Contemplo, desde mi ventana, a una
candidata a senadora por La Paz que pasea casi cada día por el parque, toma
fotos, no siempre usa barbijo. ¿Qué privilegios tiene? ¿No tiene idea de que debería
dar ejemplo a los demás para el cumplimiento de la cuarentena? Si así es el
llano, cómo será en el poder.
Leo que otra candidata y su hijo
toman un avión militar por gusto; asisten a reuniones sociales en otra ciudad,
se sacan fotos para compartir sin importarles que lo hecho es uso indebido de
bienes del estado, un delito. Mientras decenas de personas están desesperadas
porque el padre está enfermo en el pueblo o porque no pueden trasladar al nieto
con cáncer. Explicaciones que empeoran el ambiente de cinismo.
Escucho petardos y convocatorias de
otros candidatos que invitan a la población a desobedecer el mandato de
quedarse en casa y guardar el distanciamiento social. ¿Es posible entender
semejante despropósito? ¿Cuál es el pensamiento, el análisis estratégico, la
visión de un partido político para alentar esas protestas?
Veo a diputados detenidos por la
policía porque intentan burlar un control caminero con argumentos destinados al
público televidente más despistado. Claramente, la mayoría de los
telespectadores considera que es simplemente un insulto a su inteligencia.
Colecciono el listado de maldades
que han salido estas semanas de encierro porque son parte de la historia de la
infamia de los bolivianos. Insultos a una enfermera para que abandone el
edificio donde vive con su hijita; rotura de vidrios de una ambulancia porque
es de un centro de salud público; estafas en los cobros de bonos.
¿Y los demás? Hay disciplina en
general; sin embargo, no es suficiente. También deberíamos examinar cada uno de
nosotros cuál es nuestra conducta cotidiana para ayudar al otro y con ello a la
comunidad, al país, para salir lo menos lastimado de la emergencia sanitaria
causada por el virus originado en China.
En este inicio de mes preocupa que
personas que podrían cumplir con su deber de pagar facturas de servicio,
prefieren no hacerlo amparándose en la normativa que busca proteger a los más
desvalidos.
Padres de familia no cancelan
pensiones en los colegios o en las universidades privadas, aunque estos establecimientos,
me refiero a los urbanos, hacen el esfuerzo de crear plataformas, sistemas y
capacitaciones aceleradas para que los profesores impartan las materias.
Para todos es difícil, pero todos
debemos aportar en la medida de lo posible. Si no el resultado puede ser
catastrófico: colegios cerrados, facultades en receso indefinido, servicios de
agua irregulares, cortes de luz, cortes de internet o de telefonía. Las
empresas tienen un límite para atender emergencias. ¡Cuidado!
No comparto la solución de “igualar
hacia abajo” como sucede en universidades públicas donde existen carreras que
podían seguir funcionando, pero cortaron las clases virtuales porque otras
carreras más técnicas no usaban esa metodología. O porque hay otros estudiantes
sin internet en casa.
También hay que apelar a la
responsabilidad de cada habitante de Bolivia que tiene créditos bancarios para que
los deudores con propia voluntad mantengan los pagos al día y negocien de forma
honesta y realista con su entidad bancaria.
Hay países que vencieron incluso la
herencia de guerras, siempre con disciplina y solidaridad. Hay otros países que
se hundieron para siempre por la corrupción y el desorden.