viernes, 22 de diciembre de 2017

1977-LIBERTAD-2017


     ¿Qué dirán Ludmila, Aurora, Nelly, Angélica? ¿Qué será de sus 14 pequeños que las acompañaron en la huelga de hambre para arrancar libertades democráticas a la dictadura militar?
            En vísperas de la Navidad de 1977, retomando la tradición de conseguir amnistía política para presos y perseguidos y ante una tramposa convocatoria a elecciones generales, las esposas de mineros bolivianos en Catavi y Siglo XX, desafiando la modorra de las fiestas, organizaron un masivo ayuno para reclamar por la libertad de los presos políticos y el retorno de los exiliados.
            En el sexenio 1946-52 fueron las movimientistas las que lucharon por una amnistía de Noche Buena; por doce años, de 1952 al 64, lo hicieron las mujeres falangistas. Luego tocó luchar contra las militares ¿Podrían hoy las familiares de los opositores perseguidos atreverse a una acción similar? ¿Cómo las calificaría García Linera? ¿“Sirvientas del imperialismo”? ¿Les daría Evo Morales una audiencia?
            ¿Cómo reaccionaría Gringo Gonzales ante el arzobispo que abrió la sede para albergarlas? ¿Diría que los curas y monjas que apoyaban ese ayuno deberían ocuparse de sus parroquias y no de política? ¿Respetaría Carlos Romero a las iglesias que cobijaron cientos de huelguistas? ¿Ordenaría sacarlos violentamente? ¿Qué maskin tape compraría Sacha Llorenti para callar a Xavier Albó?  
            ¿Son “traficantes de la muerte” diría Gisela López a los médicos y enfermeras que atendían a los cientos de huelguistas, mientras el movimiento se extendía por todo el país? ¿Cuál sería el rol de Teresa Zubieta, apoyar a quienes luchan por más democracia o firmar la Acción Popular para criminalizar las protestas de los galenos?
            ¿Podría mediar en el conflicto Gabriela Montaño o reiteraría que “no es no” y cerraría toda vía al diálogo, igual que Susana Rivero, igual que Adriana Salvatierra? ¿Tendrían alguna esperanza de volver los expulsados en estos once años?
            ¿Qué nueva frase de odio saldría del Ministerio de Comunicación? ¿Les dirían periodistas de pacotilla a reporteros de El Cóndor, Fides, Altiplano que trasmitían comunicados de los huelguistas? ¿Qué calificativo le esperaría a Página Siete si, como Presencia, recibiría a los de Derechos Humanos en huelga de hambre?
            ¿Acaso no fueron perdonados guerrilleros que habían puesto bombas, otros que fueron combatientes? ¿Por qué condenaron a Leopoldo Fernández sin examinar los extremos de los provocadores en la masacre del Porvenir? ¡Le sería más fácil ser amnistiado en el siglo pasado que en el socialismo Siglo XXI!
            ¿Por qué no hay perdón para los acusados de una conspiración que nadie pudo probar en un proceso perverso? ¿Podrían sus familiares ocupar la catedral de Santa Cruz, esperar un rasgo de compasión?
            ¿Se atrevería Joan Manuel Serrat a firmar la carta de adhesión de artistas en todo el mundo apoyando a los ayunadores bolivianos? ¿Lo acusarían de colonialista? ¿Podrían las organizaciones kataristas denunciar al Pacto Militar cocalero y abrir otro piquete?
            ¿Qué rol cumpliría el jefe policial oculto en una concentración partidaria? ¿Se excusarían de reprimir, como hicieron policías de los 70 o diría alguna otra estupidez como en los últimos días? Tantas preguntas inútiles.

            Ellos olvidan la Historia, yo no. ¿Y vos?

viernes, 15 de diciembre de 2017

LAS AUTOMENTIRAS DEL MAS

            “Estoy sorprendido de tantos compañeros en esta plaza… con mucho respeto, recién me entero de que tanta gente ha venido…, no me esperaba esta espontánea concentración del pueblo que viene a pedirme que me quede…yo no quería, pero la embajada me obliga a candidatear este 2019… hasta los niños van a mi casita y reciben mi regalito”, frases más o menos parecidas escucharemos este sábado 16 en Cochabamba.
            El Presidente Evo Morales insiste en seguir el juego al equipo de colaboradores que ha trazado la inexplicable anti ruta para socavar su popularidad, su vigencia histórica y su imagen internacional.
            Muchos sabían que la convocatoria al Referendo del 2016 fue una maniobra envolvente de los que temían perder espacios de poder, ¡a un año de las elecciones fácilmente ganadas! En septiembre del 2015, ante los primeros anuncios, las encuestas ya anunciaban la derrota, pero se siguió por el despeñadero.
            ¿Visiones equivocadas?, ¿falsos análisis internos?, ¿exceso de soberbia?, son sólo especulaciones. El dato de la realidad es un esquema de auto mentiras, obligando a los funcionarios públicos a salir a pintar por el SÍ y a asistir a las concentraciones.
            Como ya conté, algunos oficinistas llamaron a la Asociación de Periodistas de La Paz para que designe delegados que fueran a comprobar cómo estaban vacíos sus despachos porque esa tarde fueron trasladados hasta Oruro. No era ese un rol de la APLP, pero los periodistas de varios medios comprobaron la denuncia.
            Igual que en esta semana, cuando decenas de servidores públicos explicaron a esposos, familiares, amigos o compañeros por qué no estarán en La Paz este sábado. Están coaccionados a viajar, con su dinero, y pasar el control en la plaza cochabambina.
            El primero en impedir esta situación debería ser el Ministerio de Justicia y su Viceministerio de Transparencia, además de la Contraloría General pues presionar para que todos los que trabajan en el aparato estatal sean del partido es una política contraria al Estatuto del Funcionario Público, a la Ley SAFCO y sus ocho sistemas y a las convenciones internacionales contra la corrupción, signadas por el congreso boliviano como leyes nacionales.
            Al contrario de lo que piensan Gabriela Montaño o Leonilda Zurita, los que ocupan un puesto en la administración pública no deben ser afiliados al oficialismo. Al contrario, se debe alentar la carrera administrativa y la meritocracia.
            Muchos operarios, incluso evistas, están hartos de esta estrategia, de ver el efecto boomerang de la casita de adobe construida sin permiso de la Alcaldía y de los paceños, de ver la imagen de Morales en la sopa, mejor dicho, en el bocadillo amargo de BOA, y en cada cuarto, piso, pasillo.
            A pesar del estalinismo, los marxistas saben que el endiosamiento es contrario al socialismo, a un programa verdadero de cambio revolucionario que debería descansar en ideas y no en símbolos.

Bolivia no es tan fea. Como varios otros columnistas quisiera ocuparme de temas más sensatos, no perder tanta energía en vano. Ojalá el 2018 sea distinto y el MAS se sacuda del tropezón del 21F que lo ha dejado desorientado ya casi dos años.

viernes, 8 de diciembre de 2017

¿QUIÉN TIENE LA CULPA?


            La senadora Adriana Salvatierra culpó a la “desinformación de la ciudadanía” al intentar explicar por qué 8 de cada 10 votos fueron nulos en los centros capitalinos bolivianos, en las pasadas elecciones judiciales; similares afirmaciones hicieron otros voceros del Movimiento al Socialismo (MAS). Una curiosa conclusión pues justamente en los recintos donde votó la gente con mayor nivel socioeconómico y acceso a los medios de comunicación es donde más se expresó el voto pifiado.
            Salvatierra no reflexionó, al menos públicamente, sobre su propia responsabilidad y la de sus colegas y camaradas Susana Rivero, Gabriela Montaño, Gisela López, por el rol que cumplieron en las diferentes etapas de organización de estas elecciones. ¿No pensaban en el efecto boomerang de sus acciones al contaminar los procesos de selección y de calificación obstaculizando la participación de la sociedad civil? ¿Por qué no se presentaron juristas independientes o de mayor prestigio, académicos, notables, de corbata o de poncho?
            El MAS tiene la manía de acusar a la derecha, al neoliberalismo, a los periodistas, al imperio, de sus propios y cada vez más grandes tropezones. Ni Hugo Moldiz ni Amanda Dávila, menos Carlos Romero o Hugo Siles cumplieron la necesaria autocrítica por su grotesca campaña de febrero de 2016 y le echaron el fardo al “cartel de la mentira”.
            No sorprende que ahora dirigentes masistas culpen del fracaso de la elección del domingo 3 de diciembre al Órgano Electoral Plurinacional por “fallas en su política comunicacional”. Ya hay expresiones que provocan pensar que rodarán cabezas.
Por su parte, Antonio Costas, sobre cuya independencia dentro del OEP hay cada vez más dudas, intentó en la víspera- quizá porque el rumor de voto nulo era imparable- pasar la pelota al Tribunal Constitucional Plurinacional por su fallo en un tiempo político incorrecto. La decisión del TCP de burlar el resultado de una consulta popular habría contribuido a engrosar el voto nulo. Ni Costas ni José Luis Exeni tocaron el tema sobre la falta de confianza de la ciudadanía en el árbitro.
Recordemos que, ante el fracaso el 2011, también se quiso responsabilizar a los marchistas que reclamaban respeto al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure. En ese octubre, cuando ya se sabía que Evo Morales era capaz de reprimir cruelmente a los más desposeídos del país, el voto fue igualmente nulo y de bronca.
Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera descubrió su nueva “maniobra envolvente”. Decir que, con más de 157 votos, cualquier candidato es más legítimo que hace 10 años, es despreciar el conocimiento de la población.
Para equilibrar el estropicio, deberían actuar otros componentes, como la carrera judicial, el estatuto del funcionario público, la meritocracia. Debería elegirse a un nuevo Contralor, independiente y sabio; a otro Fiscal y renovar todo el Ministerio Público. La mala administración de justicia afecta inclusive a los que ahora gozan del efímero poder.


           
           

            

viernes, 1 de diciembre de 2017

DE STROESSNER A GADAFI


            ¡Cuida tu voto, ciudadano! ¡Cuida tu voto este domingo porque quizá sea la última fecha en la cual puedas expresar tu protesta!¡Cuida tu voto, joven que por primera vez te acercarás a una urna, aún cuando sea para una mascarada!
            ¡Vigilad el voto de este 3 de diciembre, ancianos que conocisteis las dictaduras! Aquellos que nunca estuvieron en las calles contra la bota militar, aquellos que no conocieron la lucha clandestina, la tortura en los centros de control político, que no tienen familiares desaparecidos ni sufrieron el exilio han clavado a la democracia boliviana en la picota.
            Mas la historia nos enseña cómo les va a quienes osan perpetuarse en el poder, sean griegos, franceses o rusos. El aprendizaje de tanto horror y de tanta sangre derramada es el que llevó a los pueblos y a sus verdaderos héroes y mártires a dotarse de sistemas de control ciudadano y de división de poderes.
            Felices esas naciones que conocieron el bienestar por varias generaciones.
            Maldecidos aquellos pueblos que padecieron décadas por causa de un grupo de ambiciosos aferrados a los excesos del poder absoluto, a costa de la hambruna, de la muerte y del exilio de las mayorías.
            El caso más cercano es el de Alfredo Stroessner (1912-2006), quien pasó de ser un héroe de la Guerra del Chaco, y de ser el general más joven, a encarnar la dictadura que postergó cien años el desarrollo de su patria, Paraguay.
            Stroessner estuvo implicado en la derrota a los movimientos sociales que habían iniciado la recuperación nacional después de la confrontación contra Bolivia, y de las viejas herencias de la guerra de la Triple Alianza. El pequeño territorio, tan próspero al estrenarse como república, fue tiranizado desde 1947.
            Posteriormente, en 1954, Stroessner, con el respaldo de una fracción militar y del Partido Colorado, se apoderó de la presidencia por 35 años. En esa etapa persiguió a sus adversarios, moderados, comunistas, febreristas y llenó las cárceles de presos políticos y los panteones de muertos torturados. Agobiado por el miedo a la traición, como pasa siempre a los sátrapas, comenzó pronto a perseguir y asesinar a sus antiguos aliados. Nadie estaba a salvo. Ni su amigo Anastasio Somoza que voló despedazado.
            Él inventó organizar elecciones periódicas, en las cuales ganaba con el 90 por ciento y perfeccionó el sistema del partido único. Oh, casualidad, recibió la Gran Cruz del Cóndor de los Andes. Murió despreciado, envejecido y solitario, sin poder volver a su patria por 20 años.
            A Muamar Gadafi (Kadhafi) (1942-2011), que gobernó Libia por 42 años, el destino le reservó una muerte atroz, lapidado, linchado y escupido por una multitud enloquecida, seguramente atizada por intereses de diferente procedencia y nacionalidad. Sobre todo, harta por tantos años de muertes, masacres, persecuciones y silencios.
            De él, que al inició brilló por sus propuestas originales para el desarrollo armónico de su pueblo, no queda ni una estatua, ni una gigantografía, ni una familia. ¿Quién lo reivindica? ¿Quién recuerda cómo dio dinero a sus amigos del socialismo bolivariano y cómo intentó crear un gran frente panafricano árabe?
            Su país, rico en recursos naturales, sigue dividido, violento, lleno de heridas y cicatrices mal curadas, imposibilitado de tener democracia y libertades.
            Al huevo de la serpiente, enseña Bertolt Brecht, hay que abortarlo en su inicio.