viernes, 26 de junio de 2020

EN MODO CONDICIONAL



            Nos acostumbramos a vivir en modo condicional, si…, si…, si… Sin tener certeza cuándo comenzó esa forma de encarar el día a día. Quizá el pecado más lejano rodea a las equivocadas decisiones de Evo Morales y su equipo. Si no hubiese forzado las elecciones de 2014…; si el Movimiento Al Socialismo hubiese optado por candidaturas alternas…; si Álvaro García Linera no hubiese alentado un referéndum en 2016; si el grupo palaciego hubiese reconocido su derrota…; si las instituciones hubiesen cumplido su rol negando la candidatura del binomio no constitucional…; si Evo hubiese reconocido que no logró la mayoría necesaria…; si hubiese renunciado sin desatar cercos y violencias…; si…
            Más tarde, el modo condicional también se acentuó para agravar la situación de un gobierno de transición que demasiado pronto extravió la brújula. Si la presidenta Jeanine Añez no hubiese precipitado su candidatura…; si hubiese convocado a todos los partidos, incluyendo al MAS, para enfrentar la crisis sanitaria…; si …
            Durante esos meses, cualquier plan, cualquier propuesta, cualquier oferta están en modo condicional. Si sigue la cuarentena… el camino será A…, si la cuarentena es dinámica el camino será B; si termina la cuarentena, podríamos…; si te toca salir los miércoles cabría la posibilidad de vernos en el mercado; si tu cédula termina en número par es posible que también tu amiga pueda acompañarte a caminar…; si…
            Hace días, semanas, meses, que se postergan actividades que se tenían programadas con días, semanas, meses, años de anticipación. No solo viajes, conciertos, seminarios sino también bodas, festejos, compromisos.
            Ahora el turno es la convocatoria a las elecciones generales que desde el año pasado da tumbos. Primero fue la habilitación del binomio ilegal; después las denuncias de irregularidades cometidas desde el Estado y desde el Tribunal Supremo Electoral antes y durante la votación y en los escrutinios; la enorme movilización ciudadana en todo el territorio nacional; las huidas de candidatos y la violencia descontrolada de sus adeptos.
            Comicios anulados, tribunos procesados y la promesa de convocar lo antes posible a nuevas elecciones. Se sortearon con destreza obstáculos difíciles, como nombrar a un nuevo TSE con un presidente profesional y experimentado como es Salvador Romero Ballivián, quien aceptó el gran desafío.
            Hoja de ruta extraviada con la candidatura de la presidenta Añez y su apresurada campaña. Luego la pandemia. Bajo ese desastre mundial, una gran cantidad de discursos equivocados, contradictorios, endebles. El Covid 19 destrozó a los líderes políticos porque ninguno consiguió una voz propia, segura y con una visión sólida.
            Está aprobada la ley para convocar a elecciones el próximo 6 de septiembre, si… el “pico alto de contagios” lo permite; si…se implementa una dinámica ultramoderna y ultra disciplinada de distancias sociales, jurados alejados entre sí, ausencia de control ciudadano en el conteo, tampos personales, bolígrafos propios…; si…, en un país con modernidades limitadas y disciplinas frágiles.
            No existe ninguna persona, ninguna institución, ninguna religión y ninguna ciencia que pueda asegurar que habrá elecciones y que autoridades, candidatos, jurados y electores seguirán sanos. En cambio, los masivos contagios auguran que la emergencia sanitaria no estará controlada en el mediano plazo.