viernes, 29 de marzo de 2019

NOS PISA EL MODELO VENEZOLANO



            La población venezolana baja de 10 a 20 kilos por año, los adolescentes pierden dientes y cabellos, las embarazadas no tienen dónde parir. Los únicos obesos son los Maduro, las únicas muchachas llenas de joyas son las hijas de Chávez y las criaturas que tienen esperanzas de nacer son aquellas cuyas madres parten al exilio.
            ¿Sucederá una hambruna similar en Bolivia en los próximos meses?
            Los especialistas dicen que no, que los bolivianos aprendieron su lección entre 1983 y 1985; que el gobierno masista implementó medidas económicas acertadas en distintos momentos de crisis; que las movidas de la economía negra alcanzan para seguir. Y, sobre todo, que existe una red de seguridad muy amplia gracias al modelo boliviano más profundo: los productores, los emprendedores, los empresarios que reinvierten ganancias, los que crean empleos, los que apuestan por nuevos rubros, los famosos fenicios bolitas, las pequeñas empresas, las organizaciones campesinas.
            El discurso es rojo, el negocio es verde.
            En cambio, parece inevitable que en poco tiempo será evidente la presión, quizá violenta, para hacer entender a la oposición, a los molestos periodistas y a la ciudadanía en general que el actual esquema de poder no está dispuesto a entregar el mando a su sucesor, como era normal hasta 2006. Así enseña el modelo venezolano.
            En la política la ecuación es inversa a la de la economía. En este asunto, el discurso es liberal; las autoridades comentan sobre el respeto a la constitución, la vigencia de la libertad de expresión, el apoyo a la democracia, la convocatoria a elecciones.
            En la práctica, cada día y a través de cada dirigente nacional o local, se acentúa el cerco a la democracia. La primera víctima yace en el suelo: la libertad de expresión. ¿Qué canal se atrevería a difundir este año, por ejemplo, las imágenes de Chaparina, como denunciaron el 2011? La gran mayoría de las radios están coptadas para dar una sola versión de los hechos o para entregarse a la banalidad o a la radio basura. Los medios impresos están acorralados por las diferentes presiones publicitarias.
            El Tribunal Electoral está en manos de un grupo de sumisos admiradores- inscritos o no- del partido oficial. Llama la atención como suelen salir en las imágenes con la cabeza gacha, la mirada a un lado, las palabras incoherentes. Sobre sus cabezas está la gran amenaza azul. Dirigirán unas elecciones bajo sospecha.
            Los organismos del Poder Judicial y del control administrativo, del control social y las entidades relacionadas con la defensa del pueblo se ocupan centralmente en construir casos y procesos contra personas, instituciones, incluso contra la cooperación internacional, que no aplaudan al régimen.
            Los puentes que antes relacionaban a los diferentes actores sociales, entre ellos a los partidos políticos, están rotos. Es imposible imaginar al Presidente Evo Morales convocando a sus adversarios para trazar políticas públicas, como hicieron en su momento Jaime Paz o Gonzalo Sánchez de Lozada. O para acordar salidas a empantanamientos, como fueron los pactos de 1985 ó 1992.
            Morales no entregará el mando en 2020, como ya sucedió con la derrota del 21F. ¿Se apoyará en las FFAA como Maduro, aunque todo a su alrededor se caiga a pedazos?