viernes, 22 de agosto de 2025

EL DÍA DESPUÉS

 


            Cuando Bolivia se fue a dormir el domingo 17 de agosto de 2025, el sentimiento colectivo era de alivio. La jornada transcurrió en paz contando votos y no muertos. Los principales actores del proceso cumplieron con sus compromisos. Las antiguas palabras como fraude o corte de luz quedaron en el gavetero. Sobresalieron promesas como reconciliación y unidad. La imagen de Dios, la familia, la patria volvían al primer plano.

            Cuando Bolivia despertó el lunes, “el dinosaurio todavía estaba ahí”. Guerra sucia, con más aborrecimiento y más ventilador. Más ignorancia de la historia de Bolivia con los intentos de encajar en casillas “izquierda” o “derecha”. El dinosaurio de la polarización ensombreció en pocas horas las tonalidades grises que habían competido en la contienda electoral.

            El domingo trajo certezas; el lunes incertidumbre.

            El presidente Luis Arce Catacora y su gobierno estuvieron más arriba de las expectativas. Al contrario de sus camaradas de Cuba, Nicaragua o Venezuela, Arce garantizó que las campañas fueran decididas por cada partido según sus propios diseños. Ha comprometido su palabra para entregar pacíficamente el poder al ganador del 19 de octubre.

            El trabajo del Tribunal Supremo Electoral merece aplausos. Así lo comprobó la ciudadanía y así lo destacaron las misiones internacionales. El material electoral antes y después de las elecciones llegó sin obstáculos. El conteo oficial fue rápido y oportuno. Aún quedan algunos detalles para mejorar, pero son parte de la pobreza nacional.

            Un incidente en Ginebra o la desobediencia de Adriana Salvatierra y Evo Morales al mostrar (filmar) sus votos no afectaron la confiabilidad. Es costumbre de ellos violentar las normativas, las recomendaciones y prohibiciones. Lamentable la presencia de provocadores de la ultraderecha española.

            Las empresas que realizaron encuestas no se equivocaron, como se insiste sin reconocer su enorme trabajo. Ganaron los dos que mostraban tendencia a crecer y cayó el que estuvo estancado desde el principio. Los indecisos definieron los resultados. El trabajo de las encuestadoras guío el desarrollo de las elecciones. El domingo tampoco fallaron en las proyecciones que confirmó el TSE.

            Fracasaron estrategas como los hermanos García Linera (más Zapatero, Grupo de Puebla, sobrino amenazando con fusilamientos) que escogieron a las peores candidatas posibles. Aplicaron esquemas viejos porque no conocen los ríos profundos de la patria. Fracasaron los terroristas de la palabra y de la amenaza.

            El candidato del Partido Demócrata Cristiano fue el más hábil en los debates del TEP. Estuvo en reuniones convocadas por sectores populares donde no asistieron los otros. Mientras unos cenaban en hoteles urbanos de lujo, el senador almorzaba con minibuseros provinciales. Acumuló respaldo individuales y colectivos en esas orillas del país que tanto reclaman atención.

            Pronto lanzaron misiles contra Rodrigo Paz Pereira. Un video quiso degradarlo relacionándolo con Evo Morales cuando era alcalde de Tarija. Juan del Granado convivió años con el MAS y ahora recibió masivo apoyo, sin ser cuestionado. Otro video trucaba las reacciones de Arce el 2020 con el 2025 para hacer creer que Paz era su candidato. Infinitos mensajes editados y mal intencionados.

            Se quiere relacionar a Paz con el MAS por la base social que le dio la victoria.

            Hay que recordar que esa misma base social le dio el triunfo a la Unidad Democrática Popular (UDP) por tres veces consecutivas. Cuando ese gobierno (de “izquierda”) no resolvió la crisis económica respaldó al antiguo dictador Hugo Banzer. En esa década era una señal que el candidato vencedor en la Garita de Lima ganaba las elecciones. Ese lugar paceño, mestizo, comerciante, que reúne a ricachones y migrantes, simbolizaba eso que ahora llaman “bloque popular”.

            Las visiones esquematizadas no logran desentrañar la capacidad del poblador anónimo de buscar espacios que le permitan vivir mejor y ascender socialmente. La ciudad de El Alto es pujante con su comercio mirando al mercado mundial, centro de la industria nacional. A la vez es rebelde; no le gusta el abuso. Sale a protestar, pero eso no es sinónimo de “socialista”. ¿Quién cree que el aimara respalda al comunismo?

            La sombra del dinosaurio creció con las palabras del capitán de policía Edman Lara, el candidato vicepresidencial más votado. En pocos minutos dinamitó lo acumulado en la campaña del binomio. Apareció un personaje autoritario, con aire mesiánico que los electores ya no quieren en las esferas gubernamentales. Borró estrepitosamente sus primeras reacciones conciliadoras. Creó una sensación de temor. Reflejaba la imagen del policía que mete miedo en vez del policía que brinda seguridad.

            En pocos minutos, el PDC perdió miles de votos para el balotaje. Lograron una tercera porción del apoyo electoral. ¿Dónde conseguirán ahora influir en las otras esferas? Lara le dio muchísimos votos a Paz Pereira. Lara le está restando futuro.

viernes, 15 de agosto de 2025

RESPETAR EL VOTO

 

            Este domingo 17 de agosto de 2025, Año del Bicentenario del Acta de la Independencia de la República de Bolivia, los habilitados para emitir su voto dentro y fuera del territorio nacional tendrán la oportunidad de participar en una de las más grandes pruebas del estado de la democracia.

            La historia de los sufragios en Bolivia tiene más sombras que luces.

            A lo largo del siglo XIX hubo pocos procesos electorales. Las mujeres, los analfabetos y las personas sin renta no tenían derecho a votar. Por lo menos formalmente, pues en alguna ocasión algún caudillo, aprovechando sus privilegios, gestionaba votos de analfabetos. Recién a mediados del siglo XX fue aprobado el voto femenino para las mujeres que sabían leer y escribir, después de diversas movilizaciones de las sufragistas. Ellas votaron en las elecciones municipales de 1947 y además participaron activamente en los flamantes partidos políticos post Guerra del Chaco.

            Esto significó que, durante más de una centuria, un puñado de bolivianos, casi todos urbanos y con buenos ingresos, definió la presidencia, vicepresidencia (s), senadurías y diputaciones que gobernaron al país.

            Por una parte, se repite la narrativa de la importancia del voto universal ejercido desde las elecciones de 1956 (D.S. 3128 de 1952); pero se omite completar esa experiencia con la trampa que manejó el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). En 1956, en 1960, en 1964, las elecciones generales no fueron transparentes. El MNR acarreaba a las masas más empobrecidas y analfabetas para el voto a su favor sin permitir la presencia de la oposición en los centros rurales, mineros. En las ciudades, los votantes no encontraban las papeletas diferentes a la rosada.

            En los recintos se destruyeron los votos celestes de Falange Socialista Boliviana; eran escasos, pero aún así no se los contaba. Es conocida la anécdota de Alfonso Prudencio, “Paulovich”, porque en la mesa donde votó como candidato a diputado no apareció ninguna papeleta a su favor. Con su famosa picardía, comentaba que podía dudar del voto de su esposa, pero no del voto que él mismo había depositado en la urna.

            Después del doble sexenio (1952-1964), en los años sesenta y setenta hubo más gobiernos de facto que elegidos por la población. Las elecciones de 1966 se realizaron bajo la presión de los militares, René Barrientos y Alfredo Ovando, proscribiendo al MNR.

            En 1978, Hugo Banzer convocó a elecciones con presos políticos y exiliados. La masiva huelga de hambre iniciada por mujeres mineras con el respaldo de la Iglesia Católica y otras iglesias logró que el dictador ceda para que participen todos los partidos y líderes.

            Sin embargo, el candidato oficialista, otro militar, Juan Pereda Asbún organizó un burdo fraude con su papeleta de color verde, que no prosperó por el control social espontáneo, especialmente de los campesinos en el altiplano y los periodistas. Enojado dio un golpe de estado.

            Los siguientes comicios, en 1979 y 1980 no culminaron con la presidencia del ganador hasta la victoria de la movilización ciudadana en octubre de 1982.

            Se suele decir que en esa fecha “los bolivianos recuperaron la democracia”, algo que no es exacto. Los datos duros muestran que recién desde esa fecha hasta diciembre de 2005 hubo el ejercicio democrático libre y a lo ancho y largo de todo el país, con votos de bolivianos en el exterior. En 1985 se dieron las elecciones municipales después de varios lustros.

            Sin embargo, también hubo sombras en los procesos de esa década. Recién en los noventa cuando el presidente Jaime Paz Zamora y el vicepresidente Luis Ossio Sanjinés apostaron por una Corte Electoral de notables independientes. Huáscar Cajías Kaufmann lideró los procesos electorales más impecables de la historia boliviana y logró que las reglas del juego se cumplieran a pesar de las presiones de los grupos no democráticos.

            Hasta 2008 las máximas autoridades electorales continuaron esa tendencia de mantener la confianza en el árbitro. La CNE -posteriormente Órgano Electoral Plurinacional- fue sutilmente intervenida con la presidencia de José Luis Exeni, un defensor abierto del “proceso de cambio” (Movimiento al Socialismo). Instrumentos de capacitación pasaron a manos de militantes masistas con antecedentes no democráticos.

            La desinstitucionalización de los tribunales electorales hasta su descomposición en 2016-2019 provocó la amplia desconfianza en sus decisiones. Su mal comportamiento provocó la más grande movilización ciudadana de la historia boliviana que sacó del poder al MAS y que estuvo a poco de culminar en la guerra civil alentada por Álvaro y Raúl García Linera, Juan Ramón Quintana y la presencia de la narcoguerrilla extranjera.

            En 2020 fue recuperada la meritocracia, sin lograr recuperar al mismo tiempo la garantía de la transparencia. Sin embargo, la victoria de Luis Arce Catacora fue incuestionable a pesar del voto controlado en áreas rurales y del cerco de activistas internacionales en la frontera sur dispuestos a provocar incidentes si no ganaba el MAS.

            En este lustro, esfuerzos personales han recuperado la institución, sobre todo a nivel departamental. Aún quedan resabios de militancia disimulada y de peligroso protagonismo como el caso del tribuno Tahuichi Quispe Quispe. La presencia de observadores de organizaciones internacionales claramente identificadas ayudará al control.

            Es vital que los propios partidos con antecedentes democráticos respeten la victoria del rival. Ojalá se supere la guerra sucia que alientan algunas candidaturas, inclusive contra el prestigio de medios de comunicación. Sus decisiones serán tan importantes como la disciplina de todos los que asistiremos a votar en paz.

martes, 12 de agosto de 2025

LOS BOLIVIANOS SALVAN A BOLIVIA

 

            “Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados, derribados, pero no aniquilados.” Me gusta citar esta frase de la segunda Epístola de San Pablo a los Corintios porque nos enseña que aún en los momentos más duros nos salvan la fe y la esperanza. Padecemos sufrimientos en nuestro cuerpo de barro, pero estamos vivos.

            ¿Por qué tener optimismo en el futuro de esta Patria, aunque estamos angustiados? ¿Podemos pensar que las actuales dudas e incertidumbres son las expresiones de los dolores de parto de un nuevo hijo? Lo imaginamos hermoso y sano, aunque al mismo tiempo tememos que nazca enfermo y defectuoso. Tememos que los médicos y o que las comadronas no sean capaces de cumplir la misión que les confiamos.

            No es casual que el Acta de Fundación de Bolivia coincida con el fuerte y altivo signo de Leo y con el mes de la Pachamama, la madre que nos cobija, que nos da de comer y de beber; el mes de las ofrendas para dar gracias por todo lo recibido. Es igualmente la temporada de los vientos, la presencia del Espíritu, del mensajero Ankari como convocan los sabios kallawayas.

            Son los intereses mezquinos los que transforman esa posibilidad de comer en plásticos y chatarras, en avasallamientos y en quemas, en especulación de alimentos y en carencias.

            Son los hijos malvados los que envenenan los ríos con mercurios y desechos, desde centros de poder hasta expresiones de miseria.

            Son los propios habitantes de la selva y de las llanuras, originarios y forasteros, los responsables de cortar árboles y sembrar cemento transformando las brisas en huracanes, los soplidos en llamaradas. Los ajayus de las montañas, de los arroyos citadinos, de los lugares sagrados en las campiñas, están enojados.

            Sin embargo, no estamos derribados.

            Los bolivianos tenemos una gran capacidad de resiliencia porque convertimos la desesperación en solidaridad, la tribulación en hospitalidad, el apuro en creatividad.

            La escena del reciente incendio en un barrio paceño es ilustrativa. Descuidos personales, falta de protocolos institucionales, provocaron el fuego. Llegaron los bomberos, policías y voluntarios. Su afán para combatir las llamas se enfrentó con absurdos obstáculos porque los hidratantes no compatibilizaban con las mangueras. Gritos angustiados.

            Alguien propuso suplir las fallas del Estado con la organización de la sociedad civil. Alguien dio la voz de mando. Hombres, mujeres, niños, de toda edad y condición llenaron con agua baldes, ollas, tazones, bañadores. En pocos minutos la fila estaba ordenada y cumplió su objetivo. El incendio fue apagado en menos tiempo de lo que la altura de las flamas hacía temer.

            En este cumpleaños de la Patria, podemos estar seguros de que Bolivia no se nos muere. La moda de la polarización cede a los puentes múltiples, a los grises. El debate vence a los mercaderes de los bloqueos y cercos violentos. Algo se mueve; algo anuncia que los temores serán vencidos por la disciplinada práctica del voto.

            ¿Estarán los médicos a la altura del parto que se aproxima?

            No lo sabemos.

            Lo seguro es que el tejido social boliviano, aún tan bombardeado en estos lustros, mantiene reservas de fortaleza, de pertenencia y de combatividad.

            Un tejido social que abarca a un país que es más que Oriente y Occidente, es Norte y es Sur; es más que cordilleras y tierras altas y bajas porque los ríos unen las regiones en sus infinitos recorridos, aun cuando cambien de nombre o reciban otros afluentes. Porque en todas partes hay hijos nacidos de diferentes sangres y diversas herencias.

            Un territorio que tuvo en 1825 a Potosí como eje articulador, igual que en 1925. En 2025 es Potosí el espacio que señala caminos para la centuria, desde el litio al Salar, desde el extractivismo secular al turismo mundial.

            Bolivianos que a lo largo de doscientos años demostraron que su insignia más luminosa es el amor a la Libertad, ese amor desenfrenado que describió Simón Bolívar cuando nacía su hija predilecta.