidos, de ladrones de tierras, de desplazados, de sobrevivientes, de masacres, de hermanos que perdieron a toda su familia.

            Las mismas voces anunciando la esperanza de la reconciliación, a partir del perdón; la posibilidad de lograr justicia a través de asumir responsabilidades individuales y colectivas. Sobre todo, la utopía de vivir algún día en paz, en el lugar de la patria que cada uno elija, sin el temor a la metralla o a la cuchilla.

            ¡Qué diferencia!

            Es imposible dejar de comparar ese Informe, las palabras de sus responsables y los mensajes finales, con el triste espectáculo de la mal llamada “Comisión de la Verdad” que organizó el líder del circuito coca cocaína Evo Morales, como una de sus tantas tramoyas.

            Una comisión conformada por los militantes más fundamentalistas del Movimiento al Socialismo, cerrada en sí misma, opaca, casi clandestina. Ahí fueron pocos los que realizaron un trabajo profesional, por lo menos para organizar los documentos que ya estaban anteriormente en oficinas públicas. Por lo demás, ningún avance.

            Ahí sobresalía el abogado movimientista que estuvo implicado en delitos de secuestro y de drogas con un salario de dos mil dólares; cubanos “voluntarios” que accedían a los archivos sin que hasta ahora sepamos por qué se los contrató, para qué, qué copias de llevaron de los Kardex de ciudadanos bolivianos.

            A diferencia del trabajo de los colombianos (o de otros latinoamericanos en su momento), la “Comisión” boliviana nunca intentó encontrar la verdad sobre el asesinato de líderes políticos y sindicales ni encontrar a los culpables. Sobre todo, nunca estuvo en su proyecto ayudar a la reconciliación nacional. Todo lo contrario.

            Ese mamotreto que presentaron ante sus propios jefes políticos fue sola una escena de la Gran Mentira que vive Bolivia desde hace años. Cada día un capítulo más: golpe de estado, lucha contra el narcotráfico, intromisión extranjera, reforma judicial.

            Un verso que avanza por muchos medios de comunicación, sobre todo radiales, al servicio del MAS. Lo más patético, ocupa los textos escolares de historia con el acento en el odio racial. Aparece en salas de museos o en libritos de Evito y el mar.

            El Informe de la Comisión de la Verdad colombiana, por lo contrario, rescata la Memoria. No revive muertos ni sana las heridas abiertas, pero prepara un nuevo futuro.