¿RACICOT
O LA OACNUDH?
¿Qué información tendría la opinión
pública internacional sobre la violencia estatal contra los indígenas en la
marcha de 2011 para defender sus derechos en el Territorio Indígena y Parque
Nacional Isiboro Sécure? Si los futuros historiadores se basarían
exclusivamente en el informe de Denis Racitot encontrarían que todo fue un
incidente descrito en un par de párrafos.
¿Y sobre la lucha de los
discapacitados? Es más útil ver el documental “The Fight” preparado por
periodistas que leer el informe que envía anualmente la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas en Bolivia (OACNUDH).
En cambio, las pasadas elecciones
judiciales merecieron los aplausos del representante que las citó como ejemplo regional,
alabando inclusive la forma de selección y las entrevistas a los candidatos.
La OACNUDH no cumplió con los objetivos
que presenta su portal. Cuando se iba a abrir esa oficina explicaron la
importancia de tener una referencia cercana pues el cambio de gobierno en
Bolivia hacía temer que sucedan crisis internas. Se habló de los ataques que
podrían afectar la estabilidad del régimen; por el otro lado el temor de que se
siga el ejemplo de otros regímenes populistas contra los derechos civiles.
En esos años, también llegaron
misiones especiales internacionales, como la Fundación Cano, para estar alertas
sobre atentados contra los derechos humanos, el derecho a la libertad de
expresión. Ahora parlamentarios europeos denunciaron el creciente autoritarismo
que enfrentan los bolivianos.
Cuando llegó Racicot se suponía por
sus antecedentes que el Alto Comisionado denunciaría al mundo las violaciones
de los derechos de los indígenas, que defendería el rol de las Organizaciones
No Gubernamentales, ¡que defendería la libertad de expresión! En cambio, se
ocupó de endulcorar sus informes con temas no politizados como los feminicidios
o el SIDA. En sus documentos y boletines de prensa se suele privilegiar los
“avances” de los DDHH y del estado de derecho en Bolivia (sic).
Aunque al parecer existe un informe que no
se ha difundido todavía, así como se conoce el descontento de sus propios
empleados nacionales por tanto desatino.
Próximo a jubilarse, fue un aliado
del gobierno, del MAS. Por ello no sorprenden las declaraciones de
parlamentarios oficialistas aplaudiendo su trabajo. Incluso se dice que quisiera
quedarse pero ya no puede y tampoco es seguro que su sucesor sea tan dócil.
Es curioso que la Cancillería
reemplace una decisión que debería ser del Legislativo que aprueba, rechaza o
suspende la presencia de estas agencias en el país, justo cuando más se la
necesitaría. Ahí se debe debatir el tema.