jueves, 9 de octubre de 2025

Un río, una parra, tierra colorada

 

Me encanta el nombre: “Jardín Oculto”. Me fascina el sabor, el olor, la

transparencia a través de la copa de cristal. Sopla una suave brisa bajo las ramas del

molle. Me sirve el vino blanco y me invita a degustar las delicias preparadas con

productos locales: panecitos, higo con queso de cabra, mermelada de locoto, frutillas y

aceitunas, embutidos criollos, quesillo campesino.

El sol acompaña a artistas locales, bolivianos y extranjeros junto al embajador de

España, Fernando García Casas. En el pequeño grupo hay siete nacionalidades y un solo

idioma: ¡salud!

Me entusiasma saber que la bodega es de María José Granier, descendiente de

una estirpe de familias paceñas, tarijeñas y cruceñas que han aportado a lo largo del

siglo con conocimiento, cultura, producción legal, urbanismo.

Sobre todo, me hace bien salir de las noticias alrededor de la Plaza Murillo y sus

casas pueblerinas, para compartir con los bolivianos que dedican sus esfuerzos a la

creación y a la generación de empleo formal.

La iniciativa de la reunión corresponde internacionalmente a Bienalsur que se

realiza en más de 30 países, 70 ciudades y cien municipios en cuatro continentes. La

anfitriona es María Isabel Villagómez quien lleva adelante experiencias para unir arte

contemporáneo sobre patrimonio natural (paisajes) y cultural (arquitectura), como logró

con Illimani in situ o con la intervención en Guanay, las zonas rojas de las (no)

cooperativas del oro.

En esta ocasión el paisaje son los parrales en el valle tarijeño y en Los Cintis, la

elaboración de vino con herencias coloniales, aportes modernos, intentos juveniles.

Todos con el sello de la excelencia más reconocida como la finca Aranjuez de la pionera

familia Castellanos, herederos del inolvidable don Milton o San Pedro en Camargo.

Bodegas consagradas como Tierra Colorada, donde se produce el premiado singani

“Leyenda” de Luis Balanza, la bodega Vacaflores o nuevas como la Casa Solum de

Sebastián Íñiguez, también con medallas en su corta vida y las ofertas de Francois en su

cata urbana.

Los artistas han trabajado alrededor de “Geografía Germinal. Saberes y

fronteras”, la temática de este año. La principal exposición fue inaugurada en un

ambiente incomparable: el convento de San Francisco en Tarija, con lo cual también la

Iglesia Católica está presente. Luce la propuesta de Erika Ewel, frente al altar de

enfermos, con cinco bultos que ella lavó en el río contaminado de Teoponte. Boliviana

que expondrá próximamente en Europa. Estaban presentes artistas de Perú, Uruguay,

Argentina.

Muy llamativa la propuesta artística de Chaonwen Ting de Taiwán que trabaja

con la madera de la quina/quinina, una planta que une América con Europa, África y

Asia y con el convento franciscano donde se exhiben las antiguas boticas de los

sacerdotes enfermeros. Un video trabaja en cuatro partes esas profundas relaciones entre

los seres humanos y sus saberes acumulados.

El municipio tarijeño abrió el Patio del Cabildo para una instalación de Carla

Spinoza con una reproducción gigantesca llena de fotitos de aquellos tiempos cuando la

gente esperaba la llegada del río Guadalquivir desde la banda, cuando las familias se

refrescaban en sus aguas, cuando los chiquilines aprendían a nadar entre sus pozas. No

es un lamento, a pesar de la agonía, es una belleza marchita que une imagen y poesía.

 

Muy importante la presencia femenina a lo largo del programa. En este mes de la

mujer boliviana, de esa mujer que no se victimiza, que pasa por dolores, por

amputaciones, por muertes cercanas y transforma la lágrima en creación y en

solidaridad. Mujeres sabias, madres de hijos corporales y de criaturas intangibles.

Un dato grato es escuchar a los bodegueros sobre su experiencia en el Winefest

que se organiza anualmente en el Club Tenis de La Paz. Es otro esfuerzo de jóvenes que

apuestan por la producción nacional y por invitaciones exclusivas a otros países, junto

con la degustación de la cada vez más deliciosa gastronomía paceña.

Los productores logran vender todo lo que traen a la feria, según cuentan. En

septiembre, varios han participado en encuentros en Chile o en Argentina, donde

también ganan premios. La última versión de FENAVID en Camargo mostró la salud

del sector que debe vencer cada día los obstáculos creados por la crisis económica o las

amenazas de la naturaleza.

Vinos, singanis, café paceño de altura, turismo son realidades construidas desde

la sociedad civil que impulsan al mejor rostro del país. La pavimentación de la carretera

Tupiza y Carreras unirá el gran movimiento de visitantes que llegan a Uyuni con los

atractivos del sur. BOA anuncia vuelos Cuzco-Sucre-Uyuni, mucho más útiles que a La

Habana.

De pronto, Bolivia puede vivir mejor y más feliz.