Algunas declaraciones y acciones del futuro alcalde de la sede de gobierno, Iván Arias, preocupan a esta ciudadana amante de La Paz pues podrían ser el anuncio de una gestión cargada de confrontación y populismo que poco sentarían a la Ciudad Maravilla.
Por ejemplo, al conocer su victoria
en las elecciones de marzo pasado, el candidato de “Somos Pueblo” festejó
levantando sus gastados zapatos. ¿Qué hay detrás de semejante imagen?
¿Invocación a la razón o a la emoción? ¿Mostrar que un exministro, un profesional
de larga data, sólo tiene un par de calzados? ¿Es una cábala? ¿Es una alusión a
la canción del exalcalde Julio Mantilla y sus zapatos rotos? ¿Qué población
puede conmoverse con ese acto?
Días después, Arias anunciaba que
promovería que los profesionales de la comuna salgan a limpiar las calles. Otra
vez las interrogantes: ¿por qué los responsables del área jurídica- por
ejemplo- pueden barrer y no las barrenderas ir a firmar documentos? ¿Por qué
reforzar, así sea de forma subliminal, que levantar la basura es un oficio de
menor dignidad que estar en un escritorio? Me hizo recuerdo a Guillermo
Aruquipa, el ex presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
(YPFB) y exsuperintendente de Hidrocarburos que creía que llevando garrafas de
gas sobre sus hombros iba a detener la vertiginosa caída de la principal
empresa estatal.
De forma sostenida, Iván Arias da
declaraciones contra la saliente administración municipal y su titular Luis
Revilla. Él, como experto municipalista, debe conocer que la alcaldía de La Paz
es la que presenta los mejores resultados en diferentes materias. Son
muchísimos los temas en los cuales La Paz es vanguardia, aunque no nos guste
lucirlos porque el lloriqueo colla es más llamativo, siempre. ¿Visitó Arias el
Cementerio General, por ejemplo? ¿Usa el Pumakatari? ¿Acudió él o algún
familiar a alguno de los centros de salud municipales? ¿Conoce los centros
infantiles en los mercados populares? ¿Leyó los informes sobre gestión de
riesgos, del 2002 a la fecha? Parece que no.
Aparentemente Arias quiere acabar
con la institucionalidad edil, la última que queda en el país: despedir a muchos
empleados; acabar con diferentes emprendimientos, incluyendo las guardias
municipales y los parqueos que ayudaron a ordenar la ciudad. Al escucharlo vuelven
susurros de dichos similares declarados por Samuel Doria Medina.
¿Acaso Iván Arias conoce ejemplos
más acertados? Una y otra vez defiendo la gestión de la dupla Juan del Granado-
Revilla porque conozco el país y conozco la ciudad. ¿O alguna alcaldía de las
10 ciudades más grandes está mejor?
La gestión de Revilla tuvo que
atender más de 30 procesos, alguno sobre un asunto cuando él era un niño; el
gobierno central torpedeó la metropolización de la provincia Murillo. La Paz
vivió, vive, cercada por el MAS. EPSAS es una muestra dramática.
Arias debería concentrarse en los
asuntos pendientes que son los que arruinan la calidad de vida en La Paz: los
loteamientos de cuello blanco y de mafias organizadas; los “cerricidios”
cotidianos; la usurpación del gobierno central de funciones municipales (véase
Plaza Murillo, FPS asfaltando), las acciones de delincuentes contra los bienes
municipales sean parques o buses. ¿Logrará revertirlos? ¿Enfrentará a los
autores?
Para ello necesita valor y planes
serios, palabras coherentes y no discursos veleidosos. Culpar al empedrado será
muy fácil; vencer obstáculos es lo que diferencia al verdadero líder del
charlatán.