Me encanta el nombre: “Jardín Oculto”. Me fascina el
sabor, el olor, la
transparencia a través de la copa de cristal. Sopla una
suave brisa bajo las ramas del
molle. Me sirve el vino blanco y me invita a degustar las
delicias preparadas con
productos locales: panecitos, higo con queso de cabra,
mermelada de locoto, frutillas y
aceitunas, embutidos criollos, quesillo campesino.
El sol acompaña a artistas locales, bolivianos y
extranjeros junto al embajador de
España, Fernando García Casas. En el pequeño grupo hay
siete nacionalidades y un solo
idioma: ¡salud!
Me entusiasma saber que la bodega es de María José
Granier, descendiente de
una estirpe de familias paceñas, tarijeñas y cruceñas que
han aportado a lo largo del
siglo con conocimiento, cultura, producción legal,
urbanismo.
Sobre todo, me hace bien salir de las noticias alrededor
de la Plaza Murillo y sus
casas pueblerinas, para compartir con los bolivianos que
dedican sus esfuerzos a la
creación y a la generación de empleo formal.
La iniciativa de la reunión corresponde
internacionalmente a Bienalsur que se
realiza en más de 30 países, 70 ciudades y cien
municipios en cuatro continentes. La
anfitriona es María Isabel Villagómez quien lleva
adelante experiencias para unir arte
contemporáneo sobre patrimonio natural (paisajes) y
cultural (arquitectura), como logró
con Illimani in situ o con la intervención en Guanay, las
zonas rojas de las (no)
cooperativas del oro.
En esta ocasión el paisaje son los parrales en el valle
tarijeño y en Los Cintis, la
elaboración de vino con herencias coloniales, aportes
modernos, intentos juveniles.
Todos con el sello de la excelencia más reconocida como
la finca Aranjuez de la pionera
familia Castellanos, herederos del inolvidable don Milton
o San Pedro en Camargo.
Bodegas consagradas como Tierra Colorada, donde se
produce el premiado singani
“Leyenda” de Luis Balanza, la bodega Vacaflores o nuevas
como la Casa Solum de
Sebastián Íñiguez, también con medallas en su corta vida
y las ofertas de Francois en su
cata urbana.
Los artistas han trabajado alrededor de “Geografía
Germinal. Saberes y
fronteras”, la temática de este año. La principal
exposición fue inaugurada en un
ambiente incomparable: el convento de San Francisco en
Tarija, con lo cual también la
Iglesia Católica está presente. Luce la propuesta de
Erika Ewel, frente al altar de
enfermos, con cinco bultos que ella lavó en el río
contaminado de Teoponte. Boliviana
que expondrá próximamente en Europa. Estaban presentes
artistas de Perú, Uruguay,
Argentina.
Muy llamativa la propuesta artística de Chaonwen Ting de
Taiwán que trabaja
con la madera de la quina/quinina, una planta que une
América con Europa, África y
Asia y con el convento franciscano donde se exhiben las
antiguas boticas de los
sacerdotes enfermeros. Un video trabaja en cuatro partes
esas profundas relaciones entre
los seres humanos y sus saberes acumulados.
El municipio tarijeño abrió el Patio del Cabildo para una
instalación de Carla
Spinoza con una reproducción gigantesca llena de fotitos
de aquellos tiempos cuando la
gente esperaba la llegada del río Guadalquivir desde la
banda, cuando las familias se
refrescaban en sus aguas, cuando los chiquilines
aprendían a nadar entre sus pozas. No
es un lamento, a pesar de la agonía, es una belleza
marchita que une imagen y poesía.
Muy importante la presencia femenina a lo largo del
programa. En este mes de la
mujer boliviana, de esa mujer que no se victimiza, que
pasa por dolores, por
amputaciones, por muertes cercanas y transforma la
lágrima en creación y en
solidaridad. Mujeres sabias, madres de hijos corporales y
de criaturas intangibles.
Un dato grato es escuchar a los bodegueros sobre su
experiencia en el Winefest
que se organiza anualmente en el Club Tenis de La Paz. Es
otro esfuerzo de jóvenes que
apuestan por la producción nacional y por invitaciones
exclusivas a otros países, junto
con la degustación de la cada vez más deliciosa
gastronomía paceña.
Los productores logran vender todo lo que traen a la
feria, según cuentan. En
septiembre, varios han participado en encuentros en Chile
o en Argentina, donde
también ganan premios. La última versión de FENAVID en
Camargo mostró la salud
del sector que debe vencer cada día los obstáculos
creados por la crisis económica o las
amenazas de la naturaleza.
Vinos, singanis, café paceño de altura, turismo son
realidades construidas desde
la sociedad civil que impulsan al mejor rostro del país.
La pavimentación de la carretera
Tupiza y Carreras unirá el gran movimiento de visitantes
que llegan a Uyuni con los
atractivos del sur. BOA anuncia vuelos Cuzco-Sucre-Uyuni,
mucho más útiles que a La
Habana.
De pronto, Bolivia puede vivir mejor y más feliz.