viernes, 4 de julio de 2025

LA LLOYD, EL CENTENARIO OLVIDADO

 

03 de julio 2025

 

            En mi primer vuelo a Buenos Aires, el refrigerio era huminta con café. Fui inmensamente feliz. Las aeromozas eran elegantes y amables. Era una escena a años luz del catering chatarra que se adjudicó el consorcio García Linera. En la piñata de los veinte años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) al vicepresidente le tocó el área del transporte. Ordenaba estrangular a los empresarios; si eran negocios propios, viva el capitalismo.

            En 1975 llegaban al aeropuerto de El Alto vuelos de Lufthansa, Aerolíneas Argentinas, AeroPerú, Lan Chile, Panagra, Braniff. Cuando llovía, Varig cubría a los pasajeros con unos coquetos paraguas que sólo se veía en las películas con Catherine Deneuve. El viajero podía escoger y escogía viajar en el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB). Los bolivianos tenían tanto orgullo de su línea bandera que lo consideraban patrimonio de su principal centro operativo, Cochabamba, y cariñosamente lo apodaban la Lloyd.

            El LAB despertaba un sentimiento de pertenencia, de ser parte de la familia, de la patria compartida. Es verdad que otras marcas lograban ese amor colectivo, como la leche PIL, que mantuvo su nombre (inteligentemente) después de ser privatizada porque ningún otro sello la ganará en fervor hogareño. También sucedía con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), seguramente porque en la memoria más atávica estaba relacionado con héroes y beneméritos (hasta que llegaron ellos…).

            La jactancia con la que los bolivianos se referían al LAB tenía una historia de luces, cuyos fulgores tapaban los accidentes. El LAB resumía la relación del Estado con los inversores privados; el aporte de los trabajadores bolivianos con la excelencia de los inventores extranjeros; el desarrollo local con las habilidades de los inmigrantes europeos llegados a inicios de siglo; la valentía de los primeros aviadores bolivianos como el orureño Juan Mendoza con el progreso.

            El LAB fue la segunda línea aérea en el subcontinente, después de la colombiana Avianca. Hubo un prólogo con iniciativas personales, inclusive de la potosina Amalia Villa de la Tapia, y de grupos para poder contar con aviadores y con aviones comerciales y militares.

            Sin embargo, fue el gesto de Wilhelm Killmann, tronco de una estirpe de cinco generaciones que tanto progreso da al país, el que marcó la fundación oficial del Lloyd. Kilmann y otros miembros de la colonia alemana en Bolivia recaudaron fondos para comprar el primer avión de pasajeros y regalarlo a Bolivia con motivo del Centenario. El monomotor Junkers F 13 fue adquirido en Dessau, desmontado y vuelto a montar en Cochabamba. Kilmann fue el primer presidente del LAB. En 1958, a sus 88 años, presidió el primer vuelo entre La Paz y Buenos Aires en un DC 4 bautizado como Guillermo Killmann en su honor.

            Otros socios del LAB fueron también alemanes radicados en La Paz y otras ciudades. El primer avión bautizado “El Oriente” voló entre Cochabamba y Santa Cruz. Valientes mujeres se animaron a ser pasajeras. Fotos de la época nos muestran esa fase inicial de la LAB. Fundado el 15 de septiembre de 1915; el primer vuelo oficial fue el 23 de septiembre, aunque hubo otros ensayos en vísperas del 6 de agosto, fecha patria.

            Fue muy importante la presencia de instructores de Lufthansa que fortalecieron las capacidades de los pilotos bolivianos. Uno de los pioneros fue Jorge Wiltermann Camacho. Aviones del LAB ayudaron en la Guerra del Chaco. En 1941 fue nacionalizado y pasó diferentes etapas en su organización societaria. Sin embargo, no perdió esa relación primaria con Alemania.

            En sus mejores épocas, el LAB amplió su flota con los Jets. Sus rutas aterrizaron en países vecinos, Panamá, Estados Unidos hasta animarse a cruzar a Europa. Al mismo tiempo, llegaba a lugares alejados: de Trinidad o Tarija y poblaciones más pequeñas desde Cobija a Villamontes, de San Borja a Puerto Suárez. Llegó a acumular 64 destinos. En 1956 se dio el secuestro de un vuelo que llevaba presos políticos, desviado a Salta, Argentina.

            La línea aérea boliviana confrontó crisis desde los años 80. La capitalización en 1994 fue una estafa. La posterior compra de Raúl Garafulic Gutiérrez y Ernesto Asbún fue otro desastre.

            Entre 2007 a 2010, el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) con el impulso estrangulador de García Linera hundió las posibilidades de salvataje. Los aviones quedaron como fierros esparcidos en viejos hangares o descampados. Aunque la nueva línea Boliviana de Aviación aprovechó la experiencia de antiguas tripulaciones y personal técnico, no hubo la capacidad de relacionar a ambas empresas. Notables pilotos bolivianos fueron captados por aerolíneas de países árabes.

            BOA tiene muchas sombras, pero queda todavía esa impronta centenaria y la calidez de los empleados que comenzaron con el LAB. El próximo gobierno puede reorganizarla si hay voluntad y se supera la ignorancia de los ministros tic tokeros.

Adiós al suplemento impreso El Duende de Oruro

 

EL DUENDE CRECE Y VUELA

LUPE CAJIAS

Especial para el último número impreso del suplemento El Duende del periódico La Patria de Oruro, Bolivia

29 de junio 2025

 

Los duendecitos no tienen edad definida. Nacen adultos y maduros; tienen claridad sobre los asuntos que deben tratar. Traen la experiencia atávica de los siglos que parten desde Atenas a la cultura Charcas, desde Isla Negra a la Siberia. Sus vecinos no se enteran cómo crecen paso a paso, año a año, número a número, domingo 300, quincena 500, mensual 1000.

Enfrentan al mundo que les toca vivir con toda la fuerza acumulada en su pequeño tamaño, como una bala de lanzamiento olímpico.

A la vez, mantienen la candidez del recién nacido, del niño que se ilusiona cada semana, de los chicos que fabrican utopías para vencer la maldad que los rodea. Abren la ventana y buscan escondites entre las hojas que bate el viento, el viento del sur, el viento que forman los arenales de Oruro, Bolivia.

Traen entre sus mensajes secretos infinidad de textos de todas partes del planeta Tierra, de todas las épocas desde que la Humanidad dominó la palabra, el verbo. Hoy puede ser la carta de Stefan Zweig, mañana un autorretrato de Alejandra Pizarnik, en la tarde el poema de Eduardo Mitre, al atardecer la última traducción de Han Kang. Mucho por conocer, mucho por aprender.

Reviven muertos catalanes que pocos recuerdan o esparcen criterios para entender las transformaciones literarias de un nobel peruano.

Hay muchos novelistas bolivianos. Muchos ensayistas escriben desde La Paz o desde Cochabamba. La poetisa más joven nace en Santa Cruz. Muchos autores inventan fuera de las grandes ciudades. Muchas mujeres de los años cincuenta son extraordinarias pintoras.

Cada portada luce una pintura original, única.

Desde el cielo, el duende mayor, Luis Urquieta, los guía para avanzar a una meta que siempre se mueve más adelante.

Para que los duendes traspasen las nubes y desde allá arriba comprueben que el firmamento es firme y seguro para quienes en medio de las guerras y los genocidios dan pasos preciosos para ayudar a los demás a ser al menos por un momento, felices y agradecidos.

 

LUPE CAJÍAS

VIENA, A ORILLAS DEL DANUBIO

25 DE JUNIO DE 2025

 

LA GASOLINA DEL CENTENARIO AL BICENTENARIO

 

25 de junio 2025

 

            Entre los muchos temas que distancian el festejo del Centenario en 1925 del incierto Bicentenario de 2025 está el del combustible. Desde la última mitad del siglo XIX, la gasolina transformaba el transporte de personas y mercancías en todo el mundo. No tardó mucho en asomar por Bolivia, sobre todo por la dinámica económica que generaba la minería.

            La historia de esos procesos es fascinante. Resume las capacidades de las culturas y el dominio del hombre sobre la naturaleza. En Bolivia, Manuel Contreras publica renovados estudios sobre el transporte desde el siglo XIX, el cual acompañó el desarrollo de la industrialización y los momentos de expansión de la economía boliviana y regional.

            Su alumno Nigel Caspa continúa con las investigaciones porque siempre hay nuevas vetas, sobre todo más allá de los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí que fueron pioneros en esta modernización.

            En sus escritos se refleja el entusiasmo de nuestros abuelos. El aporte de los migrantes, alemanes, españoles, ingleses marcó la victoria de la técnica sobre un territorio inhóspito. Por ejemplo, lograr que un vagón baje desde el altiplano hasta la Estación Central sin descarrilarse o evitar los excesos de velocidad del tranvía desde la Plaza Murillo por la calle Ayacucho.

            El inquieto Arturo Posnansky (1873- 1946) importó en 1904 el primer automóvil para impresión de toda la vecindad. Entre 1920 y 1925, a pesar de las infaltables convulsiones políticas, los bolivianos comenzaron a buscar formas para superar los transportes primitivos de mulas o la dependencia de los carretones.

            En cambio, no encuentro (no he hecho una revisión exhaustiva en los periódicos de la época) un dato preciso sobre el primer surtidor de gasolina, dónde se refinó el combustible para cargarlo en los vehículos. Por lo menos los choferes de hace un siglo no tenían que pasar semanas esperando por unos litros.

            Desde un inicio existió algún tipo de legislación nacional o municipal para regular el tráfico y las licencias a los conductores. Víctor Alemán relata los detalles en su estudio sobre la automovilidad en La Paz en 1920.

            Luis Lavadenz Reyes, (1872-1954) de origen chuquisaqueño, fue el gran impulsor del petróleo en Bolivia. Había cursado tres cursos de ingeniería. Mientras actuaba de agrimensor en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz conoció por una circunstancia especial manantiales que la gente usaba para diferentes fines y que él reconoció como kerosene.

            Lavadenz, que ya había establecido su vida familiar en Santa Cruz de la Sierra, comenzó los trámites para explorar el recurso. Solicitó una concesión de varios miles de hectáreas en el sureste de Bolivia, al mismo tiempo que comenzó la dura tarea de conseguir capitales para la compleja explotación.

            Es famosa la anécdota cuando Luis vendió el boleto que había comprado para viajar en el Titanic por una sorpresiva reunión que le surgió en Holanda, que le salvó la vida. Consiguió alianzas con empresas europeas, que luego pasaron a industrias estadounidenses.

            Lavadenz es considerado el precursor de la historia petrolera de Bolivia. Buscó ayuda y consejos en expertos argentinos, que ya trabajaban en la empresa estatal de ese país Descubrió el pozo Bermejo 2 en 1924, que cumplió cien años de actividad. El explorador también intentó encontrar el oro negro en la provincia Caupolicán al norte de La Paz; aunque no tuvo éxito, aseguraba que era territorio petrolero.

            La Standard Oil inició su explotación en vísperas del Centenario y los bolivianos comenzaron a debatir sobre este nuevo recurso natural que brotaba en su suelo y que tendría un papel vertebral en los siguientes años.

            Durante la Guerra del Chaco la logística de la gasolina y el kerosene tuvo un rol absolutamente central. El Ejército encargó la tarea a profesionales o a universitarios que pudieran entender sobre ello. René Rojas Velasco, aunque estudiaba para abogado, se encargó de organizar los trayectos de los camiones. Quisiera conocer cómo llegaba el combustible en los bidones, pero no hay muchos detalles sobre ello.

            En 1979, remontando los ríos que unen Villa Tunari con Trinidad me tocó presenciar la travesía de barcas con combustible que seguramente se compraba en Cochabamba o en Santa Cruz. Todo llegó sin novedad a las poblaciones ribereñas.

            En el siglo XXI, la distribución de gasolina se ha transformado en motivo de duros enfrentamientos, como en octubre de 2003, en octubre de 2019 y desde octubre de 2023 a la fecha. La lucha por obtener Diesel ensombrece las perspectivas de un país que hace cien años buscaba la prosperidad.

            Los bombardeos de Israel contra Teherán y la fragilidad en Oriente Medio seguramente influirán aún más para empeorar el comercio de los carburantes en este Bicentenario.

 

 

DE JUNIO A JUNIO, LAS NUEVAS DERROTAS

 

 20 junio 2925

            El 23 de junio, como en muchas otras ocasiones, se publicarán artículos y se cumplirán actividades para conmemorar otro aniversario de la Masacre de San Juan (1967), cuando las tropas militares asesinaron a un indeterminado número de trabajadores mineros y a sus familiares en Catavi, Llallagua y Siglo XX.

            Era la noche más fría del año y los chicos juntaban leñas, trozos de madera, periódicos viejos, papeles inservibles. Las abuelas sacaban los baúles carcomidos por las termitas intentando borrar alguna lágrima que asomaba con los recuerdos de amigos o de amores. Las amas de casa preparaban chocolate, té con té, sucumbé. Hasta el hogar más pobre tenía la oportunidad de festejar. Eran gratuitos el fuego, el humo, el olor a fogata, el salto sobre las llamas venciendo al miedo.

Los hombres se encargaban de formar las pirámides, algunas más grandes que otras, por casa, por vereda, hasta por barrio. Ellos actuaban como prometeos con sus cerillas en el momento mágico del incendio. Casi siempre eran los papás los que encendían los cohetillos para espanto de las viejecillas y gusto temeroso de los críos que siempre pedían más; sobre todo, que estallen las novedades del año.

La costumbre de compartir salchichas choreando salsas blancas o rojas se expandía más allá de las ciudades. Era una de las fiestas más democráticas porque las ofertas de una u otra manera alcanzaban a todo bolsillo.

Los testimonios recordaban que la población de Llallagua y de Catavi, del campamento minero de Siglo XX estaba contenta, atizando. Una tregua en el contexto de enfrentamientos contra las Fuerzas Armadas desde 1964, particularmente contra la política represiva de René Barrientos Ortuño y Alfredo Ovando Candia.

Hace poco publiqué una crónica fantástica de una pareja, hoy abuelitos, que tenía que casarse esa fecha. Habían escogido el día festivo sin comprender nunca cómo los destinos colectivos se cruzaron en sus vidas y los bailes preparados dieron paso a los velorios.

Los primeros disparos fueron confundidos con el tronar de los buscapikes. Solo cuando el ulular de la sirena llamó a la resistencia, como en tantas otras ocasiones, la gente comenzó a correr espantada. Aquel sonido de barco misterioso fue desde 1942 una alerta de muerte. Un periodista subió hacia la radio La Voz del Minero para dar la noticia de último momento; Rosendo García no alcanzó al micrófono. Figuró entre los primeros acribillados.

Los mineros sacaron dinamitas y antiguas armas del Chaco para enfrentar al Regimiento Rangers y Camacho de Oruro, sin poder detenerlos. Las metrallas no distinguían entre obreros, amas de casa, escolares, un bebé recién nacido. Algunos proletarios se atrevieron a subir a los cerros en un intento de cercar a los invasores.

Las radioemisoras mineras estuvieron entre los principales objetivos de los militares. También la Radio Pío XII fundada por sacerdotes oblatos que denunciaba constantemente la situación en las minas.

Casi seis décadas después, no funcionan las emisoras mineras, consideradas en su momento pioneras de la comunicación alternativa. No solamente por factores externos de la relocalización, la competencia de la televisión o de las redes sociales. Las famosas radios mineras, las radios de los topos como se las nombraba en la clandestinidad en 1980, se deterioraron sin conseguir una hoja de ruta salvadora.

            En junio de 2025, los agresores de los vecinos pertenecen a alguno de los nueve ayllus del norte potosino o son paramilitares evistas. Hostigan y amenazan a los reporteros. Hace mucho que los periodistas no pueden ingresar a zonas rojas conocidas como México Chico. Las demandas sociales están contaminadas con la defensa de las plantaciones de marihuana, con los turnos para sembrar coca en el Chapare, con las rondas para actuar como grupos de choque para proteger el circuito de la cocaína. Utilizan armamento contra otros bolivianos.

            En 1967 se celebró en interior mina un congreso para definir el respaldo a las guerrillas del sureste. Ahora la juventud prefiere conocer una nueva aplicación en su celular que morir junto a un grupo de cubanos. El estudiante que representó a los universitarios paceños con el paso de los años fue el abogado que gestionó al bebé nato o no nato del Jefazo y la Zapata. Dio entrevistas sobre su presencia en el socavón, en cambio no declaró sobre su rol en ese embrollo político con tinte de revista rosa.

            En junio de este Bicentenario los pobladores de Llallagua y Catavi recibieron con aplausos agradecidos a los militares y a los policías. Acompañaron los entierros de los jóvenes asesinados por francotiradores.

            Aún no retorna la tranquilidad al municipio. Y, una vez más, periodistas y religiosos deben enfrentar las rabias de los bandos.

 

NOS ROBARON HASTA LA PALABRA

 

10 de junio 2025 

            El paso del Movimiento al Socialismo (MAS) y sus ramificaciones por la historia de la bicentenaria Bolivia es un tsunami, cuyos daños solamente serán examinados con equilibrio y en su profunda dimensión con el paso del tiempo. Un tsunami que se vistió de ropaje florido hasta desembocar en las cloacas más inmundas a la vista y paciencia de los bolivianos y con el aplauso de decenas de adláteres en diferentes lugares del planeta, irradiados desde los cafecitos de Buenos Aires.

            Sus secuelas continuarán hasta que el último de estos impostores termine ahorcado con el vómito del último de estos ebrios, a la manera como Voltaire describió la degradación de la época que le tocó retratar.

            Son más de tres décadas de hilos enredados para metamorfosear un movimiento social ligado desde su nacimiento a la actividad delincuencial del narcotráfico con la revolución de los pobres. La coca utilizada para producir polvos blancos es presentada como sagrada; el consumo tradicional del acullico es publicitado como beneficioso para combatir pandemias; las ganancias del circuito coca cocaína se confunden con las cuotas de las federaciones para financiar las manifestaciones.

            Los periodistas fuimos los más responsables en amplificar la voz de Evo Morales y de compadecernos de los cocaleros del Chapare porque la DEA estadounidense los humillaba. Me anoto en primer lugar porque como dirigente sindical ayudé a romper el silencio informativo con el que algunos dueños de medios televisivos querían aislar la primera marcha de 1994 (la pacífica). Luego, como presidenta de la Asociación de Periodistas, aporté personalmente en las visitas in sitúo para conocer las denuncias en Villa Tunari, junto con los sacerdotes que Evo insultaba cuando llegó al poder.

            No comentamos nada de aquellos dirigentes que vimos llenos de anillos de oro y llamativos collares. ¿Por qué callamos? ¿Por qué no escuchamos los rumores sobre el frente femenino, que asomaba valiente, pero era a la vez corrupto y ya inmoral?

            Algunos colegas fueron mucho más lejos defendiendo a Morales cuando empezó con los cortes de rutas usando la violencia, afectando a los productores de banano, a los hoteleros y a toda la cadena de exportaciones bolivianas. Más de uno fue encandilado como Ana María Romero, que también lo protegió cuando era Defensora del Pueblo y más tarde aceptó ser candidata del partido cocalero.

            ¡Cuántos periodistas pusieron palabras de alabanza, de apoyo, de fanatismo para encumbrar al hombre que arruinó como ningún otro mandatario la libertad de prensa en el país! Iván Canelas es la vergüenza del gremio porque sólo un pobre tipo puede asegurar que Evo Morales es el nuevo Cristo. ¡Cuántos debatieron a favor de la Ley contra el Racismo cuando sus compañeros denunciaron la trampa en varios de sus artículos! Hasta hubo un locutor que terminó millonario y dueño de canal que no paga a sus trabajadores.

            Cuántas son las ratas que de un momento a otro se convirtieron en masistas y se negaron a contradecir los discursos de Evo que cambiaban el sentido de las palabras, de los conceptos, de la historia. Ratas que ya no supieron dónde quedar cuando las peleas internas comenzaron a mermar sus ingresos publicitarios.

            Cuántos corresponsales extranjeros o enviados especiales se empeñan en mostrar los bloqueos como armas de lucha honesta, sin ingresar jamás a examinar lo que ello significa para un anónimo productor de pollos, un campesino que cultiva verduras perecederas, una madre con un hijo enfermo, un transportista que lleva leche, un turista que se imaginó un país simpático.

            Hubo una incapacidad de desentrañar el discurso, de recuperar la palabra y sus sentidos. La palabra -el lenguaje- nos diferencia de los otros mamíferos. El Verbo -la Oración- nos une a lo divino. El MAS y sus entornos palaciegos y libreros han embadurnado ese don. Para ello han contado con muchos cómplices.

            Eric Hobsbawn en su extraordinario “Rebeldes primitivos” analiza las formas arcaicas como comenzaron los sindicatos, los movimientos sociales, las protestas. Varios derivaron en la delincuencia, como los campesinos sicilianos en la mafia.

            En América Latina, la lucha armada izquierdista fue contaminada con las ganancias de secuestros y asaltos. En Colombia, las alianzas con los narcos opacaron los años de resistencia de los comunistas, de las distintas guerrillas. Sus largos brazos descompuestos alcanzaron a los sandinistas en Nicaragua y a la burocracia cubana.

            Son delincuentes, tan culpables como quienes delinquen sin pretextos políticos.

            Son homicidas, responsables de todos los afectados por los cortes de rúas.

            Son asesinos de todos los afectados en estos 30 años que murieron por culpa directa o indirecta de un bloqueo.

            Amenazan, asaltan, hieren y también matan.

           

           

 

ELECCIONES CON PRESOS, EXILIADOS Y PERSEGUIDOS POLÍTICOS

 

 04 06 2025

            ¿Qué pastilla de amnesia tragaron las bolivianas? ¿Desde hace cuánto tiempo se permiten pasar tantas iniquidades? ¿Por qué no reaccionan como sus madres, sus abuelas, sus bisabuelas, las troyanas, las marías, las amas de casa de esta tierra? Recuerden a las ancianas de la Coronilla, a las floristas del mercado paceño, a las movimientistas tarijeñas, a las falangistas cruceñas, a las mineras de Siglo XX.

            Levantaban sus voces contra los tiranos de cualquier divisa. Mujeres que llevaban mensajes secretos, esposas que reclamaban por sus hombres, enamoradas que visitaban a los presos, hermanas que preparaban los ranchos. En cada momento de la historia de las dictaduras bolivianas, las hembras supieron defender a la manada.

            En estos días son muy, muy pocas las voces que se levantan. No aparecen abogadas al lado de los presos políticos. No están las esposas en huelga de hambre, ni se encadenan ni salen en marchas.

            Recién hace poco ha salido, finalmente, un texto, de la Alianza por la Justicia y los Derechos Humanos que denuncia la situación de los detenidos sin proceso, de los exiliados por más de 20 años, de los perseguidos y de los prisioneros políticos muertos en las cárceles. Es un informe sin juicios de valor, con un monitoreo de largo alcance que trasciende tres gobiernos, con cuadros y estadísticas para entender la dimensión de lo que pasa en el Estado Plurinacional de Bolivia.

            El texto fue presentado por Waldo Albarracín, experimentado activista por los Derechos Humanos, ex Defensor del Pueblo, ex rector de la Universidad Mayor de San Andrés y él mismo víctima de la violencia política. Los comentarios fueron resumidos por el abogado potosino Carlos Derpic y por la periodista cruceña Maggy Talavera, dos de las regiones más agobiadas en estos 20 años.

            El trabajo contiene una parte teórica, de lo que debería ser un estado donde se respetan las reglas democráticas, la independencia de los poderes, la vigencia de los instrumentos jurídicos internacionales firmados por Bolivia y la existencia del debido proceso para cualquier asunto, mucho más si está teñido por diferencias políticas o ideológicas.

            En pocas páginas, la radiografía es intensa y triste. El país padece un cáncer terminal y con metástasis en todos los órganos vitales. El monitoreo cuantitativo revela que la persecución a adversarios políticos alcanza a todas las regiones, afecta a hombres y a mujeres, a veteranos y a jóvenes, a agricultores y a empresarios, a periodistas y a candidatos, a gobernadores y a directores, a profesionales y a obreros.

            La investigación incluye entrevistas en profundidad a personas identificadas con distintas visiones políticas, unas agravando las denuncias, otras intentando entenderlas y los oficialistas buscando la justificación.

            Entre los casos más dramáticos están los de Julio César Apaza, Marco Antonio Aramayo y Eidy Roca. José María Bacovic fue una de las primeras escenificaciones de la persecución instrumentalizada desde el despacho de un ministerio hasta la amplificación en todo el sistema judicial, como recordaron los comentaristas.

            El informe no cita nombres de los posibles victimarios, los sucesivos ministros de gobierno- incluyendo el gobierno de transición constitucional-, viceministros, autoridades policiales, magistrados, jueces, fiscales, abogados, paramilitares. Tampoco toca la responsabilidad de las turbas y de quiénes las alentaron para matar gente, quemar casas, quemar documentación, bloquear ambulancias, provocar incidentes y accidentes.

            El texto busca ser equilibrado y quizá esto es un error, como lo hizo notar Derpic. No es posible comparar a ninguno de los gobiernos de la etapa democrática desde 1982 con los horrores provocados por Evo Morales, Álvaro y Raúl García Linera, Juan Ramón Quintana, Sacha Llorenti, Alfredo Rada, Carlos Romero, Héctor Arce Zaconeta, René Martínez, Vilma Alanoca o Nemesia Achacollo. Las relaciones con Cuba de Hugo Móldiz y Fernando Rodríguez bordean la traición a la patria.

            Luis Arce Catacora mantuvo durante 14 años un perfil duro, pero no abusivo. Se hizo ganar por voces de sirena como las de Iván Lima y el grupo jurídico palaciego. En vez de promover un gobierno de reconciliación nacional, se ocupa centralmente de perseguir a la oposición política, de negar audiencia a todo empresario privado, de no escuchar a los más prudentes. Desaprovechó la oportunidad de ser un mejor presidente.

            El hundimiento de la economía que duele en los bolsillos no debe nublar lo más doloroso. Decenas de bolivianos se pudren en el exilio, la clandestinidad y las mazmorras porque Arce Catacora y David Choquehuanca así lo definieron y el sistema judicial les ha servido sumisamente.