“Amo esta isla, soy del Caribe.
Jamás podría pisar tierra firme porque me inhibe” repetía el cantautor cubano
Pablo Milanés en muchos de sus multitudinarios conciertos. “No me hablen de
continente”, seguía la letra de esta canción, una de las muchas que compartió
con Silvio Rodríguez de la inigualable Nueva Trova.
¡Qué triste debió ser para él y para
su familia morir en Madrid este 22 de noviembre, lejos del mar! Milanés
prefirió la tierra firme que le ofrecía libertad de conciencia y libertad de
expresión después de su creciente desencanto de la Revolución Cubana. La
biografía del poeta no puede ser separada del hombre que padeció física y
espiritualmente la hostilidad del régimen comunista.
Milanés reconoció siempre los saldos
positivos del gobierno instaurado en 1959, sobre todo por la superación del
racismo y las oportunidades para los pobres. Él nació en Bayano en 1943 y se
trasladó a La Habana con sus padres. Ahí estudió música.
En los años sesenta se sentía
revolucionario, pero su pensamiento crítico no dejó de manifestar sus opiniones
contra los excesos del castrismo. Eso le valió, junto a Silvio Rodríguez, ser
enviado a un campo de trabajos forzados. Bajo el nombre de “Unidad Militar de
Ayuda a la Producción” (UMAP), se escondía un centro para tratar a quienes expresaban
alguna opinión contra los “ideales revolucionarios”.
Ahí fueron encerrados intelectuales,
artistas, religiosos, homosexuales. El sistema quería “reeducarlos”. Milanés
contó posteriormente lo que significó para un joven ser humillado y maltratado.
Según se conoce, a pesar de los tratamientos para doblegarlo, Pablo resistió.
No así Silvio, quien no se atrevió a cuestionar a Fidel; más bien escribió loas
y luego sirvió con sus conciertos para apoyar a otros gobiernos autoritarios.
A inicios de los años noventa,
después de la caída del muro de Berlín y con la tímida apertura en Cuba, Pablo
intentó invertir sus ganancias en una fundación musical, pero no lo dejaron. Se
hizo público el alejamiento del poeta de antiguos colegas y de la burocracia
cultural de su país.
Milanés no dudó en respaldar con
fuertes palabras al Movimiento San Isidro en 2021 y a los nuevos jóvenes, que
como él en los años sesenta, quieren decir sus propias palabras con sus propios
pensamientos. Su voz se levantó altiva para dar a conocer al mundo que la
represión usaba los mismos argumentos de antes acusando a los chicos de
subversión.
Aunque Silvio y otros artistas
consagrados han expresado también su molestia contra el masivo sistema de
espionaje y el encarcelamiento de manifestantes queda la duda sobre la
sinceridad de esas declaraciones. Aparentemente, La Habana quiere mostrar que
hay apertura, incluso para filmar temas controvertidos.
Milanés murió con la tristeza de
perder a su sucesora, la cantante Suylen Milanés a inicios de este 2022. Suylen
era gemela de Liam y una de las tres hijas que él tuvo con la famosa
“eternamente” Yolanda Bennet. Ella fue compañera de uno de los hijos de Ernesto
“Che” Guevara y por ello Milanés y el Ché compartían una nieta.
Cada una de sus cuatro esposas, de
sus siete hijos y de sus nietos fue fuente de su inspiración, para deleite del
mundo entero. Pablo Milanés será recordado siempre como el autor de canciones
que corearon amigos de uno y otro lado de las ideologías. Representó un momento
de utopías en América Latina.
Su última gira en La Paz mostraba sus
dificultades con la altura. Sin embargo, como siempre, dio lo mejor de sí
mismo, mientras la gente correaba cada uno de sus versos: “Te amo, te amo…
eternamente te amo…”.