Esta semana se recordó medio siglo
de la Guerra de los Seis Días, la más corta en la historia de Israel, o quizá
la más larga, como apunta la periodista israelí Dana Regev, porque el gobierno
de Tel Aviv inició el día siete la ocupación incesante de territorios
palestinos.
Israel fue el primero en atacar
demostrando no sólo su poderío militar sino la fuerza interna del Estado creado
en 1948. Hasta 1967 propios y extraños temían que la ansiada independencia
fuese muy frágil para resistir las presiones de sus vecinos árabes.
Israel venció, pero en términos
políticos su fracaso fue “enorme”, apunta Regev. “Puede que el combate en
cuestión sólo haya durado seis días pero en realidad, su séptimo día ha durado
cincuenta años. La ocupación, la anexión y el control de algunos de los sitios
sagrados más importantes intensificaron el conflicto y cambiaron radicalmente
la percepción que el mundo tenía de Israel, de ser visto como David pasó a ser
visto como Goliat”.
Aunque en muchos escenarios,
incluyendo a sectores bolivianos, Israel logra silenciar a sus críticos con el
antiguo argumento de “antisemitismo”, en Europa y en varios países
latinoamericanos, se censura la política de asentamientos y el trato humillante
a los palestinos que aún viven dentro de sus fronteras.
Estos días, reportajes de la TV
alemana, de la radio francesa, entre otros, evidenciaron una opinión pública
mundial asombrada ante diferentes situaciones que acorralan a los palestinos
obligándolos a caminos violentos. Por ejemplo, cómo no se considera ciudadanos
sino sólo “residentes” a los palestinos que viven en Jerusalén Este. En
cualquier momento ingresan soldados israelíes violentamente a las viviendas,
pueden destrozar todo y llevarse preso a cualquiera de la familia.
Varios judíos y palestinos testigos
de la Guerra de 1967 relataron sus versiones. Unos victoriosos, pero todavía
inseguros. Otros expulsados de sus casas. Más de 300 mil personas fueron
arrancadas de sus viviendas, les dieron 48 horas para salir. Actualmente hay
más de seis millones de palestinos que viven como refugiados desde hace medio
siglo.
El Muro construido por los israelíes
para aislar a los pobladores y obligarlos a largas filas diarias, a continuas
humillaciones, a la desesperación, no sale en los noticieros pero existe.
El pasado viernes, manifestantes
israelíes reclamaron a su propio gobierno para encontrar soluciones. Sin
embargo, está lejos la esperanza y la comunidad internacional no sanciona a
Israel como lo hizo con Sudáfrica o con Irán.