Luis Arce Catacora quedará en la historia como el presidente que trizó las instituciones republicanas y causó daños irreparables a la patria. Quebró vidrios que no podrán pegarse ni en las subsiguientes generaciones. Al mismo tiempo, en su falta de visión, se ha metido en un laberinto que lo ata de manos para lo que le queda de presidente.
Arce mostró sus miedos desde el
inicio de su mandato. Se rodeó de personajes oscuros, sin prestigio
profesional, ambiciosos e ignorantes de las materias supuestamente encargadas,
tanto en el gabinete como en el parlamento. También optó por mandos policiales
y militares opacos.
¡Qué diferencia con los mandatarios
izquierdistas de Chile, Colombia, Brasil que han elegido a personalidades con
hojas de vida impecables y con notables experiencias en sus respectivas áreas
de conocimiento!
No sorprende, por ello, que los
gabinetes políticos y los consejeros de Arce Catacora asuman discursos y
acciones que únicamente les dan respiros pasajeros. La carencia de una
estrategia propia es notable. Desde el inicio se han ocupado de fantasmas, se
han sometido a la agenda que les impone Evo Morales y han actuado mirando el
2025, como si esas elecciones fuesen su única meta.
Entre tanto, han cedido a Bolivia a
potencias extranjeras. Los únicos beneficiarios de este extravío institucional
y gubernamental son los chinos que saquean oro, litio y otros recursos
nacionales. Abrazan al gobierno iraní que mata a mujeres inermes. Se inclinan
ante la rosca moscovita que invade territorios ajenos causando penurias
mundiales.
El No Estado Plurinacional está
capturado por la ilegalidad: mafias que se apoderan de haciendas productivas;
grupos armados que golpean a periodistas y emboscan a patrullas; contrabandistas
que ingresan autos chutos con la complicidad de militares y policías;
acusaciones sobre grupos de narcotraficantes que solo se publicitan por las
peleas internas del oficialismo.
Cada secuencia tiene las mismas
características: discurso (indigenista, feminista, populista) para justificar
acciones violentas y venganzas; hostilidad contra los últimos espacios de la
prensa que cumple su función de control social; amenazas de fiscales y jueces
contra los ciudadanos que protestan; provocaciones en manifestaciones pacíficas;
victimización para confundir los hechos; uso de personas ignorantes para armar
tramoyas; apresamientos. Finalmente, desatar enfrentamientos y quemas con
agentes infiltrados y grupos paramilitares de choque o turbas embriagadas.
Es el mismo esquema utilizado en
Venezuela y en Nicaragua, en algún momento en Ecuador. Al final, los personajes
de primera y segunda línea se apoderan de bienes, casas, fincas, ganado, industrias
y empresas (que pronto las llevan a la quiebra). Sindicatos y falsos pobres son
usados en la fachada. Así aparecen los nuevos ricos del socialismo siglo XXI,
que sueñan con Miami y Madrid.
El secuestro del gobernador cruceño
elegido por amplia mayoría en su departamento, Luis Fernando Camacho, no es un
hecho aislado. Es un capítulo de este libreto, con un máximo de clímax por el
significado de esta persona en la gran movilización ciudadana de 2019, por la
región que representa y porque es empresario.
Arce y su equipo calcularon, otra
vez más, de forma errónea, seguramente siguiendo consejos de asesores
extranjeros que no conocen la historia boliviana y menos la historia cruceña y
mucho menos la capacidad de lucha de la mujer de estas tierras.
Igual que con la inútil equivocación
en torno al censo, este fin de año provocan la ira popular y la indignación
nacional. Se colocan en un laberinto sin salida. En cualquier escenario serán
engullidos por el minotauro y no hay Teseo ni Adriana que les dé la solución.
El torpe apresamiento ha mostrado
que la policía boliviana actúa como Pablo Escobar secuestrando a sus enemigos.
Sin ningún respeto al Derecho y al ser humano. Las características físicas de los
secuestradores los asemejan a los miembros de la Mara Salvatrucha. ¿Son esos
los policías que deben cuidar a la población y sus bienes?
Tienen miedo de enfrentar a los que
humillaron a sus camaradas en Las Londras. Se excusan de sacar a los
avasalladores armados que ocupan terrenos de fincas o de comunidades
originarias. ¿Alguien los vio actuar con tanto afán persiguiendo a narcotraficantes?
La Justicia no existe. Si Arce
ordena liberar al gobernador secuestrado, las turbas cocaleras lo cercarán. ¿Qué
hará Choquehuanca? Aún si lo libera, las fuerzas sociales y económicas de Santa
Cruz no le perdonarán su maldad. Ha engrandecido la imagen de Camacho entre
propios y extraños.
En su ceguera ha herido
profundamente a la gallina de los huevos de oro, ha alimentado viejos racismos,
prejuicios y regionalismos y ha quebrado para siempre el imaginario de una
Bolivia unida en la diversidad.
En ningún escenario tendrá un buen
año 2023.