Hace más de un año, los vecinos de
El Montículo contemplaron la construcción de un edificio en el jardín de una
casona de la época de esplendor del barrio. Los ladrillos aumentaban
rápidamente afectando a otras viviendas. Los más afectados enviaron cartas de
queja a la Alcaldía y una empresa inicio un juicio a la familia Tapia, flamante
dueña.
Las autoridades colocaron cintillos
de prevención pues la construcción no tenía permiso, destinada aparentemente a
vivienda y a venta de electrodomésticos. El gobierno municipal anunció que
sería derribada bajo el amparo de una nueva norma para impedir que sigan las
edificaciones clandestinas que tanto afectan a la ciudad.
Cuando la Junta de Vecinos estaba
lista para la acción, se supo que el concejal del MAS Jorge Silva envió un
recurso para que el Tribunal Constitucional impida que el GAMLP frene los
avasallamientos. El populismo anula la razón.
Años atrás, cuando la Subalcaldía de
Mallasa intentó impedir las tomas de loteadores disfrazados de “comunarios” que
se apoderaron de zonas verdes, la policía (politizada por el MAS) negó su
ayuda. Es más, varias de las autoridades municipales fueron agredidas por los usurpadores
de terrenos destinados a la recreación y zona verde de la urbe. Esas viviendas
pasaron rápidamente de cuartuchos a edificios con garajes para varios vehículos.
A pesar de no estar bajo la norma vigente, acceden a servicios. Pronto otras
más aparecieron a lo largo de la carretera pese a los esfuerzos del entonces
gobernador César Cocarico que quería ampliar la futura conexión con Cochabamba.
Más abajo, otro ejemplo de
ilegalidad, desde el cuello blanco de un médico. ¿Qué municipio dio permiso
para la construcción de la clínica Talentum? ¿Por qué se acogió a otra alcaldía
ignorando las fronteras del municipio paceño? ¿Por qué aparece ahora albergando
letreros de la alcaldía de Mecapaca? Actualmente está alquilada por el Estado.
A su alrededor otras construcciones
y filtraciones muestran la falta de consistencia de esos terrenos. Ya hubo un
deslizamiento y siguen construcciones parecidas a las del Montículo, a las
otras muchas casas o casotas que asoman en las laderas.
¿Son razones económicas las que
llevan a las personas a preferir construir sin normas, ni planos ni planimetría
ni catastro? Algunos casos se amparan en la pobreza, pero muchísimos son
ejemplos de los falsos pobres, los que se esconden detrás del pretexto para
hacer lo que les da la gana. O edificios que provocaron el desplome de casas
emblemáticas como las antiguas embajadas de Francia y de Gran Bretaña. Silencio.
Tanto en anteriores deslizamientos
como en el terrible caso del 30 de abril, los ilegales que no respetan las
normas arrastran a los legales que las cumplen. La topografía de La Paz
encierra decenas de amenazas de construcciones clandestinas sobre zonas
aprobadas.
Lo más triste y desesperanzador es
que ese estado de situación no cambiará.
Al contrario, la falta de
cumplimiento de la ley es alentada por el propio primer mandatario Evo Morales
que anuncia que adecúa las leyes a su gusto, “para eso son abogados” y que no
cumple el resultado de un referendo.
Y por Álvaro García Linera que
felicita a los que tienen autos chutos,
“instrumentos de trabajo” y declara que desde el helicóptero vio satisfecho la
cantidad de chutos en los Yungas. ¡Es
el proceso de cambio!