Los
mitos más lejanos coinciden en relatar la creación y en complementarla con la
partida, el adiós. La muerte define a los héroes. Las honras a sus cuerpos
despojados del aliento vital elevan su memoria.
Curiosamente,
tanto en el sur como en el norte, en el este y en el oeste, noviembre es un mes
relacionado con el recuerdo de los difuntos y el misterio del más allá.
Innumerables cuentos de brujas y de aparecidos, de ángeles y de demonios,
marcan su presencia, desde las vísperas el 31 de octubre hasta las octavas con
las calaveras.
Como
viajera, una de mis visitas ineludibles es conocer el camposanto del lugar,
generalmente en las afueras y muchas veces rodeado de arboledas y jardines.
Silencio. Ahí continúan las divisiones sociales, desde los mausoleos con
expresiones del arte escultórico hasta las tumbas sin nombre. Ahí están
mujeres, hombres, niños, recién nacidos. Podría narrar decenas de experiencias.
Para
este 2 de noviembre, escojo el ejemplo espectacular del cementerio de
Barcelona, España, que ocupa la ladera sur de la colina que domina el puerto,
Montjuïc, la cual también alberga un palacio, un teatro, un museo, un estadio, villas
y senderos. Los turistas suelen llenar los lugares más coloridos; en cambio,
pocos llegan donde están los muertos.
El
Cementerio de Montjuïc fue inaugurado en 1883 como parte de las mejores para la
Exposición Universal de 1888 que tuvo lugar en la pujante ciudad de Cataluña.
Dispone de más de 150.000 sepulturas distribuidas en una superficie de 568.000
metros cuadrados.
La
administración es ordenada, limpia, plena de cipreses, álamos y jardines.
Ofrece servicios como todos los modernos cementerios europeos. Existen paseos
guiados, pero al mismo tiempo hay una clara señalética para encontrar los
sitios más significativos, que ayudan a quien prefiere un recorrido personal y
sin prisas.
Las tumbas más hermosas mantienen
el estilo gótico que tanto retrata a la ciudad, desde el barrio del mimo trazo,
con sus impresionantes figuras de ángeles y esqueletos. Aunque el rasgo más
característico es el eclecticismo pues alberga también elementos neoclásicos,
historicistas, modernistas, tal como son las famosas avenidas y casonas del
centro barcelonés.
Las
lápidas informan dónde fue inhumado el más famoso pintor, Joan Miró, y otros
destacados personajes como Ildefonso Cerdá, Lluis Domenech. En los epitafios
leemos el lamento de un esposo, de unos hijos, de una madre. Aunque existe una
capilla católica, hay espacio para otras religiones -como la judía- y otro
donde se enterraban a los ateos, suicidas y muertos en duelo.
Lo más
conmovedor es recorrer las calles que suben hasta el lugar conocido como el “Fossar
de la Pedrera” que fue utilizado para fusilar y enterrar en fosas comunes a
unas 4.000 víctimas del franquismo. Durante la democracia, muchos de esos
restos fueron sepultados en tumbas individuales y es posible encontrar lápidas
con banderas rojinegras de anarquistas como Francisco Ascaso (1901-1936)
dirigente obrero, Ángel Pestaña (1886-1937) y el famoso Salvador Puig Antich
(1948-1974), un joven rebelde, uno de los últimos asesinados en la cárcel
Modelo (donde también se puede realiza un recorrido turístico aterrador).
Al caer
la tarde, con un viento que me acompañó toda la solitaria visita, encontré
también los sepulcros de Lluis Companys (1882-1940), el famoso presidente de la
Generalidad de Cataluña en el duro periodo del enfrentamiento civil español
(fusilado en el castillo de Montjuïc) y de su colega Francesc Macia
(1841-1933). También está el nicho con Josep Lluis Facerías (1920-1957)
guerrillero anarquista.
Destaca en el amplio campo
destinado en el cementerio a la memoria de los héroes antifranquistas la tumba
de Buenaventura Durruti (1896-1936), el destacado militante anarquista y
antifascista, que murió en uno de los combates en Madrid. No le faltan los
claveles rojos en la sencilla lápida que lo recuerda.
En el sector vecino están
enterrados judíos víctimas también de la intolerancia y del fascismo.
Barcelona, como no podía ser de
otra manera, recuerda a quienes simbolizan su esencia cultural y también sus
luchas políticas y libertarias.
FOTOS
1 Dos ángeles custodian un mausoleo representativo de las
familias burguesas catalanas. (Cementerio 1)
2 Restos de José Fonrodona, el primer enterrado en el
cementerio el 19 de marzo de 1883. Cementerio 2)
3 Paseos (calles) con nombres de santos y jardines
embellecen el cementerio de Montjuïc. Cementerio 2)
4 La luz del atardecer acompaña la tumba del anarquista Buenaventura
Durruti, muerto en el frente de Madrid el 20 de noviembre de 1936. Cementerio 3)
5 Diversas tumbas de anarquistas y de luchadores sociales
sobresalen en el cementerio catalán Cementerio 3)
6 Estela con nombres de fusilados durante la Guerra Civil
española (1936-1939) Cementerio
4)
7 Homenaje a los judíos asesinados en los campos de
concentración durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Cementerio 4)